ESP
DOI:
https://doi.org/10.26457/lrf.v0i126.1857Abstract
Quizás no haya mejor forma de explicar la esencia del discurso filosófico de la modernidad que retomando las palabras de Jürgen Habermas en “Modernity: an incomplete project”. Para el alemán, lo mejor de la modernidad debería leerse en los esfuerzos de los pensadores ilustrados destinados a “desarrollar la ciencia objetiva, la moral y la ley universales, y el arte autónomo de acuerdo con su lógica interna” (Habermas, 1983: 9). Si esto es así, la modernidad no podría entenderse únicamente como una etapa histórica enmarcada por fechas más o menos convenidas, sino como un “proyecto” del pensamiento cuya finalidad consistiría en dar cuenta de la validez racional de tres esferas específicas de la realidad para orientar el mundo en función de sus progresos.