Dra. María Julieta Oddone Investigadora de CONICET Profesora Titular del Envejecimiento E-mail: julietaoddone@yahoo.com.ar Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires
Directora del Programa de Envejecimiento y Sociedad E-mail: mjoddone@flacso.org.ar
FLACSO, sede Argentina Buenos Aires, Argentina
Recibido: Enero 12, 2012, Aceptado: Junio 12, 2012
Resumen
Las biografías de los trabajadores de mayor edad (más de 45 años) mostraron el impacto que tuvo en el curso de sus vidas la reestructuración económica llevada a cabo en Argentina, a partir de la década de los 90. La pérdida del empleo modifica las estrategias de supervivencia y sus redes de contención familiar y social.
Focalizamos sobre los mecanismos formales e informales de apoyo social con que cuentan los informantes para resolver las cuestiones de la vida cotidiana en un contexto de crisis.
Se utilizó una estrategia metodológica cualitativa de estudio de casos combinando entrevistas en profundidad a informantes clave, historias de vida y observación etnográfica.
Palabras clave: trabajadores de mayor edad, estrategias de supervivencia, redes de apoyo social.
Strategies of survival, everyday life and impact of the networks of social support to unemployed older workers.
Abstract
The biographies of workers older than 45 years old showed the impact the financial restructuring carried out in Argentina, from the decade of the nineties, had along their lives. The loss of employment modifies surviving strategies as well as the nets of family and social contention.
We are focused on formal and informal mechanisms of social support available to our informants to resolve everyday issues within a crisis context.
A qualitative methodological strategy of case studies was used combining deep interviews to key informants, life stories, and ethnographic observation.
Keywords: old age workers, surviving strategies, social support nets.
Introducción
Las biografías de los trabajadores de mayor edad (más de 45 años) 2 nos mostraron el impacto que tuvieron en el curso de sus vidas, a modo de puntos de inflexión, la reestructuración económica llevada a cabo en Argentina a partir de la década de los años 90 y los cambios en la estructura laboral asociados a la misma. La salida anticipada del mercado laboral de muchos trabajadores fue consecuencia de este escenario económico- social y la edad se constituyó en un factor decisivo del concepto empleabilidad en las áreas de recursos humanos de las organizaciones empresariales y, además, en una causa importante para la no integración en el mercado laboral de estos trabajadores:
“viejismo”3.
El curso de la vida de nuestros informantes va a ser puesto a prueba en el momento en que su trayectoria laboral queda trunca, con la pérdida del trabajo asalariado, en tanto “evento vital específico” [1] en una edad donde se es “viejo para el mercado laboral”. La pérdida del empleo emerge en tanto punto de inflexión que deja trunca la trayectoria que venía de atrás, modificando las estrategias de supervivencia y sus redes de contención familiar y social.
En este artículo se focaliza sobre los mecanismos formales e informales de apoyo social ─capital social─ con que cuentan los informantes para resolver las cuestiones de la vida cotidiana en un contexto de crisis. Entre los primeros se destaca el papel de la seguridad social y en los segundos sobresale el papel de las redes sociales compuestas por la familia, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, entre otros.
Se basa sobre los resultados de una investigación que se inscribe en los denominados estudios sobre trayectorias de vida. Adoptamos una estrategia metodológica cualitativa de estudio de casos combinando diversas técnicas ─entrevistas en profundidad a informantes clave, historias de vida y observación etnográfica.
Puede tomar distintas formas: desde el rechazo a emplear trabajadores viejos hasta su despido, pasando por la negativa a promoverlos o capacitarlos y
el incentivo para que acepten el retiro anticipado. A esto se suman los datos estadísticos que nos indican que los trabajadores de mayor edad
desempleados permanecen en esta situación por mucho más tiempo que los más jóvenes y, si alguna vez consigue nuevo empleo, es en una posición de menor
jerarquía. De todas maneras, como nos muestran nuestros informantes, lo más probable es que, desalentados, terminen por abandonar la búsqueda de un
nuevo trabajo. Consultados sobre la causa de su imposibilidad de conseguir trabajo, los actores nos indicaron que la edad es el motivo principal para
no encontrarlo. Todos los testimonios atestiguan esta afirmación, a pesar de que, a muchos de ellos, les faltaban varios años para poder jubilarse
cuando fueron despedidos.
El análisis cualitativo contempla la totalidad de la configuración en que se sitúa el actor y nos da las claves sobre el escenario en que se desarrolla la vida cotidiana de los trabajadores de mayor edad cuando se encuentran desvinculados del mercado laboral.
Partimos de una muestra intencional teniendo en cuenta edad, sexo y nivel económico social. Se trata entonces de veintinueve casos, varones y mujeres, que superan los cuarenta y cinco años de edad, pertenecientes a niveles económicos sociales que recorren la gama de bajo a medio alto, que se encuentran desvinculados del mercado de trabajo (desocupados) o que, a causa de una situación de desempleo, han debido aceptar ocupaciones de menor jerarquía ya sea en relación de dependencia o por cuenta propia
Por medio del empleo del conjunto de las aludidas estrategias cualitativas se intentó acceder a las estructuras de significado propias de los contextos que se estudiaron
─bolsa de trabajo, comedores, hogares─ observando a los actores en su propia situación e interactuando con ellos en sus mismos términos. Las entrevistas fueron realizadas siguiendo una guía etnográfica específica para el objetivo de la investigación. Cada entrevista abarca el conjunto de temas propios de una biografía.4
Estrategias de supervivencia y vida cotidiana de los actores
La desocupación es una instancia difícil para resolver las necesidades de la vida cotidiana. Los consumos que los entrevistados deben realizar para su subsistencia son resueltos, a partir de algún tipo de ingreso monetario formal o informal o a través de transferencias desde las redes apoyo social: el capital social (figura 1).
Hay once informantes que componen el corpus de esta investigación cuyas familias les transfieren recursos, pero debemos tener en cuenta que, para siete de los casos estudiados, la familia está a su cargo, o debe ser ayudada económicamente por ellos, razón por la cual se genera una mayor presión sobre los individuos que transitan por esta situación crítica. En el caso de Edith, su hijo se separó y está desocupado por lo cual se vino a vivir con ella. Alberto O. y Antonia, tienen hijos menores que viven con ellos pero, a su vez, el yerno debe mantener la casa en la que viven todos (¡Pobre, mi yerno! Él nos da hasta donde puede).
Cristóbal tiene once hijos pero sólo tres viven con él. Uno que tiene 16 años y una hija que tiene 12 años. Y una que tiene…, está estudiando, todavía no terminó los estudios, tiene 18 años. … Y, bueno, me ayudan mis hijos. Todos me ayudan, de poco pero me ayudan. Y así. Para comer, todo. Además, en la misma casa, viven dos nietos que ellos deben cuidar porque la madre trabaja, sin retiro, en una casa de familia y viene sólo los fines de semana.
Juan Carlos y Marta viven con tres de sus cuatro hijos. Uno trabaja bien, el más grande, el otro cuando encuentra. El otro, más chico, nada que ver. Iba al colegio y ahora dejó de ir. Cuando no tenían trabajo. Para comer obteníamos siempre…Antes, el hijo que vive arriba nos ayudaba y, después, ese que teníamos soltero, también. Ellos han sido de trabajar siempre, de chicos. Y nos han ayudado, pero ahora tienen su familia, y no. Hay que ayudarlos a ellos, ahora.
En algunos casos, nuestros informantes refieren ser ayudados por amigos como se desprende, por ejemplo, del relato de las dos personas que viven “en la calle”, a los que los amigos les encargan trabajitos menores como pagar impuestos o lavar un auto.
Como claramente se desprende de la red semántica presentada en la figura 1, vemos que los ingresos monetarios provienen de un subsidio por desempleo 5, como es el caso de Sara: ahora estoy cobrando el seguro de desempleo, que me lo van bajando y estoy aterrada porque es repoco; empecé cobrando 300, ya me lo pusieron a 250 y, cada vez que voy a cobrar, tiemblo; esto es hasta febrero ; un trabajo, ya que algunos han vuelto a emplearse, tal como Juan Manuel que trabaja en la docencia o Juan Carlos que ha vuelto a trabajar en una estación de servicio; una pensión a la viudez, como la que tiene Edith o la que espera lograr Sara; la sobrevivencia a partir de un emprendimiento, tal como el que lleva a cabo Alberto P: eso me alcanza para sobrevivir. Para pagar el alquiler, la luz, el gas, todo, comprar mercadería… Pero no salirme para nada de eso. Para vivir nosotros dos, comer… o, con más o menos suerte todos aquellos que habían sido echados de las
empresas privatizadas e iniciaron distintos tipos de micro-emprendimientos: empresa de remisses, kiosco de venta de diarios, fábrica de escobas, etc. En otros casos, se logra a partir de trabajos esporádicos y changas como los que hacen los albañiles o aquellos entrevistados que viven en la calle.
Algunos de los informantes viven de la indemnización, de ahorros previos o de alguna propiedad alquilada. Teníamos una reserva, nos dice un entrevistado, yo tuve muy buen trabajo toda mi vida y, pese al corralito y al corralón, bueno, uno algo recupera de lo que tenía guardado. Miguel tiene varias propiedades: yo percibo alquileres. Yo hago los contratos, las garantías; todo eso lo hago yo.
Con respecto a aquellos actores que cobraron una indemnización, algunos de ellos la invirtieron en la búsqueda de una salida laboral alternativa, “poner un negocio” pero tres de los cuatro que optaron por esta opción fracasaron siendo impactados por “un segundo fracaso” muy difícil de remontar. De esta situación encontramos varios ejemplos: Sara puso un negocio de venta de regalos que debió cerrar a los tres años; Alberto J. tuvo, durante cuatro años, una librería y papelería que no resultó rentable; igualmente, Carlos nos cuenta: había cobrado indemnización, puse un negocito, me fue mal, desgraciadamente. Había puesto una casa de relojería y bijouterie. Otros, la utilizaron para la supervivencia cotidiana (mientras me duró la indemnización, más o menos me manejaba, pero después lo sentí) o bien, la gastaron en el pago de deudas y alquileres. Es esta la situación del mismo Carlos que pudo alquilar mientras duró lo que le quedaba de la indemnización. Había que vivir, pagar alquiler hasta que se pudo. Hasta que uno perdió ya el paso en eso también y no pudo pagarse un techo. Además, tenía algunas deudas que pagar y pagué las deudas. Quise quedar a cero. Es mejor vivir tranquilo. Algunos de los que debieron consumir su indemnización, constituyen los casos más extremos que dependen de las redes de asistencia social para resolver sus necesidades más urgentes y son aquellos que reciben transferencias en especie como es el caso de la alimentación, a través del sistema de comedores.
Asociadas a los ingresos, se encuentran las estrategias de consumo que se realizan en los hogares de los actores sociales para lograr la subsistencia. La mayoría del grupo entrevistado ha debido cambiar sus pautas de consumo con el fin de disminuir los gastos del hogar. En este sentido y dependiendo de las condiciones socioeconómicas previas, ellos han suprimido desde gastos considerados de “lujo” como: “quedarse con un solo automóvil” o bien, “no contratar servicios de personal doméstico, jardineros, etc.” hasta la supresión de artículos de primera necesidad de la canasta básica de alimentos y medicamentos lo que pone en riesgo la salud de algunos de nuestros informantes y su familia (figura 2).
Antonia, por ejemplo, no puede mandar al hijo al colegio especial, que éste necesita debido a su falta de madurez. Asimismo, nos dice: y se come, señora, le diría al mediodía, cada tanto, porque no se puede poner dos veces la mesa. Nos arreglamos con lo que podemos. A veces tomamos mate. A veces tomamos cualquier cosita que queda de la noche. Más que todo, se le da de comer al nene. Porque el nene mío, el más grande, el que va al colegio, él come en el colegio.
Los informantes que cambiaron sus hábitos de consumo alcanzan a diez y siete y han referido que los disminuyeron (quince), que compra cosas más baratas uno y que utiliza menos servicios, otro. Por último, tres entrevistados indican no haber modificado su patrón habitual de consumo, por contar con activos que le permitieron mantener su nivel de vida.
En este contexto resulta útil el concepto de activos6 porque permite observar los grados variables de posesión, control e influencia que los individuos tienen sobre ciertos recursos y las estrategias que desarrollan para movilizar, invertir y transformar un tipo de capital en otro. Permite conocer la visión de los actores, examinar los recursos con que cuentan los hogares y las estrategias que los movilizan, con el fin de preservar el nivel de bienestar que habían alcanzado o bien, reducir su vulnerabilidad frente a determinados riesgos. También, permite captar las dificultades que se presentan a los hogares o individuos para acumular o conservar los recursos necesarios para afrontar los cambios en el curso de la vida y los entornos desfavorables o inestables, ya que la capacidad de acumulación y movilización de activos, por parte de los actores, está determinada por la estructura de oportunidades brindada por el Estado, el mercado y la familia. Es así que la configuración de recursos (activos), que pudieron sumar los informantes durante el curso de sus vidas, previamente a la instancia de la desocupación, condicionarán el tipo y la calidad de los recursos que puedan movilizar para generar estrategias de sobrevivencia diferenciadas.
El concepto de vulnerabilidad, por otra parte, se asocia con la cantidad y calidad de los recursos que controlan los individuos y familias en el momento del cambio, así como con la posibilidad de utilizarlos en nuevas circunstancias económicas, sociales, políticas y culturales que van definiendo este proceso. Por ello, presentan distintos grados de vulnerabilidad aquellos hogares, familias o personas que padecen desventajas económicas (falta de ingresos, problemas de vivienda, etc.), socioculturales (por ejemplo, menor acceso a la educación, la capacitación, la información, etc.) y de organización (escaso desarrollo de redes y organizaciones sociales) en tanto se encuentran frente a un medio que presiona sobre sus capacidades 7. [5]
Un activo/recurso de importancia para la resolución de las contingencias de los actores y sus hogares, es la seguridad social. Se observó que, al quedar fuera del mercado laboral formal, las personas carecen de este recurso, particularmente en lo que hace a la protección de su salud a partir de la desregulación del sistema de obras sociales y la declaración de la emergencia sanitaria. Es así que, la mitad de los informantes perdieron la obra social en la que se atendían sanitariamente al momento de su desocupación. Dos nunca tuvieron una obra social y doce se dirigen al hospital o la sala para atenderse. La obra social es utilizada por siete de ellos y uno se refiere a la consulta de un médico particular.
Con respecto a los aportes al sistema previsional, otra pata de la seguridad social, entre los que realizaron aportes y podrían jubilarse se encuentra la tercera parte de los informantes y son siete. Entre los que realizaron aportes pero la legislación vigente no permite que puedan jubilarse, se encuentran once del grupo. Los que nunca han realizado aportes son tres. Esto indica que, al momento de la entrevista, el grueso de los desocupados no estaba en condiciones de paliar su situación mediante una jubilación o pensión.
Impacto de las redes de apoyo social
Como hemos expresado, la situación por la que transitan los trabajadores maduros suscita la inquietud por conocer los mecanismos formales e informales de apoyo social con que cuentan para resolver las cuestiones de la vida cotidiana.
Al momento de nuestro trabajo de campo, y coincidiendo con la descripción que hacen Guzman, Huenchuan y Montes de Oca, [6] entendemos que las condiciones socioeconómicas no han permitido instaurar medidas suficientes para cubrir las necesidades de la población en estudio, ya que se observa escasez en los servicios de salud, poco acceso a los planes de pensión y la exclusión del mercado laboral formal. Estos autores advierten que un segmento de la población no tiene acceso a los mecanismos institucionales para satisfacer sus necesidades y que depende de las redes sociales de apoyo para su supervivencia cotidiana y para mantener sus vínculos afectivos, obtener información estratégica y preservar cierta calidad de vida.
En cuanto a la conceptualización de las redes sociales, Walter y colaboradores [7] las definieron como “la serie de contactos personales a través de los cuales el individuo mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios e información”. Posteriormente se consideró que también las interacciones sociales, a través de las redes, pueden dar lugar a efectos negativos como lo son: la violencia, el maltrato, la negligencia, etc., y que la extensión de los contactos como la estructura y composición de los mismos no son garantía de contar con los apoyos necesarios para resolver cuestiones de la vida cotidiana.
El caso de Olga, mujer de 61 años que ha trabajado muchos años como empleada doméstica pero ahora está desocupada, es un buen ejemplo de esta problema pues vive con un familiar que no la trata bien. Al mismo tiempo, recibe ayuda de una prima que le paga por trabajos de costura.
Estoy viviendo en Pacheco con una hermana (…) Soltera y sin hijos. Y la que me está ayudando con unos pesitos es una prima mía. Si no, no tengo con qué. Ya los ahorros que tenía se me terminaron porque hace rato que no tengo trabajo. (…) mi hermana no me deja hacer nada. Y también acá la psicóloga (se refiere a la bolsa de trabajo parroquial) me dice que ya que me gusta coser… Ayer fui a ver a mi prima y le solfilé una pollera y me dio 12 pesos y ahora la semana que viene voy a ir a limpiarle la cocina o el baño y ella me paga, me paga el viático y todo. (…) Mi hermana es terrible. Yo a veces prefiero salir, me voy a la plaza. Me paso horas enteras en la plaza que hay porque es muy agresiva mi hermana conmigo. No le gusta que esté en su casa, le molesta. Yo salgo…
Acá en la Parroquia conversamos con las chicas, con las psicólogas. Cada una expresa lo que siente, lo que le pasa. A mí me ayuda. Conversamos sobre trabajo y sobre familia, sobre todo, porque todo ayuda. Con mi prima también conversamos y ella me dice: bueno Olga ya está…
Sara, viuda de 55 años, desocupada, que vive con sus dos hijos y ha experimentado un fuerte empobrecimiento, sufre por la falta de comprensión de su hija de 25 años.
La verdad es que mi hija, conmigo, ahora está en una pésima relación. Me dice de todo, no me entiende. ¡No me soporta! Me ha dicho cosas horribles… me ha llegado a decir: ‘mirá, ¡no te mueras porque me complicás la existencia! Arreglá todos tus asuntos’… Yo hablo con mis amigas. Madres que tienen su vida formada, con marido, con todo, y les pasa lo mismo… A veces recibo más apoyo de las amigas (de la hija) que me llaman y me dicen: ‘¡diosa!’
Lomnitz [8] indicó que las redes de reciprocidad y ayuda mutua entre familia, amigos y vecinos, constituyen un mecanismo efectivo para suplir la falta de seguridad económica que prevalece en el medio y coadyuvan en la realización de tareas ligadas al mantenimiento de sus miembros, donde el amor y la obligación moral forman parte de tales intercambios. En trabajos posteriores agregó que también permiten ubicar los vínculos verticales y las relaciones de apoyo existentes entre grupos empresariales, comunidades científicas y en lo que denominó redes informales en sistemas formales. El intercambio recíproco surge en respuesta a la escasez y se constituye en un sistema de solidaridad mutua esencial. La misma autora, en 1994, afirma: “las redes actúan como,…, un seguro colectivo contra las amenazas del sistema formal y como una reserva de recursos, particularmente contra las emergencias”.
La existencia de las redes de reciprocidad muestra que no existe igualdad de oportunidades para todos los grupos sociales y que en la búsqueda de beneficios, incluso entre los más necesitados, las redes se estructuran y reestructuran para conservar o lograr nuevos recursos. Del mismo modo, la dimensión temporal de los intercambios (timing) es tal vez el punto de referencia más importante porque la reciprocidad puede balancearse en el tiempo. Al ser recíproco e incluir la variable tiempo, el intercambio es enmarcado con valores normativos y, en cada acto, lo que se intercambian son favores y se pone a prueba la disponibilidad efectiva y afectiva del otro. Vale el intercambio como vínculo en sí mismo, la misma relación se constituye en un propósito, sea consciente o no, por la necesidad cotidiana o material, o por valores y normas sociales concientizados como obligatorios. [9]
Cuando se focaliza sobre las redes comunitarias puede observarse que tienen diferentes implicaciones porque se perciben de manera colectiva. El concepto de “empoderamiento” puede ser utilizado en este contexto cuando el grupo posee la convicción de “haber participado”, “haber logrado”, “haber compartido” y asume que esto sólo es posible por la acción colectiva. Para Dabas [10] las redes comunitarias, en algunas ocasiones, se gestan alrededor de una institución como puede ser: un hospital, un dispensario, una iglesia, escuela, etc.; a veces son creadas por las instituciones o, viceversa, por las acciones insuficientes de las mismas. Las instituciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales, suelen no tener capacidad para solucionar muchos problemas locales y otras tantas veces carecen de capacidad para “ver” dichos problemas. Las comunidades locales y/o algunos grupos específicos, a través de procesos internos de diagnóstico, son capaces de distinguir y discutir cuáles son sus principales necesidades. Para ello no sólo lo evidente es importante sino también aquello que se percibe y las cuestiones que tienen significados compartidos.
Entre las personas entrevistadas por nosotros encontramos muchos casos de búsqueda de apoyo en instituciones locales, principalmente en aquéllas vinculadas a la Iglesia Católica; también pudimos observar la existencia de una red que tiene alcance nacional y fue creada por un grupo de desempleados que comenzó a relacionarse a partir de su situación.
Dentro de nuestra zona de investigación, Ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense, existen numerosos centros de ayuda a personas que viven en la calle o son indigentes aunque cuenten con vivienda. Dentro de la esfera de acción de parroquias y capillas católicas se desarrollan bolsas de trabajo, especialmente para personal doméstico, comedores, lugares de reunión y centros de distribución de ropa. 8
1 Este artículo se basa en: Oddone, J. (2007). Envejecimiento, empleo y desempleo de los trabajadores de mayor edad. Trayectorias de vida laboral en el capitalismo globalizado. Tesis Doctoral. Argentina: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
2 La problemática del envejecimiento laboral y la particular circunstancia de los trabajadores de mayor edad, que suelen estar sujetos a discriminación y trato diferencial en razón de su edad, toma relevancia a partir de la Primera Asamblea Mundial del Envejecimiento en el documento elaborado para tal ocasión por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), realizada en la Ciudad de Viena en el año 1982. En este documento se define a la estructura laboral como envejecida cuando el veintisiete por ciento de los trabajadores tiene más cuarenta y cinco años de edad. Del mismo modo, un trabajador es considerado viejo cuando supera esa edad.
3 El tipo más frecuente y serio de discriminación contra los viejos, “ageims”, es la discriminación en el empleo.
4 Las historias de vida han sido realizadas en una o varias sesiones, según los casos; debemos tener en cuenta que los informantes están, en su mayoría, pasando por un momento crítico de sus biografías y una de las características que se resalta en este trabajo de campo es el poco deseo de exteriorizar tan amarga situación, dada la desvalorización y la incertidumbre que genera el estar fuera de mercado formal de trabajo. Han sido realizadas en la zona norte del conglomerado urbano de la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano, entre el 2001 con trabajadores de mayor edad desocupados y el 2005 cuando surge la Agrupación 50-60 y se integran microemprendedores ampliando el corpus de la investigación. Los microemprendedores son extrabajadores de empresas del Estado, que fueron despedidos cuando las mismas se privatizaron. Como se ha expresado más arriba, con el consentimiento de los informantes, las entrevistas fueron grabadas y desgrabadas. Los temas fueron codificados y volcados a través del programa Atlas Ti, en una matriz de datos obteniendo, de esta manera, redes de relaciones temáticas. El análisis de los datos se realizó a partir de las características ejemplificadoras (tipos) que surgieron de los relatos y estos casos típicos son los que se exponen en el texto.
En esta casa también se ofrecen reuniones de grupos de apoyo psicológico para personas desempleadas. Asimismo, se dictan cursos anuales, gratuitos, de capacitación en diferentes oficios: tapicería, camareros, chef de cocina y cocina básica. Mensualmente se organiza una feria de objetos usados de la cual salen fondos para ayudar a comedores y otras organizaciones parroquiales.
El Centro Santa Rafaela María depende de la misma Parroquia pero funciona en Martínez y no tiene bolsa de trabajo. Se reúne sólo los sábados y está dirigido a hombres que viven en la calle. Allí reciben desayuno, pueden bañarse y lavar la ropa; también pueden jugar al ping-pong, al ajedrez o a las cartas y participar de las redes son una práctica cultural y simbólica que incluye el conjunto de relaciones interpersonales de una persona con su entorno social y le permiten mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional y evitar así el deterioro real o imaginado que podría generarse cuando se producen dificultades, crisis o conflictos que afectan al sujeto. Sin lugar a dudas, cuando se habla de redes sociales, está implícita la idea de intercambio de apoyos, que constituye la esencia de la existencia de las mismas. “Las diversas formas de sociabilidad que pueden desplegar esos sujetos –individuos, familias, organizaciones– además de mostrar un escenario de vitalidad permite observar la puesta en juego de recursos y roles que llevan a la reconstrucción y construcción de lazos sociales que se creían inexistentes o al menos debilitados ante la crisis. [11] Se debe tener en cuenta que varían en el tiempo y en el espacio; pueden ser importantes en una coyuntura pero una carga en otra.
Miguel, que tuvo una buena carrera como ejecutivo de empresa, actualmente ha tenido que restringir sus gastos por no tener trabajo y eso ha limitado las posibilidades de salir con sus amigos que tienen otro nivel económico. A su aislamiento contribuye el hecho de no tener temas comunes de conversación con sus viejas amistades.
Por lo pronto, amigos tengo muy pocos. Tampoco me interesa demasiado andar ja, ja, cuando andamos todos pensando en otras cosas… Me he replegado un poco. No tengo ganas de ir por ahí…’¡Ay! Vení, que nos vamos a divertir como locos.’ Por ahí vamos al cine pero son programas individuales que los hacemos mi mujer y yo.
De manera gráfica es posible concebir a la red como una serie de puntos que representan a personas o a grupos, algunos de los cuales están unidos por líneas que representan los contactos establecidos entre esas personas o grupos. Por lo tanto, los elementos que componen la red serán los actores individuales o colectivos, los vínculos o nexos y la ubicación de los actores en ese espacio de relaciones. Desde esta perspectiva, las funciones que tendrán las redes estarán determinadas por la clase de información que circula de un actor a otro y, dado que esa información puede ser variada, una misma red puede tener, también, funciones variadas.
La red puede ser el conjunto de relaciones diádicas centradas en un individuo─red egocéntrica─ o, el campo de las relaciones sociales en general. Entre estas últimas uno de los tipos más difundidos entre los sectores populares marginados corresponde a aquélla en la que son dominantes las relaciones de intercambio y que se oponen a otras marcadas con relaciones reguladas y formales estructuradas a partir del mercado o de la charlas sobre temas que sean de su interés. Al mediodía reciben un almuerzo. Los servicios que se prestan se concretan sobre la base de donaciones de comercios de la zona y de apoyos que provienen de la Parroquia.
Los usuarios de estos servicios parroquiales no se limitan a tomar contacto con una sola institución. Los que buscan trabajo recorren a pie las distintas bolsas de la zona buscando las diferentes ofertas de empleo. Por otra parte, aquellos que no tienen para comer van a los distintos comedores para tratar de recibir, por lo menos, dos comidas diarias, aunque para lograrlo deban caminar desde San Fernando hasta Belgrano, haciendo escala en Acassuso o en Olivos.
La Asociación 50-60 se creó en el año 2004 a partir de la comunicación entre desempleados que deciden realizar una tarea en común y, a través de diferentes medios, han logrado tener difusión en todo el país. Sus organizadores, que son tres, comparten la presidencia. Uno de ellos inició el tema mediante una carta en la que planteaba el problema de la gente desocupada, mayor de 50 años. La misma fue publicada por el Clarín y esto provocó una lluvia de respuestas de gente que estaba en la misma situación.
A partir de allí se decidió formar un frente “para luchar todos juntos” y “el espaldarazo final fue Clarín”; entonces la gente de A Dos Voces les hizo una entrevista en la que se expusieron sus preocupacio nes y problemas y se habló de un petitorio que había elaborado en el que se pedía que todo desocupado que contara con 30 años de aportes se pudiera jubilar inmediatamente; que aquellos que hayan cumplido la edad y no tengan el total de los aportes se pudieran jubilar con un monto proporcional a los mismos; finalmente, se hacía la proposición de que se incentivara a las empresas para que tomasen gente que hubiera superado los 50 años. Como resultado de este petitorio y del seguimiento, la presión que hicieron los miembros de la organización a través del correo electrónico y llamadas de teléfono y la acción de los medios de difusión, se logró que el Congreso aprobase el proyecto de jubilación anticipada. Publican una página web, que es su medio de comunicación, y allí llegan adhesiones de todo el país. En este momento cuenta con 35.000 adherentes y con coordinadores en diferentes ciudades del interior.
Redistribución de bienes o servicios, tanto en cantidad o frecuencia como en su valor social para un período temporal dado.
Las diferencias del tipo de vínculo establecido depende de numerosos factores, entre los que se cuentan los lazos económicos entre miembros de la red; tipo de barrio; oportunidades para el establecimiento de relaciones fuera de los límites de las redes existentes; movilidad espacial; movilidad social y rasgos de la personalidad.
Si bien Scott [12] en su estudio sobre la economía moral de los campesin─oqsue bien se aplica a la población urbana en estudio─ argumenta acerca de la relación directa que surge entre la creciente amenaza a la subsistencia de esos sectores con una dependencia también mayor respecto de recurso y agentes extra familiares por parte de los grupos. Así, una primera respuesta frente a la crisis puede ser un comportamiento del tipo “ajustarse el cinturón” alimentándose menos o consumiendo alimentos de menor calidad, para pasar luego a utilizar recursos externos aunque todavía en el marco de las relaciones familiares (por ejemplo, a través de la instalación de un pequeño comercio informal, del trabajo extra predial estacional o changas) y, finalmente, recurrir a un extenso rango de redes e instituciones por fuera de los límites estrictos del grupo familiar (parientes, amigos, vecinos, líderes o personas de reconocido prestigio a nivel de la comunidad). En este enfoque, la subsistencia se convierte en el objetivo primordial, y lo reseñado revela un intento de comprender a las redes en tanto determinados tipos de relaciones que se constituyen por fuera y en oposición a las relaciones formales del mercado o del funcionamiento institucional. En este sentido la informalidad puede ser vista como un elemento intrínseco de la formalidad en cuanto que es una respuesta a las deficiencias de esta última. Al mismo tiempo desde un enfoque más restringido, la familia también estructura sus relaciones externas para confrontar un medio que le es desfavorable incluso más allá de que esta circunstancia se haga consciente para las mismas familias.
Desde el punto de vista que integra a las redes como forma del capital social que poseen los actores sociales, Coleman [13] indica que el Capital Social se entiende como “los sentimientos compartidos de pertenencia social a redes y comunidades, por los cuales es posible acceder a los recursos de todo tipo que circulan en tales redes y comunidades”. Existen dos ejes para abordar el Capital Social, que son: la capacidad de movilizar recursos por parte de un actor social específico y la disponibilidad de redes sociales. Para la CEPAL, el Capital Social no está igualmente distribuido en toda la sociedad. Existen diferencias que marcan desigualdades, identificándose brechas sociales (niveles de educación, nivel socioeconómico, etc.), diferencias adscriptas (edad, género, etnia.) y geográficas. [14]
A través de los relatos observamos empíricamente la significación que tienen para los informantes las redes de apoyo en su calidad y modo de vida, no solo por las “mejorías” de las condiciones objetivas a través de la provisión de apoyos materiales como instrumentales; sino también por el impacto significativo del apoyo en el ámbito emocional. Sobre este último aspecto, las percepciones que desarrolla el grupo entrevistado, que participa en redes, con respecto al sentimiento de apoyo y acompañamiento en su situación es considerado un elemento clave en su calidad de vida.
Alberto P, después de vivir hasta los 55 años con su madre, en la casa paterna, fue despedido. En el mismo tiempo hubo un movimiento familiar que lo obliga a comprarse una casa e ir a vivir solo. Después de un año conoció a su actual pareja que lo ayudó a encontrar fuentes de trabajo.
Y, lo pasé mal. Estaba solo y me despertaba a la mañana y tenía ideas raras porque ya… Me salvó Norma. Apareció Norma, si… Y bueno, apareció ella… Yo no creo en Dios pero algo hay… Porque me sacó de dos cosas muy importantes. Me sacó de esa mujer que meestaba arruinando la vida… y la desesperación de no saber qué iba a hacer. De que amanecía, me despertaba y qué hago…
Todas las personas están inmersas en múltiples redes sociales, muchas de ellas de apoyo afectivo. Desde el nacimiento y durante todo el curso de la vida pasan de unas redes a otras, formando parte crucial del desarrollo individual. [15] Muchas de estas redes caminan paralelamente a las instituciones que regulan el tránsito en la sociedad. Si bien su importancia no se puede estimar superior a la de la familia residencial, lo cierto es que tanto los individuos como las familias están conectados a múltiples redes sociales, ya sea en forma individual como grupal.
En la medida que los recursos públicos no son suficientes para satisfacer la demanda de un grupo social, se incrementan las investigaciones que tienen su punto de mira sobre el apoyo social que reciben estos sectores. Durante años la categoría “redes sociales” fue asumida como indicador de apoyo. Sin embargo, esto no es siempre así: es necesario focalizar sobre un análisis más detallado de la calidad, frecuencia, efectividad y disponibilidad de los apoyos. Algo que se constata, es que pertenecer a una red social no garantiza que el apoyo sea constante, ya que puede variar en el tiempo y en el curso de la vida de las personas.
En este trabajo se entiende el apoyo social “como las transacciones interpersonales que implican ayuda, afecto y afirmación”. [16] Este conjunto de transacciones interpersonales que opera en las redes, se presenta como el flujo de recursos, acciones e información que se intercambia y circula en ellas.
Fuentes de apoyo
Se distinguen las fuentes formales y las fuentes informales. El sistema formal de apoyo posee una organización burocrática, un objetivo específico en ciertas áreas determinadas y utiliza profesionales o voluntarios para garantizar sus metas. [17] En los casos estudiados, el acceso al sistema formal de ayuda se manifiesta a través del uso de los
servicios públicos de salud (hospitales y salas), la percepción del seguro de desempleo o el acceso a subsidios de distinto nivel (municipales, provinciales o nacionales)9.
Entre los entrevistados de menor poder adquisitivo, la existencia de los servicios gratuitos en los hospitales públicos significa un recurso con el cual cuentan siempre para los casos en que se presentan problemas de salud.
Jorge, hombre de 53 años, sin hogar, manifiesta que, frente a una posible enfermedad, me voy al hospital…Al de San Isidro o al de Vicente López. Ahí tengo mis médicos. Las veces que fui me atendieron bien, no digo nada. Me atendieron bárbaro… hasta ahora no lo necesité pero tengo el hospital.
El sistema informal está constituido por las redes personales y por las redes comunitarias como programas de apoyo.
La primera red de apoyo que aparece es la familia, luego las redes de amigos y vecinos, que constituyen fuentes de apoyo importantes –sobre todo para informar sobre contactos laborares, etc. Los vínculos de amistad están establecidos por intereses comunes y actividades compartidas. Los apoyos dados por la red de amigos son más públicos que los que operan al interior de la familia pero más personales que los que proceden del sistema formal. [19]
Los apoyos informales de las redes comunitarias se distinguen de aquéllos que provienen de organizaciones que dirigen específicamente su accionar a las personas que transitan una situación crítica determinada, por ejemplo, la bolsa de trabajo frecuentemente utilizada por buena parte de nuestros entrevistados; en este tipo de organizaciones se recibe ayuda de tipo instrumental, material o de apoyo emocional. Las organizaciones de auxilio y beneficencia forman parte de este tipo de redes.
No siempre el acercamiento a las redes de apoyo se realiza con el fin de lograr ayuda. Existen casos en que se participa con el objeto de colaborar con los demás.
Sara, desempleada desde hace ocho meses, participa en la Bolsa de Trabajo de la Parroquia de su barrio.
Desde febrero de este año estoy viviendo una pesadilla. Bueno, y después, gente de acá que me quiere mucho y que es de la Parroquia, y que me conoce, me invitaron a venir a la Bolsa y bueno, estoy atendiendo a la gente que está en mi misma situación. Sin decírselo a la gente porque a nadie le interesa cómo está uno. Pero bueno, por ahí encontrás las palabras… Los comprendo un poco más y bueno…
Disponibilidad y sustentabilidad de las redes de apoyo
La disponibilidad de personas que puedan ser parte de las redes de apoyo depende de factores demográficos (migración, patrones de formación o disolución de uniones, etc.) y sociales (estabilidad en el empleo, nivel de bienestar de otros miembros de la familia, etc.)
No se trata solamente de una mayor disponibilidad como condición para un mayor apoyo. Se trata de que aquellos de los cuales el sujeto potencialmente dispone como fuente de ayuda estén en disposición o en capacidad de brindarla. Por ejemplo, se ha visto que en contextos más pobres la ayuda familiar está limitada porque los otros miembros de la misma pueden estar también necesitados de ayuda. Así, en un contexto de mucha desocupación aquel que solía proveer información sobre un trabajo, tampoco ahora lo tiene.
En los casos de personas mayores de pocos recursos, los hijos, aunque tengan intención de ayudarlos a solventar sus gastos no pueden hacerlo con holgura.
Berta, de 64 años, ha trabajado toda su vida como enfermera pero ahora no consigue empleo por lo cual depende de lo que pueda aportar su hijo que ya formó otra familia.
En este momento mi hijo me está ayudando bastante, pero yo no lo puedo cargar porque es asfixiante. El sueldo de él no es para tirar manteca al techo. La única mano que tengo. Después, no tengo otra entrada, ningún medio. (…) Acá vengo los lunes (se refiere a la bolsa de trabajo) porque acá se reúnen personas, por ejemplo, los lunes que es el grupo nuestro, los miércoles viene otro grupo y los viernes viene otro grupo (se refiere a los grupos de autoayuda para personas desocupadas que tiene la bolsa de trabajo de la Parroquia).
La figura 3 ilustra un tipo de red con escasos lazos distribuidos en diferentes tipos de relaciones sociales.
Complementación entre las redes de apoyo formal e informal
Es importante considerar la medida en que se integran, complementan o contradicen los apoyos provenientes de las fuentes formales e informales. Suele observarse que cuando los apoyos formales se desactivan o se retiran, se fortalecen los familiares y viceversa, pero en situaciones de crisis profundas, el sujeto cae realmente en una zona de vulnerabilidad.
El uso de los distintos tipos de apoyo (familiares, de amigos y vecinos, de instituciones locales y ONGs o del Gobierno) y la combinación de los mismos tiene relación con el status económico-social de los desocupados, las necesidades de los mismos y el acceso a la información sobre la existencia de redes de distintos orígenes.
En general, cuando el nivel socioeconómico es medio o alto, no se recurre a los apoyos brindados por las instituciones estatales ni a las asociaciones locales de ayuda. Generalmente, se cuenta con una red familiar y de amistades con más respaldo y más posibilidades de ayudar con bienes materiales o con oportunidades de trabajo.
En los sectores más empobrecidos, a medida que disminuyen los recursos de aquellos de su mismo nivel, se mantiene la ayuda no material, por ejemplo, a través del cuidado de los chicos. Pero, además, se hace más uso de las instituciones estatales (hospital y subsidios) y de las organizaciones de apoyo local como comedores parroquiales, guarderías, lugares para asearse, etcétera. Se da también el caso de algunos que acceden a la posibilidad de dormir en la Guardia del hospital a través de su amistad con el personal de los mismos.
La etapa de la vida en la que se encuentra una persona también determina, de alguna forma, el tipo de red de apoyo social con la cual puede contar. En la adultez, la red es amplia y heterogénea mientras que, en la vejez se pierden aquellos lazos que se habían establecido en etapas anteriores de la vida y la red se va empequeñeciendo. El apoyo se concreta a través de relaciones escasas y muy cercanas. Es lo que se denomina red frágil.
Del análisis de las entrevistas realizadas no surge ningún caso que represente a la ausencia total de redes, a pesar de que muchos de los informantes manifiestan haberse aislado y rehuir de los contactos sociales.
Algunos de los actores evidenciaron contar sólo con redes compuestas por familiares cercanos y lejanos.
Alberto P., que vivió gran parte de su vida con su madre, manifiesta que su hermana y su cuñado, a pesar de estar un poco distanciados, lo ayudaron sirviendo de garantes para que él pudiera emprender un negocio. Después de haber vivido un año solo, lo cual le provocó un gran sufrimiento, se ha unido a su pareja actual que representa su principal apoyo. (figura 4)
… cuando ella me conoció, vio que yo no tenía trabajo, que estábamos acá los dos, esperando que llame el teléfono…–Y bueno, Alberto porque no ponemos un negocio. Porque ella tenía experiencia porque tuvo negocio con su ex-marido y conocía el tema. Decía: –mirá que eso va a funcionar, que vas a tener trabajo. Y yo no lo veía, no lo veía. Y bueno me convenció y… Me convenció y… No es que fue ¡ah! Pero me convino porque empecé a moverme… y por lo menos subsisto…
O sea que, por un motivo ajeno a eso discutí y me separé de mi casa, de mi mamá y mi hermana. Por mi cuñado, una discusión… Que yo, como que me quedé solo. ¡Ojo! Cuando yo abrí el negocio necesité un garante y mi cuñado me salió. El único, porque nadie… toqué varias puertas y nadie me quería… O sea, que el único que me respondió fue él. Estando peleados.
Alberto J., desempleado, con educación universitaria incompleta, tiene esposa y 4 hijos. Vive con su esposa y su hija menor, ambas con título universitario. (figura 4)
…El estar ocupado, lo reemplazo cuidando a mi nieto pero es feo no tener un ingreso propio. En mi caso es lo más duro de la desocupación. (…) los gastos de la vida cotidiana se resuelven con el aporte del trabajo de mi esposa.
En estos dos casos representados (figura 4) se observa la presencia de una red compacta y reducida, basada exclusivamente en lazos familiares.
Juan Manuel vive con su esposa y sus tres hijos. Sufrió un período de desocupación pero ahora ha conseguido un empleo como docente, a través de sus contactos familiares y de amistad.
…un mundo nuevo que no me quería porque era un hombre de 50 años (…) Y me acuerdo que una cuñada mía, que es psicóloga, me dijo un día … Me llamó y me dice: Juan Manuel, se me ocurrió una cosa por eso te la comento, porqué no desempolvás tus diplomas y tratás de buscar en la docencia, porque es una de las pocas profesiones donde los hombres son muy buscados y, además es una de las pocas profesiones en donde por ahora la edad no va a ser un impedimento. Y bueno, ahí desempolvé mis diplomas y empecé una carrera infernal llevando mis curriculums a todos los colegios habidos y por haber de la zona. Esa fue la etapa de lo que hago ahora, (se recicló) docencia.
…Siempre tuve una gran colaboradora en Lily─la esposa─ que tenía una cantidad importante de alumnos particulares y fue una especie de contención a la falta de un sueldo que, realmente, había sido importante… Sentí una gran compañía en Lily. Y como creyentes, pensábamos que Dios nos iba a abrir una puerta, como en efecto nos abrió…
Esta red, a pesar del peso de los lazos familiares, (figura 5) presenta un nivel de distribución más amplio que los dos casos descritos anteriormente.
El caso de Sara es semejante aunque, en su entrevista, se puede deducir una red de lazos más amplia que llega hasta el plano formal pues cobra seguro de desempleo. A pesar de haberse empobrecido cuenta con cierta ayuda de sus familiares directos y conserva un grupo de amigas que también le brindan apoyo. Ella, a su vez, colabora con la bolsa de trabajo atendiendo a desocupados.
Mi hijo aporta su sueldo y mi hija está aportando la indemnización y yo, como fui a colegio de monjas, tengo manos maravillosas, como dicen mis amigas. Y yo hago toallitas de linón, todo a mano y otras artesanías. … mis amigas, pobres, me llaman y me dicen: tengo que hacer un regalito, prepararme una toallita y así…
En este gráfico (figura 6) se observa un caso de escasos vínculos familiares pero con un nivel de distribución en otros sectores sociales que le permiten contar con lazos de apoyo más heterogéneos.
En los niveles pobres, también se recurre a los parientes más cercanos cuando los mismos cuentan con ingresos aunque estos sean exiguos. En algunos casos, la ayuda se complementa con subsidios o aportes de instituciones.
Juan tiene 56 años, fue obrero textil; es viudo y vive con un hijo adolescente.
…Soy viudo, yo vivo acá. Mi hijo casado vive arriba y tengo un chico de 17 años que vive conmigo. Después tengo más hijos pero no viven conmigo… Mis hijos trabajan todos, menos el chiquito que estudia. Acá yo vivo por mis hijos, porque ellos me ayudan y aparte de eso, todos trabajan. (…) y cuando busco trabajo algún amigo me dice: mirá, están necesitando gente, en tal parte, la calle, la dirección… y me voy a anotar… (…) y me arreglo como puedo con la ayuda de mis hijos. Yo acá, todos los gastos de la casa los está pagando mi hijo el que vive arriba, gas, agua, todo…
Natividad, que tiene 61 años, está separado y vive solo.
Vivo en una pieza que me alquila mi hijo. La paga él. Yo no tengo trabajo desde hace varios años. (…) Si estoy enfermo o esas cosas me ayudan mis hijos. Yo me quedo a barrer la remissería de mi hijo. Barro, baldeo, corto el pasto, esas cosas las puedo hacer. Me estoy haciendo mi casita en el terreno que me dio la Municipalidad (…) mi hermano, me dio 100 pesos. Me dice: tomá para hacerte las basesitas. Y me hice las bases.
En estos dos casos (figura 7) se observa la presencia de numerosos lazos familiares con el agregado de vínculos de apoyo en otros sectores sociales.
Antonia del Carmen está enferma. Está desocupada, al igual que su marido. Tienen casa propia en la cual viven con sus hijos solteros y su hija casada quien les brinda ayuda material. La Iglesia Evangélica le proporciona ayuda moral.
….desde que quedó sin trabajo mi marido. La única que tengo a mi lado es ella (la hija) y el único que trabaja es el marido de ella. Que está manteniendo la casa con los impuestos, con todo.
…a veces me pongo depresiva pero hay veces que viene gente de la Iglesia Evangélica y me hablan y me dan ánimos. Incluso a veces me voy a la iglesia también, me siento bien. Cuando yo estuve re mal me fui ahí porque esa gente como que me dieron fuerzas para seguir adelante. Y sí, a veces los domingos voy porque me siento bien. Los pastores, me llevan en auto. Me invitan. Como para sacarme un poco. Si me quedo sola me manijeo… Y así estoy pasando mi vida.
El gráfico (figura 8) nos muestra un caso de red heterogénea con fuertes lazos familiares pero con fuentes de apoyo en el sector de la religión, de las amistades y de las instituciones de la salud.
Cuando el informante no tiene familia, se encuentra alejado de ella o sus parientes no cuentan con medios para auxiliarlo, recurre a otros circuitos de ayuda que incluyen a vecinos y organizaciones locales.
Edith es una buena modista de 66 años que vive con su hijo desocupado. Sus hijas viven lejos
Soy pensionada y busco trabajo, y empecé a contarle a las vecinas. Una vecina me dijo: hoy, están de moda las abuelas. Sí, porque nosotras salimos a trabajar y necesitamos que nos cuiden a los chicos ¡qué mejor que una abuela! Le pregunté cuanto cobraban y me vine a la bolsa de trabajo. Y, aquí me dieron otra sugerencia que acepté que es hacer disfraces para chicos del jardín….
En este caso, el gráfico (figura 9) representa una red con lazos de apoyo familiares y algunas fuentes de apoyo en el plano de las amistades y de los servicios comunales.
Jorge es separado y hace cinco años que vive solo. Tiene estudios terciarios, ha hecho trabajos administrativos en diferentes lugares y ha sido corrector en La Prensa y en radio Nacional. No tiene familia de ningún tipo y vive en la calle. Recurre a la ayuda de amigos que le dan alguna changa para hacer y al apoyo que le brindan ciertas instituciones parroquiales que tienen comedores y lugares de reunión.
Y, me arreglo a partir de algunos amigos míos que me dan alguna changa, alguna cobranza, les pago los impuestos, les hago algún trámite, y con eso me gano 20 o 30 pesos… bueno, ayer, fui a hacerle algunas diligencias a este amigo, después me fui caminando…a Recoleta (Iglesia de la Inmaculada Concepción ubicada a una cuadra de Cabildo y Juramento) donde dan la merienda. Y después a lo noche vine para acá y fui a la casa de una amiga mía. Y ahí dormí
No todos los días tengo alojamiento pero, más que todo, me salvo los fines de semana.
Para comer, a veces vengo acá los sábados, a veces voy a comer a Olivos, a veces voy a comer con las monjitas de La Cava o si no con los curas de Olivos.
Carlos tiene 55 años y es hijo único de padres fallecidos. Es separado y tiene una hija y dos nietos a los que ve poco. Ha hecho estudios secundarios y llegó a tener un cargo de supervisor en Aluar. A pesar de haber tenido buenos trabajos, ahora está desocupado y vive en la calle. Duerme en la Guardia del Hospital de San Isidro pues es
amigo del personal de enfermería. Recurre a la ayuda de instituciones que le dan de comer y a conocidos que le dan trabajo.
De repente uno se pone a cuidar autos, de vez en cuando, con gente conocida, hace algún tipo de trámite. Después, nos ayuda mucho ese tipo de sociedades, como Cáritas y eso, que nos proveen de lo que uno, evidentemente, no puede conseguir por cuenta propia.
Hay comedores en Tigre, hay en Beccar, en Olivos. Nos vamos turnando porque, digamos, un poco por cambiar de aire y otro poco porque uno sabe que, en distintos lugares, la gente va a tener distintas necesidades, entonces uno trata de no ocupar puestos fijos porque… dejar un lugar para otro. Tratando de obrar con un criterio de que sea para todos y no para uno.
Nos quedamos en la Guardia sentaditos, tranquilos, sin molestar. Nos dejan tranquilos. Antes estábamos en San Fernando pero ahora privatizaron, entonces ya no nos dejan ni entrar.
En estos dos casos (figura 10) están representados dos actores que cuentan con escasos o nulos lazos familiares pero que buscan apoyo en amistades e instituciones cercanas y lejanas.
Para finalizar, exponemos el caso de la Agrupación 50-60 que es un buen ejemplo de red amplia. En los testimonios de estos organizadores se pueden ver diferentes casos de desempleados, con distintas reacciones frente al despido y la desocupación.
… te cuento mi caso ─dice Mario─ en mi caso, yo tuve total apoyo de mi familia. Lo que pasa que a mí me agarró a una edad en la cual, mi hijo ya se había recibido de ingeniero, mi hija ya se había recibido de licenciada en publicidad, mi esposa es vicedirectora de una escuela; yo tenía mis reservas… Hugo acota: …Pero hubo gente que se murió por esto; conocí un tipo que se murió. Más o menos a nosotros nos pasaba lo mismo. Mi familia también me apoya, pero hay casos en que se disuelve la familia, se pudre todo, cada uno por su lado. Suicidios. Hay una mujer que quedó sin trabajo el marido y ella; el marido se tiró abajo del tren y ella, aparte la agarró El Hogar Obrero y la quiebra; todas cosas negativas. Pero en la mayoría de los casos, disuelve la familia esto, pero ninguna duda. En el caso mío particular también lo mismo que a él, hemos sido apoyados totalmente por nuestras familias pero eso no quiere decir que le mayoría sea así.
José alega: –Pero hay una situación muy brava, que cuando uno está desempleado, yo nombro al club porque voy siempre; voy todos los días; yo soy soltero y vivo con mi mamá; ellos por ahí no hablan de instituciones así. Vas al club, estás despedido y todos te quieren pagar la Coca Cola o el vaso de vino o la comida y vos te sentís como que ya sos distinto al resto y no querés. Y entonces tenés que laburar; no querés ir a hacer un piquete a la calle que te den $150. –Querés laburar en lo que sea. Yo laburé de obrero en la casa de uno de enfrente, una casa de materiales de plástico que hacen las manijitas y todas esas cosas. Le digo: “Nilo, dame laburo, lo que vos quieras”. “Pero por ahí tenés que barrer, Daniel”. “Barro”. Y fuí y barrí durante 2 meses que reemplacé a no sé quién y fuí y lo hice porque tenés que laburar, no interesa de qué.
Mario insiste: –Les voy a contar algo que es importante para que ustedes tengan un paneo de lo que es el país. Nosotros, … de la Asociación, ustedes no saben las cartas de … que nos llegaban de diferentes partes del país y les digo los números porque nosotros tenemos las estadísticas. San Nicolás, Gran Rosario, Río Cuarto… Lo que fué San Nicolás y Rosario fue terrible. Cartas desgarradoras porque hay que poner las cosas en la balanza; ustedes como sociólogas lo tienen que entender. Yo tengo subalternos míos que los echaron y otra gente porque una cosa es quedar a los 54, 55 años … y otra cosa es quedar a los 46, 47 con chicos en edad en la secundaria, con chicos que dependen de uno y que es fundamental la contención de ese adolescente. Yo sé de familias … que se separaron; los chicos arrancaron por un lado, se separaron. Había tragedia, que eso nadie lo cuenta y nadie lo dice.
Hugo: –Las enfermedades.
Nuevamente Mario: –¿Vos te acordás ese tipo de San Nicolás? Yo la leo, nos pusimos a llorar los dos; era para ponerse a llorar. Porque era diferente. El caso nuestro que nos agarró, nos agarró con nuestros hijos criados. ¿Sabés lo que a mí me hubiera costado de esto con mi hijo en la secundaria, con mi hija en la secundaria? Y yo qué sé de qué hubiera terminado. Se me desbandaba la familia y mis hijos podrían haber caído en la droga, en cualquier cosa. Esto es importantísimo: el momento puntual de la situación.
Conclusiones
La resolución de la vida cotidiana en un contexto de crisis se hace difícil para los trabajadores de mayor edad que se encuentran frente a un punto de inflexión en el curso de sus biografías producto de la desocupación y la discriminación en el mercado laboral. La pérdida de activos y la disminución o cambios en sus hábitos de consumo impactan en la salud física y moral de estas personas y sus familias.
A lo largo de este artículo, hemos podido apreciar que las redes de apoyo social se constituyen en un activo importante para paliar la situación descrita y que los diferentes tipos de redes que serán utilizadas por ellos, se relacionan con el nivel económico social que poseen, sus necesidades y oportunidades. Así mismo, las redes de apoyo con que cuentan los actores tienen dimensiones variables: encontramos una gama que va desde la red íntima, familiar, pequeña hasta las formas amplias de redes difusas con alcance nacional.
5 La Ley de Empleo, aprobada en 1991, fue la primera de una serie de transformaciones en la regulación laboral. La misma incorporó el seguro de desempleo e introdujo diferentes modalidades de contratación temporaria ─s ujetas a aprobación sindical en los convenios colec─tivqouse involucraban la eliminación o reducción de aportes patronales, sobre todo en relación a la indemnización y seguridad social.
6 El concepto de activos fue desarrollado por Caroline Moser.
7 La ecuación que vincula las tres nocion─evsulnerabilidad, activos y estructura de oportunidades─ permite
investigar problemas de vulnerabilidad en los diferentes grupos sociales distribuidos a todo lo largo del sistema de estratificación. [4] El numerador representa la posesión, control y administración de recursos materiales y simbólicos que permiten al individuo funcionar en la sociedad. El denominador de la ecuación está constituido por las estructuras de oportunidad que ofrece el mercado, el Estado y la sociedad. Las estructuras de oportunidades se definen como probabilidades de acceso a bienes, a servicios o al desempeño de actividades. El término estructura refiere al hecho que las rutas de acceso al bienestar están estrechamente ligadas entre sí, de tal modo que el acceso a ciertos bienes, actividades o servicios provee recursos que facilitan, a su vez, el acceso a otras oportunidades.
8 Visitamos la Bolsa de Trabajo “San Juan de la Cruz”, dependiente de la Parroquia del Niño Jesús de Praga que pertenece al Obispado de San Isidro. La bolsa funciona tres días por semana, por la mañana. En esos días se recibe a las personas que buscan colocarse como empleadas domésticas y a las empleadoras que necesitan contratarlas. Dentro de la misma institución hay un registro de trabajos especiales, como planchado o cuidado de ancianos o enfermos. También funciona una bolsa de trabajo más pequeña, para trabajos generales, que abarca diferentes oficios e incluye a hombres.
9 Es interesante observar que, más allá de la crisis que manifiesta tener el sector ligado a la salud, la atención médica se encuentra garantizada para todo el grupo poblacional estudiado. [18]
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