LA ACTUAL FIESTA DE LA FE EN PACHUCA HIDALGO,

ENSU EXPERIENCIA A SAN FRANCISCO DE ASfS.

111. SAN FRANCISCO POSMODERNO.

Artemlo Arroyo Mosqueda

Gobierno del Estado de Hldatgo, Consejo Estatal para la Cultura y tas Artes


Dios en ta Tierra

i ... La feria Pachuca, Hidalgo 1 1 •.. La feria Pachuca, Hidalgo 1 1 ... La feria Pachuca, Hidalgo !

La actual fiesta franciscana se desprende en realidad del circuito de celebraciones litúrgicas correspondientes a la ciudad de Pachuca calendario que aún cuando responde al arquetip más o menos general del pafs, tiene sus propios matles locales. Pero por otro lado puede considerarse también a ésta, inserta en el circuito de celebraciones franciscanas en el Estado sin ocupar propiamente, un papel patronal (rabi 1).

El ciclo de celebraciones religiosas en Pachuca fluye un tanto irregular, ya por lo espaciado de sus fechas de ejecución, como por la dispersión de los pntos en que se llevan a cabo dentro de la capital h1dalguense. No es un calendario apretado de festividades en donde aquellas se sucedan Ininterrumpidamente . En este,se observan cortes b:uscos y sólo en algunos sitios se logra un periplo ciertamente complejo.

.t:>Ipues, no se efectúan acciones propiamente sivas en el mes de enero por ejemplo, m1c1ándose el recorrido en febrero, en el barrio de la Alcantarilla, no obstante, sólo en este sitio se celebra a la virgen de la Candelaria. En realidad el momento en que hay mayor actividad festiva en Pachuca es en Semana Santa y el 12 de diciembre, en tanto en diversos barrios antiguos y nuevas colonias se organizan variadas actividades, ya para una como para la otra importante

celebración.

Tenemos el caso de la Semana Santa que en

e.I barrio de Cubitos el evento va en 199J por la vigésima primera edici6n, resultado de una iniciativa eminentemente popular (1). Junto a estos actos barriales del oriente pachuquefio, habrian de realizarse en este afio otras siete celebraciones de la Semana Mayor: barrio de las Lajas, el Arbolito, Villa A. Serdán, La Villita, Santa Julia, Once de Julio y colonia ISSSTE, de donde


destacarla sin duda, la dramatización hecha en el barrio de las Lajas, que como experiencia grupal lleva hasta ahora trece afios de organización continua (2).

Tabla 1.

Fiestas de San Francisco en Hidalgo (3).

Municipio

1

Actividades

1

Fiesta Patronal

a) Celebración Religiosa

b) Feria

Feria/Celebración Religiosa Fiesta Patronal

a) Música

b) Bailes

Fiesta Patronal

a) Bailes

b) Mojigangas

e) Procesiones

d) Feria

• Acat!án

• Pachuca

.. Francisco l. Madero

• Tlahuelilpan

La celebración guada lupana por otro lado , seguramente posee mayor arraigo entre la población pachuquel'la merced a que la fe a la figura del Tepeyac se cultivó desde el siglo XVI entre los mineros (4). El fervor a la patrona nacional,ha originado un considerable número de altares públicos generalmente barriales. Por ello se le festeja en todos los puntos de la ciudad especialmente en el inmueble religios denominado La Vi/lita, a donde acuden en peregrinación diversos sectores de la capital estatal junto con su imagen local. Como representación regional de la Basílica de Guadalupe, las autoridades eclesiásticas de la


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Vi/lita organizaron para 1993, un amplio programa

que habrfa de iniciar el primer día de noviembre y cuyo contenido iba desde los rosarios, la música, las misas, hasta una peregrinacióo al Distrito Federal. Un hecho curioso es que seguramente los peregrinos pachuquef\os pudieron observar el milagro de la af)8ríción guadalupana, íogrado mediante una recreación electrónica computarizada (5). Laimagen guada!upana podría catalogarse como un emblema religioso que podría potencialmente ocupar el patronazgo de la ciudad, toda vez que rival zaría en milagrerla ante el Cristo del Cerezo, en algún tiempo, un santo demostradamente milagrero en la vida del asentamiento. De hecho, la imagen del Tepeyac resulta en cierto sentido una especie de patrona de la ciudad, en la medida que lo es de la miner!a, rasgo económico representativo de aquella. Pero su fe no se ha manifestado aún en esta dirección, pese a su penetrante presencia en otros sectores populares, i.e. taxistas y comerciantes.

Si está perfectamente claro que las celebraciones de Semana Santa y las de la guadalupana responden al tejido más tupido de las ceremonias barriales en Pachuca, los eventos desarrollados tanto en Cubitos (19 de marzo) como en la Carbonera (28 de octubre) son en suma importantes por su carácter popular de integración. El caso del festejo de San José en Cubitos es además relevante porque aquf, se participa en acciones culturalmente significativas como son aquellas referentes a la celebración guadalupana y de la Semana Mayor. Cubitos en

este caso se hace un sitio de reconocida tradición

festiva religiosa. Cubitos con San José, festeja a su santo patrono, de tal manera que con este acto se da inicio a su ciclo festivo. Este festejo tiene en la vida del barrio unos cincuenta af\os, impulsada a iniciativa de unos vecinos. La celebración en realidad es muy local y da marcha el propio 19 de marzo muy temprano (05:00 hrs.), con las mafianítas, que un habitante madrugador ofrece al santo a través de su equipo de sonido . La música se toca a intervalos durante todo el dla. A eso de las 18:00 hrs.se realiza una misa en la capilla del santo,ritual que es pagado por el vecindario. Más tarde se lleva acabo el palo encebado y el barril encebado,juegos de pericia y fuerza en donde los competidores son premiados con artículos de primera necesidad regalados por el propio vecindario.Comienza en este momento la venta de fritangas (chalupifas). Se espera con entusiasmo la quema de los fuegos artificiales,que son los que rematan el evento.


La festividad de San José permite en este caso (pese a la figura oficial del juez de barrio) al vecindario de Cubitos ejercer ciertas capacidades organizativas comunitarias, lo mismo que circular un número mlnimo de excedentes económicos en beneficio de la propia colectividad. Esta identidad

lograda en Cubitos, como la de otros tantos barrios pachuquef'los, se define y afirma socialmente en la oposición y diferencia, esto es, en el marco de la diversidad cultural confrontada existente en la

ciudad. Esto quiere decir, que en Cubitos se decidió construir un sistema de elementos culturales compartidos, de uso común en el vecindario, no obstante su origen e:xógeno (Semana Santa por ejemplo). Lo externo de su origen no detennina en todo caso, su función asignada, la cual en realidad se debe a esa nueva configuración social definida por las necesidades concretas del grupo.

Fuera de estas notables celebraciones populares, quizá la fiesta franciscana ocupe un lugar verdaderamente sobresaliente en cuanto a capacidad de convocatoria se refiere. Ella, es evidente, logra reunir un nutrido contingente que confluye motivado según diversas razones, no sólo las religiosas.

La fiesta a San Francisco por su larga trayectoria histórica (de algún modo tan profunda como la de la guadalupana) y sus elementos Integradores, se ha sostenido firme en el interés del vecindario; ha logrado establecer un rasgo cultural peculiar que llega a identificar de algún modo a la ciudad.

Hacia los ª"ºs veintes de nuestro siglo, la celebración populosa de los finales del XlX figuraba más bien como festejo austero en contenido , tomando en cuenta lo eucarístico y lo festivo-comercial (6). Puede pensarse que esto tendría que ver con el clima político nacional de estos tiempos, es decir ,con el ascenso violento de la contienda entre Iglesia y Estado, contienda abierta caracterizada comúnmente como la crisfiada, cuyo vértigo estaría gestándose desde el propío gobierno obregonista (J). A esta acción beligerante podrla sumarse en todo caso la crisis económica en la cíudad. originada en la decadencia temporal de la miner a (8).

Si la primer premisa es de cierto débil como hipótesis (9), la influencia del levantamiento armado del expresidente interino Adolfo de la Huerta contra el general Obregón, sr dejó su particular huella en la conciencia de la ciudad de


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Pachuca, especialmente en la parroquia franciscana (10}, coordinada ya para estas fechas por el clero secular.

Curiosamente no hay registro alguno en donde se dé cuenta que la fe popular a San Francisco haya crecido o f\orecido debido a estas catástrofes sociales, aún con el agravio a su capilla. El poder del santo está del todo ausente en momentos cruciales de la vida pachuquena, pues ni las innumerables inundaciones padecidas en la ciudad

(11) conmovieron el ánimo dispensador del santo. Por ello su poder supone acciones más bien ociosas, l.e. la correspondiente al milagro otorgado al Conde de Regla.

Inmediato a estos convulsivos momentos de la historia mexicana (1931), el gobierno hidalguense decide modernizar la tradicional concepción de la feria franciscana, estableciéndose entonces la primer feria contemporánea con exposición ganadera, agrícola e industrial (12), acto envuelto hasta entonces, en la crisis económica local y el crecimiento demográfico negativo. arrastrado desde una década anterior .

Nótese que la figura del Estado aparece nftida como patrocinador de la feria (prevalecerla la estructura: clero secular/municipio/santo/pueblo). Desde la centuria pasada pues, pese al tránsito de un tipo de gobierno inflexible en asuntos clericales, a un poder complaciente en sus postrimerías, no habla perdido el patronazgo de dicho evento y más aún, quería lleva rlo ahora hacia las nuevas condiciones en que se estructuraba la sociedad: el desarrollo económico, la estabilidad política y el beneficio popular. El último aspecto era necesario fomentarlo, en virtud de que significaba credibilidad

y aceptación por parte de la ciudadania. En este

caso la propia festividad, ya de por s{ tradicional, encajaba perfectamente en estos parámetros.

La decisión de implantar una administración moderna a la estructura de la feria de San Francisco, tiene como objetivo de fondo la prioridad del aspecto económico por encima de todo valor histórico tradicional, que de cualquier fonna respondía a la simiente de este hecho. Todo aquello apenas perfilado en los finales del anterior siglo se lleva adelante por fin, rompiéndose entonces el equilibrio en la unidad de la celebración, pues los espacios de desarrollo como signos de referencia, serian alterados.

El sentido que por mucho tiempo la vendimia popular le habfa ofrecido a la festividad, se vela


acampanado ahora, de una estructura comercial apoyada en los recursos de la publicidad. Como extensión de aquello, tenemos como indícació n que para 1988 i.e., la celebración fue patrocinada, entre algunas, por las firmas Coca-Cola y cervecería Corona. A la feria franciscana se le armaría alrededor, un cuerpo folklorizado de la cultura popular, integrada desde luego por aquellos elementos que resultan, a los ojos de sus promotores, como euféntícos baluartes de aquella. En este caso, los rudimentos de cultura popular servirfan de arquetipos para la empresa comercial que se pretendla levantar. La cultura de masas se apoyaría principalmente desde abajo y no desde

los aspectos degradados de la cultura de elite (13).

En este mismo tenor, un importante analista italiano de la cultura establece que entre los hechos populares y los cultos, existen unos terceros valores (cultura de masas): "Estos fenómenos intermedios son denominados popu/arizantes o semicllltos. Por ejemplo, si nos encontramos frente a composiciones hechas para el pueblo y divulgadas, pero sin que en ellas intervenga la elaboración popular hablaremos entonces de (un hecho) popularizante" (14) . Esto anterior sucede porque toda concepción cultural de los variados grupos socioeconómicos existentes en una sociedad, se articula a un proceso de circulación que..."permite una red de intercambios, prestamos (y) condicionamientos recíprocos..." (15). La cultura entonces responde a un cuerpo en permanente recomposición, cuyos giros integrativos fluyen desde los diversos puntos de la sociedad , es decir, según los grupos existentes y los fines que los mueven.

La imagen de la feria regional mediante la estrategia de las exposiciones y la racionalización de su estructura, se lleva a cabo en siete ocasiones durante la década de los af'ios treintas y la de los cincuentas (16). Se sabe que a partir de

esta última década,la feria seráfica será reubicada

de las instalaciones del exconvento cuando menos cinco veces (17) insistiendo en su carácter regional y aún internacional.

Es probable que se aprovechara la inconformidad de los vecinos asentados cerca del exconvento (18) a modo de cambiar los espacios de la celebración, especialmente la correspondiente a la feria o recreación-comercio. Con estas situaciones se justificaba el acrecentamiento estructurado y rígidamente administrado de las nuevas y viejas instalaciones. La fiesta crecfa en tamao (con una adiposidad


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comercial, que desde luego, pugnaba por abrirse pé\SO desde el siglo XVllQ dejando, obviamente, las celebraciones litúrgicas en su sitb de origen a modo de eslabón con la esencia de la festividad.

La fiesta tradicionalmente efectuada en las instalaciones franciscanas, quedó envuelta desde luego, en la nueva concepción del gran esquema festivo. Quedarla convertida al final,en sólo una parte del total del evento. Con ella se iniciarlan las actividades: sería el punto de partida que históricamente soportaría la extraordinaria armazón de la feria comercial. Respondería a su condición lntrfnseca, imposible de ver como negación. De cualquier manera, ella en sí misma formarla un cuerpo que vendr ía a solucionar asuntos del alma, disipación de las tensiones

familiares y laborales, lúdicas y de economía

familiar.

Por ello, en los sitios aleda nos a la parroquia - en otro tiempo parte del extenso convento - se

intenta de algún modo reconstruir la celebración tradicional, en donde, la figura del Conde de Regla como patrón y benefactor de la orden y la fiesta, es representada ahora por las autoridades citadinas y estatales (en 1993 el gobernador rompió tal tradición, importante para el anterior sexenio, pues no asistió a la inauguración y clausura) a modo de metáfora histórica, porque de igual manera se quiere sef'ialar el avance logrado en los espacios ideológicos religiosos, mismo que viene dándose desde el siglo pasado. La presencia de los funcionarios municipales procura ratificar en todo

sentido, su autoridad sobre el todo social del cual la Iglesia es una parte.

Sin embargo, esto último tiene que manejarse cuidadosamente, dada la necesidad de su imprescindible figura justificadora, sin la cual, cualquier acción no tendr !a el efecto esperado. Al respecto se procura alimentar un constante diálogo con las autoñdades de la parroquia a modo de obtener su aprobación o consenso en las propuestas ofrecidas . Puede decirse que existe una especie de alianza ideológica , pues ambos intereses oscilan ante un factor común: la imagen y la festividad franciscana. Virtualmente ambos institutos se benefician, especialmente el poder público, ya que invierte sus esfuerzos en expectativas económicamente redituables.

Portelli (1980) hace una valiosa indicación, utilizando a Gramsci, a este tipo de fenómenos ideolfgico-pollticos: "Un aspecto esencial (del papel preponderante) de la clase dirigente, reside


en su monopolio intelectual, es decir, en la atracción que sus propios representantes suscitan entre otras capas de intelectuales. La atracción crea un bloque Ideológico que liga a los

intelectuales con los representantes de la clase dirigente (19). Tal suceso ocurre, aún cuando la visión del Estado respecto a ta propuesta ideológica rel giosa responde a un modelo retardatario que. dice, obstaculiza el avance del racionalismo laico.

En un tono mucho más cercano a nuestra situación concreta, Garma (1991) expone:

·cuando en la cultura nacional se utilizan sfmbolos religiosos, es claro que en esta situación serán los slmbolos de la religión monopolizadora , debido a la posición minoritaria de otros credos o incluso su inexistencia" (20). En este caso,el Estado,claro está. se sirve de los emblemas religiosos más

influyentes entre la sociedad para lograr sus propósitos.

Puede reconocerse al caso, una singularlsima. aunque muy extendida, forma de nacionalismo, en donde ciertos elementos significantes se componen y se recomponen a modo de ejercer modelos de identidad. Aparece entonces el trinomio: tradicional/católico = hidalguense, que arroja un reflejo invertido más complejo: hidalguense/tradicional/católico = mexicano. Este arquetipo de identidad local con referencia a lo nacional, está plasmado aún en el propio escudo que identifica al Estado de Hidalgo: estandarte con la figura de la virgen guadalupana al lado de la

bandera mexicana. Asf, católico y mexicano es lo

mismo, como católico e hidalguense por su lado. Este tipo de mirada hacia la fiesta franciscana, nos sitúa en un plano en donde la autoridad y la hegemonía dependen mucho delcontrol sobre la producción simbólica, pues ella puede ofrecer modelos de identificación homologantes en beneficio de una forma de gobierno. Dentro de la experiencia franciscana pachuquei'la, la Iglesia cede elementos de su producción cognoscitiva a modo de usufructo estatal, pero sin renunciar a participar en la reconstitución de la celebración,ya que serla como negarse, como detener su continuidad en la sociedad, amén de abandonar el recurso de las limosnas.

La consolidación del moderno modelo de la fiesta, habrla de prosperar en cuanto a la ausencia de organizaciones sociales ligadas a su coordinación, especialmente de aquellas identificadas con el plano trascendental. En este sentido, no se planteaba forzoso crear


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mecanismos de negociación de intereses, porque si bien existían, aquellos se relacionaban en cambio con el nuevo concepto del festejo: lo comercial. Con sus diversas representaciones habfa entonces que interactuar y decidir acciones. La ausencia de una fuerza de fe colectiva, debilitaba en extremo una posible fiesta popular de origen religioso.

La Feria de San Francisco estarla en circunstancia, virtualmente alejada de los espacios y momentos para la expiación colectiva de culpas, lo mismo que para restituir vinculas sacramentales históricamente creados, i.e. las danzas y los grupos musicales que participan, no responden concretamente a la lógica directa del exvoto sacramental tradicional y popularmente adjudicado.Estas manifestaciones se ligan más al divertimiento de los asistentes, que sin duda desempe1'an, en un aspecto , la música y el baile de ofrecimiento de otras fiestas religiosas populares. Cabria mencionar, en apoyo de lo anterior, que la danza de los Arcos ejecutada en el aniversario de 1993 de la fiesta franciscana, fue traída a Pachuca de su original San Bartola Cuahutlalpan, Estado de México en 1955, bailándose principalmente en la celebración a Santa Julia, patrona de esta colonia hidalguense (21). No es este el caso de una verdadera (no tendrla necesariamente que serlo en un momento) manifestación hidalguense. Aqul, se baila en realidad para dar mas realce a la celebración, para apegarla a los cánones de fo tradicional, mas que como parte de los actos reverenciales al santo.

Por su parte, la música de aliento responsable de alegrar (los Aventureros) en esta misma fecha, vendna de la Sierra Alta hidalguense, Zacualtipán,

no obstante su origen estarla en Pahuatitla,

municipio de Tianguistengo. As!, uno de los eventos fue invitado a participar al festejo franciscano, el otro contratado por las autoridades culturales del Estado. Al respecto, podrla hacerse la indicach5n de que en estos tiempos muchas fiestas religiosas populares están solicitando el

apoyo de instltuciones culturales o directamente a sus respectivos gobiernos estatales o municipales

a modo de aligerar los gastos de las celebraciones. Si esto es del todo cierto, también lo es el hecho de que esta fiesta en particular, es prácticamente financiada en su totalidad por el gobierno de la ciudad como por el estatal, lo que pone en entredicho la participación de la cludadanfa y su propia fe.

Tratando de abundar en el tema,diremos que,


si se ha puesto atención a lo que se vende en el atrio de la parroquia (v.gr. 1993), en elfo están prácticamente ausentes las ceras, estampas religiosas, rosarioo, etc., elementos básicos para la comunicación con lo sagrado. En la parroquia de San Francisco igualmente se deja libre el atrio, pero esto sin la intención de ser usado como espacio sagrado o con un sentido espiritual. Se puede reconocer que se hace simplemente como estrategia de movilidad para un momento determinado, tal como ocurre a la llegada del fuego-Dios traldo de Tulancingo. Entonces es cuando el grupo de jóvenes laicos promotores de la fe católica, recurren brevemente a esta área como espacio de reunión y celebración jocosa por su llegada a Pachuca.

En otro momento, sólo sirve de lugar de comercio a algunas personas ligadas al trabajo doctrinal de la parroquia, especialmente en el dla del aniversario del santo. En esta área se prescinde al ffn de un uso ampliamente sacramental, antes bien, ahí ocurren acciones de carácter profano, como las ya sef'ialadas y la quema de cohetes, la música de banda y el baile popular con que se remata a la celebración tradicional. Puede decirse que sólo el interior de la iglesia sirve de zona sagrada.

Cosa contraria ocurre en la celebración mariana de la Asunción (15 de agosto), pues aqul si se venden figuras religiosas, a pesar de que la parroquia cuenta con espacios extremadamente reducidos para la congregación de la feligresla y ta venta de productos. El pequefio atrio en este caso recibe a las imágenes de la virgen de San Juan, lugar en donde se les canta y agrada con música.

Aquf, mientras son recibidas por el sacerdote , las imágenes suelen cumplir la tarea de difusores de lo sagrado, pues la gente puede ungirse con su ropaje o figura. Mientras ellas cruzan por las calles de la ciudad y en la parada de la parroquia, la figura santifica el ambiente.

Este ú11imo hecho nos remite al plano del orden trascendental existente en Pachuca, en el cuál habremos de notar diferencias aparentemente inocuas pero que en su estado relacional, sefialan situaciones jerárquicas importantes. La experiencia mariana demuestra en si, una mayor reverencia pública, en tanto los comerciantes ligados a su imagen, son capaces de realizar procesiones hasta su adoratoño, dejando al paso una huella del festejo:confeti, flores, canto, música. Esta realidad nos indica una supremacla en el orden de la fe de la virgen de la Asunción sobre San Francisco,no


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obstante que éste congrega un mayor número de personas en su festejo. Los ahl congregados, de cualquier modo, son participantes notoriamente pasivos, simples espectadores de la mayoría de

los actos. Sin embargo, en ambas experiencias la imagen principal pierde representatividad, en la medida en que las advocaciones suplen a aquella, lo mismo que a los patrones superiores. La imagen de la virgen de San Juan estará muchas veces

representando tanto a la Asunción como a San Franciseo, a la vez que a la virgen de los Angeles, patrona de la orden franciscana. La asimetría

existente en el orden divino, finalmente se redefine (en el orden temporal) , en función de las relaciones que llegan a establecer los individuos con las imágenes,es decir, en función de ta fe que éstas logran ofrecer a aquellos.

En otro caso, la celebración franciscana, si se ha observado, no inaugura el citado tiempo sagrado (22), pues la vida de la mayoría de los habitantes de la ciudad es normal: hay que asistir al trabajo, escuela, mercado (exceptuando por supuesto, cuando la festividad es en domingo). La conmemoración no hace excepcional la vida social como para suspender las labores ordinarias o cotidianas (curso del 4 de octubre 1993). Ya muy avanzada la tarde es cuando la población abarrota los espacios del exconvento, cuando de algún modo se han cumplido las labores diarias. En los ejemplos de aquellas fiestas rurales o urbanas en

que pareciera que si se detiene el tiempo ordinario,

sólo significarla en verdad, una ratificación de la visión rel giosa prevaleciente entre el colectivo; no más.

La Feria de San Francisco, sin ser entonces una ínauguración del tíempo sagrado propiamente, semejaría más al Carnaval, esto es.al afán de la pura diversión, nada más que sin la parodia burlesca a lo oficial que Je caracteriza, y sin la completa inversión del mundo, o lo que es lo mismo, pasar del mundo de lo humano al mundo de la naturaleza, en donde aparecen hombres­ simios u hombres-osos l.e, o bien la subversión del mundo humano, especialmente en sus géneros, pues, los varones serian mujeres y éstas, aquellos; como en el Carnaval de Xochiatipan en la Huasteca. Serla pues, una diversión particularmente plana en lo irónico o bufo, sin el propósito de critica y reinvención profunda del mundo.

En sr. el festejo se aparecerla como la remembranza a un grupo de religiosos ,su patrono y cierta acción iniciada por aquellos como lo fue la


propia feria, que como evento sociocultural

facilitaba la congregación del pueblo a modo de espacio de convivencia, expresión de las costumbres e intercambio económico, reconstruirla en resumen, un trozo de la historia de la ciudad. A pesar de este profundo cambio, la celebración seguirla siendo sin duda una estrategia de revigorización de la vida económica y cultural de Pachuca.

Eldesarrollo de lo reconocido hoy simplemente como: La Feria de San Francisco, en los últimos seis af'los ha observado modificaciones de variada

lndole,dentro de las que cabe, un cambio más en las instalaciones del exconvento (23}. Igualmente se vieron alteraciones en la fecha de inauguración (24). cobro de impuestos a comerciantes en

mucho tiempo no aplicados (25). cuotas de entrada al público a las nuevas instalaciones comerciales y recreativas (26), cambio de nombre y nuevos slmbolos como imagen de identificación

regional e internacional. Por supuesto que estos detalles en la planeación y puesta en marcha del aparatoso y complejo proyecto festivo, trajeron en consecuencia disensos públicos, especialmente con el cambio de áreas, habitualmente reconocidas como las originales (27), en cuanto se les identifica como el verdadero valor cultural de toda iniciativa festivo-recreacional.

Las respuestas oficiales,tanto a la aplicación de cuotas por venta o prestación de servicio recreativo, cobraron por visita a las áreas comerciales, como al cambio en las instalaciones tradicionales, fueron estratégicamente atendidas más adelante y envueltas en un discurso que habla de los valores locales como cultura compartida , como historia común a todos.

A la letra el alcalde de Pachuca (1991) menciona: ..." hay que recuperar la tradición para dar una mayor imagen a Pachuca" (28). La declaración, además de subrayar el sentimiento unificador, trasluce el interés comercial y folklorizante del evento, reduciendo el aspecto sociohistórico del asentamiento a un aspecto meramente administrativo.

El periódico de mayor circulación en la capital hidalguense apuntarfa en 1992: "La Feria del Caballo, San Francisco 92· será popular y familiar, pues procura rescatar las tradiciones de Pachuca• (29). Esto, siguiendo las propias declaraciones oficiales. En esta expresión, la locación si posee densidad sociocultural , pero irremediablemente folklorizada.


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En 1993 la televisión estatal haria énfasis en que: "La Fiesta de San Francisco es el festejo de todos los hidalguenses" (transmisión directa desde la Feria comercial, 17 de octubre), dejando en claro el fenómeno unificador que disuelve toda diferencia económica, polftica y cultural existente, asl como el hecho de la Imposición aplicada a la Iglesia.

Aquf, la dinámica de la hegemonla o capacidad de dirección histórica de la sociedad, se apoya en un corte del pasado pachuqueflo que se muestra como..."una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y de un presente preconfigurado, que resulta entonces poderosamente operativo dentro del proceso de definición e ldentlflcación cultural y social" (30).

Una vez hechos estos ajustes politico­ administrativos al proyecto de la Feria, se fomentó la Idea hacia la gente de reconocer un sólo cuerpo del evento, pero dos momentos y contenidos en su desarrollo . Por ello desde 1991 se hablaría de: La Feria Tradici onal y La Feria del Caballo (31),

inauguradas y clausuradas en tiempos distintos a fin de no entorpecer la dinámica de cada cual y provocar la animadversión del vecindario, aunque el rubro general en que se reconoce a la celebración es como Feria del Caballo, factor este último que subordina al santo de Asís en el orden de aparición, pues finalmente se hablará de: La Feria del Caballo, San Francisco 91',92' etc.

Hasta aquf, simbólicamente se valora en primer plano la imagen de la charrería, que por sobre todo, establece una acción estrictamente humana de la que se dice, Hidalgo es directamente responsable. San Francisco (sin su clara presencia indicativa, ya que siempre aparecerá transfigurado en las instalaciones del exconvento), y su discretísima actividad sacramental, producto quizá de la falta de voluntad hierofánica del santo, dirían los fenomenólogos de la religión, en Pachuca, resolverá dar cuenta sólo de ciertos momentos socioeconómicos ocurridos en la ciudad.

Dos sucesos históricos separados flsica , temporal e ideológicamente, conciliados al fin a modo de personalidad mercantil de la celebración, pues se hacen uso para ellos de los diversos medios de comunicación social, enfáticamente dirigidos a La Feria del Caballo, la que por otro lado se sirve de un nutrido grupo de empresas para absorber los gastos de la publicidad (32). Con esto último estaríamos refiriéndonos y&, como se ha hecho alusión, a un fenómeno de masificación


de la tradición,en donde el espectáculo lucrativo arrastrarla al sustrato o fiesta franciscana tradicional. El aspecto Feria de la original festividad, es la porción que crecerla desmesuradamente y la que lmpondrla la dinámica en que habrla de desenvolverse el todo.

Esta parte, amerita repetirlo, pretende la transformación de toda la estructura festiva en una mercancla, al trastocar el uso social de la celebración en un mero objeto eflmero e Insustancial. Su acción conlleva la desactivación de toda aspiración organizativa profunda.

Margulis (1983) aborda tal problemática de la siguiente manera: "La cultura de masas implica un cambio cualitativo en la forma de creación de productos culturales: ya no son productos de la Interacción directa de grupos humanos. Una de sus caracterlstlcas principales es su poder de difusión - veloz y masiva - en contraste con las anteriores formas lentas y en general limitadas de difusión . Es justamente el asombroso poder de difusión el que otorga la facultad de crear formas culturales dominantes a grupos pequel'\os de especialistas...Los productos culturales fabricados de esta manera asumen la forma mercancla y participan de sus caracterlsticas: su valor de uso consistente principalmente en su aporte a la producción y reproducción del sistema" (33).

Por su parte Garcla Canclini (1982) recalca el hecho diciendo:"En las ciudades, la división entre las clases, otras relaciones familiares, el mayor desarrollo técnico y mercantil aplicado al ocio, la organización masiva de la comunicación social, crean una festividad distinta . A la mayoría de las fiestas se va individualmente, se hacen en fechas arbitrarías, y, cuando se adhiere al calendario eclesiástico, la estructura sigue una lógica mercantil que vuelve el motivo religioso un pretexto; en vez de la participación comunitaria, proponen un espectáculo para ser admirado" (34).

¿Y no tenemos acaso en la versión 1993 de la celebración la participación directa de la radio, la televisión y la prensa, quienes hablan de la hospffalidad hídalguense dispuesta en su fiesta patronal?.Difundirán (la Televisión concretamente) un promociona! compuesto de imágenes y música. Las imágenes exponen variados sitios del Estado, combinados con gráficos de otras experiencias festivas franciscanas pasadas, más un nuevo

logotipo, un rehilete de colores, que hace alusión a los vientos permanentes que actúan sobre la ciudad minera.


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Las imágenes se complementarán con un mensaje musicalizado y cantado que hace referencia a las bellezas y tradiciones históricas, que finalmente podrian leerse de la siguiente manera:

La Feria está en Pachuca/Pachuca está en Hidalgo = La feria es Hidalgo. La lectura del modelo permite reconocer una alta generalización de la identidad, interpretada como: una nacionalidad regional. Bajo esta lógica. la Feria serla tan sólo un elemento mas de las riquezas a disfrutar con que cuenta el estado de Hidalgo, ofrcldo mediante el moderno escaparate de la televisión.

En todo caso, el paradigma franciscano de fiesta alentarla desde la acción clerical, una pálida iniciativa de organización y convocatoria grupal, elementos que a toda fiesta popular impulsan (35).

Justo en este punto habría que optar por un acercamiento al espacio de lo denominado: celebración tradicional en razón de que ésta expresa matices socioculturales más dignos de tomar en cuenta que los que ofrece la feria comercial; una parafernalia folklorizada de costumbres o bien, una conversión a fiesta tlpica de ciertos procesos sociales, en donde se prepara un continente abigarrado de situaciones y objetos de contradictoria índole, pues puede encontrarse aquí, al deporte nacional (la charrería), peleas de gallos, actividades de un momento histórico del pals prácticamente obsoletas en el marco de las relaciones socioeconómicas reinantes y que precisamente por ello, su impulso y desempef)o son de suyo elitistas. La Feria del Caballo entrecruza entonces elementos del presente con elementos del pasado, inversamente a como se da en muchas celebraciones religiosas populares. esto es, agregar o incluir en el modelo moderno de la fiesta, aspectos tradicionale s que la hagan atractiva al turismo.

Ahí mismo también se dan cita, puestos de computadoras y telefonla celular junto a chucherías chinas, pizzas y comida chatarra. Aparece el high tec en el uso del rayo láser a modo de sofisticación del espectáculo. Se sumarán a este indigesto cuerpo, actividades deportivas y artfsticas del nivel TELEVISA, con lo cual se pretende cosmopolitizar la imagen de la ciudad. San Francisco según esta concepción, ha dejado de ser una fiesta pueblerina; ahora está en las pantallas televisivas multiplicándose infinitas veces, facilitando estar en la fiesta sin necesidad


de salir de casa, no obstante que su figura se absorbe en las estructuras de su adoratorio local y la plaza Independencia, lo mismo que en imágenes charras y equinas. Ahora San Francisco es hertziano, videoartista, internacional, flamenco, minero, citadino, cosmopolita, culto, culinario y deportista, pero callado, siempre callado , hierático, sin pueblo junto a la muchedumbre.

A pesar de que fa fiesta tradicional se mueve sin duda por influjo de la Feria del Caballo, podría afirmarse que cuenta con un esquema propio, cuyo contenido se desliza según pautas venidas tanto de la Iglesia, como del poder público y la sociedad civil.

El poder público llega al corazón de la celebración franciscana, esto es, a la celebración tradicional, mediante una nervadura sólida que emerge desde un Patronato especial para la Fiesta de San Francisco, una fórmula de representación eminentemente oficial en donde se alternan cargos y responsabilidades las autoridades estatales y municipales, tanto a un nivel ejecutivo como judicial.

En dicho Patronato se advierte aún la referencia al patronazgo venido del Conde de Regla, aunque su actual función persigue mucho más cosas que aquél. Sin embargo la ausencia del párroco y fa ritualidad de entregar las llaves del antiguo convento a las autoridades públicas -como en el siglo XVIII al Conde de Regla- en sef'tal de subalternidad al patronazgo otorgado por la orden, indica una postura contestataria y de desacuerdo a esa subordinación voluntariamente asumida en

otro tiempo al orden económico y no al poder del Estado. La situación deja entrever las relaciones actuales entre el Estado-Iglesia, que podrlan ser de tolerancia mutua, pero de defensa en ciertas posturas y espacios de actuación. Véase sino esta

actitud y la del gobernador ante la inauguración y

clausura del evento.

Como patrono de la Feria, el Patronato otorga financiamiento directo a la celebración tradicional a través de una instancia de gobierno - en la versión 1993 fue el Instituto de Desarrollo Cultural e Investigaciones Sociales y en la de 1991-1992, el Archivo General del Estado - quién habrá de encargarse de negociar con las autoridades eclesiales de San Francisco, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Ayuntamiento de Pachuca. los comerciantes, artesanos y artistas que participan.


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Se definen entonces, espacios, calendarios, horalios, contenidos de la celebraclón, tipos de promoción, apoyos a los participantes, etc. En el programa y su calendarización quedarán incluidas ciertas actividades clericales como son las eucaristías, rosarios y santificaciones.

La influencia clerical estará precisamente dada por el control y manejo de los asuntos propiamente sacramentales, cuya intención es que estos se extiendan a toda la fiesta en sr. El sacerdote en este caso será quien dirija en esencia, todos los ritos religiosos observados en la parroquia durante la celebración de la festividad. En realidad la Iglesia actuará como detentador exclusivo del imago mundi (Idea del mundo) que ella ha

concebido y difundido. Frente a cualquier

sospecha, la presencia y acción eclesial son la condición imprescindible de toda la fiesta, pese a su restringida temporalidad en el acto festivo.

La respuesta ciudadana frente a la celebración franciscana tradicional se rompe en dos: una que se vincula directamente al gusto por reproducir la tradición (población local) y, otra que participa aleatoriamente en el evento (población migrante) pero que finalmente la robustece en lo cuantitativo; su liga causada propiamente por una inercia social, puede llegar a construir lazos mas firmes de filiación cultural con la celebración, llenando huecos que la población nativa no alcanza a permear. En ambas respuestas, la ciudadanía se compromete tanto en lo mundano como en lo sagrado, aunque de algún modo, el primer plano obtiene mayor atención (la versión 1993 de la celebración mostró que la gente asistió sólo

masivamente a la eucaristía nocturna - 20:00 Hrs. - del día 4 de octubre, pese a que las actividades espirituales venlan desarrollándose desde el mes de septiembre). En si,es poca la gente organizada

que interviene en los aspectos rigurosamente religiosos de la festividad franciscana y estos, se

ocupan de algunos puntos neurálgicos del evento, como son: rosarios, retiros espirituales, procesiones ligadas a lo deportivo, misiones pastorales, ritos de pasaje .

Hay que señalar que existe entre el vecindario pachuq11ef'lo, una filiación notable con la fíesta tradicional (36), sin· embargo tal aprecio se dispersa en posturas individuales, pues no ha llegado convertirse aquello en un frente de acción común; subyacen evidentemente una serie de alternativas, que en determinado momento podrlan

impulsar la fiesta de otro modo.


El hecho de depender de fórmulas ajenas a toda iniciativa popular, le impide mue.has veces a la celebración tradicional activar la creatividad de los diversos sectores de la sociedad, especialmente en lo organizativo. Por ello, la verticalidad que se impone al orden de la fiesta ha originado un consentimiento condicionado por parte de la población hacia la estructura del Patronato (37).

Tal respuesta no a evolucionado hacia una impugnación més allá del desacuerdo con el cambio de áreas de la fiesta, los precios altos en los productos y la desorganización. Estas impugnaciones elementales no encuentran su correspondiente cultural (danzas, cantos, dichos, sentencias, teatro, etc.) que metafóricamente cuestionen al poder eclesial y público. Además en la mencionada celebración, no hay un recurso figurativo que narre algunos cambios ocurlidos en ella. Las mayores simbologlas las hace la Iglesia, y son expresas apologlas al catolicismo: los francisca nos modelos de evangelización, apuntarla una de sus mantas dentro del templo. Podrla aventurarse la hipótesis de que la fiesta tradicional es directamente concebida como producto para e/ pueblo, quien finalmente acepta la propuesta.

. /,,.

Un reconocido antropólogp-ffancés enfatizarla

el asunto de la siguientvmane.rá: "El poder de dominación se compon·e básjéamente de dos

elementos indisolubles: la{ violencia y el

consentimiento. De los dos ;componentes ... la fuerza más intensa no es la violencia de los dominantes, sino el consentimiento de los dominados a la dominación. La razón del consentimiento se encuentra en el hecho de que, toda sociedad contiene intereses comunes o particulares opuestos y compuestos cotidianamente" (38).

Sí vemos a la Fiesta Tradicional en su propia dinámica, tenemos que consume un tiempo­ espacío totalmente diferente al ocupado por la Feria Comercial o Feria del Caballo (que en 1993 tal caractenzación quedó impllcita en el nuevo logotipo: Feria Internacional de San Francisco, Pachuca '93) amén de realizar algunas acciones profundamente opuestas a esta última.

En realidad este evento estructurador de toda la celebración observa tres claros niveles de participación en su unidad: los comerciantes (muchos de los cuales participan además en la Feria Comercial al igual que el público que aqul aparece). el público asistente y la acción eclesial. De esta manera se promueve un espacio y


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momento para el consumo de lo sacramental, la diversión, la interacción social y la práctica comercial. El primero marcará una diferencia rotunda entre la Feria Tradicional y la Comercial , cuyo metabolismo está preparado más bien para la catarsis en si misma.

Ahora bien, la producción de bienes sagrados está dada por el sacerdote (elemento del clero secular) y la feligresla organizada de la parroquia, quienes utilizan especialmente la fiesta del cuatro de octubre para promover un vinculo mayor entre parroquia y vecindario de la jurisdicción parroquial.

Por ello, meses antes, la Tercera Orden Franciscana Seglar asl corno los grupos pertenecientes a la Dinámica Franciscana se ponen de acuerdo para su participación en las acciones a realizar en este respecto, bajo la coordinación y supervisión del sacerdote encargado del templo. Por estas caracter!sticas la celebración del mes de octubre se puede considerar esencialmente franciscana, pues alude e involucra a los franciscanos sin órdenes sacramentales que habitan en la ciudad y quienes finalmente, toman ta fiesta como suya.

Al término de la definición de acciones, cada miembro de ambos sectores organizados tendrá una tarea especifica, especialmente aquellos pertenecientes a la Dinámica Franciscana. El resultado será entonces la empresa llamada: Corona Franciscana, cuyas actividades públicas inician a finales del mes de septiembre. Esta estrategia eclesial es particularmente importante, ya que incentiva de algún modo la fe popular entre los diversos barrios de la ciudad.

Pero, antes que esta fase ocurra, la Corona Franciscana tiene que prepararse espiritualmente tanto en Tulancingo como en Pachuca, pues el grupo que representa al primer asentamiento habrá de completar una parte Importante de las acciones emprendidas en la ciudad capital. Por esta causa se efectúan rosarios y santificaciones, sin las cuales es imposible lograr los efectos que se persiguen.

Resuelto el requisito santificante, se envían pequel'ios cuadros de la imagen de Asís, dos semanas antes del aniversario del santo, a las zonas urbanas consideradas por la parroquia como la feligresfa franciscana, a través de los responsables de la figura orgánica: los coordinadores del subsector, quienes durante este periodo procurarán que dicha imagen sea recibida


y ensalzada por un vecino de las diversas calles de los barrios cada dia de la semana.

Estas personas recibirán la imagen y a su vez, invitarán a sus familiares y vecinos a los actos devocionales que este considere pertinentes, aunque aquellos deben cef'iirse a lo propuesto por el coordinador del subsector, que por otro lado, se subordina a la norma eclesial Instruida por el sacerdote.

De cualquier manera, resulta que ocasionalmente los índMduos o familias que reciben al santo recrean ciertas fórmulas personales de fe, rompiendo en cierto momento el compromiso adquirido con el coordinador del subsector pues se decide llevar la imagen fuera de las áreas determinadas por la parroquia, dándose el caso que ésta puede perderlas, en tanto el vecindario las toma como suyas. Tal suceso es inmediatamente descalificado y condenado al oprobio de lo idolátrico.

Cuando el anterior procedimiento resulta normal,previo aviso de dos dlas a los vecinos, la imagen se lleva a entregar a eso de las 17:00 hrs. y en su trayecto se reza un rosario y se le cantan alabanzas. A su llegada al domicilio correspondiente, el coordinador del subsector

agradece el recibimiento y ofrece la gracia y bendición del santo a ese hogar. Entonces la imagen entra al recinto y es colocada en un altar provisto de flores y veladora. pasando enseguida a los rosarios o rezos. Las limosnas que eventualmente llegan a juntar tales imágenes son entregadas en su momento a la parroquia. Al día siguiente por la tarde se recoge al santo, previo rosario, y nuevamente se reinician los pasos anteriores.

Paralelamente a estas acciones, la organización creada por la parroquia lleva a cabo tareas en sus instalaciones, tareas que se relacionan con actos sacramentales (rosarios, carrera del fuego-Dios y otorgamiento de reconocimientos a los nuevos elementos de la

Orden Franciscana Seg/al) y doctrinales. Todo en

conjunto se lleva adelante, merced la pérdida de terreno denotada en la fe católica local, intuida algunas veces como falta de espiritualidad entre la población pachuquei'a (39).

En este caso la parroquia reconoce inminente la promoción de la fe católica, que sin duda está siendo mermada por el... "avance de las sectas protestantes• (40). Tal crisis en el catolicismo


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existe, según análisis, por un estancamiento en el crecimiento de la Iglesia Católica con relación al crecimiento poblacional, de tal manera que los otros cultos han dado grandes tajos a la grey católica (41).

Estas últimas aprec1ac1ones conducen a Indicamos que la Fiesta Tradidonal franciscana, es necesariamente un acto proselitista del catolicismo, asf como una afirmación de su estructura jerárquica del poder, pues es la parroquia y sus autoridades quienes dictan la forma en que se debe desarrollar la fe entre los barrios (42). Aquf también cabe la relación asimétrica entre actuales franciscanos y dirección diocesana que mantiene el sacerdote. Los franciscanos pachuquef'\os habrían de quedar finalmente subordinados al clero secular, y su

intervención en su tiesta limitada de por sf. Debe ver.oe que et clero secular finalmente maneja símbolos pertenecientes al clero regular, como es el caso de la propia figura de San Francisco.

De hecho el momento correspondiente al aniveraatio del santo, transparenta una imagen de su poder aún más rígida con la figura del obispo, de tal manera que el todo ahf reunido forma la ecuación siguiente: obispo = diocesano+ activistas laicos de la fe + orden franciscana seglar + feligresía de la ciudad. Fórmula que se modifica mlnlmamente con la presencia del Estado o poder público, ya que este substituye brevemente la figura del obispo, aunque su influencia se da en otro sentido gracias al papel que tiene como patrono de la fiesta; alianza con la Iglesia negada por San Francisco al pueblo de Pachuca. Y esto es lóglco en virtud de que el mito habla que este santo prefirió una relación Instrumental {ver caprtulo 1) con el poder económico, más tarde cedida al poder político, de tal manera que el pueblo habrla de quedar permanentemente en el ntvel de sujeto y no en el de dirigente-aliado de la festividad, en la cual podría proyectar sus Impresiones y aspiraciones sobre la vida (43).

San Francisco se convertirla por propia voluntad en un emblema de los grupos dominantes de la ciudad, en contradicción con sus virtudes que lo tlgarlan a Dios l.e. la pobreza. Esta extraf\a transmutación del otorgamiento de los favores dMnos (pues por lo regular recaen en agregados mayores y cuya ubicación en el orden social es la subalternidad económica y cultural)motiva una relación de orden simétrico en donde ambos elementos se rigen como patronos: San Francisco de la clase política, y la clase polftica y sus aliados


econ6mico-ideológlcos de la fiesta.

Pero el público llega a consumir evidentemente parte de la producción sacramental preparada por la Iglesia, especialmente en el momento de las misas. En estos actos se invita a reflexionar sobre el sentido de la vida, presentando como alternativas o manera de ejemplo, la propuesta franciscana {propuesta idl1ica que choca con su proceder en Pachuca). Finalmente se reciben abso1uciones, bendiciones-purificaclones y ungimientos santificantes. En un porcentaje apenas notorio, se pagan mandas con relación a una gracia recibida. Estos actos son tolerados por la Iglesia, aunque no plenamente aceptados; de cualquier manera aquellos sirven de justificante a las iniciativas eclesiales vertidas en su ministerio. Son en su entendimiento, la postura conciliatoria que Ja Iglesia dispensa a los actos idolátricos de su grey, hechos ordinariamente por falta de Información, que no de mala fe, arguye.

Eventualmente, es posible que este consumo de bienes sacramentales sea. llevado a casa, gracias a la Imagen que se ha llevado a bendecir (llama la atención que algunas personas acuden a misa en los contados dfas- cuatro o cinco - de la Resta Tradlclonal con un nicho o estampa que no necesariamente es San Francisco, sino por ejemplo la virgen de los Angeles o de San Juan).

Cabe destacar que en todos los actos de estos días, no cabe alguna procesión o recorrido con la imagen de Asfs.¿ Elfervor ecleslal y del vecindario no llega atanto o tienen prohibido hacerlo aún con las nuevas relaciones entre la Iglesia y el Estado? (44). Esto no lo sabemos, pero lo que si es evidente es que tal situación no permite ningún congraciamiento con el santo mediante esta estrategia de fe popular. Pues el hecho de ensalzar públicamente a un santo, acerca a la gente a su gracia, máxime si se tiene la suerte de cargarlo. Cabe aclarar que no slempre se pretende exaltar al santo mediante una procesión, en estas ocasiones se utilizan como medidas de presión en contra de aquél, quien a veces desatiende su

compromiso patronal con el pueblo (45). Los santos no cuentan, por ningún motivo, de plena

inmunidad por ser lo que son, pueden ser interpelados y ciertamente juzgados por sus incumplimientos u omisiones en sus obligaciones. Por lo visto san Francisco nunca es interpelado de esta manera.Quizá por el control eclesial existente en la celebración.

Pero el pueblo de Pachuca no sólo consume


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productos trascendentales (pocos en realidad, pues virtualmente son aprovechados por los activistas laicos de la fe católica ligados al proyecto parroquial), también y sobre todo, lo hace con relación a ciertos productos que satisfacen la vida familiar: platos, jarros, cobijas, pan, a la vez que aquellos que solamente recrean el espíritu como el baile, fuegos artificiales, música, exposiciones. Se consume desde luego, elementos o momentos que avivan lo sensorial y lúdicos: juegos mecánicos y antojitos, sin que pase desapercibida la interacción social (flirteos, plática informal, encuentro casual. etc.) que la dinámica del orden social obstruye cada vez más.

Sin embargo este cuadro festiVo pendula criticamente, pues detrás asoma el conflicto. Los comerciantes en este caso, internamente tendrán pugnas, a la vez que con el municipio y los vecinos de los alrededores del exconvento. El público se contrapunteará con los comerciantes merced lo arbitrario en los precios. Otro tanto harán los

artesanos pues consideran poco el apoyo por parte de las autoridades y la incomprensión del pueblo.

De este modo cada asociación de comerciantes buscará mejores ventajas a la venta de sus productos, para lo cual utilizará muchas veces recursos fuera de las normas establecidas por el municipio, quien finalmente administrará los espacios para el comercio y la diversión, fijando las cuotas correspondientes según la cantidad y tipo de producto (se toma en cuenta aqul a los juegos mecánicos). LaIglesia en este caso queda fuera de toda participación económica por cuotas en las ventas, salvo lo que en el atrio logran algunas personas allegadas a la parroquia por esta vra.

Habrá que establecer que los comerciantes no forman de ningún modo, un grupo homogéneo pues los hay independientes a toda organización y éstas, difieren en fuerza negociadora ante las autoridades. El grupo asl conformado aglutina comerciantes ocasionales y en pequef\ o a la vez que grandes empresarios, de tal modo que las

expectativas ahl dispuestas resultan necesariamente distintas y hasta opuestas. Además los comerciantes se diferencian entre

foráneos y locales. De los primeros su origen estará en Puebla, Tlaxcala y Míchoacán. Comerciantes que de algún modo, fincan su negocio en rutas trazadas por las propias fiestas religiosas, casi siempre acompal'lados de los responsables de los juegos mecánicos. Los comerciantes locales, salvo contadas participaciones (Zacualtipán, Tlahuelompa y Real


del Monte para el aniversario 1993) representarán mayormente a Pachuca, no obstante, la variedad de utensilios ofrecidos resulta notoriamente reducido frente al producto fueref\o.

Pero es también seguro que muchos de los alfarerns, vendedores de pan y ropa que visitan a Pachuca en esta fecha, sean sólo intermediarios, individuos ajenos a la producción del producto que ofertan, desligando al productor directo de los mercados regionales, estableciendo asl, un incremento al valor real de las mercanclas. Se vuelve ilusoria, por otro lado, la idea de que se

compra un producto de alto valor artesanal, dado que el intennediarismo estimula un tanto, el aumento en la fabricación de mercancías en detrimento de Ja calidad, pero en beneficio de la ganancia. La Fiesta Tradicional, responde de algún modo, a un mecanismo de exacción aplicado a la ciudadanla,ejercido bajo la premisa del fomento a la tradición, en donde participan como elementos estructurantes fundamentales: el gobierno municipal, los comerciantes y el público asistente.

La fiesta según el caso, pone de manifiesto la alteridad del orden social existente en Pachuca, además, la propia manera en que se consume convalida tal circunstancia. Bien puede decirse que

la celebración vista asl, se transforma claramente en una tremenda fuerza que impulsa la circulación de los múltiples recursos de ciertos sectores sociales, principalmente los regionales, capitalizando a otros grupos quienes gratifican por ello al Estado.

Pero la fiesta además, facilita el consumo de bienes culturales en la medida que el exconvento se llena de actividades de esta naturaleza: exposiciones, eventos artísticos, charlas, recorridos por sus Instalaciones. En realidad estas actividades, aunque no riñen del todo con el sentimiento popular de fe. no apoyan (por su origen y uso social) el acercamiento a la gracia

divina, son más bien productos para la recreación o la contemplación y no para la reverencia y fortalecimiento de la relación santo/pueblo (que en todo caso está prácticamente difuminada). Su presencia no dinamiza a la cultura popular en virtud de que no se presenta grupo social alguno

que los utilice para tal fin. De cualquier manera éstos están ahí, susceptibles de incorporarse a algún sistema de representación de la realidad social.

Este momento expone otro plano contradictorio de Ja festividad, pues aparece una producción


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cultural más ligada a lo popular (la música de allento, el trabajo de algunos artesanos y artistas callejeros) junto a la cultura culta. El marco que ambas fórmulas recrean, remite nuevamente a la estructura social, cuyas diferencias internas son bastante significativas, pues el consumo de cada una de estas expresiones será selectivo. La pñmera es más espontánea en su ejercicio, no asi la otra que requiere de una planeación y sus abstracciones de la realidad pertenecen a un modelo estrictamente urbano o individualista.

No obstante tal situación socioeconómica y cultural enraizada en la festividad tradicional franciscana, llega el momento en que parece disolverse toda contradicción y diferencia social existente. Pues en ella vemos confluir gentes politica o económicamente importantes, lo mismo que a cualquier hijo de vecino: obreros, empleados, domésticas, estudiantes, choferes, etc. Todos congregados en una aparente armonía facilitada por el santo: hermanados como buenos pachuqueños y además hidalguenses, todos, disfrutando de nuestra tradición.

En realidad esta inversión ideológica provocada por una observación superficial de la fiesta o bien difundida por el poder público, trata de obscurecer la dimensión en donde la celebración exhibe contrariamente, aquellas diferencias socioeconómicas que prevalecen en la ciudad. Es claro que salario y capital comparten momentos culturales comunes, mismos que indudablemente son asumidos de manera asimétrica, de acuerdo al poder adquisitivo de cada sector representado en los individuos ahí reunidos, que en este caso estarlan determinados más por lo cuantitativo que por lo cualitativo, inversamente a lo sucedido en !a Feria del Caballo, es decir, en las grandes instalaciones a un lado de la plaza de toros "Vicente Segura , al sur de la ciudad. Aqul lo importante es ver qué cantidad es la que se consume, dado el producto que se ofrece, aunque

esto es también en cierto modo relativo, en función

de las caracterlsticas del mismo: tacos por ejemplo.

La fiesta franciscana, según estas peculiaridades , llega a describir la realidad sociopolitica existente, disolviendo el sentido abstracto de pachuquelfo en una serie de identidades económicas y sociales diversas y opuestas: pachuqueno asalariado, subempleado, desempleado , funcionario, propietario de comercios, etc. La fiesta asf, nos- habla de lo

económico, lo político, lo social, esto es, que lo


cultural nos remite a los otros órdenes de la realidad, reconociendo entonces en ella una estrecha vinculación interna.

Por último, nos parece importante puntualizar un aspecto particular de la celebración: el divertimiento. Tenemos que decir que quizá en el momento de la catarsis propiamente festiva, al final del discurso rel gioso y la unción colectiva, los diferentes sectores logren brevemente intervenir más en la celebración . Ellos serán al ffn quienes marquen el paso del evento, pues bailarán a su modo, gritarán y utilizarán el espacio un poco de acuerdo a sus necesidades como grupo. Efímeramente se dramatizará entonces el sentido jocoso de la vida, sin la interpelación férrea de las estructuras religiosas o del Estado, no obstante habrán de contenerse un tanto por la dictadura del clima, elemento activamente participativo en la celebración. Naturalmente habrá normas públicas previamente acordadas que tendrán que acatarse, y por ello, se cef\irán los ánimos del grupo, o más bienlos grupos sociales ahí reunidos, quienes por su lado impondrán normas de participación de acuerdo a su particular concepción de la fiesta y diferencias culturales. En el último de los casos, el heterogéneo grupo social congregado en la fiesta de San Francisco consume sólo en una buena porción, disipación de lo cotidiano en un acto por demás ajeno a sus aspíraciones específicas, delegadas en todo caso, a la burocracia de la ciudad.

CONCLUSIONES

Como actos socioculturales, las fiestas religiosas populares se instituyen en momentos excepcionales que nos permiten ver el orden de una sociedad. La festividad franciscana en Pachuca no es ajena a esta premisa, pese a ciertas caracterlsticas que la hacen particularmente susceptible al carácter popular. Asf, como todo evento verdaderamente festivo cuenta con innumerables atractivos, especialmente con aquellos relativos a los placeres: comida, bebida, baile, gusto lúdico; todos ellos naturalmente necesarios en un momento, a modo de liberación de las tensiones sociales: laborales y familiares.

La aventura emprendida para conocer los elementos configurativos de la celebración franciscana habría de reparar en un conjunto de sorprendentes situaciones, que, digámoslo asl, motivarian su comprensión. Al principio la fiesta de


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San Francisco vendrfa a k:lentfficarse con un hecho grandioso y esperado, pues se afirmaba, se festejaba al patrono de Pachuca y era

profundamente tradicional, en virtud de los rasgos coloniales aún tenuemente Implicados.

Con esta argumentación en r1stre se procedió e la tarea de encontrar la historia mftlca-sobrenatural del santo en relaclón con el asentamiento. Nada más Infructuoso, pues ninguna persona o documento aclaraban tal punto.Toda Información relativa al tema se constref'lfa a un raro milagro que volvfa más rica a una persona (Don Pedro Romero de Terreros). Por otro lado, la poca Información histórica trabajada ponla en entredicho el mencionado patronazgo, en la medida en que Pachuca tenla como representante eclesial a la virgen de la Asunción de los Angeles.

La aparente contradicción se resolvla con la Indicación de algunas personas, quienes decían que esta fiesta era patronal por Iniciativa del pueblo. Veríamos entonces con cierto detenimiento la situación relacional entre pueblo e Imagen, cuyos resultados fueron desgraciadamente negativos, ya que el vecindario se colocaba en un espacio periférico de la organización festiva, a la vez que desarticulado de una poslble fuerza sacramental del santo. Tendrfa sólo como prioridad, anilT)ar el acto con su presencia. Los promotores principales del aniversario franciscano serian contrariamente, la Iglesia y las autoridades estatales. La primera lo utlllzarla como foro proselitista y terreno de lucha Ideológica contra las otras Iglesias, condicionando aún la Incipiente fe fomentada en los barrios hasta hacerla oficial o apegada a la norma, a modo de que ésta no tome estatura y cierta autonomía y, se pierdan por ello recursos económicos. El segundo lo vería como la oportunidad de montar un gran tianguis y la promotorla de la cultura de masas, manipulando el hecho mediante las es1rateglas del nacionalismo y la Identidad regional.

Habrfemos de reconocer , frente a este cuadro, que el santo de Asls era en realidad el patrono de

las autoridades estatales y municipales, y por extensión delos comerciantes, pues bajo su tutele podfa reir cada ano, sin que aquellos personajes cuestionaran su poder celestial. Pues San Francisco resultaría un santo bastante Inexpresivo en eso de favores colectivos; serla bastante cuestionable su desempeno o eficacia dMna. Todo

lo de él estarla en la historia y el papel.

Pachuca tendré que aceptar después de estas


oplnlones1 que San Francisco y la mayorfa de los otros santos no son un verdadero patrono de la ciudad (aunque hay candidatos a ello como bien podrla ser la virgen de Guadalupe o el Cristo del Cerezo) toda vez que aquellos no han dado muestra de selección sacramental sobre la sociedad pachuquena . El carácter pragmático de la fe popular está del todo ausente en relación con

San Francisco, precisamente por aquella inexpresividad o Indiferencia hacía el pueblo, que lo visita cada ano pese a las llmltaclones instrumentales con que se acerca e él.

Como consecuencia de lo anterior, la fiesta franciscana sólo puede adquirir hoy dla el status de trsdiclonal, es decir, en tanto evento con

Influencia colonial y en cuanto responde a cierta fuerza de la costumbre, més que a una relación de fe profunda permanentemente fortalecida. Pero también es tradlcfonal, en la medida en que esta expresión sociocultural se adhiere desde hace

centuria y cuarto a una dinámica oficial (estructura

del Estado) que procura reconstituir anualmente un slmbolo ldeológlco homologante, esto es, una vtslón nadonallsta de la cultura, propia de la clase polltlca, en donde se alude a nosotros: los hidalguenses/pachuquenos, como una unidad sodohlstórica uniforme, siendo en la realidad todo lo contrario.

En esta medida le festividad franciscana no puede ser popular pues hace falta el pueblo en su organización y beneficio. ¿Qué serla más correcto decir en este caso donde existe una celebración en

cierto modo representativa: pueblo sin patrono o patrono sin pueblo? Posiblemente ambas propuestas sean válidas en razón de la lógica que aqul se ha venido exponiendo con relación a la religiosidad popular. Otra cuestión Importante relativa al fenómeno serla: ¿recogerfan la fiesta los habitantes de Pachuca si el municipio, gobierno federal e Iglesia se desatendieran de ella? Interesante serla averiguarlo.

Una recomendación final pudiera hacerse en este tono:si San Francisco no demuestra voluntad por el pueblo ¿por qué éste no concentra su atención en el Cristo del Cerezo o en la virgen de Guadalupe en la medida en que ambos si han patentizado su poder divino en la sociedad en otros var1ados momentos? (slglo XVI l.e.). Bien valdría la pena que la gente se organizara a su alrededor esperando lograr una verdadera alternativa popular de fe, pese al acecho de los grupos dominantes y sus proyectos folklorlzantes de la producción cultural. O en otro ceso, fomentar y


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fortalecer algunos patronazgos barriales que hacen consistente un proyecto de fe popular alternativo , como bien podrfa ser la virgen de Santa Julia, la virgen de San Juan,San José, San Judas Tadeo;todos estos santos verdaderamente celebrados por iniciativa de la organiZación barrial , que busca de alguna manera articular el mundo dMno a la vida de los hombres, amén de forjar una diferencia espacial dentro de la ciudad o identidad

local.

RE FERENClAS

1. Se dice que la idea de dramatizar la Pasión de Cristo en Cubitos nació a instancias de una visita de su original organizador, al pueblo de lztapalapa D.F. Sol de Hidalgo 1O de abril 1993 p. 2. Como dato anexo tenemos que la Semana Santa iztapalapence lleva para este ciclo, 150 a1'os de representaciones ininterrumpidas que le hacen ser una de las

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Barcelona . Editorial Península. 1978: 137

31. Sol de Hidalgo. Pachuca,Hgo. 1 de octubre 1991: 1: lb. 2 de octubre 1991: 1; lb. 3 septiembre 1992: 1-2.

32. lb. 1de octubre 1988:5; lb. 28 de septiembre 1990: 1O; Jb. 3 de octubre 1990: 4; lb. 5 de octubre 1990:4; lb. 3 de octubrei991: 4 y 6; lb. 18 de octubre 1993: 6; lb. 7 de octubre 1993: 2-3 .

33. Margulis, Mario. "La Cultura Popular" en: La Cultura Popular. México. Editorial Premia. 1983: 43.

34. García Canclini, N.Las Culturas Populares en el Capitalismo. México. Editorial Nueva Imagen. 1982: 163-165.

35. De León, l. lb: 43.

36. Sol de Hidalgo. Pachuca, Hgo. 1 de octubre 1988: 3; lb. 2 de octubre 1988: 3; lb. 8 de octubre 1988: 3;lb. 28 de septiembre 1990: 3; lb. 5 de octubre 1990: 3.

37. El llamado Patronato de la Feria de San Francisco (que en 1993 se denominó Patronato de la Feria Internacional San Francisco 1993) consta de un organismo cuya cabeza la compone un presidente, un vicepresidente , un coordinador general, un secretario, un tesorero y un comisario. Esta diligencia descarga responsabilidades en los coordinadores, quienes a su vez establecen comisiones. En elcaso del evento franciscano


ex1ste un coordinador de cultura que define cuatro comisiones, dentro de ellas la denominada: Comisión de Feria del Atrio, quien se hará cargo de... "Disef'tar la estructura de la Feria Tradicional a realizarse en el atrio del pueblo de San Francisco" (Documento : Instalación del Patronato de la Feria Internacional de San Francisco, Gobierno del Estado de Hidalgo. Pachuca 1993: 50).

38. Godelier , M. "Infraestructuras, Sociedades, Historia". Cuícuilco # 1. México. Comité de Publicaciones de la Escuela Nacional de Antropologla e Historia. 1980: 1O.

39. Esta impresión fue manifestada por una persona que realiza tareas doctrinales en coordinación con la parroquia franciscana .

40. Parte de las recomendaciones que haria el sacerdote de San Francisco en misa de las 12:00 Hrs.del dia 4 de octubre de 1993. Estas mismas ideas fueron expuestas por el sacerdote de la Asunción en el aniversario de

la virgen, quien habría de agregar además que aquellos grupos son los verdaderos idólatras y no la iglesia católica.

41. Manuel Carrillo P. Jerarquía católica mexicana" en revista: Este Pafs # 3 junio 1991:

14. Otro tanto dirá el artículo de José Cabrera:

•La Iglesia que verá el Papa" en: Sol de Hidalgo. Pachuca, Hgo. 23 de junio 1993: 1 y

4.

42. Pues además promueven el respeto hacia las imágenes del Sagrado Corazón y la virgen de San Juan, como con San Francisco.

43. . Lara, C. B "Simbolismo y Ritual: La Semana Santa en San Juan Ahuacatlán" en: Ciucuilco

#20. México. Comité de Publicaciones de la Escuela Nacional de Antropo logía. 1988: 52- 62.

44. Estas nuevas condiciones son ya manifiestas, pués en el altar franciscano, en este aniversario 1993, fueron colocadas a ambos

extremos del altar sendas banderas: la del Vaticano y la de de la República Mexicana.

45. Garcla Canclini, /b:169-170.


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APÉNDICE

La Risa de San Francisco

La Fiesta Tradicional franciscana in1c1a su circunnavegación, con lainstalación (días antes de la fecha del aniversario) de la vendimia y las diversiones mecánicas en los alrededores del exconvento, así como con la colocación del adorno en el atrio de la iglesia. Cabe hacer notar que el portal de la parroquia no habría de llevar adorno especial alguno, como en el caso de la iglesia de la Asunción, que lució en su aniversario un regio adorno de flores blancas. rojas y amarillas.

De esta forma, el comercio y los juegos mecánicos serán los elementos convocantes a la celebración y mediante altavoces, luces brillantes, trepitar de motores y música, irán modelando la atmósfera festiva, de regocijo y jolgorio. Por ellos, el vecindario ubicará gradualmente el suceso que se aproxima, preparándose de algún modo a participar en él. Ahi, en ese espacio, especialmente en las tardes y la temprana noche, el paseo se verá más grato pues se podrá consumir alguna golosina o intentar someter al azar y vencer el vértigo de las sillas voladoras o bien al de la rueda de la forluna.

En principio pues. la celebración tradicional será puro divertimiento y cultivación del espíritu, esto último, mediante exposiciones, pláticas, obras de teatro y musicales en el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Lo que se considera como

Intimo aspecto reverencial vendrá después, en el día correspondiente al aniversario (4 de octubre). ya que en sus albores se pretende agradar al santo con música y canto, acto conocido como las maflanfl'as. y que en la mayoría de las celebraciones religiosas populares se lleva a cabo.

En 1993 la responsable de dirigir el momento musical fue la soprano Susana Ramírez, dado que en los últimos afies el cantante hldalguense Humberto Cravioto representaba este papel. Después del concierto, \os vecinos de la ciudad que soportaron el trio del amanecer, fueron recibidos por el sacerdote a fin de iniciar la primera

eucaristía del aniversario, una de las cuatro programadas (07:00 hrs.; 08:00 hrs.; 12:00 hrs. y 20:00 hrs.). La misa de las 07:00 hrs. casi llenó la parroquia, se calculó que la asistencia fue de unos

450 feligreses a grosso modo. El conjunto se componía en su mayoría de adultos y ancianos. quienes no llevaban ningún exvoto u ofrenda particular en honor del santo; pese a todo,


mostraban respeto y atención al momento del ritual.

Conclusa la importante actuación religiosa, algunos asistentes a la misa tomaron atole, café y tamales al compás de la música de aliento de la banda de los Aventureros en el área del atrio. Se pasó en seguida a la segunda eucaristla de la maf'lana ya con menos asistencia, dedicada en este caso, alos equipos deportivos de la parroquia. Paralelo al segundo acto litúrgico, la música serrana seguirla alegrando en el atrio, pese al fuerte frío matutino. El tole, café y tamales fueron en realidad insuficientes para los asisitentes al área de la parroquia; rápidamente dispusieron de ellos los músculos estomacales y los jugos gástricos de la concurrencia. Iniciaba en sincronía con el rital religioso, el comercio, que en perezoso movimiento planteaba un juego pendular entre lo sagrado y lo profano. Por ello, fue subiendo el rumor de la vendimia: fritura de harina y masa de maíz rellena de frijol , salsa sazonada, y el altoparlante gangoso como gran boca en el aire, golpeando martillo y yunque para ofertar platos o cabijas.

Por el costado derecho de la iglesia, cuerpos de papel hinchados de aire caliente harían de efímeras claraboyas celestes. Todo empesarla a compaginarse; los ritmos de los distintos elementos componentes de /a fiesta tradícíonal, poco a poco, se coordinarían, especialmente aquellos considerados como profanos. Este espacio alteraría su ritmo un tanto, con la participación, a intervalos, de la acción sagrada llevada a cabo mediante las misas. El juego pendular fue de cualquier forma, el estado natural de la celebración durante el día, que alcanzó un momento supremo al filo del atardecer, cuando la misa del obispo estuvo a punto de empezar y la gente se arremolinó en el talio, calles de la vendimia y el jardín Colón, frente a la parroquia. En estos sitios el vecindario pachuquef'io formarla un fluido incesante de voluntades que pretendía capturar toda la esencia de la celebración. lria de aquí para allá, comprando, observando y midiendo su surte.

Los que alcanzaron en su momento a entrar al templo, fueron privilegiados en tanto se protegieron de las rachitas de frío y además, escucharon las palabras de aliento del Sr. obispo, asf como la develación de algunos misterios de la celebración franciscana. Los de afuera, unos por el meritito gusto de participar de la catársís - la mayoría - y otros por falta de espacio en el templo,


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febriles semiescucharon las palabras de! obispo a través de bocinas colocadas en el atrio, que competlan con aquellas, que con voz distoraionada ,trataban de convencer alpúblico de

lo económico de su producto. Trabajosamente se movieron por el atrio, el jardln Colón,las calles de Arista e Hidalgo, hasta el parque del mismo nombre,sufriendo y gozando la estridencia de los juegos mecánicos, las luces y su música, el

encuentro con los amigos, familiares y vecinos. Jóvenes, niHos, adultos y ancianos, sin distinción de género, llegaron ha mezclarse en un tiempo­ espacio caracterizado por la fusión de la alegría y la creencia. Esperaban la quema de los fuegos artificiales y la música que obligara al cuerpo a bailar. Ya era entrada la noche y el delgado hilo de la fe estaba a punto de romperse, pues una vez finalizada fas más sagrada de las eucaristías del dla - la oficiada por el obispo - se darla paso a la plena y pura pasión de vivir,que de algún modo se venia trazando desde temprana hora. El ramalazo de la vida se dejó venir; concluso el discurso religioso y santificados los presentes y no presentes, los estallidos luminosos crearían

nuevas vias lácteas, sobrepuestas al espacio infinito , empero, eflmeras , demasiado efímeras para soñar con ellas.

Y de pontro brotó la música, los ritmos populares de moda: ranchicumbia y tecnobolero llorón rasgaron la penumbra. De la noche de satín. el techado y la guitarra eléctricos dieron pie a que la parte percutiva marcara el compás. Y ahf, de espaldas al templo y al propio San Francisco, los seguidores de e/ectricXipe dirigieron cientos de watts a las tropas de eustaquio del respetable, que dando airado desplante a la timidez, soltaron las amarras del beat corporal;del cual los pies fueron timón. El culto a lo humano habrfa de Iniciar, pues de lo sagrado en este caso se rearmarla lo abominable : lo profano. A sacudir las penas, la

pobreza . A girar y a brincar, a poner a platicar los

cuerpos . A buscar hilos de entendimiento con las miradas, con el lenguaje de los gestos, de los ademanes, del pasito acá. El exconvento de San Francisco abrfa nuevamente la dimensión del culto al hombre, a sus energfa internas, a sus hambres de si mismo. La navegación del cuerpo fue en realidad corta,sólo por las costas cercanas de la joven noche, pues la obligación de los deberes familiares del siguiente dla apremiarían majaderos a los gozosos danzarines y divertidos observadores. Lentamente se despobló la calle­ pist:a de baile y las luces de algunos negocios, intermitentes, corrieron irremediablemente la cortina de la obscuridad y al fin, el gran dia de la


celebración .

Los actos del posterior dla y que cerrarían el periplo de la festividad fradícional, sólo fueron meros trámites oficiales parcialmente atendidos, dado el vacfo del representante del patronazgo público de la celebración: el C. Gobernador de la entidad. Con ello y su también ausencia en la inauguración, el evento festivo se desembarazó de un grado de oficialidad que le hacfa muy rígido, pero también por esto, perdió la formalidad que el ejecutivo le ofrecía y que de algún modo le validaba .