OTOMIES Y NAHUAS EN LAS DOCTRINAS AGUSTINAS
OE LA SIERRA ALTA DURANTE EL SIGLO XVI
Víctor M. Ballesteros García
Centro de Investigación sobre el Estado de Hidalgo, Universidad Autónoma de Hidalgo Abasolo # 600, CP 42000, Pachuca Hi dalgo
RESUMEN
La evangelización de la Huasteca y Sierra Alta del Estado de Hidalgo estuvo en manos de la orden de San Agustín , quienes adoctrinaron y culturizaron a los indígenas otomies y nahuas de la región.
Muchas de las costumbres que los frailes implantaron en estas comunidades, han permanecido desde el siglo XVI hasta nuestros días. Este estudio muestra la supervivencia de antiguos ritos establecidos por los agustinos en estos pueblos.
ABSTRACT
The order of Saint Agustin brought the Gospel to the indíans of la Huasteca an Sierra Alta, in the mexican state of Hidalgo. The Gospel wal also a way to give to the indians cultural patterns of the hispanic civilization.
Many of the habits introduced by the friars in these communities survive since the sixteenth century till our days. The current research shows how ancient ri es established by the Agustinians. survive still among the otomies and nahuas indians in our time.
INTROOUCCION
No es sencillo hacer la reconstrucción de la vida cotidiana de un grupo social a más de cuatro siglos y medio de distancia y además en el momento en que se encontraba en proceso de cambio. Ese es el caso de los otomíes y nahuas que vivieron en las doctrinas agustinas a partir de la cuarta década del siglo XVI. Para encaminar nuestro intento comenzaremos por indicar los límites espaciales y las fuentes en que nos hemos de apoyar, asr como el método de análisis.
A partir de 1536 los agustinos dirigieron sus misiones hacia la región central del actual Estado de Hidalgo, comenzaron a predicar en las planicies de Atotonilco el Grande y la escarpada Sierra Alta y luego por las llanuras del Mezquital y el noreste del Valle de México. Al finalizar el siglo de la conquista sus fundaciones cubrían una gran parte de lo que hoy es Hidalgo y pequeñas zonas de las entidades circunvecinas como Puebla, San Luis Potosí y Veracruz. Dentro de
ese territorio, una comarca que les representó especialdificultad fue la Sierra Alta, zona a la que se refiere este trabajo. Las etnias que ahí habitaban eran hablantes de una variedad arcaica del náhuatl y en menor número del otomi (1).
De manera esquemática podemos decir que la vida cotidiana de un grupo social está condicionada por el medio geográfico, y la manera como el grupo social le hace frente, es decir, por la cultura que ha desarrollado. Es necesario conocer !a manera cómo el grupo obtiene sus satisfactores básicos (la economía y la tecnología), y su peculiar manera de organización social (la política y la religión), de
manera que apuntando brevemente tales aspectos podremos esbozar la cotidianeidad de los habitantes de esta zona en el siglo XVI.
Los agustinos son explícitos al describir su conquista espiritual en estos pueblos, y por eso podemos aprovechar sus escritos como fuente para tratar de reconstruir la vida religiosa. Breves
datos sobre la economía y la demografía en cada zona se encuentran en las relaciones geográficas. Una fuente más sería la obra material de los agustinos, que en algunos aspectos, también deja traslucir pálidamente la vida cotidiana de los feligreses.
LL EGADA DE LOS PRIMEROS FRAILES
Los primeros agustinos que llegaron a la Sierra Alta, en 1536,fueron fray Juan de Sevilla y fray Antonio de Roa. La empresa resultó superior a sus fuerzas , por lo abrupto y extenso del terreno y por desconocer !a lengua de los naturales, de forma que pasaron un año "sin hacer fruto". Los naturales estaban tan poco acost umbrados al contacto con forasteros, que huían apenas velan a los frailes, y éstos no encontraron grandes pueblos donde predicar.
"Estaba esta tíerra f/ena de gente ... [pero] sin tener poblazón alguna, ní más casas para su vivienda que las cavernas y ríscos con que se abrigaban, haciendo cuando más y mejor unas sombras de tagína que apenas los defendían de las inclemencias grandes de aquel cielo " (2).
Los misioneros intentaron cambiar radical y prontamente la vida de los indios. La cultura de estas tierras fue tan extraña a la de los evangelizadores, que en algunos aspectos no le reconocieron ni pizca de bondad. A pesar de los elogios a las virtudes de los indígenas, Grijalva, deja escapar las siguientes frases en que se mira su asombro ante las culturas vernáculas. pues dice que los religiosos de las tres órdenes mendicantes:
" .. .les ensenaron {a los indios] también las costumbres morales y polfticas: en ñn todo aquef/o que es necesario para la vida humana; porque la gente estaba tan inculta , que ní comer sabf a , ni vestirse, ni hablarse a lo menos con cortes/a y humanidad" (3).
ASPECTOS DEMOGRÁFICOS
La zona que estamos estudiando abarca lo que fue el señorío independiente de Metzt it!án, que después de la conquista se siguió considerando como una unidad, la llamada "provincia de
16
Metztitlán''. En la Suma de visitas (c. 1548) se registraron dentro de la jurisdicción de Metrtitlán í8 estancias en el valle y 23 en la sierra. En ellas había 1,342 casas con 6,308 hombres casados con sus familias (4). Metztitlán entonces comprendía la mayor parte de los poblados de la comarca. en una extensión de 14 leguas de largo y otras tantas de ancho (5), esto representa unos 3,373 kilómetros cuadrados. Si nos atenemos a este dato estamos hablando de la actual extensión de 11 municipios que hoy día conforman una región geoeconómica homogénea que abarca el 15.28% del territorio del Estado de Hidalgo (6).
Las noticias sobre la cantidad de gente que encontraron los misioneros y conquistadores en la Sierra entran a veces en contradicción con otras evidencias históricas. Ya mencionamos lo dicho por Grijalva sobre la cantidad de gente de la comarca. También Torquemada se refiere a:
" ... MetzUt/án [que} está a la {parte} del norte, con
otros sefiorlos y pueblos grandfsimos, hasta dar a la provincia de Pánuco, llamada por otro nombre Huaxteca... " (7). Y en otra parte de su crónica
dice: "...las provincias de Metztitlán y Tototepec que eran de grandfsimo gentfo ..." (8). En ese mismo sentido se expresan lxtlilxóchitl y Tezozómoc (9).
Si intentamos corroborar las opiniones anteriores nos encontramos con elementos que hay que tomar en cuenta en un análisis demográfico. Uno es la dispersión pob!acional provocada por la topografía del terreno. El mismo Torquemada anotó que:
•... en algunas provincias y regiones tenlan estos dichos naturales a trechos, como a manera de barrios .. . esparcidos y derramados ... Este modo de poblar se ha hallado en los reinos de Guatemala y provincias totonacas y metztitecas, que caen en las serranlas de la Mar del Norte...• (1O).
Por ejemplo, Tlanchinol estaba dividido a su vez en pequeños poblados "porque la fragosidad de la sierra. .. no permite hacer mayores congregaciones..,",según decía un documento de 1570 (11). Las planicies comienzan cuando se desciende a la Huasteca.
Las autoridades civiles y los frailes vieron la necesidad de congregar a los indios. así se les
Rev Centro lnv.(MéX) Voi 3 Nóm. 9 (199 7 l
podría adoctrinar, vigilar y corregir (además, claro está, de organizarlos para el trabajo y el cobro del tributo). Un primer intento se realizó en la década de 1560 y luego en 1593 y 1599. En 1571 ya habla dado algún resultado. Metztitlán y sus sujetos tenían 6,980 casas repartidas en 74 pueblos pequei'\os. Sin embargo, esa concentración tenía sus peculiaridades,pues en la cabecera había 1,738 casas, y 4,649 indios de confesión, pero la topografía del sitio y seguramente la resistencia de los naturales a cambiar su patrón de asentamiento hizo que la población estuviera repartida en barrios, algunos de los cuales se decía, "están medía lengua de la iglesia, por no haber sitio donde se puedan juntar" (12).
Cuant ificar la población con los datos que tenemos no es sencillo. Lo más que podemos hacer es comparar los datos disponibles con los de regiones vecinas para establecer cuál era su densidad. Con las cifras que proporcionan la Suma de visitas y los cálculos de Cook y Borah
(relativos 1568), hemos establecido la siguiente comparación. Todas las regiones a que nos referimos están ubicadas en el Estado de Hidalgo
y se ilustran en la Figura 1:
Región |
Número de habitantes |
Extensión (14) (Km2) |
Densidad (h/Km2) |
(13) |
|||
Sureste |
43,176 |
1,554.7 |
27.8 |
Suroeste |
119,523 |
2,913.8 |
33.2 |
Sierra |
45,276 |
3,207 .2 |
14.1 |
Huasteca |
4,360 |
1,534 .2 |
2.8 |
Estas someras estimaciones demuestran que en realidad la Sierra estaba poco poblada durante la segunda mitad del siglo XVI, además de que su población decrecería para finales de la misma centuria. A pesar de que algunas epidemias no fueron muy severas en la provincia, pues la Relación de Metztitlán de 1579 asegura que "...aunq[ue] ha habido pestecil/as, ha sido Dios seNido de q{ue}, en estas partes, no haya alcanzado sino muy livianam[en]te" (15).
LA ECONOMÍA Y LA ORGANIZACIÓN POLiTICA
Cambiar el patrón de asentamiento implicaba también modificar la organización económica . La
agricultura basada, en el sistema de tumba y quema (que opera hasta el siglo XX), requería del movimiento periódico de los agricultores tras la parcela que va destruyendo el bosque. La aglicultura de subsistencia se basaba en el malz, frijol , calabaza y chia, además del algodón que explotaban en mayor escala y, por supuesto, el maguey de pulque. Las cosechas. dependiendo de la zona, podían ser hasta tres al año. La introducción de nuevos cultivos y de una agricultura intensiva subvertirla el modo de vida de los indios. Aunque entre 1535 y 1550 ya se cultivaba morera y trigo en Metztitlán, éste último no se dio en la sierra (16). El cultívo de la vid no fue acogido con buenos ojos por parte de los indígenas de quienes se decía: "no acuden ni gustan de este género {de frutar (17). El acaudalado Alonso de Villaseca comenzó a plantar una viña hacia 1560, pero entonces el agustino fray Nicolás de Witte "/a hizo descepar
dicie ndo que era mucho daf'lo y vejación para los
naturales" (18). Lo mismo hizo este inquieto agustino con los sembrados de morera que se
introdujeron en la región (19).
La pesca fue otra actividad desarrollada en los pequeños ríos de la Sierra y en la laguna de Metztit!án (20). La cacería de aves y anímales además de alimento les proporcionaba pieles. La recolección de plantas y frutos silvestres era el complemento para satisfacer sus necesidades (21).
El comercio se daba fundamental mente por trueque, aunque la sal que era "fa principal contratación q ue habla en esa SierTa" hacia 1579, también servía de moneda menuda para las cosas que compraban los naturales (22). Otro tipo
de moneda eran las mantillas de algodón . A diferencia del resto del paí51 el cacao no se usaba como valor de cambio en la provincia de Metzti11án (23).
Los comerciantes que recorrían la sierra no sólo proveían de mercancías sino además de noticias del exterior. En el siglo XIX se les llamaba molangueros (seguramente por el pueblo de Molango). Algunos fueron portavoces del movimiento de independencia y se llegó a prohibir su tránsito en ese entonces.
Una economía prácticamente de subsistenc ia desarrollarla sólo una tecnología incipiente, que no cambió radicalmente en la época colonial, la
/
/
(
)
(
o
rr:c..mn.m
\
|
1 '.."t.·
|
-=:::.::=:::::;¡=
,-_;::!l
/ \
\
·-- \
Fi_ c. I;,. ,
se cuantificó de manera aproximada .
La población que tuvieron estas cuatro regiones en el siglo XVI
coa o bastón plantador siguió usándose a mediados del siglo XVI. Gabriel de Chávez escribió en 1579 que: "Del tiempo antiguo, al presente, las moradas [esto es las casas} h an
s i do y son de una misma manera: altas del suelo algunas gradas [y] la cobertura es de paja..." (24). La industria se limitaba a la manufactura de
artesanías: cestería, madera y barro.
Muy pocos pudieron ser los nuevos objetos presentes en la vida cotidiana de los habitantes de la sierra. Los materiales siguieron siendo fundamental mente madera, arcilla, piedra, fibras vegetales (duras y de algodón) y pieles de animal.
La densidad de población tan baja orientó las acciones evangelizadoras de los agustinos. La construcción de grandes conjuntos conventuales resultó imposible, y la solución fue la edificación de pequeñas iglesias. pequeñas capillas y las originales capillas abiertas aisladas. La magnitud de los edificios conventuales va disminuyendo conforme se alejan del centro del país. En seguida presentamos una aproximación gruesa, considerando sólo la superficie que ocupa el núcleo principal fomlado por la iglesia y el convento:
Edificio Metros cuadrados
Los metales debieron ser caros y escasos. Las mercancías alóctonas se adquirían a través de los comerciantes trashuman tes que recorrían los pueblos de la sierra desde el siglo XVI y hasta mediados del XX .
Actopan
Atotonilco el Grande Metztitlán
Molango Huejutla
4 ,554
4,096
3,445
2,025
1,814
Se habían dado en encomienda los pueblos de Metztitlán. ChichicastJa, Tianguistengo, Tlanchinol, Molango, Malila y Xochicoatlán. los tres últimos los poseía la corona. El primer corregidor se asentó en Molango y Malila, luego pasó a ser alcalde mayor con sede en Metztílán, administrando de esta forma muchos corregimientos de la vast a provincia {25) .
LA RELIGIÓN
Los frailes centraron su atención en los sitios más poblados que fueron los que, teniendo planicies, facilitaban la agricultura y, si además poseían embalses, permitían la pesca. Por eso eligieron Metztitlán y Molango las dos poblaciones más importantes de la Sierra en ese momento. La cristianización de los serranos requería de que estuvieran reunidos en pueblos. de lo contrario permanecerían,como en su gentilidad, en manos del demonio." Los montes y serranías, la vida seminómada, se identificaban con los dominios del diablo, en oposición a los pueblos donde
vivían los fieles cristianos. Por eso en una crónica se relata que. el demonio envió a los indios un
recado por medio de sus sacerdotes, diciendo que si no abandonaban los pueblos les enviaría muchas enfermedades de que todos muriesen, que les talaría sus sementera s y les quitaría la lluvia. Los frailes tranquilizaron a los indios, hicieron una procesión y se dice que llovió de f orma abundante y sin los rayos que siempre había (26).
Rev Centro ln v (Méx> Vo l. 3 Núm 9 (1 997 )
El cambio de vida rural a vida urbana (o por mejor decir cuasi urbana), implicaba una brusca alteración en !a cotidianeidad de los naturales, y si la noble finalidad era proteger/os del demonio habla entonces que acercarlos vehementemente
a Dios. Los frailes dedicaban a la catequesis toda
su energía, no había día en que no reunieran a los indios para cantar o para acudir a! catecismo. Señala Ricard que los aztecas tenían día a día ceremonias religiosas interminables. y los misioneros para que no echaran de menos esa costumbre, multiplicaban las ceremonias , instituyendo representaciones edificantes (27).
Grijalva dice que diariamente se juntaban los muchachos varones de los pueblos, y cantaban una oración saludando a la,Virgen, y luego cuatro oraciones por las ánimas del Purgatorio (28). La doctrina, que se enseñaba en !os atrios de las iglesias, empleaba dos horas por la mañana y dos por la tarde, pero después de algunos años se adoptó sólo la sesión matutina (29).
En algunos pueblos de la provincia los indios se reunían todas las noches y al alba en las esquinas de las calles, donde tenían una cruz por cada barrio, para rezar algunas oraciones y algunos himnos traducidos a su lengua. Los días de fiesta, se juntaban al pie de esa cruz para iniciar una procesión hacia el templo . Esa costumbre. instituida entre 1536 y 1542, se conservaba hasta principios del siglo XVII, especialmente en las "dos sie!Tas" (esto es la de Hidalgo y la del norte de Puebla) (30).
19
Los domingos y fiestas de guardar se reunía el pueblo en el atrio, una o dos horas antes de comenzar la misa. Asistían también el gobernador. el fiscal, y algunos alguaciles de los barrios de indios. Un fraile hacía un recuento de los indios para castigar a los ausentes que no tuvieran una justificación.
Otra práctica común dentro de la catequización era la organización de procesiones en los atrios, costumbre que se perdíó, pero que podemos conocer por la presencia de las capillas posas como en Metztitlán, Molango y otras iglesias menores.
Las procesiones que se celebraban en el convento de la cabecera en pascua y días principales eran admirables, porque de los pueblos de visita tralan sus imágenes en andas y en medio de música y estandartes (31}. Los agustinos fundaron en todos sus conventos cofradias de ánimas, de Nuestra Sef\ora. de las llamadas "desange", o sea de disciplinantes. que organizaban sus procesiones de cuaresma con sus pasos y estandartes (32).
Los frailes muchas veces haclan intervenir a los indios en prácticas que la orden tenía como costumbre, enseñaron a sus feligreses el canto del Te Oeum Laudemus (33), y según dice Grijalva:
"Todos los viernes del año conforme a Ja costumbre de nuestra Religión, cantan después de vlsperas {al atardecer] la Benedicta, a que
acude todo el pueblo .. : (34).
Administraban el bautismo cuatro veces al año, la confesión era continua y los indios acudían asiduamente pues "no se vaciaban las porterfas todo el dfa de gente que se confesaba" (35). Sin embargo, un impedimento para bautizar fue la poligamia imperante entre cierto estrato social indígena : ya que las religiones prehispánicas no tenfa n un carácter fundamentalmente moralizante, los frailes debían Inculcar conceptos nuevos para los indios. Por ejemplo, para explicar el concepto de pecado y sus consecuenicas, los frailes se valieron de pinturas como las de la capilla de Santa María Xoxoteco, donde aparece el destino final de justos y pecadores (Figura 2).
La labor de aculturación de los agustinos fue muy amplia. Ricard consigna que en el arte de fundar pueblos y civilizarlos (a la manera
europea) los agustinos se llevan la palma, tanto en la región de Michoacán como en la Sierra Alta (36).
F gura ' DibUJO de una de las pinturas mural de la capill1á Santa Maria ....oxoteco Una pareja bebe jícaras de pulque a la sombra de un árbol. Detrás aparecen los demonios que los incitan al vicio.
LA VIDA COTIDIANA: OIACRONIA O PERSISTENCIA DEL PASADO
Además del medio geográfico tan hostil como el de la Sierra Alta con su topografía que impedía grandes concetracíones humanas. y los bajos recursos tecnológicos de aquella sociedad, otro elemento a tener en cuenta para concebir la cotidianeidad de estos grupos es el proceso de cambio en que se encontraban. El drama de estos hombres no era pequeño, deblan abandonar las normas antiguas de la vida social, moral y religiosa, para adoptar nuevas pautas culturales,
en esos mismos aspectos. que no comprendían
del todo, lo cual colocaba a los naturales en un impasse que debían resolver con sus propios medios.
La vida cotidiana en tal situación fue necesariamente sincrética. en mucho debió seguir siendo como era antes de la conquista. y cambiaría hasta que las nuevas costumbres se
l + ...r.
arraigaran a través de sucesivas generaciones. Evangelizar -como sabemos- no implicaba sólo enseñar el cristianismo, sino desencadenar todo un proceso de aculturación cuyo fin era incorporar
a los indígenas a la cultura Occidental. Al ir
aceptando la religión, iban asumiendo. de manera concomitante, y aun inconsciente, una nueva cultura. Sin embargo, las preguntas que, desde el punto de vista del serrano, la nueva cultura dejaba sin resolver o respondían insatisfactoriamente, el indígena las resolvía de
acuerdo a su entendimiento. Sobrevivieron así prácticas prehispánicas mezcladas con prácticas cristianas. La relación de 1579 describe tres costumbres que, algo modificadas llegaron hasta
nuestro siglo. En la prehispanidad cuando un niño cumplía dos años. acudían con él a la casa del "vecino de más cuenta" y le pedían su nombre para la criatura, y una vez concedído comían todos y quedaban como por "compadres·(37). A mediados del siglo XX. aún era costumbre en la Sierra de Hidalgo, que los padres de un niño le pidieran a una persona que les "regalara" su
nombre o su apellido, para bautizar con él a su hijo. También se acostumbraba que para pedir a una doncella en matrimonio los padres del futuro marido llevaran "un gran presente de comida y ropa" a la casa de los presuntos suegros. Estos podían conceder de inmediato. o bien señalar una
fecha para entregar a su hija, entonces •hacfan otra tornaboda de comida y ropa" (38). Ahora las tornabodas en la Sierra y también en la Huasteca consisten en una segunda fiesta en la casa del novio, a los pocos días después de la boda.
Dentro de sus costumbres funerarias estaba la de incinerar el cadáver de los señores principales y enterrar luego sus cenizas. A los cuatro días "...otrenda{ba]n la sepultura de sus ordinarias comidas y bebidas, [las) que, después, com{la]n los sacerdotes y ministros del templon (39). En la
actualidad la costumbre de hacer ofrendas alimenticias a los difuntos en los primeros días de noviembre, es quizá la festividad pagano-religiosa más importante del año, tanto en la Sierra como en la Huasteca.
Durante el siglo XVI. y no sabemos hasta cuándo, la justicia entre los naturales de Meztitlán se continuó administrando por los jueces indígenas, muestra de ello es el tecpan conocido hoy como "La Tercena", vestigio material de sumo ínterés.
El avance tecnológico fue muy lento en la
sierra hasta hace unos 20 años. Las casas
Rev.C entro tnv. (Mé x) Vol 3 Nóm. 9 (1997)
habitación descritas por los cronistas, hechas de palizada y techo de palma, se seguían construyendo en la segunda mitad del siglo XX. Una primitiva embarcación para cruzar la laguna
fue registrada por José Lameiras en 1969 (40).
Los pescadores en los ríos o en la laguna se arrojaban al agua en busca de su presa según testigos de hace cuatro décadas. Todo esto nos habla de una mentalidad que se resiste a adoptar cambios en su manera de hacer las cosas. Torquemada habla en generalde la austeridad de vida de los serranos y de su "...pobreza voluntaria que no quieren... tener ni poseer más de aquello que les basta para sustentar y pasar la vida...• sin pretender otro fin (41}.
Estas formas arcaicas en toda la cultura serrana, debidas al carácter de sus habitantes y a la lejanía y el aislamiento en que han vivido por siglos, nos han hecho reflexionar sobre la diacronía. sobre la no simultaneidad con que se vive cada época histórica en diferentes regiones del país.
Al parecer, la cronología de una región deteíll1inada, la marca la distancia física hacia la ciudad de México. ésta es el centro que indica la vanguardia en el acontecer, y a medida que nos alejamos de ese centro transponemos kilómetros y también días, meses, años, en una especie de viaje hacia el pasado. Esta misma relación
diacrónica se distingue entre cualquier ciudad o
pueblo y su hinterland o entorno rural. Aunque
evidentemente dicha diacronía no se manifiesta en la totalidad de la vida de una comunidad. sí se puede rastrear en algunos de sus rasgos culturales. La Sierra Alta y la Huasteca han sido regiones proverbialmente mal comunicadas (la
carretera asfaltada llegó a la Sierra a principios
de los setentas), por lo cual en la cultura de estos
poblados se identifican costumbres que en otras partes ya se han perdido. Tales atavismos son una muestra de la vida cotidiana implantada desde el siglo XVI y de la cual sólo nos quedan estos pálidos reflejos.
El tiempo como categoría subjetiva o relativa para el ámbito regional, fue intuido por Ramón López Velarde en estos versos de la "Suave Patria", oigamos:
Sobre tu capital cada hora vuela ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.
21
Las costumbres de la vida cotidiana son en gran parte pautas inculcadas por el grupo social, pero la dispersión poblacional de la Sierra provocó que la interacción de Individuos entre sí, o con agentes del exterior, fuera escasa. Si a todo esto sumamos la cortedad de recursos económicos, tendremos que el cambio, en cualquier orden de la vida social, será algo dosificado a cuentagotas. El acelerado tic tac de
un reloj adquiere un ritmo de adagio, de lento o largo, para caer en dilatados lapsos de silencio. La diacronía de la región serrana se hizo evidente al tiempo de la revolución de Independencia , pues en varios poblados cundió un movimiento contrarrevolucionario que en Meztitlán fue encabezado por un cacique indfgena. Si las ideas
de la ilustración habían permeado a la sociedad
criolla y mestiza,para que se difundieran hasta !a lejana Sierra Alta era necesario esperar un mayor tiempo.
Las pequeñas iglesias que se construyeron en la región a fines del pasado siglo XIX y principios del XX, concuerdan con la descripción de las "iglesias pajizas· que construyeron los primeros
evangelizadores. Sí tomamos esto en cuenta podemos asomarnos a la evidencia etnográfica (no a la actual sino a la de hace unos 40 aos),
como si a través de un brumoso telescopio
pudiéramos observar la vida cotidiana del siglo de la conquista .
Para concluir insertamos aquí una escena de la vida cotidana de los indígenas de aquel tiempo en un mural de Santa Maria Xoxoteco: una pareja reposa plácidamente a la sombra de algún árbol, mientras sus criados les acercan unas jícaras de refrescante pulque. La indumentaria de los personajes y los objetos que los rodean (un abanico y un brasero) nos entregan un girón de la cotidianeidad del grupo de otomfes y nahuas de estas regiones durante el siglo XVI.
REF RENCtAS
1. Gerhard, Peter, Geografla histórica de la Nueva Espafla 1519-1821, p.189.
2. Grijalva, Juan de, Crónica de la orden de
N.P.S. Agustfn ..., cap. XIX.
3. /bid, lib.I, cap.VIII .
4. Paso y Troncoso. Francisco del, Papeles de Nueva Espaf>a. t. 1, p. 146-147.
S. /bid.
6. Estos mun1c1p1os son: Molango, Calnali, Juárez Hidalgo, Eloxochitlán, Lolotla, el propio Metztitlán, Metzquititlán, Tianguistengo, Tlanchinol, Xochicoatlán y Zacualtipán.
7. Torquemada , Juan de, Morarqula lnidana, t. 1,
p. 393.
8. /bid , t. 1,p. 123.
9. Citados por Lameiras Olvera. José, Metztitlán, notas para su etnohistoria, p. 101.
1O. Torquemada ,Juan de, op.cit.. t.I, p.342.
11. Paso y Troncoso, Francisco del, Papeles de Nueva España, t.111 p.130.
12. /bid., t.111 p.102-103. Se trata de la relación firmada por fray Juan de Vera.
13. Los datos básicos para estas estimaciones fueron tomados de Paso y Troncoso, Francisco del, op. cit., t.I, p.28--201. Cook. Sherbume. F. y Woodrow Borah, Ensayos sobre historia de la población 3. México y Cafdomia, p.26-31 .
14. Tomada de INEGI. X Censo Nacional de Población y Vivienda. 1980.
15. Acuña, René, ed., Relaciones geográficas del siglo XVI: México, t.ll, vol.7, p.68.
16. Paso y Troncoso, Francisco del, op. cít, t.I, p. 146-147. Acuña, René. ed. op. cít, t.11, vol.7 p. 71.
17. Acuña, René, ed. op.cif. t.11, vol.7 p. 71-72. 18. /bid, t.11, vol.7 p. 71-72.
19. /bid. t.11, vol.7 P. 72.
20. Lameiras Olvera, José, op. olt, p. 109-110.
21. /bid, p. 109-110.
22. Acuña, René. ed. op. cit., t .11, vol. 7 p. 73.
23. /bid, t.11, vol.7 p. 74.
24 . /bid, t.11, vol.7 p. 73.
25. Gerhard, Peter, op. cit., 190-191.
26. Grijalva, Juan de, op. cit., lib. 1, cap. XXIII.
27. Ricard, Robert, La conquista espiritual de México, p. 113.
28. Grijalva, Juan de .op. cit., p. 227.
29. !bid.. p. 226.
30. /bid.• p. 226 y 56.
31. /bid ., p. 227.
32. /bid., lib. 11, cap. VI. 33. /bid., p. 227-228 .
34. /bid.
35. /bid., lib. 1, cap. XXVII.
36. Ricard, Robert, op. cit.. p. 270 y 271.
37. Acuña. René. de., op. cit.. t.7, vol.2, p.64. 38. /bid., p.65.
39. /bid.
40. Lameiras Olvera , José, op.cit., p.121 bis. 41. Torquemada, Juan de, op. cit.. 1.1, p.343.