María Elena Camarena Adame
Facultad de Contaduría y Administración, UNAM. E-mail: camarena_adame@hotmail.comGerardo Tunal Santiago
Dirección de Posgrado e Investigación, Universidad La Salle. E-mail: gts@ulsa.mx
Recibido: Julio 11, 2006. Aceptado: Octubre 5, 2006
RESUMEN
El objetivo del presente artículo es analizar a la vida cotidiana como una expresión de la cultura, particularmente se profundiza en las perspectivas fenomenológicas, etnometodológica, interaccionista y el supraindividualismo como marcos analíticos del fenómeno cultural. Lo anterior se hará con la finalidad de hacer algunas recomendaciones para el estudio de la vida cotidiana como expresión de la cultura y así entender los mecanismos que alimentan el mundo objetivo y descartar la discusión sobre la determinación de la vida humana por la sociedad y la dependencia de ésta con respecto a la primera.
Palabras clave: vida cotidiana, teorías de la cultura, epistemología, teoría social, teorías comprensivas.
ABSTRACT
The goal of this paper is to analyze everyday life as an expression of culture. Phenomenology, ethno methodology, interaction and supra-individualism approaches are particularly considered as analytical frames of culture phenomena. This will be made in terms of making some recommendations for studying daily life as an expression of culture and thus understand the feeding mechanisms of the objective world, setting aside the discussion on the determination of human life by society and its dependency respect to the first one.
Keywords: everyday life, culture’s theory, epistemology, social theory, comprehension theory.
INTRODUCCIÓN
Al referirnos a la cultura como una forma aprendida, compartida, adaptativa y dinámica de la vida de una sociedad –no solamente de aquellos aspectos de la forma de vida que la sociedad considera superior o más deseable– estamos haciendo énfasis en un gran número de aspectos de la vida, de tal forma que, es mejor hablar de formaciones socioculturales que forman parte de la cotidianidad de los actores culturales, que determinan y son determinadas por otras formaciones culturales.
Lo anterior ha puesto en la mesa de discusión de las ciencias sociales la siguiente pregunta: ¿qué influye más en la vida humana, el comportamiento del individuo o el de la presión ejercida por el cuerpo social? La respuesta que podamos ofrecer es más bien una trampa, ya que no podemos obviar la una de la otra, es algo completamente inseparable y, sin embargo, esta discusión seguirá alimentando el quehacer teórico dentro de las ciencias sociales. Pero algo que sí nos puede dar una respuesta, es una forma de ver y concebir el devenir humano, por un lado podemos pensar en la primacía del mundo social sobre el individuo, lo que nos hace construir sobre él una estructura que tiende a obviar el mundo inmediato de la vida cotidiana del mismo, lo anterior da parte a una concepción del mundo que se centra en el accionar del sujeto en esta inmediatez de su realidad.1 Cualquiera que sea la perspectiva que se adopte no significa una falta o una supremacía científica u objetiva, sino simplemente una forma distinta de abordar una realidad que a todos interesa explicar y comprender.
Alexander dice que, después de la Segunda Guerra Mundial, la teoría social comenzó a prescindir cada día más de la teoría parsoniana, debido a que dicho paradigma planteaba un esquema teórico que el propio Parsons no cumplió; es decir, se comenzaron a encontrar vacíos en el cuerpo teórico que no podían responder a los fenómenos que se encontraban en el devenir social. Se puede decir que, como respuesta al abandono de esta teoría, surgen el interaccionismo, la etnometodología y la teoría del intercambio, todas sustentadas en la libre elección de los sujetos. Otro tipo de teorías que se enfrentan al esquema parsoniano eran aquellas que argumentaban que la cultura y los valores existen fuera del individuo y que dicha cultura es una categoría residual. [1:228] Una teoría más que responde al paradigma parsoniano es la hermenéutica, la cual vislumbra una acción no racional e insiste en un orden colectivo. Esta teoría también tiene como objeto de estudio a los símbolos y a los mecanismos extrapersonales para la percepción, comprensión, juicio y manipulación del mundo, [1:232] y es precisamente aquí donde se ubica el estudio de la vida cotidiana, es decir, en la manera en que se objetiva a la sociedad.
Se hace necesario también aclarar que estas corrientes interpretativas de la teoría social no surgen específicamente para hacer una contra a los postulados de Parsons – aunque evidentemente sí encontraron una suerte de resistencia y de batalla en las discusiones sobre teoría contra los representantes de la teoría social más clásica– sino que ganaron importancia dentro del mapa teórico de las ciencias sociales, ya que ofrecieron una alternativa de estudio a los paradigmas dominantes –que algunos argumentarán son de una naturaleza hipersociologizante. No se puede considerar tampoco que son un movimiento de respuesta a los grandes cuerpos teoréticos, sino más bien su desarrollo fue a la par de éstos y en otros campos que se dedican a la búsqueda de la verdad,2 prueba de ello es que el origen de la etnometodología garfinkeliana fue constituida por la obra de Parsons,3 aunque también tiene su origen en la obra de Husserl y Schutz.4
Tal vez, Alexander no es muy explícito al hablar de la vida cotidiana, pero es importante reconocer que éste trata de dar un marco teórico a la sociología de la vida cotidiana reconociendo que el estudio de este subcampo de las teorías de la cultura puede ser explicado desde una vastedad de enfoques. Finalmente, lo que propone Alexander es que el estudio de la vida cotidiana debe partir de un conjunto de metodologías o de un método general ecléctico que supera las limitaciones de las teorías particulares y las posibles fallas metodológicas derivadas por la contraposición entre métodos científicos (de una naturaleza cuantitativa) y métodos hermenéuticos (de una inclinación cualitativa).
Propuesta la anterior que también es asumida por Zemmelman quien trata de abrir una brecha en la todavía hegemónica visión del sujeto histórico. Con este propósito dicho teórico explora una serie de campos que van desde la propia hermenéutica del conocimiento social hasta la constelación formada por la experiencia, la microfísica de la comunicación, las utopías, las memorias, identidades, representaciones, y el espacio social íntimo. El objetivo es explorar los océanos de la subjetividad social, que algunos autores adoptan como la clave para descifrar una concepción de sujeto social extraño a las tradicionales oposiciones entre determinismo y subjetivismo teórico. [4:1-91]
Desde otro ángulo, hay una propuesta de presentar un panorama amplio de las perspectivas con respecto a lo que sucede en la vida cotidiana a través del interaccionismo simbólico, la teoría de las etiquetas, la dramaturgia, la fenomenología, la etnometodología, la sociología de las emociones, el análisis conversacional y la sociología existencial,5 en todos estos enfoques se ha tratado de discernir cuál ha sido el desarrollo histórico de la sociología de la vida cotidiana. Asimismo, dicha postura dice que cualquier intento por presentar las características y los problemas que enfrenta la sociología de la vida cotidiana resulta harto difícil, y esto debido a la diversidad y a la falta de integración sistémica de los distintos enfoques y teorías. De hecho, la sociología de la vida cotidiana engloba a un conjunto de disciplinas, es decir, intenta ser una teoría general que sirva de sustento a cierto tipo de disciplinas particulares, como las que líneas atrás se mencionan.
La pregunta a la que trata de responder esta teoría general es ¿si la sociología de la vida cotidiana es meramente una colección de partes fragmentadas o referencial arbitrarias? Al igual que Alexander, este enfoque reconoce que el ámbito de la vida cotidiana puede, es y debería ser estudiado desde el punto de vista de las pequeñas teorías y a través de una síntesis de corte ecléctico.
En general, todas las teorías que se enfrentan al esquema parsoniano de la acción social han tratado de darle fin a la rigidez de los estudios meramente empíricos y han tratado de construir un vasto marco teórico que respalde a la sociología de la vida cotidiana, considerando cuáles son los grandes principios que postula esta disciplina: i) la crítica a las teorías macrosociales, (contextualismo, modelo del actor y la estructura social); ii) el desarrollo histórico de la sociología de la vida cotidiana; iii) los postulados de la teoría social existencialista; iv) la sociología de las emociones (organicismo/voluntarismo y el constructivismo); v) el análisis conversacional; vi) la influencia de las grandes teorías y, vii) las perspectivas de la sociología de la vida cotidiana.
El estudio de la vida cotidiana desde la fenomenología
Berger y Luckmann parten del hecho de reconocer que el tipo de conocimiento que orienta a la vida cotidiana de los sujetos es un saber que éstos asumen como ordenado, coherente y objetivo de la realidad en la que se hayan inmersos, generalmente a través del lenguaje que es compartido por todos los sujetos sociales, de tal suerte que dicha vida cotidiana no necesita verificaciones sobre su sola presencia y más allá de ella, está ahí sencillamente como […] […factibilidad…] evidente de por sí e imperiosa. [6:41]
Es importante reconocer que la vida cotidiana se expresa en un espacio y en un tiempo determinado, de ahí que la vida cotidiana de un sujeto sea distinta a la de otros, aunque es importante mencionar que debe haber un puente que permita entender ambas vidas. Este puente surge de las situaciones cara a cara y puede entenderse como un esquema que tipifica las apreciaciones subjetivas que hacen los individuos de la (su) realidad, de tal forma que estos esquemas tipificadores son recíprocos. [6:49] En términos generales, lo que pretenden Berger y Luckmann es que la vida cotidiana se
construye a partir de una continuidad que permite la ubicación de las personas en la sociedad.6 La interpretación de estos autores es de carácter filosófico y el método que utilizan es el análisis fenomenológico, aunque la utilización de éste tiene un riesgo ya que se trata de una metodología netamente empírica y, consecuentemente, descriptiva, que supone a la vida cotidiana como expresión de la cultura, como algo subjetivo y por razones de método, no científica.
Por otra parte, Schutz7 y Luckmann parten de la manera en que se estructura el mundo de la vida cotidiana y empiezan a reconocer, al igual que Berger, que ésta es única e irrepetible, es decir, que todas las experiencias que pertenecen a un ámbito finito de sentido apuntan a un estilo particular de vivencia, de ahí que dichos autores afirmen que el mundo de la vida cotidiana no es compatible con el mundo de la fantasía. [7:43] Una de las cuestiones que abordan estos autores de manera acertada es la que hace referencia al orden espacial de la vida cotidiana, ya que reconocen dos mundos con respecto a dicho ordenamiento espacial: el mundo al alcance efectivo y el mundo de alcance potencial. El primero se refiere a aquellos objetos y no objetos que como individuo se pueden obtener de forma inmediata. El segundo se subdivide en un alcance recuperable, en el cual se puede recobrar inmediatamente de la realidad, y un alcance asequible que nunca se ha tenido, pero que se puede llegar a tener.
De las propuestas de Schutz y Luckmann son rescatables las llamadas zonas de operación, o bien aquella realidad que se puede apreciar de la vida cotidiana. Existe una zona de operación en la cual el individuo puede influir de forma directa y una zona manipulativa en la que los objetos pueden ser tocados y vistos. Estos objetos que son sensibles a los sujetos son los mismos para cada uno de éstos, aunque tales individuos los perciben de distinta forma. Esta percepción no puede ser arbitraria, sino que está en función de una serie de parámetros o esquemas tipificadores que deben ser entendidos por todos los sujetos involucrados en dicha interacción.
Lo dicho anteriormente tiene que ver con una llamada tesis general de la reciprocidad de perspectivas, la cual consiste en la existencia de una idealización de la congruencia de los sistemas significantes, en donde el proceso de conocimiento no sólo suponga sujeto- objeto-operación-representación, sino que involucre otro proceso que permita la intercambiabilidad de los distintos puntos de vista de los actores sociales (retroalimentación), o bien que no se den situaciones homogéneas y percepciones similares (lo cual es difícil), sino percepciones de la realidad que puedan ser entendidas por todos los sujetos que están involucrados en la vida cotidiana. [7:75]
Como lo plantea Husserl, es en el tono de la discusión descrita líneas arriba que se puede concebir a la perspectiva de la fenomenología como la ciencia que busca la esencia, es decir, que se centra en la comprensión de una realidad dada para poder encontrar dicha esencia dentro del accionar mismo de la realidad social.8
Schutz nos intenta dar una perspectiva teórica lo suficientemente completa para poder facilitar una comprensión global de la realidad social, para lo que es necesario poder brindar una descripción fenomenológica del mundo de la vida, pero qué es exactamente este concepto, ya que dentro de los postulados defendidos en la obra de dicho autor es una pieza central y esencial para el entendimiento de la vida social humana.
El mundo de la vida cotidiana es la realidad fundamental del hombre y en donde éste puede participar, intervenir y modificar mientras opera como organismo animado, lo que por supuesto incluye el que cada individuo se encuentra integrado a una colectividad de sujetos como él, lo que nos complejiza de forma considerable el panorama, ya que las actividades y realidades se deben acatar de acuerdo con los puntos de vista de una serie de personas de las cuales el personaje es sólo otro más, pero al mismo tiempo distinto. Es entonces que la conciencia del mundo que un individuo tiene se ve entrelazada con la de los demás sujetos que lo rodean no sólo de forma corporal o física, sino también de forma subjetiva; es decir, de todo aquello que no se puede objetivizar, lo que quiere decir que todos los individuos están dotados de una conciencia y que, por lo tanto, lo que se considera como algo más bien privado en el juego de la vida cotidiana, se configura de alguna manera en un mundo intersubjetivo. Consecuentemente, lo anterior señala que la realidad cotidiana es algo compartido por los miembros directos de un entorno social.
Lo que se ha comentado anteriormente enriquece el panorama positivista ya que el mundo de la vida incluye no sólo la naturaleza experimentada físicamente por un solo individuo, sino también el mundo social en que se encuentra inmerso, por lo que el mundo que se interioriza y se refleja en el exterior no se crea solamente de objetos y procesos materiales del entorno directo. Y es así como toda actividad cotidiana tiene una serie de funciones que van desde la existencia corporal de los hombres, –dotarlos de conciencia, que como ya vimos no es tan individual ni tan objetiva como se podría pensar– hasta las relaciones recíprocas entre éstos. [7:35]
Resulta importante mencionar que los individuos nos encontramos en un ambiente donde las reglas básicas de comunicación existen y en un mundo preexistente en donde el individuo es sólo un eslabón de la realidad cotidiana que incluye la naturaleza experimentada por el actor social y el mundo social en que éste se encuentra inmerso. Lo anterior nos sitúa en una posición en que el mundo de la vida cotidiana aparece como una realidad que se modifica mediante actos y que, a su vez, transforma nuestras acciones, situación que de hecho complica las formas de entender el comportamiento, ya que si el simple hecho de existir y tener una conciencia afecta el comportamiento de los demás, entonces también lo presupuesto está rodeado de incertidumbres y se tiene que buscar explicación para lo que ya se encuentra dado, de tal forma que el acervo de experiencias sirve para la solución de la explicación de lo presupuesto, es decir, para problemas prácticos (cotidianos). Lo que Schutz aporta en esta perspectiva es resaltar que la relación entre individuos sobrepasa los límites de la materialidad, y se encarna –o más bien se descarna– de manera importante en la subjetividad de los propios sujetos, lo que complejiza de manera sustancial el comportamiento social.
Ante la situación descrita líneas atrás, se hace necesario recurrir al concepto que Schutz tiene sobre la actitud natural, la cual se centra en poder definir la acción desde una perspectiva de cómo se ofrece en la intuición originalmente una acción; es decir, adoptar un punto de vista más cercano a la vida real sin tanta distancia de por medio tal y como se ofrece, [8:73] lo que se puede traducir en que la realidad mundana de las personas es la misma que ellas han determinado como la existente y la dan por sentada, hasta que se presente alguna contradicción. [9:271]
En general, la intersubjetividad se refiere a una característica que hace del mundo social una especie de vínculo entre los individuos, es decir, que toda persona, por el simple hecho de pertenecer a una determinada sociedad, es vinculada e influida por los demás miembros que la componen al darse los procesos de interacción, aunque para Schutz, la intersubjetividad no se refiere a la interacción física, sino a la esencia de pensamiento, lo que hace que al estudiar la vida social, ésta se conciba de manera intersubjetiva. [9:268] Para lograr este esclarecimiento del mundo real, las personas forman lo que Schutz cataloga como tipificaciones y recetas o constructos de primer orden que se van construyendo de manera vivencial en el mundo cotidiano de las personas, que de alguna manera lo que hacen es generalizar las características de la realidad inmediata que les rodea.
Este elemento le da una importancia al conocimiento que se encuentra acumulado dentro del llamado sentido común, es decir, la manera en que socialmente, mediante un proceso de carácter intersubjetivo, estos constructos de primer orden representan una pieza fundamental dentro de la vida y la forma de interrelación social de las personas, que no desconocen su realidad, ni son meras representaciones de una estructura, sino que son elementos conscientes de una realidad que se construye día a día en el panorama social, aunque es importante mencionar que lo anterior no quiere decir que todos tengan la misma percepción o el mismo conocimiento, ya que éste se determina gracias a la trayectoria biográfica individual. Dicho proceso representa, entonces, un rescate del individuo de una realidad hipersociologizante, ya que entonces no nos encontramos ante una serie de estadísticas, sino frente a sujetos que de manera inteligente convivimos y construimos nuestra realidad.
El estudio de la vida cotidiana desde la etnometodología
En su obra Etnometodología, Coulon presenta una revisión de la perspectiva etnometodológica que va de sus orígenes en la comunidad científica de Estados Unidos de Norteamérica, hasta algunos de los conceptos centrales que le dan cuerpo a esta perspectiva teórica al interior de la teoría social.
Para poder comprender los orígenes que la teoría generada por Garfinkel (quien de paso resulta ser la figura central del desarrollo de la etnometodología en un primer momento) es importante mencionar que las influencias directas que éste recibió fueron de Parsons y Schutz en Estados Unidos de Norteamérica, entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.9 Con la influencia de éstos es que surge una nueva veta de investigación, que se concentraría alrededor de los escritos y obra garfinkeliana, aunque al principio sólo se comenzó con un grupo de colaboradores e interesados más o menos cerrado.
Es de resaltar que los estudios etnometodológicos se centran en considerar a los individuos como factores dentro de su propio devenir social, mismo que representa una subversión a la teoría social clásica, que considera –y esto lo señala a modo de crítica la etnometodología– que los actores sólo son una manifestación mecánica de los factores estructurales, a lo que la nueva postura indica que la vida social no es de ninguna forma un hecho dado, sino más bien una construcción siempre cambiante y en un eterno proceso de construcción, es por eso que el papel del individuo se hace primordial, ya que es él quien se encuentra en medio de esta situación.
La etnometodología, como nueva postura teórica, se va a centrar en lo que es el mundo cotidiano, en tanto que en éste se van a manifestar las formas y métodos que constituyen –según palabras de los propios etnometodólogos– el mundo social en el que se da la interacción de las personas, lo cual nos revela una entidad social muy amplia que complejiza totalmente el quehacer humano. Más que una mera representación de las estructuras, la etnometodología es una microciencia encargada del tratado de los etnométodos, es decir, de las formas específicas de interrelación humana y, en particular, de cómo es que éstas se construyen en tanto que dependen del contexto específico que ofrezca el devenir humano.
Para poder adentrarnos en el estudio de los etnométodos, es necesario poder comprender y utilizar un concepto central que es el de indexicalidad, [3:34] y es que para la perspectiva etnometodológica, la vida humana se crea a partir de los procesos comunicativos y los intercambios de información entre los seres humanos; es decir, a través del lenguaje, el cual se considera como la forma de comunicación más directa con la que cuenta el ser humano, aunque no la única. Es por lo anterior que los estudios etnometodológicos le van a dar una preponderancia al lenguaje, pero no el que se realiza y estudia en la academia, sino el común y corriente, ya que éste revelará muchas de las estrategias de interacción social, como por ejemplo el que se guarda en el uso contextualizado de palabras que pueden significar algo general pero se usan de forma particular.
Es en el aspecto de la comunicación que se va a revelar gran parte de la configuración social, como nos indica una interesante subversión de un término clásico de la sociología, el del miembro y es que para la etnometodología éste no es más que el que posee los conocimientos contextuales y lingüísticos suficientes para poder interpretar situaciones dadas al interior de un grupo social. Lo que más puede llamar la atención de la perspectiva etnometodológica es el énfasis que se le da a los flujos de información y a las repercusiones de cómo éstos son codificados e interpretados por los sujetos participantes dentro de tales circuitos. Así, los ejemplos de la cantidad de información que subrepticiamente se esconde dentro de una conversación normal es de suma importancia para los investigadores etnometodológicos, y esto se debe, en gran parte, a que esta información, que es compartida directamente entre los individuos, tiene una creación social llena de significados que sólo pueden ser entendidos dentro del mismo y específico núcleo social, lo que reafirma el carácter indexical de ciertas palabras y frases.
Es así como se da una ruptura con la teoría social clásica cuantitativa y la nueva teoría social comprensiva cualitativa, y es que esta última plantea una forma más compleja de ver el problema social, que requiere de una especial atención a los detalles que la conforman.
El estudio de la vida cotidiana desde el interaccionismo
En la teoría propuesta por Goffman, las miradas se concentrarán en la metáfora de la vida real inmediata del sujeto, vista como una representación teatral, situándose en tres aspectos fundamentales: la información, los personajes –que pueden ser actores o bien el público– y la forma en que se exterioriza y se relaciona con los demás. Goffman nos va a limitar esta perspectiva al señalar que lo que más va a tener peso en su orientación teórica es el papel del actor, es decir, del que va a exteriorizar la información en la representación.
Hay que tener en cuenta que, en la teoría propuesta por Goffman, la información juega un papel importante, ya que va a ser el centro alrededor del cual va a gravitar la actividad de las personas, debido a que puede ser lo que se va exteriorizar a voluntad o de forma involuntaria, o bien puede ser lo que se va a percibir y posteriormente a interpretar, con lo que designa un papel activo, y otro pasivo que durante el proceso de socialización cara a cara se va a intercambiar indistintamente. Todo lo anterior en función de las circunstancias en que se encuentren las personas, es decir, del lado en que se ubiquen en el proceso de comunicación.
Goffman insiste en que las personas toman sus decisiones en torno a la información, lo que en última instancia determina su comportamiento y nos aclara que el personaje que posee información –presumiblemente personal– la va a exteriorizar de dos maneras: la voluntaria que se hace directamente con palabras y que no es tan directa, lo cual hace más complejo este tipo de estudios, y otra que se hace involuntariamente y que no se busca, o al menos no pareciera exteriorizar de forma premeditada algo de información, pero por el hecho de ser personas vivientes ya revela información. Lo anterior se conforma a través de un proceso dialéctico en el que los observadores recolectan o perciben la información a través de la conducta de los sujetos que la poseen y mediante experiencias anteriores de sujetos similares al observado (información involuntaria) y también por medio de la información que el mismo exteriorice (la información voluntaria).
Según Goffman, en esta interacción observado-observadores que se da mediante la información dispuesta, el individuo cobra vida y, por ende, la sociedad también. Es de destacar que esta teoría, al clasificar la acción generadora de la sociedad, no es restrictiva en términos de roles o funciones, aunque tal vez sí algo mecánica en cuanto al proceso de comunicación, ya que los papeles no son solamente de una sola dirección, sino que están en constante evolución y redefinición, todo esto con base en la información que se disponga o que se desee disponer, por lo tanto, es entonces el sujeto el que decide.
Pero la forma en que los actores (pasivos y activos) interactúan conforme a la información, pensándola, expresándola, percibiéndola e interpretándola, no es de forma mecánica, ya que se puede dar un juego de combinaciones de proporciones considerables y de resultados prácticamente infinitos, debido a que se debe considerar en el mundo real un número mayúsculo de variables y de eventos aleatorios que son difíciles de manejar. Además de que para poder interpretar los eventos que suceden debemos tomar una posición que nos pone en un papel de observador de un proceso en que dos personas –en el caso más simple– expresan e interpretan información, y lo que nosotros en un nivel de abstracción mayor podemos llegar a malinterpretar, porque al final de cuentas no somos diferentes de los sujetos que estudiamos, los investigadores también somos humanos, lo que le inyecta un nivel de complejidad mayor a una propuesta teórica-metodológica ya de por sí tan complicada. Lo anterior vuelve a la teoría de Goffman caótica, difícil de controlar y prever; sin embargo, sí nos ayuda para poder entrar en ese micro universo de las relaciones cara a acara en la vida cotidiana y nos deja entrever la gran complejidad de la sociedad como un sistema de miles de fenómenos micro que acontecen a todos niveles y de forma simultánea, es decir, nos da una casi interminable veta de análisis teórico, tanto a nivel abstracto como en el campo de trabajo.10
Es verdad que el proceso de actuación que Goffman describe tiene que ver directamente con la evolución de círculos sociales directos, es decir, donde la relación de los sujetos es cara a cara y de forma presumiblemente verídica. [14:29] Pero si esto fuese realidad, la sociedad se comportaría de forma radicalmente distinta, aunque Goffman nos plantea que en realidad los flujos de información que se dan al interior, y evidentemente al exterior, de las personas encubren las verdaderas intenciones y esencias de éstas, lo que nos deja en una actuación interminable en donde aparece la pregunta sobre ¿cuál es el lugar del individuo en función de su actuación?
Goffman nos indica que, de acuerdo con su actuación, las personas se pueden inclinar entre dos extremos de conciencia: los que son sinceros y de hecho creen que en su actuación son ellos mismos, y por otro, los cínicos que no creen en su papel interpretado, no obstante la cantidad de veces que haya sido actuado; sin embargo, en la actuación de las personas se encuentran envueltos más elementos que buscan construir una imagen más acabada o una fachada, en la que existen varios elementos. La fachada social está compuesta por: i) el medio, el cual puede verse como la decoración; ii) los equipamientos y otros elementos propios que forman el trasfondo escénico, y iii) las insignias de cargo como el sexo y la edad, las cuales se pueden llamar fachada personal.11
El modelo anterior se puede considerar como la definición de las partes de la creación de una fachada individual que se encuentra subordinada a una fachada social, es decir, se trata de un esquema que está constituido para poder hacer una generalización en términos de una actuación con base en ciertos estereotipos comunes que permitan una interacción en circunstancias de relaciones nuevas, aunque conservando ciertas consideraciones y flexibilidad para casos específicos, es decir, que aunque nos permite intuir ciertos comportamientos esperados, también nos da la posibilidad de reaccionar a circunstancias únicas de la interacción y del flujo de información.
Además, es importante mencionar que nadie actúa para sí solo, por lo que las cualidades dramáticas de cada persona darán variables distintas a cada relación cara a cara, lo que la hace imposible de ser prevenida o proyectada exitosamente a futuro, y es que esta circunstancia propia del individuo no puede ser planificada o esperada de forma mecánica, resaltando entonces la individualidad.
Goffman plantea que en el mundo inmediato de las personas éstas no actúan solas como si estuviesen en un tipo de espacio individual, sino que por el contrario, se encuentran inmersas en una escala mayor de representación, ya que las actuaciones son tan poderosas en la estructuración de la sociedad, específicamente en microcosmos de las relaciones cara a cara, que se extienden más allá de las fronteras naturales del individuo mismo y se ponen en práctica a través de un conjunto de personas, aglutinadas en un equipo. Y es que la sociedad se basa en el comportamiento de los individuos para su accionar, lo que nos permite darnos cuenta del carácter teatral de las dinámicas en equipo, en tanto que la mascarada utilizada por un sujeto en determinada situación es una general, ya existente de antemano, en la que su persona se vuelve gradualmente inmersa por las relaciones que tiene con miembros de su cercanía efectiva y con los de su exterior, para lo que se tiene que conservar. [14:88]
Dada la naturaleza comunicacional de las relaciones del ser humano, los estudios que se hacen del comportamiento social del individuo basándose en la teoría de Goffman se fundamentan en el uso y administración de la información y la posible repercusión que podría generar su publicación o su ocultamiento, y es que la actuación, pese a ser el
elemento más evidente de los procesos de socialización, es en realidad solamente parte del proceso de intercambio de información.12
Se puede hacer un balance entre lo que los actores manejan mediante el uso de sus actuaciones, la información explícita y la oculta, ya que es en este equilibrio donde se puede demostrar de forma contundente la manera de proceder de los individuos o de los equipos ante determinadas circunstancias, obviamente tomando en cuenta las limitaciones teóricas referentes a que los procesos de interacción cuentan con un número casi infinito de variables que no es posible considerar para prever totalmente la acción y así proceder ante la interacción. Grosso modo, la centralidad de una actuación individual o por equipos en la teoría de Goffman es lo que nos lleva a una consideración cara a cara de la vida social.
El estudio de la vida cotidiana desde el supraindividualismo cultural
En otra dimensión, Heller parte del supuesto de que los individuos deben reproducirse como entes particulares y esto se debe dar a través de la construcción de la sociedad, luego entonces, la vida cotidiana se presenta como el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, esto supone que a cada hombre le corresponde cierto tipo de vida cotidiana, siempre y cuando hablemos de una reproducción de particulares. En consecuencia, lo anterior asume que la sociedad supone la existencia de una vida cotidiana. [15:19
Esta existencia de vida cotidiana no es escogida en primera instancia por el individuo, cuando el hombre nace no se le da a escoger entre una vida cotidiana y otra. Lo que sucede es que cuando nacemos nos es dada una cierta vida cotidiana, la cual debe ser interiorizada como instrumento de la reproducción particular que nos asigna la sociedad. Una vez que se ha pasado por un proceso de socialización primaria, se tiene la oportunidad de escoger entre distintas formas de vida cotidiana. Lo anterior supone que la unidad de la personalidad se realiza en la vida cotidiana. [15:26]
Es importante rescatar que Heller no ve a los hombres como seres pasivos a los cuales se les presenta una realidad y a la cual quedan sometidos. Esta autora habla de un proceso de socialización en el cual los sujetos, en primera instancia, deben aceptar esa vida cotidiana que les fue dada, pero en la medida en que éstos han asimilado ese esquema tipificador, es entonces que empiezan a cambiar sus vidas cotidianas a través de un proceso de reproducción social. Al igual que Berger y Luckmann, Heller reconoce que el lenguaje es una objetivación primaria de la vida cotidiana, o bien, que las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística. [6:55]
Sin duda, una de las aportaciones de Heller a la vida cotidiana como expresión de lo cultural, es el reconocimiento de las motivaciones o afectos particulares que conducen primero a aceptar y luego a escoger cierto tipo de vida cotidiana. Grosso modo, el hombre se sintetiza como un ente que puede elegir entre su singularidad y su destino, aunque hay que aclarar que dicha elección generalmente aparece como irreversible.
Conclusiones
El reconocer que la vida cotidiana como una expresión cultural implica un sólo proceso en el que intervienen el comportamiento del individuo y la carga social, puede desembocar hacia la consideración de qué es lo que se desea hacer en cuanto a un desarrollo científico, entre el explicar y el comprender. Esta falsa dicotomía nos lleva a una discusión que tiene su campo más prolífico en el terreno de la filosofía entre las tradiciones positivistas y hermenéuticas.
El positivismo, como la tradición científica por excelencia, puede resumirse en la cuantificación de las veces que se presenta un fenómeno en la naturaleza, por lo que es posible dar una explicación desde fuera, mientras que por el lado de la hermenéutica, los sucesos que acontecen al interior de la vida social deben ser comprendidos por medio de la captación de los eventos que un ser humano, por su misma condición, está en la posición de comprender e interpretar, dando así un lugar mayor a dicha perspectiva.
Así, para algunos el deber de la ciencia es el de explicar desde fuera lo que sucede al presentarse un fenómeno cualquiera, lo que demuestra las características dentro del desarrollo de las ciencias naturales, pero surge una pequeña cuestión al estudiar al ser humano cuando se encuentra en sociedad y es que los mismos investigadores son seres humanos también y, por lo tanto, sujetos interpretativos que se encuentran analizando las características de una realidad subjetiva, entonces se puede considerar la situación en la que se debe comprender el fenómeno social desde dentro, es decir, el estudio de la sociedad da la oportunidad de poder internarse en la realidad de las personas, de poder entender, interpretar y así estudiar el mundo y la perspectiva social que cada miembro tiene de su mundo inmediato y cotidiano.
Como lo hemos estado mencionando, la posición que se tome en torno a la discusión principal al interior de las ciencias sociales en general, en cuanto a la situación y contraposición entre el individuo y la sociedad en el devenir del ser humano como especie, a todos los niveles, define el accionar de las perspectivas teóricas –el planteamiento en general, la visión, el abordaje metodológico, etcétera–, lo que redondea el escenario de la discusión planteada respecto a la comprensión o la explicación de la vida cotidiana.
Evidentemente, hay una gran contribución de las concepciones teóricas comprensivas que nos deja frente a un hecho que los cuerpos teóricos de los grandes paradigmas parecían obviar, y es que las personas vivimos dentro de una realidad social inmediata y somos capaces de comprender y de aplicar un conocimiento, es decir, vivimos dentro de una colectividad. Podemos decir que la selección de escuelas revisadas y autores citados tiene que ver con que éstos asumen que la cultura juega un papel determinante en la acción social, en tanto que aquélla se presenta como una instancia precondicionada a la existencia de las personas y como un hecho que es reconfigurado diariamente por cada persona a través de creencias, mitos, ritos, costumbres, imaginarios colectivos, valores, interpretaciones, significados, signos, símbolos, señales, sentimientos, sensaciones, apreciaciones, percepciones, opiniones, elecciones, emociones, miedos, deseos, actitudes, estados de ánimo, motivaciones, conocimientos, personalidades, posturas, gestos, dirección de la mirada, tono de la voz, ritmo de la conversación y, en general, todos los procesos subjetivos que definen la vida cotidiana.
Este aspecto dentro de los estudios teóricos y de academia representa un reconocimiento y un renovado respeto por el individuo que, desde la perspectiva de los grandes proyectos teóricos, era concebido como una suerte de ser autómata, incapaz de concebir la realidad, por lo que era insertado en una gran estructura teórica, es decir, se le estudiaba desde una perspectiva que a veces no coincidía con su realidad inmediata, o como dice Coulon, el actor no es un idiota cultural. Lo anterior implica toda una recomposición al interior del quehacer científico de las ciencias sociales que puede reforzarse por medio de las visiones comprensivas en las que se da el reconocimiento de la subjetividad del científico, en tanto que éste se encuentra estudiando a un grupo de seres humanos que poseen una cualidad subjetiva e intersubjetiva, similar a la de él, invalidando así el argumento en el que la interpretación y comprensión de dicho científico está fuera y es neutral a las situaciones y unidades de observación investigadas.
Las líneas básicas que hemos trazado sobre algunas de las escuelas teóricas comprensivas nos demuestran que una de las características principales de dicha corriente es su capacidad analítica para realizar investigaciones donde los procesos de relación e interacción cara a cara son centrales. Es por lo anterior que las perspectivas de análisis que se han presentado en este artículo representan una valiosa línea a seguir en el momento de trazar una investigación en el que la cultura propia de una serie de personas sea la pieza central, ya que dicha perspectiva se enfoca a ofrecer una comprensión de la realidad social y de las subjetividades propias de los seres humanos.
Es así que pensamos que la cultura es un presentismo de lo cotidiano que expresa un proceso de reapropiación desde el presente de la vida pasada y futura de los individuos. Lo anterior nos lleva a seguir insistiendo sobre lo importante que es estudiar la vida cotidiana para comprender el fenómeno cultural, en tanto que la cotidianidad son los dramas sociales que se entrecruzan mediante determinaciones coexistentes, duales y necesarias que constituyen las formaciones sociales, a partir de las cuales se sustenta la sociedad como certificación de la vida de los individuos por este mundo.
Lo que hay que tener como una seria advertencia es que estos cuerpos teóricos nos ofrecen una mirada más interna a los fenómenos que tienen lugar en el centro mismo de la interacción social, lo que puede ser peligroso para el investigador, ya que si no se ha trazado de manera responsable el cómo se va a llevar a cabo la investigación, ésta puede perder objetividad y cientificidad para convertirse en una serie de narraciones un tanto limitadas y muy superficiales, muy cuestionadas por la teoría de la estructuración de Giddens en tanto que ésta pone de manifiesto las limitaciones de las teorías de la acción de algunos teóricos clásicos como Marx, Durkheim y Parsons, y reconoce como argumento sustancial que la sociedad se construye a partir de la acción e interacción de sus miembros a través de conductas reproducidas con intereses e intenciones definidos. Cuando se analiza a la vida cotidiana como expresión de la cultura se asume que la falsa dicotomía entre el mundo objetivo y subjetivo, junto con el consecuente enfrentamiento de los métodos cuantitativos y cualitativos, son los elementos principales a partir de los cuales discurre dicho debate.
Se reconoce que en el trabajo presentado, por limitaciones de espacio, sólo se exploran algunos elementos de la vida cotidiana, y como éstos se inscriben a una aproximación distinta a la sociología cientificista. Es evidente que para sugerir un abordaje para el estudio de cualquier realidad social, debe delimitarse un conjunto de autores y teorías que tendrán que ser valorados bajo un mismo eje, en este caso el de la vida cotidiana como expresión de la cultura, de tal forma que las conclusiones aquí presentadas no son incidentales y esto porque el desarrollo de un saber científico se caracteriza por que en las primeras etapas del desarrollo, generalmente los investigadores se concretan a coleccionar hechos con base en presentimientos vagos, descubrimientos accidentales afortunados de constantes no previstas y generalizaciones inductivas. Es así que cuando se ha recabado suficiente información en este sentido, se está en posibilidad de plantear hipótesis de relativamente corto alcance que se dirigen hacia la comprobación. Si pasamos satisfactoriamente esta etapa, entramos en el terreno de la formulación de teorías y entonces la refutación se convierte en el aspecto más importante de nuestra labor experimental, y es precisamente en este nivel a partir del cual se desarrolló el artículo presentado.
1 La primera forma contempla a la vida humana como una proclividad y, por lo tanto, tiende a la utilización de los métodos cuantitativos para el estudio de la conducta humana, mientras que la segunda opción generalmente se basa en estudios de corte más cualitativo.
2 Es importante mencionar que algunos de éstos nacen en el seno de la filosofía.
3 Hay que mencionar que en sus trabajos iniciales, Parsons intentó hacer un planteamiento que resolviera el debate entre lo micro y lo macrosocial que, como abordaremos más adelante, es un debate más complejo. Véase Picó, J. [2:1-470]
4 Citados por Coulon, A. [3:11].
5 Véase: Adler, A. et al. [5:217-235].
6 Se utiliza el término personas y no lego porque los teóricos sociales son también personas.
7 El trabajo de Schutz se cataloga como la base en los estudios sociales de la teoría social comprensiva, ya que fue él quien introdujo con gran fuerza los conceptos básicos que en los estudios filosóficos ya tenían gran relevancia y los operacionalizó para su aplicación en las ciencias sociales, en especial en la sociología y que se pueden localizar en los trabajos de Husserl.
8 Citado por: Luna, A. [8:64]
9 Citados por: Coulon, A. [3].
10 No es casual que el regreso de la naturalidad social vaya ocupando cada vez más espacios en la cultura, debido a que éste nos conduce al simbolismo de lo diverso y a la afinidad social y los vínculos grupales- afectivos. Véase: Maffesoli, M. [10-12] y, Giddens, A. [13].
11 Para su mejor comprensión, la fachada personal se divide en: apariencia, la cual se refiere a los estímulos que se desatan inmediatamente en la relación cara a cara y que informan acerca del estatus social del actuante, y por otro lado, los modales, los que cuales nos revelan la intención directa del actuante ante los estímulos directos del exterior en determinadas circunstancias.
12 En ese aspecto cobran fuerza los secretos como una figura importante en la utilización y distribución de la información. Los secretos pueden ser de varias formas: i) los muy profundos en los que se revela una gran incongruencia de lo que se representa y lo que se es, aunque no está claro qué es lo verdadero; ii) los estratégicos en donde se tienen determinados propósitos o capacidades de los equipos, en tanto que en éstos se basan actuaciones que implican una forma de acción y desempeño futuro, y iii) los internos, que denominan y dan identidad a los que los poseen y aquellos que no.
Referencias
[1] Alexander, J. C. (2000). Las teorías sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial. Análisis Multidimensional. Ed. Gedisa, pp. 1-315, Barcelona, España.
[2] Picó, J. (2003), Los años dorados de la sociología 1945-1975. Ed. Alianza Editorial, Madrid, España.
[3] Coulon, A. (1988), La etnometodología. Ediciones Cátedra, pp. 1-141, Madrid, España.
[4] Zemmelman, H. (coord.) (1997), Subjetividad: umbrales del pensamiento social. Ed. Universidad Nacional Autónoma de México, México.
[5] Adler, A. et al. (1987), “Everyday life sociology”, en Annual Review of Sociology, núm. 13, Annual Review Inc, Washington, EUA.
[6] Berger, P. y T. Luckmann (1968), La construcción social de la realidad. Amorrortu Editores, pp. 1-227, Buenos Aires, Argentina.
[7] Schutz, A. y T. Luckmann (2001), Las estructuras del mundo de la vida. Amorrortu Editores, pp. 1-315, Buenos Aires, Argentina.
[8] Luna, A. (1978), La sociología fenomenológica. Ed. Universidad Autónoma de México, pp. 1-247, México.
[9] Ritzer, G. (1998), Teoría sociológica contemporánea. Ed. Mc Graw Hill, pp. 1-680, Madrid, España.
[10] Maffesoli, M. (2001), El instante eterno. El retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas. Ed. Paidós, pp. 1-196, Argentina.
[11]
(1979), La conquete du presente. Pour une sociologie de la vie
quotidienne, Presses Universitaries de France, pp. 1-189,Paris, Francia.
[12] (1992), La política y su doble.Ed. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales, pp. 1-265, México.
[13] Giddens, A. (1997) Las nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de las sociologías comprensivas. Amorrortu Editores, pp. 1-195, Argentina.
[14] Goffman, E. (1989) La presentación del sujeto en la vida cotidiana. Amorrortu Editores, pp. 1-271, Argentina.
[15] Heller, Á. (1977), Sociología de la vida cotidiana. Ediciones Península, pp. 1-213, Barcelona, España.