Globalización económica y organización del espacio urbano: el caso de Santiago de Chile, la gran megalópolis de América Latina

Jaime Uribe Cortéz

Estudiante de doctorado en Estudios Urbanos, Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-A) E-mail: rostrodeleon1@yahoo.com.mx

Recibido: Abril 4, 2008. Aceptado: Octubre 9, 2008

RESUMEN

Para muchos autores, las raíces del fenómeno llamado globalización estarían en la respuesta del sistema a la crisis de los 70: desregulación de los mercados y modos de producción flexibles, ambos posibles por los avances de la informática, etc. Este fenómeno ha instigado consecuencias y cambios en diversos ámbitos de la vida social; por ejemplo, en la concepción del espacio urbano y la calidad de vida de la población. Por eso, este escrito, es una oportunidad para revisar algunos efectos de la globalización en el espacio urbano, específicamente, Santiago de Chile.

Palabras Clave: globalización económica, libre mercado, espacio urbano y política económica.

ABSTRACT

For many authors, the roots of the phenomenon called globalization would be in the response of the system to the crisis of the 70: deregulation of the markets and flexible production methods, both possible for the advances of computer science, etc. This phenomenon has instigated consequences and changes in diverse areas of the social life; for example, in the conception of the urban space and the quality of life of the population. Because of it, this writing, it is an opportunity to check some effects of the globalization in the urban space, specifically, Santiago of Chile.

Keywords: economic globalization, free market, urban space and economic politics (policy).

INTRODUCCIÓN

El jueves 4 de mayo de este año el economista Paul Krugman profesor reconocido del Instituto Tecnológico de Massachusetts dio una conferencia en Lima, auspiciada por el Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE) en temas relacionados a la economía internacional, globalización y a las crisis económicas más resaltantes en los últimos años. [1]

El Dr. Krugman inició la conferencia explicando 5 puntos importantes relacionados con la globalización económica. Primero, en los últimos 20 años el comercio internacional ha crecido de manera intensa; segundo, los excesos de ahorros internos de los países desarrollados han sido transferidos a los países en desarrollo, lo que ha originado movimientos de capitales y mucha especulación; tercero, la inversión directa (empresas transnacionales) ha crecido pero de manera intermitente; cuarto, la libre movilidad del recurso humano; y, quinto la difusión de las ideas, de las diferentes culturas y sobre todo la disponibilidad de la información en tiempo real.

Destacó la importancia del desarrollo de la tecnología y su influencia en la globalización de la economía. Tenemos el caso del fax que hasta el momento ha sido el invento que más ha estrechado distancias entre comerciantes, al igual que la informática. Sin embargo la tecnología no es el único factor. Tenemos como ejemplo las dos guerras mundiales y las ideologías contradictorias de los bloques económicos, capitalismo y comunismo, que aún con niveles considerables de avance tecnológico ocasionaría que la globalización no se expandiera y, muy por el contrario, fuera interrumpida.

Otro factor influyente en la globalización fue la política económica, es decir, la voluntad de los gobernantes para impulsar políticas económicas orientadas al libre mercado, las cuales han ocasionado que el comercio internacional se expanda trayendo como consecuencia el incremento en la actividad comercial y de servicios.

También se analizó el caso de Asia: hace tres años se hablaba del milagro asiático y se emulaba las políticas de desarrollo adoptadas por los tigres y dragones asiáticos, las mismas que consistían en términos generales en un crecimiento hacia afuera, con protección a la industria nacional, y estados interventores fuertes orientados al mercado.

La mayoría de los países latinoamericanos adoptaron políticas de desarrollo con crecimiento hacia adentro vía la estrategia de sustitución de importaciones para crear demanda interna y no depender de los ciclos internacionales que afectan los precios de las materias primas y por tanto la capacidad de importación. Esta estrategia no dio los resultados que se esperaban, pues dirigió el esfuerzo en aspectos macroeconómicos y dejó en un segundo plano la eficiencia propia del mercado en los procesos productivos, misma que no se desarrolla en mercados intervenidos por el Estado. [1]

Se explicó la secuencia de las crisis económicas de los países: la recesión deprime los ingresos tributarios y aparecen déficits fiscales (gastos menos ingresos) y presiones a la devaluación de la moneda nacional o aumento del tipo de cambio. Luego se toman las medidas ya conocidas como la devaluación, la eliminación del déficit fiscal y la negociación de la deuda externa. La economía se estabiliza, la inflación disminuye, los capitales de corto plazo comienzan a ingresar al sistema financiero como ahorro externo cubriendo el déficit en las cuentas externas (diferencia entre las importaciones y las exportaciones que se ve reflejada en el déficit de ahorro interno versus inversión). [1]

Lo anterior denota las condiciones macroeconómicas por las cuales atraviesa un país. No obstante, la globalización afecta a otros ámbitos de la sociedad, por ejemplo, el espacio urbano y el concepto de ciudad. Cierto es que esta tendencia mundial incide grandemente en la calidad y bienestar de la población mundial; en las readecuación de las normas y reglas de intercambio de las instituciones económicas; en las relaciones entre sociedad y Estado. No obstante, no sólo afecta las variables macroeconómicas de la sociedad mundial, también afecta la conformación del espacio urbano y las prácticas sociales, incidiendo directamente en la forma de vida urbana de la sociedad en general.

Debido a lo anterior y a la importancia que posee el avance de la globalización sobre la estabilidad de la ciudad, en este artículo describiremos cómo la globalización de la economía afecta la reorganización del espacio urbano. Concretamente analizaremos el caso de Santiago de Chile, una ciudad que se ha convertido en un referente de la economía en las áreas metropolitanas de América Latina, reestructurando la concepción del espacio urbano y las prácticas sociales de manera tajante.


Desarrollo:

Efectos de la globalización económica sobre la organización del espacio en la sociedad mundial y en Santiago de Chile

Análisis general sobre la organización del espacio urbano en el mundo

Desde la perspectiva de Neil Brenner, [2] en décadas recientes, los investigadores urbanos han identificado varias ciudades globales como nodos espaciales claves de la economía mundial, puntos de base localizados para la acumulación del capital. Desde la formulación inicial de la hipótesis de la ciudad mundial, a principios de la década de los años 80 del siglo pasado, desarrollada por Friedmann y Wolf, [3] la teoría de la ciudad mundial se ha consolidado como marco principal para la investigación crítica sobre las ciudades contemporáneas, y más generalmente, sobre la cambiante organización espacial de la economía mundial. [4] Vinculando los estudios urbanos directamente a la economía política internacional y el análisis del sistema mundo, la teoría de la ciudad mundial ha desafiado a los investigadores urbanos a analizar las escalas supra urbanas en las cuales las ciudades están insertas.

Al mismo tiempo, al analizar la actual configuración de la economía mundial en términos de sus nodos urbanos predominantes y de sus redes interurbanas, la teoría de la ciudad mundial también ha desafiado a los economistas políticos internacionales a analizar las geografías sub nacionales y supra nacionales del capitalismo que están incorporadas en los procesos de urbanización. Al integrar las diferentes escalas espaciales sobre las cuales cada uno de estos campos de investigación ha ido sustentado una sola estructura analítica, la teoría de la ciudad mundial también ha contribuido al proyecto más amplio de superar los enfoques Estado céntricos en las ciencias sociales, el cual ha ganado rápidamente espacio en años recientes. [5].

Al hablar de la teoría de la ciudad, necesario es categorizar los Estados céntricos en la dualidad global y local; palabras características de la mundialización del tráfico de bienes y servicios económicos; no obstante, Saskia Sassen [6] llegó y dijo que hay un tercer elemento, la carta robada de los urbanistas y planificadores hipermodernos: las ciudades, convertidas en locaciones y complejos que emergían como un nuevo sistema de división de la oferta de servicios interconectados por las redes de fibra óptica, todo en tiempo real. Pero se trata de determinadas ciudades, no de todas. Se trata de ciudades desmontables, no lugares a los que por definición es imposible fijar más que como funciones de paso, justamente porque su fuerte es la deslocalización y la interacción digital. Así es como ha surgido la concepción de megaciudad:

La megaciudad dista de ser un mero accidente demográfico, un error o una catástrofe irremediable, es un hito más en el proceso de urbanización acelerada del mundo. Las megalópolis no aparecen antes de la segunda mitad del siglo XX, a pesar de que los flujos migratorios del campo a la ciudad se han dado con amplitud desde el inicio de la revolución industrial, y de que la tendencia a concentrar poder y recursos en una ciudad capital no es ninguna novedad histórica. Las megaciudades aparecen cuando se dan los medios tecnológicos, logísticos y organizativos que hacen viable una colmena humana de más de 15 millones de habitantes. [6]

El concepto de megaciudad estriba en que estas ciudades se integran en una lógica global más que nacional, son el punto de enlace entre la economía mundial y regiones que ofrecen salarios baratos y, por ejemplo, maquilas: ciudades en transición de una economía de manufactura e industria a una economía de comercio, finanzas y turismo. Por ejemplo, desde el aire, Buenos Aires es un manchón irregular, iluminado al norte, menos iluminado al sur, con arterias que entran al casco urbano desde el conurbano y con la lupa de Google Earth hasta saltan los shoppings y los complejos deportivos y de la industria del entretenimiento. Parado en Santa Fe y Callao, digamos, ningún turista, o argentino más o menos mundano tendría inconveniente en encontrar, en ese cruce y alrededores, todas las marcas, servicios y bienes simbólicos que se encuentran en otras capitales. Es el mismo lugar en otro lugar. Eso, para los beneficiados, que no son legión.


No obstante, existen consecuencias de semejante expansión de la ciudad. Éstas a veces toman forma de pobreza y degradación, por ejemplo, el medio ambiente, que es uno de los principales problemas que aquejan a las ciudades, especialmente a las del sur del continente. Si bien las densamente pobladas son el centro económico de los países, también son agentes de grandes desequilibrios sociales. En estas ciudades, más del sesenta por ciento de los ciudadanos tiene sus necesidades básicas insatisfechas; y por más que existan poblaciones y áreas urbanas que mejoraron su calidad de vida, no existen, hasta el momento, ciudades sustentables (entiéndase: que cuenten y ofrezcan a quienes las habiten servicios para todos, un medio ambiente sano, viviendas dignas y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación, convivencia social, empleo digno, atención sanitaria, educación y acceso a la actividad cultural). Agrega Sassen: “Aprovechar los recursos es fundamental, está en relación directa con el desarrollo sustentable, tanto en la distribución de viviendas, comercios, industrias, como en el uso eficiente de las áreas verdes”.

En este contexto, la tecnocracia urbana, lejos de integrar el crecimiento de la ciudad, hizo prevalecer los intereses privados por sobre los públicos. Es lo que escribe David Harvey en The Urban Experience: “el espacio urbano está fragmentado en áreas bajo control de poderes privados, se inhibe la libre circulación de sus habitantes, se promueven lugares cerrados en vez de lugares abiertos”. [7]

La fragmentación del espacio urbano permite el despliegue de lo que Stephen Graham llama premium networked spaces: áreas financieras y de negocios exclusivas de administración semiprivada, vías de transporte tan caras que están sólo al alcance de una elite, construcción de malls, lo que se llama infrastructural consumerism: centros de consumo de arquitectura fortificada aislados de su entorno urbano, a los que se llega sólo en auto; edificios perimetrados, enrejados, vigilados por circuito de TV y seguridad privadas, construidos entre favelas y/o villas miseria. Elementos que fragmentan, segregan y privatizan el espacio y que hacen de la cohesión social un recuerdo.

La elite de la megalópolis vive en enclaves fortificados, en barrios cerrados, con todos los servicios posibles para vivir sin necesidad de salir. Se toma ventaja de la mano de obra barata para emplear personal doméstico: limpieza, cocineras, choferes, etcétera. Y van al trabajo en autos blindados, donde la política de hierro es la identificación. El transporte público y caminar es cuestión de obesos o de pobres.

Santiago la gran megalópolis citadina de América Latina

Los cambios recientes observados en la modalidad neoliberal adquirida por la globalización no han modificado la esencia de la ciudad capitalista, que continúa como el territorio donde se asientan los soportes materiales necesarios a la producción y reproducción del capital, así como de la fuerza de trabajo. Al mismo tiempo, el espacio urbano sigue siendo el espacio privilegiado en la construcción de la compleja ingeniería del consenso mediante el cual se legitima la hegemonía del capital.

Santiago de Chile es el ejemplo más patente entre muchos otros. Habrá que decir que este país ha tenido un crecimiento económico estable durante la última década, a una tasa aproximada de 7.6 anual. Santiago, como el país, visto desde las grandes cifras, no parece presentar problemas. Más bien lo opuesto: las cosas van muy bien, aceptando, por supuesto, los vaivenes normales en una economía en desarrollo, cada vez más inserta en los mercados internacionales y dependiente de ellos.

La ciudad de Santiago tiene una economía diversificada con una predominancia de los servicios financieros; concentra el 48% del PIB; su tasa de crecimiento promedio anual durante la década ha sido de 8.5%, superior al promedio nacional (7.6%). En los últimos años, las cifras de desempleo han descendido y las tasas de indigencia y pobreza son las menores del país. La indigencia se ha reducido de 9.6% en 1990 a 3.5% en 1998; la pobreza, de 33% a 15.4%. Si bien los efectos de la crisis asiática han modificado estas cifras, es previsible que el país y la ciudad retomen su camino exitoso.

La globalización, sin embargo, ha impuesto cambios al proceso urbano y, aun conservando su esencia, las ciudades se transforman para adecuarse a las nuevas exigencias de la acumulación del capital, dando lugar al surgimiento de las megalópolis y la ciudad global. Así, Santiago, en el aspecto urbano, el concepto de ciudad no es tan halagado por los habitantes y estudiosos sobre el tema. La ciudad mirada desde más cerca tiene una cara mucho más compleja, menos exitosa, más difícil de percibir. El punto que queremos destacar en este artículo es que la ciudad muestra una diversidad de rostros con distinto signo. Algunos muestran los éxitos económicos; otros parecieran empinarse, pero sin lograrlo; otros, se han quedado definitivamente al margen de tales logros.

La ciudad de Santiago rebasa la noción de ciudad para clasificarse como megaciudad a partir de dos facetas, en primer lugar, el área metropolitana de Santiago y la región metropolitana de Santiago definiendo lo que se llama arquitectura productiva, es decir, un conjunto de nodos en forma reticular cuya formación en red facilitó la formación de un nuevo paradigma, o una nueva lógica de redefinición de las actividades productivas.

La organización en forma de retículas articuladas en centros y sistemas urbanos pequeños o grandes, en grandes extensiones macrorregionales [8:25] ha influido tajantemente en la evolución de la ciudad en Santiago. En una efectiva ampliación del campo metropolitano de externalidades. En especial, como en Santiago, donde las sedes corporativas empezaron a abandonar el centro histórico para trasladarse paulatinamente a hacia nuevos emplazamientos en áreas menos congestionadas y contaminadas.

Producto de la globalización se ha configurado en Santiago un nuevo concepto de espacio urbano, originando con ello la idea de centralidad y constituyéndose en una nueva geografía transnacional, es el perfecto espacio para una nueva política transnacional.

Con lo anterior, se ha gestado sobre Santiago una nueva geografía urbana de los centros y los márgenes: el predominio de industrias de la información y el crecimiento de la economía mundial, tan inextricablemente vinculados entre sí, han contribuido a crear una nueva geografía urbana basada en la centralidad y la marginalidad. Esta nueva geografía en parte reproduce las desigualdades existentes, pero también es el resultado de una dinámica específica de las formas actuales de crecimiento económico. Asume nuevas formas y opera en muchas arenas, desde la distribución de las instalaciones para las telecomunicaciones hasta la estructura de la economía y del empleo.

CONCLUSIONES

El mejor ejemplo de una megaciudad es Santiago. Me parece que según las definiciones revisadas de "ciudad global" o megaciudad, y tomando en cuenta los análisis de la posición de Santiago en las mediciones internacionales, [9] es posible confirmar que Santiago cumple con los requisitos como para clasificarse como una ciudad tocada por la globalización.

Sin embargo, y tal como se verá en el desarrollo de esta discusión, concuerdo con Luis Fuentes y Carlos Sierralta, quien presenta una serie de particularidades que la hacen distinta del resto de las ciudades; por tanto, es importante aclarar algunas de estas diferencias. Como afirma “América Economía”, [9] el éxito internacional de Santiago se debe al éxito del país más que a la gestión de las autoridades de la ciudad; por lo tanto, quizá no sería extraño pensar que Santiago, más que una "ciudad global" o globalizada, es la capital de un "país global", que se encuentra en un proceso creciente de internacionalización de sus relaciones comerciales gracias a la firma de acuerdos de libre comercio con escalas supranacionales y nacionales como la Unión Europea, Corea del Sur y Estados Unidos.

Asimismo, Fuentes y Sierralta comentan que la tendencia a la expansión es clara en Santiago (aunque no una característica exclusiva sólo de este período. [10-12] Respecto a la delimitación física creemos necesario señalar que la ciudad podría considerarse aún como una ciudad relativamente compacta con una tendencia hacia la dispersión tentacular, siguiendo las autopistas interurbanas, asemejándose a una ciudad en forma de estrella. Las causas del tal fenómeno se deben principalmente a dos hechos: la geografía de la cuenca de Santiago, y la falta de infraestructura intraurbana, que recién ahora se está construyendo, en una segunda fase del programa de concesiones viales. Debido a esto último, Santiago debe considerarse como una ciudad en profunda transformación, quizá la más importante de su historia por la magnitud de los cambios y por la profundidad que pueden alcanzar los fenómenos de dispersión, configurando en definitiva una nueva geografía urbana. [13]

Coincido con los autores en que, desde el punto de vista de la política urbana, estas transformaciones pretenden manejarse reconociendo la tendencia a la expansión, a través del desarrollo ZDUC (Zona de Desarrollo Urbano Condicionado). Con esto se traspasa directamente a las empresas inmobiliarias la tarea del equipamiento y la infraestructura de estas zonas, generando "ciudadelas" autosuficientes en términos de consumo de bienes y servicios, pero profundamente dependientes de los centros tradicionales en la demanda por trabajo. La otra ciudad, la de los pobres, crece intensamente también hacia los bordes (se dispersa), pero fuertemente concentrada (los tamaños de los proyectos son cada vez más grandes).

REFERENCIAS

[1] Plaza Vidaurre, M. A. (2008). La globalización de la economía y las crisis económicas internacionales. Monografías. [En línea] Disponible en:

<http://www.monografias.com/trabajos12/globaln/globaln.shtml?monosearch>, consultado: mayo 7 de 2008.

[2] Brenner, N. (2003). La formación de la ciudad global y el re-escalamiento del espacio del Estado en la Europa Occidental post-fordista. EURE Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, vol. 29, no. 86, mayo. [En línea] Disponible en:

<http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0250- 71612003008600001&script=sci_arttext#22#22>, consultada: mayo 20 de 2008.

[3] Friedmann, J. & Wolf, G. (1982). World city formation: an agenda for research and action. International Journal of Urban and Regional Research. UK: John Wiley & Sons, Inc., vol. 6, pp. 309-344.

[4] Knox, P. & Taylor, P. (Eds.). (1995). World cities in a world-system. New York: Cambridge University Press, p.54.

[5] Agnew, J. & Corbridge, S. (1995). Mastering Space: Hegemony, Territory and International Political Economy. New York: Routledge.

[6] Sassen, S. (2006). Cities in the world economy, California: Pine Forge Press, p. 56. [7] Havey, D. (1989). The urban experience, Baltimore: Maryland Johns Hopkins

University Press, p.98.

[8] Harvey, David (1977), Urbanismo y desigualdad. México: Siglo XXI, p. 49.

[9] Fuentes, L. y Sierralta, C. (2004). Santiago de Chile, ¿ejemplo de una reestructuración capitalista global? EURE. Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales. vol. 30, no. 91, pp. 7-28, Santiago de Chile, diciembre. [En línea] Disponible en: <http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0250- 71612004009100002&script=sci_arttext#22#22>, consultado: mayo 18, 2008

[10] Geisse, G. (1986). Tres momentos históricos en la ciudad hispanoamericana del siglo

XIX. EURE Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, vol. 13, no. 38, pp. 7-33.

[11] Hardoy, J. E. (1991). Antiguas y nuevas capitales nacionales de América Latina. EURE Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, Santiago de Chile, vol. 7, no. 52/53, pp. 8-26.

[12] De Mattos, C., Fuentes, L. y Sierralta, C. (2004). Santiago: ¿ciudad de clase mundial?

Santiago: EURE Libros.

[13] Chacón, P. (2007). Algunas variaciones sobre la idea de ciudad mundo, en Letras libres, Chile: Letrillas.