Reseña de Colegios y colegiales palafoxianos de Puebla en el siglo XVIII1

María de Lourdes Herrera Feria

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla E-mail: mlhferia01@yahoo.com.mx

Recibido: Abril 24, 2009. Aceptado: Septiembre 4, 2009

La década de los años ochenta, del siglo XX, registró el surgimiento de la historia de la educación en nuestro país como una disciplina renovada, por una parte, debido a la influencia de las ciencias sociales y, por la otra, debido a una nueva perspectiva de la exploración de las fuentes documentales ya conocidas, además de la búsqueda y hallazgo de nuevas, en tanto que, a la rica variedad de fuentes para la investigación, se han agregado archivos públicos y privados, memorias, testimonios orales, colecciones hemerográficas y de libros de texto, fotografías e imágenes que dan cuenta de un pasado que se resiste a ser olvidado. Asimismo, la indagación en historias regionales y locales ha permitido repensar los grandes hitos de la historia nacional.

Esta consideración, válida en términos generales, resulta especialmente pertinente por lo que se refiere a la historiografía colonial. En esa década de los años ochenta se dieron a conocer los estudios de Josefina Zoraida Vázquez, Pilar Gonzalbo, Dorothy Tanck y Anne Staples, por mencionar sólo a las pioneras en la construcción de las grandes visiones de conjunto sobre la educación en la época virreinal. En sus trabajos, el fenómeno educativo se revela inserto en el contexto social de la época, desplazando al relato sobre la fundación y el funcionamiento de las instituciones y sus hombres ilustres para replantearlo como un problema complejo que rebasa el ámbito escolar. El alcance de los planteamientos metodológicos de esta nueva forma de hacer la historia de la educación ha tenido resultados dispares si se observa la extensa y compleja geografía del país. Hasta ahora, el estudio de la historia del fenómeno educativo en la sociedad colonial en las ciudades de México y Guadalajara ha sido tratado con mayor recurrencia y profundidad.

En esta tendencia se inscribe el trabajo de investigación de Rosario Torres Domínguez para el caso de Puebla. Su estudio sobre los colegios y colegiales palafoxianos propone la exploración del funcionamiento de una institución educativa fundamental para la sociedad poblana en el siglo XVIII, en tanto que fue un importante instrumento para la formación de la elite regional. Con ello, su esfuerzo abona la importante trayectoria sobre historia de la educación colonial en Puebla.

Su trabajo es precedido por las historias de los colegios coloniales de los que hacen mención los cronistas de la ciudad y que son retomadas por los historiadores del siglo XIX que se ocuparon de la historia de la urbe, sus cátedras, el número de estudiantes, la arquitectura de las instituciones y los datos curiosos sobre los colegios aparecen ahí como parte notable de la historia de la ciudad.

Asimismo, lo anteceden estudios particulares sobre el colegio jesuita del Espíritu Santo, pero sobre todo la síntesis general publicada por Ernesto de la Torre Villar, en 1988, quien hace una historia descriptiva de las principales instituciones educativas de Puebla durante la Colonia, basándose en los datos aportados por los principales cronistas de la ciudad y por el trabajo que Salvador Cruz publicó en 1995 que abarca, desde 1790, un panorama del estado de las instituciones educativas hasta 1982, siguiendo la periodización convencional de la historia de México. Su notable trabajo no sólo aborda las instituciones educativas de la capital poblana sino también las de la periferia.

Para Rosario Torres, estos trabajos tienen un carácter descriptivo, que estudian los colegios coloniales con dos propósitos: primero, encontrar el origen de la Universidad Autónoma de Puebla o del Seminario Palafoxiano y, segundo, mostrar las características notables de la ciudad sin problematizar su pertenencia a una época y sin profundizar en su rol social.

Para la realización de su trabajo, Rosario Torres, revisó acuciosamente los primeros estudios sobre las instituciones educativas coloniales producto de las crónicas y las descripciones de sus propios protagonistas, lo mismo que la producción historiográfica sobre las instituciones educativas coloniales, advirtiendo la tendencia dominante a la descripción, la reseña o la cronología y destacando, en este tenor, la obra de Joaquín García Icazbalceta y Félix Osores y Sotomayor, en quienes encuentra las primeras obras generales sobre educación aun cuando los colegios son descritos con los conceptos imperantes en el siglo XIX, sin abordarlos desde la perspectiva de la sociedad colonial. La revisión de estos y otros varios autores la llevan a observar que su argumentación y conclusiones tienen como base lo apuntado por los cronistas.

Lo más notable de su trabajo es la paciencia, disciplina y rigor con la que ha consultado y revisado el expediente de la fundación del seminario, las instrucciones que el obispo Juan de Palafox y Mendoza dejó al seminario en 1649, la colección de providencias que publicó el obispo Francisco Fabián y Fuero para los colegios entre 1765 y 1770, así como los libros de actas de la capilla del colegio complementada con la información proveniente del Archivo General de la Nación y el Archivo de Notarías de Puebla. La acuciosa compilación de datos le permitió adoptar el método de la prosopografía para sistematizar la información sobre alumnos y graduados del Seminario Palafoxiano.

Su exposición se compone de dos partes, la primera aborda la composición del seminario tridentino, describiendo a cada una de las instituciones que lo integraban, es decir, un conjunto de cuatro colegios: San Pedro, San Juan, San Pablo y San Pantaleón, explicando su organización interna en atención a la identificación precisa de los actores del proceso educativo y la descripción de los espacios educativos. Además, problematiza las prácticas educativas: contenidos programáticos, metodología de la enseñanza y formas de evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje. La segunda parte analiza a los actores fundamentales del proceso educativo, los colegiales de San Pablo, sus catedráticos, sus autoridades y benefactores, su caracterización, su desempeño escolar y profesional pero, sobre todo, su trayectoria escolar y social. Asimismo, la exposición se enriquece con varios cuadros explicativos sobre las rentas para el sostenimiento de la institución y sobre los graduados, su trayectoria escolar y su destino en la administración virreinal.

Los resultados de su investigación develan los mecanismos ocultos puestos en marcha para hacer realidad el proyecto de secularización de la sociedad novohispana planteado en el Concilio de Trento. El seminario tridentino de Puebla fue el primer seminario que se estableció en la Nueva España, y con su fundación se pretendía rescatar las parroquias controladas por el clero regular para someter a los religiosos a la autoridad del obispo.

En este volumen se presenta por primera vez cómo, dentro del complejo de colegios, incluyendo al eximio colegio de San Pablo ─que constituía la cumbre de los estudios del seminario y sus colegiales─, se fueron constituyendo como un grupo privilegiado dentro del seminario. Una vez que egresaban ocupaban diversos cargos en la administración real o eclesiástica, formando así la base administrativa de un nuevo orden colonial que desplazaba al clero regular a favor del clero secular.

Los resultados de la investigación presentados en este volumen permiten superar las descripciones tradicionales para aproximarnos a una interpretación documentada de la vida cotidiana de estas instituciones educativas, a su impacto en la Puebla virreinal y a la trayectoria escolar de sus egresados.

1 Torres Domínguez, R. (2008). Colegios y colegiales palafoxianos de Puebla en el siglo XVIII. México: Instituto de Estudios sobre la Universidad y la Educación, UNAM-BUAP, 207 pp.