Antrop. Eduardo Torres Veytia
Universidad Nacional Autónoma de México E-mail: etowerszona@gmail.com
Recibido: Enero 13, 2011, Aceptado: Enero 27, 2011
Resumen
La investigación y la creatividad van de la mano, el problema radica en que pocas veces se sabe cómo investigar. El diálogo con las personas, conocer el problema, da pie de crear una serie de índices, de elementos que son los idóneos para trabajar ya sea de manera individual, pero también colectiva. Así podremos comprender en una mayor escala, los procesos del habitar.
Palabras Clave: Creatividad, investigación, praxis.
Research and Creativity Abstract
Research and creativity go hand in hand; the problem is that rarely knows how to investigate. Dialogue with people; identify the problem, gives rise to create a series of files, of elements that are ideal for either work individually, but is collectively. So we can understand on a larger scale, the processes of living.
Keywords: creativity, research, praxis.
Quien habría imaginado hace unas décadas, el sólo hecho de prender su computadora, e introducir en el buscador del navegador alguna palabra, y empezar una búsqueda sobre la misma, o un hecho, un contexto o una realidad; creo que pocos se han puesto a pensar sobre cómo las tecnologías de la información (y comunicación), han ido dando un gran giro en nuestras vidas, y no sólo en los aspectos sociales y familiares, sino en un amplio sentido de la vida humana.
Hace dos décadas, por lo menos en nuestro país, hacer una búsqueda como tal, de algún interés o un hecho, implicaba una búsqueda bastante amplia, el ir a una biblioteca, saber utilizar un fichero, buscar en la computadora o en el archivero, y pedir un libro para poder empezar una indagación. En este sentido la investigación e inclusive para los más románticos, la creatividad en la investigación era mucha más rica, ya que ahora se puede conseguir hasta un libro en la Internet, pero las ventajas son mucho más grandes si se actúa de manera creativa en el sentido de lo que se quiere buscar, ya que a partir de la Red, podemos buscar un sinfín de páginas relacionadas con el interés que queremos desarrollar, y no sólo en cuestiones académicas, sino en todo.
La investigación y la creatividad van de la mano, es algo indisoluble, el problema radica en que pocas veces se sabe cómo investigar, y en algunos como se diría coloquialmente “no le pongas mucha crema a tus tacos”, es decir “nos pasamos de creativos”.
Cuándo me propusieron el escribir este dossier, sobre estas dos palabras, y más en el contexto de lo urbano-arquitectónico, implica no sólo el hecho de hablar de un proceso, sino más bien el hacer una reflexión en las praxis del ejercicio cotidiano. Suena muy bonito esto, “reflexión de la praxis del ejercicio cotidiano”, palabras que a veces son usadas por cualquiera, y es algo valido, pero que tanto conocemos de las mismas, el simple hecho de googlear (pareciera que en el futuro cercano algunas Academias de la Lengua, tendrán que cambiar los diccionarios e incluir algunos modismos lingüísticos que son utilizados ahora como verbos y acciones, como postear, bloggear, etcétera), cada una de ellas, implica algo diferente y diverso, reflexionar sobre la investigación, la praxis es decir lo práctico, y sobre lo cotidiano, en el sentido de lo más simple y a veces complejo, la vida misma.
Y es que para hacer investigación, uno no puede andar por la vida, pensando en la inmortalidad del cangrejo, o en el hilo negro de las cosas, es decir, muchas veces hay ideas que ya han sido trabajadas a veces desde perspectivas diferentes, pero ahí radica la creatividad (originalidad) de cada uno de nosotros, para darle un sentido a lo que hacemos, o lo que se pretende hacer. Por tal motivo, un buen ejemplo de la investigación es la practicidad de la vida cotidiana, y por ende hablar de la creatividad es no buscarle tres patas al gato, o buscarle las mangas al chaleco, sino buscar posibles soluciones y respuestas a problemas que pasan a diario en nuestras vidas, y en las de los demás.
Investigar y ser creativo, es proponer soluciones a veces arriesgadas, pero también es aventarse al ruedo con una serie de soluciones que pueden no ser del agrado de todos, pero así es este mundo. A veces las personas limitan esta creatividad y las investigaciones se quedan cortas o limitadas en cuanto a expectativas personales y colectivas, o en otros casos uno le pone “mucha crema a los tacos”, y ese proceso creativo en vez de generar respuestas concretas y sencillas, complejiza la realidad y hace de una investigación algo complicado de entender.
Las soluciones más sencillas e inclusive las más creativas, no están en boca de los investigadores, sino de las personas que viven una problemática, y que nosotros los que nos dedicamos a observarlo, analizarlo y describirlo, con el afán de interpretarlo de una manera sencilla, a veces nos pasamos de creativos. Pero si entendemos el problema cabalmente, con la información adecuada, y en el contexto idóneo podemos dar una buena respuesta a las interrogantes que nos surgen al inicio, a la mitad y al final de este proceso.
En la praxis cotidiana de la investigación, y en particular en cuestiones académicas, a veces algunos alumnos llegan con propuestas de investigación bastante arriesgadas, que con la práctica que cada uno tiene sabe o puede dilucidar que ese no es el camino correcto para la misma, muy pocas veces sabemos como investigar, y eso implica que tampoco sabemos de creatividad.
Pondré un ejemplo sencillo, que sucedió a finales del año pasado (2010), cuando una serie de personas que nos conocimos en un Taller de Proyectos Conceptuales en el marco del 2° Encuentro del Foro Iberoamericano y del Caribe de Mejores Prácticas Urbanas, [1], decidimos crear un colectivo, para proponer un acercamiento a un problema en particular que nos movía a todos.
Dicho colectivo está compuesto por personas de tres nacionalidades distintas y por ende de Universidades diferentes entre si, pero motivados por la particularidad de la acción social. Una de las pautas para seguir en la conformación del mismo, fue presentar un artículo de investigación-acción, para la revista digital que todos los años (desde el 2008), publica el Portal de “La Ciudad Viva”.1
La tarea, en cierto sentido algo difícil, debido a la conformación del equipo en diferentes países (Universidad Matías Delgado-El Salvador, Universidad de Costa Rica y de la Universidad Nacional Autónoma de México), implicaba hacer un proyecto conceptual, una realidad que pueda ser tangible en el sentido de conformar un artículo que difundiera una investigación previa sobre la Ciudad de San Salvador, y su Centro Histórico, y por otro lado, la propuesta de intervención en una Vecindad (Mesón), y que esta misma experiencia a través de una serie de cuestionamientos, pudiera servir para aplicarse en otros barrios. La Ciudad Viva, propuso una serie de preguntas (que cito a continuación), y que implícitamente deberían de estar incluidas en el artículo.
¿Es posible rehabilitar de forma más eficiente?
¿Sabemos cuáles son los indicadores que hacen que un barrio funcione?
¿Qué pasaría si lo exportáramos a otro barrio?
¿Cómo afectaría a su calidad de vida?
¿Qué coste energético y económico supone?
Y en este sentido, desde una perspectiva de la antrotectura, es decir con un enfoque antropológico y arquitectónico, es que fueron respondidas estas preguntas, y a continuación las expongo:
¿Es posible rehabilitar de forma más eficiente?
Pues sí, pero no desde la perspectiva clásica de no contar con la participación de las personas, de sus habitantes. Ya que ellos son los que han ido construyendo su espacio social, es decir existe una Producción Social del Espacio Habitable, en el que ellos son participes (adultos, jóvenes, niños, ancianos, discapacitados, madres y padres solteros, viudos, etcétera), ya que ellos a veces sin la ayuda de un técnico (arquitecto, ingeniero, urbanista, lo que sea), son los que van autoconstruyendo y auto-gestionando su espacio de vida cotidiana.
Entonces, si no se considera la "participación", "los diversos géneros", "edades", etcétera, en un barrio, comunidad, vecindad, mesón, barriada, comuna, chabola; la rehabilitación sería deficiente.
¿Sabemos cuáles son los indicadores que hacen que un barrio funcione?
Muchas veces (y me ha tocado ser partícipe de eso), cuándo algún estudiante del posgrado propone una investigación de índole urbana en un espacio "x", no falta que se le pregunte y que indicadores consideras para tu intervención. Y lógico, los estudiantes se quedan con cara de ¿?. Los indicadores2 simple y sencillamente son los índices que leemos en los periódicos... "la violencia se ha incrementado en un 10%...", "la natalidad de la ciudad decreció en un 0.4%"... y muchos se preguntarán cómo es posible sacar u obtener un indicador. Es sencillo a partir del diálogo con las personas, de conocer el problema que se está estudiando. En el caso de un barrio, lo más importante, antes de llegar a un taller de gestión o de diseño participativo, es conocer a las personas que viven en el mismo, y saber de primera mano, cómo consideran a su espacio, cómo lo viven, que les gusta, que les disgusta, en qué sentido satisfacen sus necesidades de vida en lo cotidiano, les rinde el dinero, la educación, su empleo, los vecinos; cada una de estos elementos, dan pie de crear una serie de índices, de elementos que son los idóneos para trabajar ya sea de manera individual, pero también colectiva. Ahora, cada barrio en particular tendrá sus propios indicadores, y dependerá del grupo que intervenga deducir e interpretarlos, para así poderse guiar en una rehabilitación.
¿Qué pasaría si lo exportáramos a otro barrio?
Uno de los grandes problemas que existen en este mundo contemporáneo, es exportar modelos o sistemas. Hace no muchos años (2005), en el posgrado en el que trabajo (Análisis Teoría e Historia de la Arquitectura y la Ciudad), [4] de la UNAM, realizamos una investigación sobre las políticas de vivienda en la producción habitacional en el periodo 1990-2005 en la Zona Metropolitana del Valle de México, en dónde se detectaron una serie de problemáticas, principalmente por la tipología (la forma en que están hechas las casas), los modelos de pago, y la forma de ocupar el territorio; que en su momento fue una tendencia que se importo (ojo se importo), de un laboratorio (por así decirlo), de la tendencia neo-liberal, y que en el caso de nuestro país, se reprodujo en gran escala, y ahora en la periferia de la gran Ciudad de México y su Zona Metropolitana, tenemos estos desarrollos inmobiliarios de “casitas”, en las que todas son iguales y pareciera que los habitantes de las mismas, se adaptan de la misma manera. Pero la realidad es otra, las personas no se adapta a este tipo de vida, en el sentido de vivir en la periferia, principalmente porque sus actividades económicas y laborales siguen siendo en la zona central de la gran ciudad; o por otro lado la vivienda termina siendo sólo el dormitorio, porque las actividades se hacen en otros lugares, acaso la vivienda ya perdió su función de habitar, de convivencia, de reproducción de la vida social y cultural. Pero también en muchos casos estas viviendas sólo se utilizan entre semana como dormitorios, y los fines de semana regresan sus habitantes a sus lugares de origen (cuando estas se encuentran en las casas de los padres); y por otro lado estos modelos de casas terminan modificándose, ya que pocas veces se logra entender que la producción social del hábitat no se da por los desarrolladores, o los arquitectos o los urbanistas, sino por la gente común y corriente, o sea ustedes y nosotros.
Pero por otro lado, respondiendo a la pregunta, considero que la transferencia de buenas prácticas3 puede ser una solución para poder exportar un modelo o un sistema, previo a una investigación del contexto social, cultural, económico, y así poder utilizarlo no al 100%, sino algunas ideas que puedan ser aplicables en otros contextos. La
propuesta en la que se trabajó desde el Colectivo, para sorpresa mía, fue encontrar un modelo similar en otra ciudad, en un diferente tiempo, y que la solución a la que se llegó, me parece estupenda. [5] El proyecto al que me refiero es el denominado como “casa más o menos”.4
Entonces, ¿es posible exportar una experiencia?: SÍ y NO.
SÍ, dependiendo si se analiza y estudia el contexto dónde se piensa exportar la idea; y NO, si se pretende aplicarla sin consultar o preguntarle a nadie, a menos de que “nadie” sea una entidad política y planificadora que no considera a los habitantes comúnmente denominados como usuarios.
¿Cómo afectaría su calidad de vida?
Es importante cuándo se hace un análisis del impacto que puede tener una rehabilitación en un lugar determinado, considerar la calidad de vida. Pero aquí también surge una pregunta ¿qué es la calidad de vida? Muchos de mis estudiantes a veces hablan de la misma, pero desconocen el que es o qué demonios uno quiere decir con eso. La calidad de vida, está compuesta de muchos índices, que implican un bienestar social de una persona, hasta de una población. La idea de exportar un modelo implicaría que su calidad de vida no se viera del todo afectada, y que lógico el bienestar social fuera incrementado. Por tal motivo, una experiencia así, no sólo debe de ser vista como un contenedor (casita) que se exporta, sino como un espacio en el que las personas puedan interactuar y desarrollar una vida en lo individual y en lo colectivo.
¿Qué costo energético o económico supone?
Creo y considero que a partir de las experiencias de otros colectivos, despachos, grupos o lo que sea, se pueden saber este tipo de respuestas. Lo que uno esperaría es que el coste económico sea el menor para las personas, así como el energético para la comunidad y el lugar. En una plática con el Dr. Carlos González Lobo, sobre el caso de Larache en Marruecos, comentaba sobre las iniciativas que proponían tres actores para la rehabilitación del Barrio Aztout, en dónde la misma población se decidió por la que tenía menos coste económico, e implicaba una menor movilización, en la cual el costo energético es muy importante. Debido a que movilizar a toda una población, a todo un barrio, mientras se ejecuta la rehabilitación, tiene una factura para la ciudad misma, y no se diga para la gente, por lo que este tipo de iniciativas y de intervenciones, deben de considerar una serie de puntos a tratar, a partir del conocimiento del contexto, y ese contexto no sólo es el barrio en sí, es lo que lo rodea a una cuadra, a dos, a tres, en una colonia, fraccionamiento, ranchería, poblado, etcétera.
Y habrá muchas preguntas que se pueden realizar, es importante anotarlas, e irles dando respuesta, para así poder comprender en una mayor escala, los procesos del habitar, y que en cada contexto, lugar, espacio, entorno, serán diferentes, pero que si trabajamos de la mano entre todos, a partir de un principio de participación e interacción, nuestras intervenciones en los barrios, podrán ser ejemplos para tomarse en cuenta, y poderse exportar a otros lugares y regiones.
Con este ejemplo, espero poder cubrir las expectativas de lo que implica la investigación, y por ende la creatividad que conlleva en el quehacer mismo, bien diría un dicho “no son enchiladas”, y si lo son a veces pueden ser de lo más picosas y sabrosas, o pueden ser sinsabores.
1 La red la Ciudad Viva es un espacio abierto a la participación ciudadana y un instrumento para la comunicación y el debate. Sus principales objetivos son fomentar el intercambio de conocimientos y experiencias relacionados con el medio urbano, idear una estrategia de futuro para las ciudades y profundizar en políticas urbanas integradas con criterios de sostenibilidad social, ambiental y económicas. Este proceso nos permitirá mejorar los modelos de intervención en nuestros barrios para lograr ciudades vivas. [2]
2 Un indicador es una variable o atributo relevante, determinado en función de medir los resultados de un objetivo a cumplir. Un dato estadístico, cuantificable o cualificable, de la realidad que puede verificarse a través del tiempo y proyectar su tendencia futura. [3]
3 El Programa de Buenas Prácticas tiene su origen en el seno de la Segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (HABITAT II) celebrada en junio de 1996 en Estambul (Turquía), donde surge como programa específico. Con ese objetivo se instó a los Comités Nacionales de los diversos países a reunir ejemplos de prácticas que respondieran a los objetivos de la Conferencia, como una forma de identificar políticas y actuaciones urbanas que se hubiesen mostrado eficaces —desde unos criterios de sostenibilidad— para mejorar las condiciones de vida en las ciudades y pueblos.
4 Experiencia realizada por un grupo de arquitectos andaluces denominado como la panadería, [6] en dónde a la solución que se llega, a partir de una investigación del contexto es muy interesante. A parte dicho colectivo, ha trabajado o se encuentra trabajando en este mismo proceso, es decir la vivienda no es un objeto solamente, es una entidad que a la vez tiene vida, y esa vida es otorgada por las personas que ahí están.
Referencias
[1] Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano. (2010). Segundo Encuentro Iberoamericano y del Caribe sobre Mejores Prácticas de ONU-HABITAT. San Salvador, El Salvador, septiembre 23-24, [En línea] Disponible en:
<http://www.fundasal.org.sv/foro/>, consultado: enero 20 de 2011.
[2] Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Vivienda. (2010). La ciudad viva. Sevilla, España. [En línea] Disponible en:
<http://www.laciudadviva.org/opencms/index.html>, consultado: enero de 2011.
[3] Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Vivienda (2010). Indicadores urbanos y ciudad. Sevilla, España. [En línea] Disponible en:
<http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=7336>, consultado: enero de 2011.
[4] UNAM. Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura y Urbanismo. (2010).
Análisis, teoría e historia. México. [En línea] Disponible en:
<http://sites.google.com/site/anateohisunam/>, consultado: enero de 2011.
[5] Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Vivienda. (2010). Revista completa La Ciudad Viva. Revista La Ciudad Viva. Sevilla, España, no. 5, diciembre. [En línea] Disponible en:
<http://www.laciudadviva.org/opencms/revistas/num005/num005.html>, consultado: enero de 2011.
[6] La panadería arquitectura y diseño. Actualidad. Sevilla, España. [En línea] Disponible en: <http://www.despachodepan.com/>, consultado: enero de 2011.