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L L: 2011 (2006-2014)
/ Jorge Ángel Jiménez Moreno
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Como p
uede observarse, la situación en Libia no se encon-tró
tan frágil como en sus vecinos norteafricanos, por lo que la
coyuntura que va a llevar a la caída del régimen puede explicar-
se bajo otras directrices. Ciertamente, sí hubo el ya mencionado
efecto dominó, debido a los movimientos y triunfos populares en
Egipto y Túnez, al igual que existía una precarización en térmi-
nos sociales y económicos, en específico en la zona este del país.
Sin embargo, los intereses externos fueron los que interfirieron
con un mayor alcance de acción en el incentivo a la revolución
libia. Las protestas en el país homónimo iniciaron entre el 13 y
16 de enero de 2011, pero por motivos de demora gubernamen-
tal en la construcción de unidades habitacionales (Álvarez Pérez,
2019 y Gaddafi, 2011). El 15 de febrero entre 500 y 600 manifes-
tantes se abrieron paso para protestar por el arresto de activistas
políticos
6
(Amnistía internacional, 2011 y Álvarez Pérez, 2019).
Entre las acciones emprendidas por Gadafi, se anunció un to-que
de queda mientras que las manifestaciones se multiplicaron,
exclamando la frase icónica de las primaveras árabes, “el pueblo
quiere que caiga el régimen” (Mesa Delmonte, 2012). Eventual-
taba con un solo ingreso. También, de acuerdo con Freedom of the Press Index, Libia
era el país más censurado de todo el norte de África, dato que comparte Reporteros
sin Fronteras ubicando a Libia en la posición 160 de 178 países evaluados (Países por
libertad de Prensa, 2010). Empero, era el mejor país en cuanto al respeto de los De-
rechos Humanos, a comparación de sus vecinos. En todo caso, debe dejarse en claro
que, pese a esta diferencia, la situación de Derechos Humanos. en Libia era endeble,
La prisión de Abu Salim precisamente escenica el peor de los ejemplos como ultra-
je a Derechos Humanos.
Por otro lado, servicios básicos como agua potable, salud y electricidad eran gratui-
tos. El precio de galón de gasolina era de 14 centavos. El derecho a la vivienda era ley
y existía un bono de $50.000 dinares libios a recién casados (TeleSur, 2020 y Alon-
so, 2015). De igual forma, conforme al continuo incremento de críticas sobre la co-
rrupción en todo el aparato gubernamental a razón de la permanencia de allegados de
Gada a posiciones clave, en 2009 se votó un proyecto para combatir este malestar,
el cual evocaba la entrega de las ganancias por el petróleo libio directamente a manos
del pueblo. No obstante, un voto nacional frenó tal iniciativa al considerarse que los
comités populares no estaban lo sucientemente preparados para tarea de tal magni-
tud por lo cual se aplazó temporalmente (Álvarez Pérez, 2019).
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Cabe destacar que a diferencia de Egipto y Túnez (solo por mencionar a países afri-
canos) el número de participantes en las manifestaciones en Libia fueron en su mo-
mento la concentración de cientos de manifestantes mientras que para los primeros
fueron miles (Álvarez Pérez, 2019).