El racismo: la cara oculta  
del Estado-nación en  
Colombia y México  
Laura Yaneli González Rivas *  
Resumen  
l artículo pretende plantear el racismo como la cara oculta  
del Estado-nación en Colombia y México, creada por el co-  
E
lonialismo europeo a partir de ideas imaginarias que fueron jus-  
tiꢀcadas por la ciencia con el ꢀn de controlar a las poblaciones  
colonizadas. El colonialismo europeo fue un fenómeno que afec-  
tó al mundo de una manera desenfrenada al formar un Estado  
monocultural fundado en la identidad mestiza. El dominio de  
Europa puso de maniꢀesto una jerarquización social dentro de  
México y Colombia sustentada en las ideas de raza y etnia. Ta-  
les ideas provocaron la invisibilización de lo no europeo y de lo  
diferente, ya que no coincidían con los intereses del Estado-na-  
ción. Este artículo alude a la necesidad de una reivindicación de  
las epistemologías del Sur Global, mediante la descolonización  
del pensamiento, con el ꢀn de aceptar y visibilizar el racismo co-  
mo problema para así llegar a un cambio verdadero.  
Palabras clave  
Raza, colonialismo, epistemologías del sur, afrocolombianos,  
afromexicanos, patrón de poder.  
Fecha de recepción:  
Fecha de aceptación:  
mayo de 2021  
mayo de 2021  
* Licenciada en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico y de Estu-  
dios Superiores de Monterrey, Campus Santa Fe. Orcid: 0000-0003-4893-3603,  
247  
248 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
Racism: the hidden face of the nation state in  
Colombia and Mexico  
Keywords  
Race, colonialism, southern epistemologies, aꢀocolombianos,  
aꢀomexicanos, power pattern.  
Abstract:  
ꢃis article aims to present racism as the hidden face of the nation-state  
in Colombia and Mexico. Racism was created by European colonialism  
from imaginary ideas justiꢀed by science to control colonized popula-  
tions. European colonialism was a phenomenon that had negative con-  
sequences in the world by forming a monocultural state founded on the  
mestizo identity. ꢃe dominance of Europe enhanced a social hierar-  
chy within Mexico and Colombia, based on the concepts of race and  
ethnicity, which caused the invisibility of the non-European persons,  
the other, because they did not match the interests of the nation-state.  
ꢃis paper focuses on the necessity of vindication of Global South epis-  
temologies by means of decolonizing thought in order to accept and  
consider racism as a problem of visibility, to achieve real change.  
La geopolítica del conocimiento va de la mano con la geopolítica  
del conocer. ¿Por quién y cuándo, por qué y dónde es generado  
el conocimiento? Hacer estas preguntas signiꢀca cambiar el interés  
en lo enunciado al interés en la forma de enunciación.  
Walter Mignolo  
Introducción1  
1
Como graduada del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, la autora preten-  
de expresar que es inadmisible escribir este trabajo sin considerar desde dónde y con  
qué ꢀnes lo hace. Escribir este artículo en español, leer documentos y testimonios evi-  
dencia que, como mexicana, es producto del sistema colonial europeo. Estudió rela-  
ciones internacionales basadas en un sistema eurocéntrico-hegemónico-capitalista.  
Esto es, la licenciatura en Relaciones Internacionales se concentra y forja en el Esta-  
do-nación como actor principal en el sistema internacional y relega así cualquier otro  
tipo de forma de ver al mundo. Esto crea una máscara que impide pensar de otra ma-  
nera. La cosmovisión propia se basa en un sistema eurocéntrico que tiene como bases  
los sistemas opresores: capitalista, patriarcal y colonial. Hoy no se ve otra forma de or-  
ganización que no sea la del Estado-nación. Sin embargo, es importante mencionar  
que lo creemos impensable solo por nuestra limitante (epistemológica eurocéntrica).  
El Estado-nación no siempre ha estado con nosotros, es un concepto relativamente  
nuevo, lo que demuestra que alguna vez se vivió sin él, y se puede hacerlo en la actuali-  
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El sistema internacional al que pertenecemos en la actualidad es-  
tá organizado por el Estado-nación, una estructura organizacio-  
nal introducida durante la colonización europea. Esto signiꢀca  
que no solo el continente americano se vio afectado por dicha cla-  
siꢀcación, sino también África, Asia y Oceanía. La colonización  
europea2 trajo consigo la jerarquización de clases mediante la im-  
posición de un único modus vivendi, y con ella las nociones de ra-  
za y etnia.  
La construcción del Estado-nación se dio a través de paráme-  
tros esencialmente racistas, porque la colonización ya había hecho  
su trabajo al homogeneizar a la población, mediante el uso de la  
religión, para mantener el control y el poder en el continente ame-  
ricano. Este artículo aboga por la historia de la otredad ediꢀcada  
por Europa, es decir, de lo diferente o lo no europeo, y la búsque-  
da de hacer visible lo que el Estado ha invisibilizado, al otorgar  
voz, espacio, lugar y reconocimiento al otro.  
El racismo, introducido y creado por el colonialismo europeo,  
invisibilizó la afrodescendencia durante la construcción del Esta-  
do-nación, que tenía como objetivo homogeneizar a una pobla-  
ción para crear un patrón de poder, como alude Aníbal Quijano  
(2014), por lo que la identidad a ꢀ o , al no contrastar con la identi-  
dad mestiza, pasaba inadvertida:  
América se constituyó como el primer espacio/tiempo de un  
nuevo patrón de poder de vocación mundial y, de ese modo y  
por eso, como la primera identidad de la modernidad. Dos pro-  
cesos históricos convergieron y se asociaron en la producción de  
dicho espacio tiempo y se establecieron como los dos ejes funda-  
mentales del nuevo patrón de poder (p. 778).  
dad. En consecuencia, este trabajo pretende dar voz e importancia a otras cosmovisio-  
nes; repensar no solo nuestras formas de vida, sino la forma en la que entendemos el  
mundo. En este mundo dominado por paradigmas eurocéntricos, es necesario apren-  
der las cosmovisiones africanas desde los mismos africanos y no aprenderlas desde el  
egocentrismo europeo.  
2
La colonización fue interpretada desde Europa con un don: el de la humanización  
(Dussel, 2017).  
250 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
Es de suma importancia percatarse y saber de la esencia ra-  
cial y colonialista del Estado-nación, que ha tratado de ocultar-  
se por no coincidir con su proyecto homogeneizador. Por este  
motivo, este artículo recorre un largo camino al pasado con la  
ꢀnalidad de que el lector comprenda la importancia que tiene la  
historia en nuestras vidas cotidianas. Conocerla crea una opor-  
tunidad de reescribir y reaprender lo que llega a establecerse co-  
mo la única verdad.  
Para ello, es necesario reconocer lo diferente, no caer en el  
universalismo, sino aludir a una historia donde muchas otras  
historias coexistan, es decir, a un reconocimiento de lo invisibi-  
lizado por el Estado-nación. Para esto, se toman como ejemplos  
Colombia y México, con el objetivo de presentar la cara oculta  
del Estado-nación. Esta consiste, por un lado, en el racismo in-  
troducido por el colonialismo y, por el otro, en la forma en que  
el Estado-nación se apropia de los discursos hechos por los mo-  
vimientos afrodescendientes con el objetivo de enmascarar su  
esencia racista y colonial. De esta forma, se burocratizan estos  
movimientos y se repiten las mismas estructuras sin la necesi-  
dad de crear verdaderos cambios, es decir, se practica un racis-  
mo meramente daltónico, excluyente y de segregación por parte  
del Estado-nación.  
En relación con lo anterior, en el marco normativo mexicano,  
el racismo está representado en el artículo 2º, apartado C, de la Cons-  
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cpeum);  
mientras que en Colombia lo está en la Ley 70. Ambos marcos ju-  
rídicos, desde la teoría colonial y el reconocimiento de las episte-  
mologías del sur, se abordarán con la ꢀnalidad de hacer visible el  
racismo que aún se presenta. Esto signiꢀca que el racismo per se  
no ha terminado, sino mutado en lugar de disminuir o extinguir-  
se con el tiempo.  
Para crear un cambio en el Estado-nación, se necesita reco-  
nocer la esencia racial de su ediꢀcación para, posteriormente, re-  
conocer a la sociedad civil afrodescendiente en su totalidad sin  
apropiarse de su lucha. Así, la diferencia se haría visible y se prego-  
naría, no como desigualdad, sino como riqueza.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 251  
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Colonialismo e idea de raza:  
la invisibilización de la afrodescendencia  
La colonización consolidó un Estado monocultural que reprodu-  
ce la matriz colonial a través de las diferencias étnicas y raciales.  
Estas diferencias causaron grandes estragos en la sociedad, debi-  
do a que esta se jerarquizó a partir de la diferenciación3 entre el  
colono y el colonizado. De esta forma, el colono se autoproclamó  
como el sujeto central de la historia. La colonización europea no  
solo tiene la pretensión de ser universal, sino que dicta la razón  
humana como tal y, a su vez, clasiꢀca como atrasada la otredad,  
es decir, lo diferente o lo no europeo. Por consiguiente, la coloni-  
zación europea se autoproclamó como la portadora universal del  
modus vivendi moderno, es decir, dio fruto al eurocentrismo.  
Es sabido que toda cultura es etnocéntrica. Sin embargo, la  
cultura europea fue la primera que exportó el etnocentrismo y lo  
impuso en el mundo a través del colonialismo. De esta forma, la  
colonización es el marco general sobre el cual se explica el episte-  
micidio llevado a cabo por Europa:  
Habría que estudiar, en primer lugar, cómo la colonización tra-  
baja para descivilizar al colonizador, para embrutecerlo en el  
sentido literal de la palabra, para degradarlo, para despertar sus  
recónditos instintos en pos de la codicia, la violencia, el odio ra-  
cial, el relativismo moral (Césaire, 1979, p. 2).  
Los estragos heredados por el colonialismo europeo en Amé-  
rica Latina recaen en diferentes ámbitos que se impregnaron  
esencialmente en el modus vivendi de la sociedad. El colonia-  
lismo creó y usó a su favor la idea de raza y etnia con el único  
objetivo de dividir, oprimir e invisibilizar a los pueblos que no  
encajaran con sus ideales, intereses y agenda. En esta coyuntu-  
ra, se impuso la colonización como enunciante, progenitora del  
conocimiento —en la cultura, la ꢀlosofía, la economía, la polí-  
3
Dicha diferenciación se deꢀnió a través de la identidad no europea a la que se vio  
como “atrasada”.  
252 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
tica, la medicina y la forma de gobierno— y como centro de la  
humanidad.4  
El Estado-nación convirtió las diferencias en desigualdades,  
con el ꢀn de administrar a las colonias para así obtener un mejor  
control sobre ellas. Por tanto, en México y en Colombia, debe ha-  
blarse de varias identidades. Ambos países están compuestos por  
diferentes grupos que heredaron riqueza no solo cultural, sino de  
conocimiento y ꢀlosofía. Dicha riqueza fue borrada e invisibili-  
zada por el Estado-nación mediante la identidad mestiza; en ella,  
la identidad a ꢀ o no tenía cabida para la construcción del proyec-  
to de homogeneización del Estado-nación. Es ahí donde la identi-  
dad a ꢀ o alza la voz y se reapropia de su historia, toma los espacios,  
el tiempo y el cuerpo para reivindicar su historia con el propósito  
de cambiar las connotaciones negativas hacia su identidad.  
Los pueblos afrodescendientes en Latinoamérica han tomado co-  
mo ejemplo luchas que se han dado en el ámbito internacional, como  
el apartheid, en Sudáfrica, o la reivindicación de lo a ꢀ o en Estados  
Unidos. Sin embargo, las luchas latinoamericanas terminan por ser  
blanqueadas aún más, debido a que el Estado-nación se apropia del  
lugar, el espacio y la voz de estas luchas para mantener el statu quo.  
Esto signiꢀca que la identidad a ꢀ o termina por ser invisibilizada  
bajo los intereses del Estado-nación, en este caso de México y Co-  
lombia. Al ꢀnal, el Estado-nación se apropia de estas luchas, debido  
a que no es portador del uso de la violencia.5  
En este artículo se utiliza de forma constante el término raza,  
toda vez que se ha universalizado como consecuencia de la colo-  
nización europea para controlar y mantener una relación de do-  
minación entre Latinoamérica y Europa. Por ejemplo, México y  
Colombia aún reproducen este sistema, a partir de las decisiones  
políticas que se han tomado dentro de sus territorios. Estas deci-  
siones han provocado marginación, desigualdad, jerarquización  
4
Según lo interpreto a partir de la lectura que realizo de Césaire, el humanismo de  
Europa es un humanismo vacío.  
5
Para Franz Fannon et al. (1980) la violencia del colonizado es justiꢀcada puesto  
que es una reivindicación de su cuerpo y lugar en la historia.  
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de clases y de razas, a pesar de provenir todas ellas de un imagina-  
rio occidental. Utilizar el término raza no es bien visto. Empero,  
su uso continúa en la sociedad actual. La única diferencia es que  
se emplea de forma distinta, es decir, se piensa que el racismo des-  
apareció debido a que la colonización terminó, pero, en realidad,  
se convirtió en un racismo disfrazado, en un racismo daltónico.6  
La idea de raza, introducida por el colonialismo europeo, se  
desarrolló a la par del Estado-nación y su consolidación. Sin em-  
bargo, ya era parte del sistema y se ediꢀcó de esta forma. No obs-  
tante, tanto su procedencia como su desarrollo han tratado de  
ocultarse bajo la negación de su propia existencia: el racismo co-  
mo la cara oculta del Estado-nación.  
En este orden de ideas, es fundamental deꢀnir la teoría de la  
descolonización y cómo esta se relaciona con América Latina con  
el objetivo de teorizar la cara oculta del Estado-nación. De acuer-  
do con Aníbal Quijano (2014), la colonialidad alude a un patrón  
de poder que opera a través de la clasiꢀcación social de la población  
mundial sobre la idea de raza. Es decir, se trata de una construcción  
mental que denota la naturalización de jerarquías raciales y sociales  
que posibilitan la (re)producción de relaciones de dominación terri-  
toriales y epistémicas. Estas no solo garantizan la explotación por el  
capital de unos seres humanos por otros a escala mundial, sino que,  
a su vez, inferiorizan y obliteran los conocimientos, experiencias y  
formas de vida de quienes son así dominados y explotados.  
De esta forma, se crea la dominación colonial en el mundo.  
Por este motivo, puede decirse que el patrón de poder en la ac-  
tualidad es hegemónico, dado que el elemento principal es la  
colonialidad europea. Con esta base, Aníbal Quijano (2014)  
analiza dos términos que son los pilares para que este patrón de  
poder se sostenga: el racismo y el etnicismo.  
Estos elementos fueron producidos en América y África, y re-  
producidos después en el resto del mundo colonizado como fun-  
6
Podría hablarse de la mano invisible a la que alude Adam Smith (1999), pero apli-  
cada en el término raza: el daltonismo racial es la mano invisible del racismo, que con-  
sidera a la segregación como algo natural y no un problema sistemático debido a la  
introducción de la idea de raza.  
254 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
damentos de dominio en las relaciones de poder entre Europa y el  
resto del mundo. Extinguido el colonialismo en estricto sentido,  
el poder social y psicológico sigue aún constituido sobre la base de  
una posición eurocentrista hegemónica. El racismo se fue ediꢀ-  
cando con la formación de América y el comercio transatlántico  
desde el inicio de la Conquista. Los vencedores iniciaron un dis-  
curso históricamente fundamental para las futuras relaciones hu-  
manas y, en especial, entre europeos y no europeos.  
Por otro lado, el término etnicismo implica la idea colonial de  
inferioridad cultural del colonizador por su carácter de etnias.  
Dicho término es contradictorio y carece de lógica,7 ya que la idea  
de etnia no se basa en la biología, sino en la cultura. Sin embar-  
go, el signiꢀcado que le dio Europa a dicho término remite a una  
confusión entre raza8 y etnia, debido a que ambos términos edi-  
ꢀcan la inferioridad y la otredad. Esto quiere decir que cada tér-  
mino es utilizado de acuerdo con los intereses por parte de los  
colonos, que solo aluden a la categorización e inferiorización de  
un grupo de seres humanos distinto al ideal europeo.9  
Se vive en un mundo construido por Europa, debido a que se  
autoproclamó como el centro del mundo al universalizar su cono-  
cimiento10 a la humanidad. Desde lo europeo se da una connota-  
ción negativa a lo diferente que, a su vez, impide la convivencia al  
enunciar que la diferencia se deꢀne bajo los parámetros de la iden-  
tidad no europea.  
7
Concepto de carácter eurocentrista y hegemónico que da cabida a una paradoja eu-  
rocéntrica.  
8
La idea de “raza” se reꢀere a que esas diferencias son parte del desigual nivel de desa-  
rrollo biológico entre los humanos en una escala que va desde la bestia al europeo. Se  
reꢀere a una diferencia de naturaleza entre los miembros de una misma especie (Qui-  
jano, 2014).  
9
Puesto que a ningún antropólogo europeo se le ocurriría llamar etnia a los ingleses  
o a los alemanes. Europa está compuesta por naciones.  
10  
Enrique Dussel (2017) explica que en el siglo xviii, la Europa moderna y bárba-  
ra inventó una trayectoria histórica lineal entre la antigua Grecia, el Imperio romano  
y la Europa moderna que ha sido utilizada desde entonces como esquema ideológico  
básico del relato histórico; de esta forma, esconde su otra cara: la apropiación de co-  
nocimiento.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 255  
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Este eurocentrismo del conocimiento es responsable de la  
construcción del concepto de Europa como continente, el cual  
puede destruirse bajo sus mismos parámetros.11 Durante un pe-  
riodo extenso, el africano tuvo un gran valor en el desarrollo de la  
economía capitalista y en la sociedad esclavista colonial. La exis-  
tencia de un sistema de economía esclavista producido por la co-  
lonia se basó en el cautiverio del trabajo africano, como modo de  
producción dominante de 1580 a 1730.  
Como ya se mencionó, en el contexto de la introducción de  
la colonialidad del poder, la invención de la raza es el origen del  
control del eurocentrismo sobre los países explotados. Esta jerar-  
quía afectaría después a los más diversos ámbitos de la experiencia  
con organizaciones de desigualdad,12 como el precapital-capital,  
no europeo-europeo, primitivo-civilizado y tradicional-moderno;  
de esta forma, se creó una identidad negativa, aunada a una iden-  
tidad positiva. Esta última identidad es exclusiva de los colonos.  
Así, el desarrollo de Europa como potencia se logró debido a  
la explotación, el saqueo y la esclavitud13 de lo diferente, lo no eu-  
ropeo, lo incivilizado. El colonialismo europeo necesitaba una  
justiꢀcación para autoproclamarse como superior y dueño del te-  
rritorio en América Latina. Debido a esto, la clasiꢀcación susten-  
tada en la idea de una raza superior les convenía. Sin embargo, si  
se toman en cuenta sus propias deꢀniciones sobre ética y moral,  
11  
De acuerdo con la Real Academia Española (rae, 2022), se considera un conti-  
nente a cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos. Por  
tanto, Europa no es continente, aunque los europeos lo consideren uno debido a las  
grandes diferencias entre Europa y Asia. Como puede observarse, el eurocentrismo es  
contradictorio desde su origen, puesto que solo responde a intereses de una clase hege-  
mónica, que domina e impone sus saberes, formas de vida, conocimiento, y se impone  
como conocedor y relator de la historia. Cuenta la historia de un pueblo sin conocer-  
la, los europeos se sienten portadores de la “única” verdad.  
12  
Dicha desigualdad después fue introducida como diferencias, es decir, las diferen-  
cias son vistas como desigualdades desde la perspectiva hegemónica eurocentrista.  
13  
De acuerdo con Gonzalo Aguirre Beltrán (2005), los documentos de la época co-  
lonial recogidos y recuperados le han dado bases para analizar las diversas formas de  
esclavitud que se produjeron durante este periodo de la historia. El análisis de los di-  
ferentes tipos de esclavitud indican el importante rol de los negros en la conꢀguración  
de un sistema económico predominantemente esclavista, que dio origen al modo de  
producción capitalista en América.  
256 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
pueden ser señalados como los verdaderos incivilizados, ya que  
los actos atroces que cometieron durante la colonización podrían  
considerarse delitos. Las consecuencias de tales actos aún se re-  
producen y viven, puesto que impregnaron no solo las mentes de  
los colonizados, sino el sistema.  
Debido a esto, Europa busca ocultar su pasado y trata de bo-  
rrar y negar el racismo que comenzó como una idea y terminó  
ediꢀcando una ideología. Más tarde, esta ideología se convirtió  
en un sistema hereditario que hoy dicta el orden mundial a través  
del Estado-nación. La idea de raza, en su sentido moderno, no tie-  
ne historia antes de la colonización de América. Esto quiere decir  
que fue creada por el colonialismo, con la utilización del comer-  
cio transatlántico como medio, y se perpetuó en la organización  
del Estado-nación.  
Desde esta perspectiva, si el alma no tiene color, ¿por qué la re-  
producción del conocimiento eurocentrista continúa y, con ella,  
la elaboración teórica de la idea de raza que hace imposible la co-  
existencia donde reinan las contradicciones, el individualismo y  
las desigualdades? Dicho esto, se necesita reescribir, reconstruir  
y reaprender la historia de África, ya que hasta ahora ha sido fre-  
cuentemente enmascarada, camuꢄada y desꢀgurada como conse-  
cuencia del universalismo eurocentrista. En otras palabras, por la  
ignorancia y el interés de una minoría.  
La historia de África, como la de toda la humanidad, es la de  
una concienciación, puesto que la historia es la memoria de los  
pueblos y al relegarlos e invisibilizarlos se ha estado —está y es-  
tará—14 borrando su historia. Ha implicado dar voz y espacio a  
las identidades que han sido marginalizadas por el eurocentris-  
mo. Por ese motivo, es de suma relevancia conocer la historia de la  
afrodescendencia desde su voz, y no desde la historia que ha ela-  
borado el Estado-nación, que relega la historia africana con la es-  
clavitud. En otras palabras, la invisibilización de la historia de la  
afrodescendencia se ha podido perpetuar debido al huracán del  
colonialismo y la introducción de la idea de raza.  
14  
Se representan los tiempos pasado, presente y futuro con el ꢀn de exponer la alie-  
nación e invisibilización de lo afrodescendiente en la construcción del Estado-nación.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 257  
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Historia de los afromexicanos a través  
de los siglos xvii-xxi en México  
Tras el proceso inicial de conquista, la Corona instauró en la  
Nueva España un marcado sistema de castas que situaba a los no  
blancos en un estatus legal y social inferior. A partir de ideas eu-  
ropeas como la pureza racial y sanguínea, la tez blanca se asociaba  
al honor y al valor, lo que daba acceso a cargos públicos, reconoci-  
miento y riqueza. Dicho aparato político reguló la interacción ra-  
cial y la movilidad socioeconómica.  
Lo mismo sucedió con el comercio transatlántico. Europa bus-  
có compensar la rápida disminución de la población indígena por  
el impacto masivo de las enfermedades traídas de Europa y el ge-  
nocidio que se dio a manos de la colonización europea. Fue ahí  
donde los africanos15 fueron forzados a trabajar para proveer de  
riqueza económica a la Corona española.  
Para el siglo xviii, la Nueva España había recibido el núme-  
ro más grande de esclavos en América, aproximadamente 200  
mil esclavos (Saldívar et al., 2018, p. 42). Durante la Colonia, las  
comunidades africanas excedían incluso en número a los blan-  
cos. Gonzalo Aguirre Beltrán (1989) fue el primer académico en  
destacar la importancia de la cantidad de la población africana y  
afrodescendiente en México. A partir de la revisión de cifras de  
documentos de la época colonial, Aguirre Beltrán demostró que  
durante este periodo la población africana fue el segundo grupo  
más importante en la Nueva España, debido a la escala del co-  
mercio de esclavos. De hecho, cincuenta años después del esta-  
blecimiento de la colonia española en México, los blancos eran  
superados en número no solo por la población indígena, sino  
también por los africanos que llevaron consigo.  
De acuerdo con los estudios realizados por Aguirre Beltrán  
(1989), las cifras de la población africana durante el Virreinato  
eran mayores si se les compara con las de la población europea.  
15  
Yanga es el claro ejemplo de los abusos cometidos por Europa. Estaba destinado a  
ocupar el trono de su tribu si no hubiera sido prisionero. Llegó como esclavo a la Nue-  
va España por Veracruz en 1579.  
258 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
En 1570, en México, la población era de 3 409 012, de los cuales  
6644 habitantes eran de origen europeo; 20 569, de origen africa-  
no; 3 366 860, de origen indígena; y 14 939, mestizo. Sin embar-  
go, durante la Independencia de México, entre 1810 y 1821, estas  
cifras cambiaron, ya que el total de la población era de 6 122 354,  
de los cuales 15 mil habitantes eran de origen europeo; 10 mil, de  
origen africano; 3 676 281, de origen indígena; y 2 421 073, mes-  
tizo. Hubo un descenso en la población africana debido al maltra-  
to sufrido por la esclavitud y al racismo provocado por el sistema  
colonial (Velázquez e Iturralde, 2016).  
A pesar de lo anterior, la construcción del Estado-nación  
mexicano tiene sus orígenes en el mestizaje blanco-indígena (ver  
Figura 1),16 mediante la gloriꢀcación de un pasado indígena, que  
ignora que, hasta principios de siglo xvii, México fue el mayor  
importador de esclavos en el mundo.  
Figura 1. Libro de historia de México para cuarto grado  
16  
En e
cionale
los afri
miento
de fam
puede
texto p
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La invisibilización de los pueblos afrodescendientes por parte  
del Estado-nación mexicano ha provocado que personajes como  
Vicente Guerrero,17 —primer presidente de México de ascen-  
dencia africana— hayan sido blanqueados para responder a los  
intereses del Estado-nación mexicano. Este se creó a partir de pre-  
ceptos racistas y conꢀguró así una identidad errónea de lo que era  
ser mexicano, como puede observarse en imágenes que represen-  
tan a un Vicente Guerrero blanqueado a partir del proyecto de  
una homogeneización falsa hecha por el Estado. Esto se lleva a ca-  
bo mediante el uso de la identidad mestiza, que intentó borrar e  
invisibilizar las raíces africanas.  
La segunda mitad del siglo xix mexicano se caracterizó por  
un proyecto de construcción nacional bajo el gobierno de Porꢀ-  
rio Díaz. Entre las características de este proyecto destaca el blan-  
queamiento progresivo de la población, según el cual se colocaba  
a los blancos como los privilegiados política, económica y social-  
mente (Lugardo, 2019). De acuerdo con Aníbal Quijano (2014),  
la clasiꢀcación social de la población mundial sobre la idea de ra-  
za es un eje fundamental y de carácter.  
El proceso de mestizaje tenía como esencia la exclusión, tanto  
política como social y económica de los grupos afrodescendien-  
tes.18 Por otro lado, el mestizaje también fue concebido como un  
proyecto de desarrollo que llevaría a un futuro de progreso y mo-  
dernidad.19 Sin embargo, ese futuro siguió asociado a lo blanco y  
al desarrollo europeo; de este modo, se relegó el componente in-  
dígena y afrodescendiente al pasado, al atraso, y se promovió una  
ceguera estadística bajo la visión idealizada colonial del Porꢀria-  
17  
El origen africano de Guerrero es empleado como un insulto; sus elementos físicos  
deben ser blanqueados para permitir la plena inclusión de Guerrero a la élite políti-  
ca. Estas representaciones nos hablan de una sociedad que quería ignorar la variedad  
racial del México independiente para presentar una falsa homogeneidad (Ballesteros,  
2011).  
18  
Es así, puesto que la historia africana es contada por Europa y dicha historia es con-  
tada a partir de la esclavitud, cuando África ya contaba con historia antes de que Eu-  
ropa llegara a apropiarse de su voz e identidad.  
19  
El mestizaje se entiende como herramienta esencial para el trinomio conceptual  
occidental: desarrollo, modernidad y progreso.  
260 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
to. No obstante, dicha historia no cambió, puesto que durante la  
Revolución mexicana el fortalecimiento de la ideología del mesti-  
zaje se hizo aún más evidente.  
En 1925, en México, comenzó a surgir un pensamiento distin-  
to con respecto al mestizaje y al concepto de raza. José Vasconce-  
los (2017) expresó la idea de una raza cósmica, que sugiere que los  
latinoamericanos tienen sangre de las cuatro razas primigenias del  
mundo: blanca, amarilla, negra y roja. Es decir, para Vasconcelos,  
el mestizaje salvaría a Latinoamérica, a pesar de que este provocó  
la marginalización, la desigualdad y el empobrecimiento de lo no  
europeo. Así surgió la raza cósmica. Así, Vasconcelos abogaba por  
esta raza, pero, a su vez, no abogaba por un cambio real, tanto en la  
historia mexicana como en la latinoamericana. Lo hacía por lo que  
puede considerarse como una reproducción de las epistemologías  
del sur trabajando para las epistemologías del norte.  
La afrodescendencia se eliminó de la imagen nacional mexica-  
na como una categoría racial especíꢀca y un componente de la po-  
blación mestiza. Estas nociones erróneas persistieron a lo largo del  
siglo xx. Los reportes presentados en nombre del Estado-nación  
mexicano a la Organización de las Naciones Unidas (onu) a ꢀ r -  
maban que no existía racismo en el país, puesto que la mayoría de  
la población mexicana era mestiza. Esto provocó que algunos gru-  
pos de afrodescendientes, aunque reconocieran su cultura africa-  
na, evitaran relacionarse directamente con África, puesto que lo  
afrodescendiente está asociado con la extranjerización, lo cual li-  
mita la posibilidad de una integración.  
Dado que la afrodescendencia y la identidad mexicana han teni-  
do una relación antagónica, algunos pueblos afrodescendientes te-  
men correr el riesgo de perder su identidad nacional. A ꢀnales del  
siglo xx, uno de los más importantes hallazgos de los movimientos  
afromexicanos fue contar con estadísticas conꢀables que revelaron  
la cantidad real de personas con ascendencia africana. Un progra-  
ma piloto del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi)  
agregó una pregunta que permitió saber cuántas personas se asu-  
men como afrodescendientes y, a su vez, conocer las condiciones  
económicas y sociales en las cuales se encontraban.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 261  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
De acuerdo con la experiencia de la Encuesta Intercensal  
(inegi, 2015), es importante involucrar a las comunidades y a  
las organizaciones afromexicanas en dicha discusión, ya que sus  
perspectivas y experiencias, aunadas al uso de criterios técnicos  
apropiados por parte de los especialistas, constituyen la vía más  
promisoria para dar visibilidad estadística a este grupo poblacio-  
nal en el Censo 2020. Sin embargo, es importante mencionar que  
el gobierno mexicano hizo caso omiso a dichas recomendaciones,  
y promovió así su invisibilización dentro del sistema de conteo  
del inegi. Por consiguiente, la inclusión de los afromexicanos en  
el marco legal está teniendo un carácter colonialista, capitalista y  
patriarcal, en alusión al trinomio opresor propuesto por el soció-  
logo portugués Boaventura de Sousa Santos (2019).  
El 28 de junio de 2019, en México, la Cámara de Diputados  
aprobó una reforma al artículo 2º constitucional, apartado C, para  
reconocer a los pueblos afrodescendientes de México. Esto se dio  
después de casi 30 años de lucha de los afromexicanos, y después de  
casi 500 años de ser parte de México, para ser visibilizados por par-  
te del Estado y por los mismos mexicanos. Sin duda, esto constitu-  
ye un avance en el reconocimiento de estos pueblos. No obstante,  
dicho reconocimiento se dio, como ya se mencionó, desde un siste-  
ma trinomial opresor. Tampoco ocurrió como los pueblos afrodes-  
cendientes esperaban, ya que dicho reconocimiento se limitó a una  
adición ꢀnal y no alcanzó el mismo reconocimiento de los pueblos  
indígenas. De cualquier manera, falta todavía un largo camino por  
recorrer en la lucha de los afromexicanos; hace falta que se dicten  
políticas públicas, leyes no blanqueadas y, sobre todo, que se reco-  
nozca sus diferencias, no como desigualdades o atrasos, sino en sus  
aportes a la cultura y el conocimiento; es necesario que se difunda  
su historia desde su voz y espacio.  
Aun así, la noción de la afrodescendencia está asociada, en  
cierta medida, a lo extranjero. Esto continúa afectando a los  
afromexicanos en su vida cotidiana, donde ser una mujer ne-  
gra mexicana puede signiꢀcar ser tratada como extranjera en su  
propio país. Fue hasta 2020 cuando las poblaciones afromexi-  
262 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
canas fueron contadas oꢀcialmente por primera vez en México.  
Sin embargo, sucedió debido a la presión que el Estado mexica-  
no recibió por parte de la onu, y no por la presión de las luchas  
de los pueblos afromexicanos. Es decir, el cambio se dio por pre-  
sión internacional y no por la presión de los movimientos afro-  
mexicanos.  
Las personas con identidad afrodescendiente tienden a sentir-  
se ofendidas cuando se les pregunta en el censo si se relacionan  
con la afrodescendencia, dado que, en la construcción del Esta-  
do-nación, a la identidad a ꢀ o se le dio una connotación y relación  
negativa con la identidad mexicana. Por esto es indispensable in-  
cluir en la toma de decisiones a las sociedades civiles afrodescen-  
dientes. No obstante, el Estado mexicano termina blanqueando  
sus luchas mediante políticas públicas que, por lo general, sirven  
a los intereses de su agenda política colonial que invisibilizan a la  
identidad a ꢀ o para perpetuar el statu quo.  
Historia de los afrocolombianos a través  
de los siglos xvii-xxi en Colombia  
En el caso colombiano, la historia inicia con el comercio transa-  
tlántico llevado a cabo por Europa para suplir la mano de obra  
indígena, debido a que la población nativa disminuía de manera  
continua. Es evidente que, para entender la marginalización y la  
desigualdad de los pueblos afrodescendientes en Colombia, igual  
que en México, tiene que tomarse como punto de partida el colo-  
nialismo europeo.  
Después de la independencia colombiana, varios grupos de  
afrodescendientes se proclamaron libres. Tal fue el caso de los ci-  
marrones, que se sumaron a la lucha de los comuneros. Se les lla-  
maba cimarrones a los miembros de un grupo de negros esclavos  
que abogaban por su libertad. Este deseo de autonomía se mate-  
rializó en la construcción de los palenques,20 áreas especíꢀcas de  
20  
La esclavitud no fue asumida pasivamente. Los negros esclavos tuvieron una actitud  
combativa, que se manifestaba a través del cimarronaje. Cuando las rebeliones logra-  
ban un mayor alcance y organización, culminaban con el establecimiento de palenques.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 263  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
Colombia como medida de resistencia al poder colonial hegemó-  
nico europeo.  
Una vez ꢀrmadas las capitulaciones de Zipaquirá,21 que des-  
movilizaron el levantamiento, José Antonio Galán inició su cam-  
paña mediante la ocupación de haciendas con el ꢀn de liberar  
esclavos. Por otra parte, el libertador Simón Bolívar ꢀrmó en Tru-  
jillo, Venezuela, el Decreto de Guerra a Muerte entre la Corona  
española y los americanos, que declaraba la muerte a todo aquel  
que no cooperara en favor de la independencia. Sin embargo, co-  
mo carecía de ejército, comenzó a atraer esclavos y libertos ofre-  
ciéndoles su libertad absoluta si se sumaban al ejército patriota.  
De esta manera, hubo un reconocimiento mínimo de las pobla-  
ciones afrodescendientes en Colombia. No obstante, al afrodes-  
cendiente se le castigaba por su existencia y su cuerpo era tomado  
como instrumento para pagar, de alguna forma, por su libertad.  
Así, puede decirse que el liderazgo de Bolívar es cuestionable en  
temas raciales.  
Como lo enfatiza Leonardo Reales22 (2015), es importante re-  
cordar que Bolívar y sus partidarios, ante el temor del triunfo de  
la pardocracia o gobierno afromestizo, ordenaron la ejecución de  
los dos militares afromestizos más famosos, poderosos e inꢄuyen-  
tes —el general Manuel Piar y el almirante José Prudencio Pa-  
dilla—, puesto que las élites querían mantener la jerarquización  
racial heredada por el colonialismo europeo. Debido a esto, el ra-  
cismo estuvo presente durante la independencia y la revolución  
colombianas, ya que la construcción del Estado-nación se conci-  
be mediante la identidad mestiza. Esta identidad, como advierte  
Rita Segato (2016):  
Es utilizada para suprimir memorias y cancelar genealogías ori-  
ginarias, cuyo valor estratégico para las élites se ve progresiva-  
mente invertido para hallar en el rostro mestizo, no blanco,  
21  
Estas capitulaciones pusieron ꢀn a la primera y más gloriosa etapa del movimiento  
insurreccional. Representan la iniciación de la legislación ꢀscal y del derecho consti-  
tucional de Colombia.  
22  
El coordinador del Movimiento Afrocolombiano Cimarrón.  
264 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
indicios de la persistencia y de la posibilidad de una reatadura  
con un pasado latente y pulsante, que se intentó cancelar (p. 20).  
Inꢄuidos por ideologías liberales, intelectuales y por líderes  
políticos, Colombia comenzó a consolidar su identidad bajo la  
enfatización de la mezcla racial y la homogeneidad cultural de la  
nación. Las referencias a la “raza” negra comenzaron a hacerse evi-  
dentes durante la primera mitad del siglo xx; la negritud comen-  
zó a adquirir una connotación negativa asociada a la pobreza, el  
atraso y la esclavitud. De esta manera, las categorías raciales estu-  
vieron ausentes de los censos colombianos durante este periodo  
y fueron tomados en cuenta hasta 1993. Sin embargo, la consti-  
tución de 1991 introdujo un conjunto de reformas multicultu-  
rales. La Asamblea Constitucional aprobó el artículo transitorio  
55º, que después produjo la Ley 70 de 1993 y que reconoce los de-  
rechos de las comunidades negras rurales de la costa del Pacíꢀco.  
La Ley 70 otorgó a las comunidades negras el derecho a la pro-  
piedad de su territorio colectivo, a mantener sus economías tra-  
dicionales rurales y a desarrollarse de formas adecuadas para su  
identidad cultural y sus prácticas sociales (Saldívar et al., 2018).  
También ordenó la inclusión de la historia y la cultura afrocolom-  
bianas en los planes de estudios de las escuelas públicas y, a su vez,  
les permitió la participación en el Congreso Nacional. Dichos lo-  
gros solo fueron posibles gracias a la movilización de los grupos  
afrodescendientes.  
Aunque la constitución colombiana fue innovadora, era evi-  
dente que los derechos de los afrodescendientes habían sido  
encasillados junto con los derechos de los pueblos indígenas, in-  
cluyéndolos. De este modo, se ignoraban sus intereses al homo-  
geneizarlos. Asimismo, la afrodescendencia se creó con base en  
las comunidades rurales que eran culturalmente distintas, y cu-  
yos intereses principales giraban en torno de la tierra y la cultura.  
Se excluía así a los grupos afrodescendientes urbanos que vivían  
fuera de la costa del Pacíꢀco, debido a que dichos grupos no se  
sentían identiꢀcados con la deꢀnición de las comunidades negras  
que presenta la Ley 70.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 265  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
En los siguientes años a la Ley 70, las comunidades negras  
fuera de la costa del Pacíꢀco disputaron dichas ideas de afrodes-  
cendencia. Para mediados de 1990, instituciones de carácter inter-  
nacional, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco  
Mundial, la Fundación Interamericana y la onu, comenzaron a  
apoyar la investigación sobre afrodescendientes en la región. A  
principios de la década del 2000, otras organizaciones multilate-  
rales comenzaron a trabajar con el Departamento Administrativo  
Nacional de Estadística (dane) en busca de estrategias para pro-  
mover una mayor participación de los afrodescendientes con el ꢀn  
de incluir y expandir la deꢀnición de lo que es ser un afrocolom-  
biano. Fue así como la organización cimarrón se dio a la tarea de  
que dicha deꢀnición estuviera basada en “una historia compartida  
de esclavitud y experiencias continuas de discriminación racial, en  
lugar de la afrodescendencia especíꢀcamente vinculada a la geo-  
grafía o a prácticas culturales especíꢀcas” (Freire et al., 2018, p. 42).  
La nueva categoría de “afrocolombiano” fue el resultado de sus  
propias movilizaciones. El censo de 2005 cambió de esta forma la  
manera en la que la población se identiꢀcaba con sus raíces afro-  
descendientes, ya que el 10 por ciento de la población se identi-  
ꢀcó de este modo. Tal número fue signiꢀcativamente mayor al  
del censo de 1993, en el que solo 1.5 por ciento de la población se  
identiꢀcó como afrodescendiente (Saldívar et al., 2018).  
Sin embargo, cabe señalar que en la actualidad se está forman-  
do un nuevo racismo sutil, oculto e institucionalizado por los Es-  
tados y organismos internacionales. Se trata de un racismo en  
apariencia no racial, es decir, un daltonismo racial. De acuerdo  
con Doanne y Bonilla Silva (2003), el daltonismo racial es una  
postura, extendida sobre todo en países con mayoría de población  
blanca, que se basa en la negación de la visión de la raza y la etnia.  
Sin embargo, como se ha mencionado ya, en un mundo regi-  
do por tres sistemas opresores, olvidarse de la idea de raza es una  
utopía, particularmente para la imaginación del ser humano oc-  
cidental. El reconocimiento de los pueblos afrocolombianos no  
cambia en ninguna forma las estructuras de los tres sistemas opre-  
sores, ya que, para que exista un cambio real, tiene que asumirse  
266 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
el racismo como un problema y, a su vez, afrontarse mediante las  
luchas de los pueblos afrocolombianos, en su forma, tiempo y ma-  
nera, sin ninguna forma imposición implícita. El carácter colo-  
nial del Estado-nación termina siendo aceptado como parte del  
pasado y de la historia. No se cuestiona que fue un proceso vio-  
lento e impositivo, que jerarquizó a la población mediante la idea  
de una raza superior. Al no ser cuestionado, termina siendo repro-  
ducido por la sociedad. Por ello, es indispensable cuestionar y des-  
aprender lo aprendido.  
Reconocimiento de lo afrodescendiente  
en el uso de políticas públicas blanqueadas  
El problema que enfrentan México y Colombia es la forma en la  
que se reconoce a los pueblos afrodescendientes en el Estado-na-  
ción, ya que dicho reconocimiento se da a partir de discursos y na-  
rrativas blanqueadas, es decir, de carácter racial y colonial, que, a  
su vez, plantean como ausente el racismo y, por ende, engañan so-  
bre su existencia. Al no considerarse el racismo como problema,  
las discusiones terminan por ser blanqueadas por el Estado-na-  
ción y no cuestionadas por la sociedad.  
La política latinoamericana se abrió mediante el multicul-  
turalismo neoliberal. Esto, a su vez, dio origen a la ꢀnanciación  
del mundo aꢀo e indígena por medio de instituciones de capital  
transnacional, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano  
de Desarrollo, entre otros, que dieron pie a la proliferación de or-  
ganizaciones no gubernamentales (ong) internacionales de apo-  
yo a los movimientos afrodescendientes. A tales movimientos se  
les convirtió en agentes clientelares y se perdió así la razón por la  
cual se habían formado; quedaron vacíos y esclavos del sistema ca-  
pitalista neoliberal.  
Como bien aꢀrma Agustín Laó Montes (citado en Campoale-  
gre, 2017), las ong internacionales hicieron de lo afrodescendiente  
y de lo indígena clientelas para sus proyectos de desarrollo, partici-  
pación ciudadana y empoderamiento comunitario. El establishment  
transnacional de instituciones supranacionales y gubernamenta-  
les —el engranaje institucional de la globalización neoliberal— se  
apropió del lenguaje de cambio y justicia social junto con algunas  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 267  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
demandas democráticas de los movimientos, incluido parte del lé-  
xico y de los reclamos de la agenda de Durban.  
En el caso de México, pueden observarse políticas públicas  
blanqueadas en el reconocimiento de los pueblos afrodescendien-  
tes en el artículo 2º, apartado C, de la Constitución mexicana.  
Ahí, a lo afrodescendiente, solo se le da un espacio con el objetivo  
de cumplir una agenda política y mantener una buena imagen en  
el ámbito global, pues dicho reconocimiento no toma en cuenta  
lo que en realidad quieren los pueblos afrodescendientes, debido  
a que no se les involucra en la discusión. El gobierno toma decisio-  
nes que pueden ser de carácter racista, debido a la colonización y  
a la construcción del Estado-nación. En otras palabras, el gobier-  
no mexicano lleva a cabo políticas públicas que satisfacen solo sus  
intereses, sin llegar a reconocer al racismo como problema actual.  
Un ejemplo de resistencia de los afromexicanos ante la falta de  
reconocimiento está en el municipio Cuajinicuilapa, localizado  
en la Costa Chica del estado de Guerrero y en el límite con Oa-  
xaca, donde habita la población más grande de afromexicanos del  
país. Este sitio cuenta con un museo y una bandera para eviden-  
ciar las secuelas que creó y dejó el colonialismo (Figura 2).23  
Figura 2. Museo de las Culturas Afromestizas Vicente Guerrero  
Saldaña, Cuajinicuilapa, Guerrero, México.  
Fuente: fotografía de autoría propia.  
23  
Recinto especializado en las culturas afromestizas de la región de la Costa Chica de  
Guerrero, que forma parte del Programa Nacional de la Tercera Raíz.  
268 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
En el caso de Colombia, persiste el mismo problema, aunque  
se vive de forma distinta, ya que no pueden compararse las políti-  
cas públicas de los dos países, toda vez que cada uno tiene su his-  
toria y cifras distintas de población afrodescendiente. Si solo se  
toma en cuenta el problema a gran escala, es posible dicha com-  
paración. Sin embargo, no debe de caerse en el mismo error euro-  
centrista que perpetúa la imagen de una homogeneización con el  
ꢀn de controlar, de forma más fácil, a una población. Comparar  
no dará ninguna solución al problema: el reconocimiento de este  
es el que genera una discusión, una movilización y una lucha para  
que exista un cambio que lleve a una resolución.  
La Ley 70 en Colombia otorgó el reconocimiento de las co-  
munidades negras, pero homogeneizó a los distintos grupos de  
afrocolombianos, por lo que su reconocimiento quedó en papel.  
A pesar del tiempo que ha pasado desde la publicación de la Ley  
70, las comunidades afrocolombianas continúan en lucha por su  
vida, dignidad y territorio. Las decisiones tomadas por el gobier-  
no colombiano solo conꢀrman que en Latinoamérica se sufre de  
un complejo colonial debido a la universalización y la gloriꢀcación  
de un solo modus vivendi de acuerdo con el ideal europeo.  
El eurocentrismo se rige por los intereses de una clase do-  
minante. Por esa razón, debe acudirse a un pensamiento crítico  
cuando el Estado trata de integrar legalmente a los pueblos indí-  
genas o afrodescendientes. Dicha integración es contradictoria,  
pues al integrarlos se les excluye en automático, debido a que la  
sociedad los obliga a salir de sus territorios, con lo que desapare-  
cen su historia, su conocimiento y su cultura; no se les adhiere li-  
bremente. Ante estas circunstancias, se genera un malentendido  
en los proyectos propios de dichos pueblos. Es imposible ofrecer-  
les igualdad jurídica, ya que solo se favorece la homogeneización y  
se viola el derecho de la autodeterminación.  
En consecuencia, en México y en Colombia no se reconoce la  
existencia de un problema de racismo. De ser así, no se llegará a  
ninguna solución viable para los pueblos afrodescendientes. Es in-  
dispensable reconocer primero que el racismo es un problema. Sin  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 269  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
embargo, el Estado-nación no es el que falla a los pueblos afrodes-  
cendientes al reconocerlos mediante el diseño de políticas públi-  
cas blanqueadas, puesto que el sistema nunca fue diseñado para  
eso, sino para invisibilizar lo diferente, lo no europeo o lo que no  
coincide con los intereses de su agenda. Al ꢀnal, el Estado-nación  
no puede brindar una solución directa, ya que el racismo trabaja  
a su favor. Pero la sociedad civil sí puede redireccionar la historia  
al tomar los espacios para reivindicarse como autora de su propia  
historia, reconstruir su memoria y el sentido de sus luchas. No ha-  
ce falta involucrar al Estado como una totalidad, sino como parte  
de la comunidad política, que dependerá de los movimientos so-  
ciales y de la propia sociedad civil afrodescendiente. Su reconoci-  
miento debe ser meramente bajo su voz y su espacio.  
Decolonialidad y epistemologías del sur  
Para llegar a romper con el patrón del poder, al cual alude Aníbal  
Quijano (2014), debe comenzarse a desaprender y aprender, con  
el objetivo de crear una forma distinta de pensar, que acepte y res-  
pete la diversidad, es decir, debe decolonizarse el pensamiento la-  
tinoamericano.  
De acuerdo con Walter Mignolo (2010), el pensamiento deco-  
lonial propone un cambio en la geografía de la razón, un proce-  
so de resigniꢀcación tanto en la elaboración de una comprensión  
crítica de la diferencia epistémica colonial como en la forma-  
ción y la transformación del sistema-mundo24 moderno colonial  
en zonas periféricas, como América Latina. La colonialidad del  
conocimiento gira en torno al conocimiento cientíꢀco europeo  
que, a partir del siglo xviii, se convirtió en la única lógica válida  
del creador del conocimiento, en menosprecio de otros tipos de  
conocimiento:  
América Latina es el resultado de una lucha contra la diversi-  
dad epistémica y el resultado fue la imposición de un criterio  
cientíꢀco de conocimiento y aquellos conocimientos que no se  
24  
Estos términos acuñados por Immanuel Wallerstein (2002).  
270 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
ajustan a los criterios impuestos no se clasiꢀcan como válidos  
(Quijano, 2014, p. 286).  
Dicho esto, con la racionalidad, objetividad y el método cien-  
tíꢀco, el conocimiento europeo fue construido como el único vá-  
lido. Cientíꢀcamente justiꢀcó el epistemicidio de la medicina  
tradicional, el conocimiento de lo no europeo, el arte, la cosmo-  
visión, la cultura y las prácticas indígenas y africanas. Por tanto,  
la forma de construir conocimiento no solo en Colombia y Mé-  
xico, sino en toda América Latina, sigue siendo de carácter co-  
lonial. Por ello, la identidad latinoamericana es una identidad  
fracturada. En palabras de Gomes-Quintero (2010), es un tipo  
de esquizofrenia ontológica que anhela ser lo que no es y reniega  
del pasado, de la mezcla y del origen que sí es. Es en esta vertiente  
donde la propuesta decolonial surge como un llamado al empo-  
deramiento de las otras epistemologías, es decir, los otros saberes  
que han sido silenciados por las diferentes manifestaciones de la  
colonialidad o, en tal caso, han sido robados y tomados como pro-  
pios: las epistemologías del sur, como Boaventura de Sousa Santos  
(2019) las ha llamado.  
Rita Segato (2016) retoma el concepto de Boaventura y llama a  
la visibilización de las epistemologías del sur, debido a que hemos si-  
do colonizados por la epistemología del norte.25 Asimismo, Segato  
(2016), igual que Mignolo (2010), recurre a la geografía con el ꢀn  
de resaltar que grupos invisibles26 pueblan la geografía de lo visible.  
Para ella, hablar de justicia y legitimidad para con el sur es incluir  
las demandas, perspectivas, conocimiento y espacios de las culturas  
que, de manera normativa, han quedado fuera de la mirada cientí-  
ꢀca y, en consecuencia, de la importancia tanto académica como  
política. Sin embargo, al ꢀnal las reivindicaciones sociales van ad-  
quiriendo un poder político, al tomar los espacios y ser ellos los por-  
tadores de soluciones que conciernen a su comunidad. Esto es, la  
25  
De origen hegemónica, ya que se impone y se autouniversaliza.  
26  
Invisibles para el Estado y reproducidos por la sociedad, ya que el Estado es el que  
educa y provee. Es un tipo de padre; somos hijos del Estado.  
Muuchꢁ xíimbal Caminemos juntos 271  
Año 7 / Número 14 / ene-jun 2022 / pp. 247-275  
comunidad toma un poder político que se va ediꢀcando hacia una  
sociedad civil.  
Los estragos del colonialismo europeo, situado estrictamen-  
te en Colombia y México, han creado innumerables problemas  
debido al genocidio de la población nativa, la clasiꢀcación y la  
jerarquización bajo el concepto e idea de raza y el comercio tra-  
satlántico, lo cual contribuyó a producir el Estado-nación en Co-  
lombia y México.  
Como ya se ha presentado a lo largo del artículo, el nacimien-  
to del Estado-nación es meramente racista, lo cual se ha tratado  
de ocultar en la actualidad. Por tanto, no solo es deseable, sino  
indispensable, cambiar el patrón de poder para así colocar a los  
afrodescendientes en el mismo nivel que un mexicano y un co-  
lombiano; que no solo se busque una emancipación de la domi-  
nación extranjera, sino también una descolonización interna, un  
reconocimiento del racismo como problema. Asimismo, esto ha-  
brá de signiꢀcar la creación de una identidad propia latinoame-  
ricana fundamentada en la aceptación y el reconocimiento de  
diversas culturas, que coexisten en un mismo territorio. Tendrá  
que motivar una comunicación intersistémica y no la reproduc-  
ción de un modelo eurocéntrico que no responde a las necesida-  
des del continente.  
El choque de legitimidades por parte de las epistemologías del  
sur y del norte sobre cómo actuar con respecto a los pueblos afro-  
descendientes conlleva a la homogeneización de la legislación es-  
tatal derivada del paradigma colonial, patriarcal, capitalista. Por  
esta razón se cae cada vez más en lo que Michel Foucault (1987)  
denominó como biopolítica y biopoder.  
El Estado-nación debería abogar principalmente por dos cues-  
tiones. Primero, por la descolonización del pensamiento, auna-  
do al reconocimiento de las epistemologías del sur; y, segundo,  
por el reconocimiento de los afrodescendientes mediante foros de  
discusión, donde dichos pueblos sean incluidos, sean tomadas en  
cuenta sus decisiones de forma conjunta y no solo por la minoría  
burocrática mexicana y colombiana. Como señala Enrique Dus-  
sel (2017), la lucha de los movimientos sociales debe ser toma-  
272 El racismo: la cara oculta del Estado-nacin... / González  
da en cuenta como parte del campo político, con el ꢀn de que los  
movimientos puedan llegar a institucionalizar políticamente sus  
reivindicaciones mediante la formación de una sociedad civil.  
No se trata solo de cuestionar la primacía epistémica eurocén-  
trica, sino también las categorías, conceptos, narrativas, signiꢀ-  
cados, estándares y nombres con los que se ha taxonomizado al  
otro, y de construir junto con este, dentro del diálogo intercultu-  
ral, otras formas de saber, pensar y vivir.  
El pensamiento decolonial sostiene que debe repensarse la ac-  
ción política para crear un diálogo horizontal que contraste con  
el discurso eurocéntrico hegemónico, es decir, otorgar reconoci-  
miento para así respetar y entender otras cosmovisiones y no caer  
en la universalización eurocentrista, que toma crédito del conoci-  
miento africano sin reconocerlo como propio de África. En otras  
palabras, es reconocer las aportaciones epistemológicas de Áfri-  
ca y no contar su historia a partir de la esclavitud. Al ꢀnal, África  
produce, pero el europeo es el que se lleva el crédito, debido a que  
se proclama como el centro de la humanidad. Sin embargo, ¿por  
qué y desde qué parámetros se indica que un conocimiento es su-  
perior a otro? ¿Por qué se señala a los pueblos afrodescendientes  
como solo aportadores de cultura y no de conocimiento? De esta  
forma, el eurocentrismo cae en contradicciones de todo tipo. Por  
eso, este artículo aboga por la enunciación y el reconocimiento,  
por la lucha de lo “diferente”, de lo no europeo.  
Reꢀexiones ꢁnales  
Finalmente, tal como plantea Marco Antonio Lugardo (2019),  
las integraciones o reconocimientos de los afrodescendientes en  
los textos constitucionales son de carácter racial y colonial, debi-  
do a que el Estado-nación blanquea y burocratiza las luchas de los  
movimientos afrodescendientes. Se apropia de sus discursos con  
el ꢀn de adaptarlos a sus intereses para poder ejecutar su agenda  
mientras enmascara su propia esencia racista.  
En esta coyuntura, es preciso reconocer que existe un proble-  
ma de racismo, tanto en México como en Colombia, debido a que  
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se sigue reproduciendo el mismo sistema heredado por el colonia-  
lismo europeo. Este sistema no propicia un cambio en la estructu-  
ra de la sociedad, sino que exacerba el problema. De esta manera,  
el racismo muta y se impregna aún más en la sociedad.  
Debido a esto, es indispensable abogar por una sociedad civil  
que marque una pauta de enunciación al Estado-nación mediante  
la lucha por los espacios, el tiempo y la historia, ya que no se bus-  
ca ser noticia, sino hacer historia; se busca aprender a reaprender,  
a sentipensar, a crear una línea horizontal con nuevos horizon-  
tes que reconozcan las aportaciones de las epistemologías del sur;  
celebrar lo diferente no como obstáculo, sino como una ventaja  
enriquecedora; cambiar los signiꢀcados con el propósito de des-  
colonizar lo aprendido, es decir, acabar con el mito del mestizaje  
como única identidad del Estado-nación.  
No se trata de olvidar o tratar de ocultar el problema de racis-  
mo existente, sino de reconocerlo, ser conscientes de su existencia,  
para así abogar por una decolonización de lo aprendido. Se trata  
de no asumir las estructuras y sistemas impuestos por el colonia-  
lismo y, en su lugar, cuestionar las deꢀniciones y estructuras con  
la ꢀnalidad de favorecer un mundo donde puedan coexistir di-  
ferentes identidades en un mismo espacio. Ha de ser así, pues las  
identidades que no son aꢀnes a la identidad europea sobreviven,  
no existen o, en su caso, se extinguen.  
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