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/ Ana Teresa Gutiérrez del Cid
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rio-turca a una altitud de unos 6,000 metros, y cayó en el territorio
de Siria, provincia de Latakia en la región de Baiyrbuja.
Ya en febrero de 2016, el presidente turco Recep Erdogan
quería propiciar una incursión unilateral en Siria, para no quedar
fuera de la ecuación que decidirá el futuro de ese país, en clara
provocación a Rusia, pero la iniciativa fue rechazada por el Ejérci-
to turco, así como por Estados Unidos.
El Subsecretario de Relaciones Exteriores ruso, Alexéi Mes-
hkov declaró como consecuencia de este suceso que: “en lugar de
continuar negando su responsabilidad en el incidente y denigran-
do las acciones legítimas de Rusia en Siria, las autoridades turcas
deberían hacer lo que dictan las normas del derecho internacio-
nal: pedir disculpas, pagar una indemnización y presentar garan-
tías de que no se repetirá en el futuro” (Evseev, 2015, p. 44).
Meshkov consideró que “los hechos objetivos indican que fue
una acción anti rusa autorizada”. El diplomático ruso aseguró que
Ankara “ha violado el principio jurídico internacional de no uti-
lización de la fuerza en las relaciones internacionales consagrado
en la Carta de las Naciones Unidas y el Tratado de Relaciones
Básicas de la Federación de Rusia y la República de Turquía desde
el 25 de mayo 1992” (Evseev, 2015, p. 46).
Pero a nales de junio del mismo año, en un hecho inespera-
do, Erdogan, que sufrió un intento de golpe de Estado por parte
de una oposición proclive a Estados Unidos, cambió su actitud
hacia Rusia y se disculpó con Moscú, asegurando que el derribo
del caza ruso no había sido intencional, una declaración que dis-
tó del cáustico tono que había caracterizado las declaraciones del
mandatario turco sobre Rusia (Evseev, 2015).
A nales de noviembre de 2014, las relaciones de la
UE con Ru-
sia empeoraron drásticamente debido a la crisis con Ucrania y la
reabsorción de Crimea por Rusia. Este acto de Rusia fue contrario
al Memorándum de Budapest (1994), según el cual, Rusia, el Rei-
no Unido y los
EU se comprometían al respeto de las fronteras de
Ucrania, pero ante el derrocamiento en 2014 del presidente consti-
tucional del partido de las Regiones, Víctor Yanukovich y la franca
intromisión de Alemania y
EU en la denominada “revolución de