El síndrome del mandarín  
Desventuras de un  
embajador británico)  
(
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal *  
Resumen  
eville Henderson (1882-1942) fue clave en la política de  
“apaciguamiento” emprendida por los Gobiernos del Reino  
N
Unido y Francia ante Hitler entre 1937 y 1939. Último embajador  
inglés en Berlín, Henderson buscó ciegamente el entendimiento  
con el nazismo. Trabajó por el éxito de la Conferencia de Múnich,  
se deprimió con la ocupación de Praga y entregó la declaración de  
guerra inglesa en la Wilhelmstrasse , el 3 de septiembre de 1939.  
Su conducta no fue excepcional. La etapa berlinesa de Henderson  
guardó estrecha relación con sus actuaciones previas, donde había  
mostrado su incapacidad para entender los cambios en los tiem-  
pos políticos, y apreciar las necesidades de su país, y los deberes  
hacia el Servicio Exterior Británico. En la manera como entendió  
su misión, el mandarín suplantó al servidor público.  
Palabras clave  
Diplomacia, Reino Unido, Foreign Oꢀce, tratado,  
consejero de guerra.  
Fecha de recepción:  
Fecha de aceptación:  
octubre 2019  
noviembre 2019  
*
Abogado y diplomático. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad  
de Concepción (Chile), diplomado en la Escuela Diplomática (España), la Academia Di-  
plomática (Chile) y el Instituto Nacional de Administración Pública (Francia). Magister en  
Ciencia Política por la Universidad de París III y Doctor en Derecho Internacional por la  
Universidad Complutense de Madrid.  
141  
1
42 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
e mandarin sindrom  
(
Misfortune about a britanic embassador)  
Key words  
Diplomacy, United Kingdom, Foreign Oꢀce, treaty, war adviser.  
Final submission:  
October 2019  
Acceptance:  
November 2019  
Abstract:  
Neville Henderson (1882-1942) was instrumental in the policy of  
appeasement" undertaken by the Governments of the United King-  
"
dom and France before Hitler between 1937 and 1939. Last English  
ambassador to Berlin, Henderson blindly sought understanding with  
Nazism. He worked for the success of the Munich Conference, became  
depressed with the occupation of Prague, and delivered the declaration  
of English war in the Wilhelmstrasse, on September 3, 1939. His be-  
havior was not exceptional. Henderson's Berlin stage was closely related  
to his previous actions, where he had shown his inability to understand  
the changes in political times, and appreciate the needs of his country,  
and the duties towards the British Foreign Service. In the way he under-  
stood his mission, the "Mandarin" supplanted the public servant.  
I Introducción  
Siendo la diplomacia un arte, su historia es relevante. Por apren-  
dizaje histórico, entiendo el conocimiento de la formulación y eje-  
cución de la gran política, y también la experiencia de los actores  
de procesos colectivos que derivaron en políticas e iniciativas exte-  
riores. Algunos fueron reconocidos, otros no. Entre estos últimos,  
destaca Neville Henderson (1882-1942).  
He was described by Sir Lewis Namier, the doyen of anti-ap-  
peasement historians, as ‘un homme néfaste’, and the “Beau  
Brummel of diplomacy” in the 1940s, and his reputation has not  
1
improved since.  
1
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, Journal of Contemporary History, Vol. 33, No. 4, Oct., 1998, p. 609.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 143  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Este estudio permite establecer que su desempeño no se ajustó  
a esta máxima durante toda su vida. Hacia 1937, Neville Hender-  
son ya había mostrado su incapacidad para defender los valores  
que Inglaterra representaba, y tampoco había sabido proteger sus  
intereses. Berlín fue la culminación de una claudicación origina-  
da en la incapacidad de entender sus deberes hacia los valores e  
intereses de su país. Sin embargo, Henderson tenía clara idea del  
oꢗcio diplomático.  
ꢕe ꢗrst commandment of a diplomatist is faithfully to in-  
terpret the views of his own government to the government  
to which he is accredited; and the second is to explain no less  
accurately the views and standpoint of the government of the  
country in which he is stationed to the government of his own  
country.2  
II Primeros años  
Nevile Meyrick Henderson nació en Sedwick, Sussex, el 10 de ju-  
nio de 1882. Cursó estudios en escuelas privadas, y entró a Eton  
en 1895. Luego de estadías en Francia, Alemania e Italia, ingresó  
al servicio diplomático británico en 1905:  
In those days the Foreign Oꢀce and the Diplomatic Service  
were two distinct branches, and one joined and grew old in ei-  
ther one or the other. One could occasionally, temporarily or  
permanently, exchange by means of an individual arrangement  
or with oꢀcial sanction; otherwise the diplomat spent all his  
life abroad, the sole condition being that his ꢗrst year was spent  
at the Foreign Oꢀce learning his job. I had joined the Diplo-  
matic Service, but in my case the general rule regarding year in  
3
the Foreign Oꢀce was broken.  
2
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, Putnam’s Sons, Nueva  
York, 1940, p. 8.  
3
Ibidem, p. 23.  
1
44 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
Henderson fue trasladado después de seis meses, y desde di-  
ciembre de 1905 hasta septiembre de 1939 (fuera de algunos me-  
ses, en 1915), vivió fuera de su país. Su primer puesto fue Agregado  
Diplomático en San Petersburgo (1905-1909), donde presenció la  
4
guerra ruso-japonesa, y el ꢗn de la Autocracia. Desde allí, se tras-  
ladó a Japón (1909-1911), viendo la consolidación del poderío ni-  
pón y la anexión de Corea.  
De regreso a San Petersburgo (1912-1914), conoció el desarro-  
llo del paneslavismo que ayudó a desencadenar la Primera Guerra  
Mundial. En junio de 1914, asumió su cuarto puesto en Roma y,  
a los tres meses, fue trasladado a Nish -sede del gobierno serbio,  
luego de la ocupación austriaca de Belgrado-. Allí, fue testigo de la  
recuperación serbia, y regresando a Londres el verano de 1915. En  
Inglaterra, trabajó en la Sección de Lucha contra el Contrabando  
del Foreign Oꢀce, hasta febrero de 1916.  
Su regreso a la Embajada en Francia le hizo permanecer en Pa-  
rís hasta 1920, siendo testigo de la victoria aliada, de las negocia-  
ciones de paz, y de la Conferencia de Versalles. Henderson cues-  
tionó el compromiso asumido por el Reino Unido en la guerra:  
Did Providence give us an island in order to send millions of  
our young men to ꢗght on the Continent? It always seemed to  
me that we had abandoned, to our great detriment, our traditio-  
nal role of limited expeditionary forces such as Wellington’s in  
Spain based on naval and military cooperation. We had fought  
many wars on the Continent, but the number of actual British  
troops engaged had always been very small… We cannot dis-  
sociate ourselves from Europe, but it has always seemed to me  
a mistake to get too deeply involved in those far-oꢘ areas of it,  
where our sea and to-day our air power would be at a great di-  
sadvantage.5  
¿
Por qué el Reino Unido se había apartado de los precedentes?  
Porque Francia no había estado, ni estaría en condiciones de jugar  
4
El Reino Unido apoyó a Japón.  
5
Ibidem, p. 87-88.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 145  
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el papel al que aspiraba en Europa. Ello, desembocaba en una crí-  
tica al Tratado de Versalles (20 de junio de 1919).  
I attended the signing of the Treaty in the Galérie des Glaces  
at Versailles. Yet even at that early moment one sensed a feeling  
of deception and disillusionment and a suspicion that the great  
opportunity which all the world at that time sought so ardently,  
and had the right to anticipate, had been lost. Nobody was really  
satisꢗed… ꢕe Germans were leꢙ bitter and resentful, and as for  
the French they felt they have been let down by both the Ameri-  
cans and ourselves, and in Paris the saying went that “the French  
6
army had won the war but Clemenceau had lost the peace.  
El tratado, fundado en el miedo y el odio, era un arreglo pro-  
visorio que debía revisarse para favorecer la incorporación de Ale-  
mania al orden de la posguerra, asegurando la paz en el continen-  
te, y el predominio europeo en el mundo.  
III Primeras responsabilidades  
El puesto de Consejero en la Alta Comisión del Reino Unido en  
Constantinopla representó un cambio cualitativo. Henderson  
pasó a ser un diplomático senior, con interlocución en las esferas  
políticas del Foreign Oꢀce.  
Además, el puesto asumido en noviembre de 1920 era impor-  
tante; la capitulación del Imperio Otomano había conducido a  
que Francia, el Reino Unido e Italia ocuparan Constantinopla,  
planteando la coexistencia entre el Imperio rendido y la nueva  
Turquía, y el estatus de la ciudad. La presencia británica incluía  
fuerzas militares y navales.  
We co-operated with the Sultan’s Government, of which  
Tewꢗk Pasha, a typical old Turk, was Prime Minister. But the  
Sultan’s writ only ran where the Allied Armies of Occupation  
could enforce it, i.e. in Turkey in Europe, with a narrow strip on  
6
Ibidem, p. 94.  
1
46 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
the Asiatic side. Over in Asia Minor the real Turkey of Musta-  
pha Kemal with his National Pact took no orders from anybody  
and deꢗed both Allies and the Greeks.7  
El cuadro se complicó con las ambiciones griegas en Asia Me-  
nor que llevaron a la guerra greco-turca (1919-1922). El Alto Co-  
misionado, Horace Rumbold, presidió la delegación británica a la  
Conferencia de Lausana, y Henderson actuó como Alto Comi-  
sionado ad ínterin, su primera Jefatura de Misión. El trabajo invo-  
lucró desafíos como las relaciones con las autoridades de Ankara,  
o la evacuación del Sultán Mehmed VI a Malta. Sin embargo, el  
evento más importante fue el “incidente de Chanak”.  
Chanak era la principal posición defensiva de los aliados fuera  
de Constantinopla, amenazada por los turcos que perseguían a los  
derrotados griegos. Ante los reclamos turcos, Henderson defen-  
dió la conveniencia de ceder, a menos que el gobierno británico  
estuviera decidido a combatir. Advirtió que ni la opinión pública  
británica, ni los Dominios estaban dispuestos a combatir por una  
cuestión menor, y que la debilidad de Francia e Italia conspiraban  
contra el voluntarismo de Londres. Por ello, apoyó a Rumbold  
cuando éste no cumplió la decisión gubernamental de enviar un  
ultimátum a Turquía, y propuso las conversaciones en Mudania.  
El incidente reaꢗrmó la desconꢗanza de Henderson hacia  
Francia e Italia; igualmente fue crítico con la prensa británica, y  
sobreestimó la voluntad de Turquía, debido a su admiración hacia  
Mustafá Kemal Ataturk.  
En la siguiente crisis, por las reivindicaciones turcas sobre Mo-  
sul (Irak), Henderson fue contundente y criticó las instrucciones  
8
del Foreign Oꢀce. La Conferencia de Lausana (1922-1923), lo  
conꢗrmó en la transitoriedad de Versalles:  
At Mudania it had been agreed to hold as soon as possible a  
Conference at Lausanne between the British, French, and Ital-  
ian Governments on the one hand, and the Turkish Govern-  
7
Ibidem, p. 103.  
ꢚue modiꢗcó el Tratado de Sèvres (1920).  
8
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ment on the other…; or what it really amounted to, the revision  
of the Peace Treaty of Sèvres. If we had been wise enough to  
adopt a similar procedure in respect of the Treaty of Versailles  
as well as of those with Hungary and Bulgaria, the situation in  
Europe might be very diꢘerent today.9  
Henderson “el rebelde”, crítico de sus instrucciones y de Versa-  
lles, enemigo de amenazar sin tener el respaldo de la fuerza, incli-  
nado a simpatizar con las autoridades del país donde estaba desti-  
nado, atraído hacia líderes carismáticos, antifrancés, e indiscreto,  
era conocido en el Foreign Oꢀce.  
El Tratado de Lausana supuso el retiro de Constantinopla, y  
conllevó el ꢗn de la misión de Henderson, trasladado como Mi-  
nistro Consejero a la Alta Comisión Británica en Egipto (diciem-  
bre de 1924):  
Egypt was in a very unsatisfactory condition when I got there  
in December 1924. ꢕe country had been run practically as  
a colony during the 1914-1918 war… Every kind of abuse was  
introduced into the enlisting and requisitioning schemes, and  
all classes of the Egyptian population, and particularly the fel-  
laheen, were seething with discontent, and of course the British  
were blamed for all the injustices.10  
Esta insatisfacción había provocado una rebelión, y atentados  
contra intereses y súbditos británicos que habían culminado con  
el asesinato del Coronel-general Lee Stack, comandante en jefe  
del ejército (noviembre, 1924), y un nuevo motín que supuso el ꢗn  
del condominio anglo-egipcio sobre Sudán.  
Henderson buscó avanzar en normalizar las relaciones an-  
glo-egipcias, mediante un tratado complementario. Sin instruc-  
ciones, asistió a los funerales de Zaghloul Pasha (1927), opositor  
a Inglaterra:  
9
Ibidem, p. 113.  
0
Ibidem, p. 139.  
1
1
48 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
Anyway, when he died, archenemy of Britain though he was  
supposed to be, I decided as Acting High Commissioner to at-  
tend his funeral… ꢕus in the end, aꢙer all the vicissitudes of  
Zaghoul’s career, the British representative in Egypt was one  
of Zaghoul’s principal mourners. I never heard whether H.M.  
Government approved my action or not, but certainly it did not  
harm in Egypt.11  
Su desafío fue la controversia con George Lloyd, nombrado  
Alto Comisionado en noviembre de 1925. Lloyd –compañero en  
Eton- había llegado con la instrucción de lograr el acuerdo bila-  
teral, lo cual suponía apaciguamiento, concesiones y renuncias.  
Nuevamente, la autonomía, el apaciguamiento y la atracción a  
líderes carismáticos constituyeron caracteres de su conducta. Al  
mismo tiempo, del conꢛicto con Lloyd emergió la imagen de un  
Henderson conꢛictivo, enfrentado a un embajador político.  
Su último puesto subordinado, Ministro Consejero de la Em-  
bajada en París (1928-1929), le permitió asistir a la ꢗrma del Pacto  
Briand-Kellog. En diciembre de 1929, Nevile Henderson asumió  
su primera Jefatura de Misión en Yugoslavia.  
IV Belgrado (1929-1935). La primera estación  
Henderson no quería ir a Belgrado. Sin embargo, asumió como  
Ministro de la Legación en Yugoslavia, conocida hasta octubre de  
1
929, como el “Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos”.  
Ello, daba cuenta del cambio: en enero de 1929, un golpe de  
Estado había abolido la Constitución de 1921 e inhabilitado el  
Parlamento. Aunque el movimiento se inscribía en una corriente  
regional, el nuevo nombre obedecía a una dinámica propia; el cen-  
tralismo serbio enfrentaba las aspiraciones confederales de croatas  
y eslovenos, ex-súbditos del Imperio Austro-Húngaro.  
El golpe culminó en una Constitución (1931), por la cual el rey  
Alejandro acaparó el Poder Ejecutivo, pudiendo nombrar y desti-  
tuir ministros, gobernadores, y funcionarios públicos y designar la  
11  
Ibidem, p. 159-160.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 149  
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mitad del Senado. Asimismo, se abolió el voto secreto y universal,  
se prohibieron los partidos regionales, religiosos o raciales, y se res-  
tringieron las libertades de reunión, asociación y de prensa.  
Henderson buscó atraer la atención inglesa hacia un país que  
consideraba geopolíticamente relevante, pero que era ignorado  
por el gobierno británico y por el Foreign Oꢀce, empeñado en  
entenderse con Italia. Apoyó también al rey Alejandro, con quien  
cultivó una amistad, articulada en torno a su admiración al mo-  
narca, y a la caza.  
Henderson incrementó la inꢛuencia británica en Yugoslavia, y  
apoyó iniciativas que contribuyeron a la paz, como el acercamien-  
to a Bulgaria. Sin embargo, el resultado global fue negativo, pues  
transmitió percepciones equivocadas sobre Yugoslavia a Inglate-  
rra, y sobre Inglaterra a Yugoslavia.  
Sus despachos tenían sesgo proyugoslavo, y transparentaban  
su admiración hacia Alejandro. Criticaba los comentarios ne-  
gativos sobre el rey y el país en la prensa británica, solicitando al  
Foreign Oꢀce, hacer gestiones ante los medios de comunicación  
para silenciar las críticas. El vínculo con Alejandro terminó con  
el asesinato del monarca en octubre de 1934: “So far as I was con-  
cerned, I remember that I felt more emotion at King Alexander’s  
12  
funeral that I had felt at any other except my mother’s”.  
Esta parcialidad inquietó a Londres. En enero de 1935, el Se-  
cretario General, Robert Vansittart, lo reprendió por una carta  
al Regente de Yugoslavia, príncipe Pablo, en la cual apoyaba los  
reclamos de Yugoslavia contra Italia. Vansittart se quejó particu-  
larmente de las aꢗrmaciones que Roma apoyaba a los separatistas  
croatas y macedonios, y que Italia estaba involucrada en el asesina-  
to de Alejandro:  
Whatever our private convictions, Vansittart wrote, was it  
really wise even to suggest by implication to Prince Paul that  
His Majesty’s Government share the views which he presuma-  
bly holds himself about the inherent mischievousness of Ita-  
1
2
Ibidem, p. 197.  
1
50 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
lian policy? 13 Are we convinced of this and do we wish Prince  
Paul to think that we are convinced of it?14  
Henderson respondió que el Príncipe Pablo sabía que el go-  
bierno británico no compartía sus opiniones personales. Igual-  
mente, se quejó al Foreign Oꢀce sobre su poca sensibilidad hacia  
las acciones italianas, indicando que ese país debía ser persuadido  
a limitar sus ambiciones.  
Henderson también fue conocido por su simpatía a las de-  
mandas alemanas, y su convicción que ellas debían conducir a  
una revisión del orden de Versalles. Advirtió la importancia de la  
penetración alemana en los Balcanes, la inviabilidad de Austria y  
Checoslovaquia, y la conveniencia de un entendimiento anglo-ale-  
mán que reconociera la hegemonía alemana en Europa Central, y  
la importancia de Yugoslavia para contener a Italia. La contradic-  
ción entre ambos planteamientos escapaba a su entendimiento.  
V Buenos Aires (1935-1937). El interludio rioplatense  
Buenos Aires fue una corta estancia, donde las principales pre-  
ocupaciones fueron económicas: cuota de importación de carne  
argentina, e intereses de empresas británicas (frigoríꢗcos y ferro-  
carriles). Igualmente, atisbó el ꢗn del predominio británico en  
América del Sur, en beneꢗcio de los Estados Unidos.  
I had suggested to the Foreign Oꢀce that so long as the situ-  
ation remained unsettled in Yugoslavia, I should remain at Bel-  
grade instead of proceeding to my new post at Lisbon. Some six  
months aꢙer King Alexander’s assassination that Department  
changed its mind and oꢘered me the Embassy at Buenos Aires  
in place of that at Lisbon. I was exceedingly loath to leave Eu-  
rope… ꢕe Argentine was very far away from the centre of the  
coming storm, and I begged hard that the previous arrangement  
13  
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 37.  
14  
Neville Peter. Appeasing Hitler: ꢁe Diplomacy of Sir Neville Henderson, 1937–39,  
Palgrave Macmillan, Londres, 1999, p. 15  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 151  
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as regards Lisbon should not be cancelled. But my petition was  
in vain.15  
Ello, no le apartó de la política europea. Apoyó la ꢗrma del  
Acuerdo Hoare-Laval (1936), que buscaba terminar la guerra en-  
tre Italia y Etiopía, concediendo a la primera gran parte de sus am-  
biciones. Aunque el argumento –war to prevent war is a reductio  
16  
ad absurdum. coincidía con su pensamiento tradicional, el desti-  
natario y el tono del mensaje estaba destinado a congraciarse con  
Vansittart.  
Sin embargo, fue imprudente a propósito de las Islas Malvi-  
nas. En carta al Ministro, Anthony Eden, sugirió que dado que  
los títulos británicos eran débiles, el reconocimiento británico de  
los derechos argentinos a las islas, a cambio que Inglaterra mantu-  
viera su ocupación era una solución. Eden le recordó que las bases  
legales inglesas eran menos débiles que lo que se creía.17  
Su nombramiento como embajador en Berlín, comunicado en  
enero de 1937, fue una sorpresa, pues Berlín era el puesto más im-  
portante de la diplomacia británica y Buenos Aires se encontraba  
en la periferia:  
I can still vividly recall my ꢗrst reaction on ascertaining  
its contents… In the ꢗrst place a sense of my own inadequacy  
for what was obviously the most diꢀcult and most important  
post in the whole diplomatic service.18 When this news came  
through, Neville Henderson was ꢗꢙy-ꢗve, in post in something  
of a diplomatic backwater, and on the face of it destined to serve  
out the rest of his diplomatic career on the periphery of the great  
events, which were taking place in Europe. He was a hard-work-  
ing, competent diplomat with a ꢛair for personal friendship. But  
1
5
Henderson, op. cit., p. 198.  
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
16  
der”, Journal of Contemporary History, Vol. 33, No. 4, Oct., 1998, p. 614.  
17  
Dodds Klaus. Pink Ice: Britain and the South Atlantic Empire, I.B.Tauris, Lon-  
dres. 2002, p. 39-40.  
18  
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 3.  
1
52 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
he was also, as his record showed, prone to the sin of identifying  
himself too closely with the countries to which he had been ac-  
19  
credited, and cutting diplomatic corners when it suited him.  
VI Berlín (1937-1939). Los varios actos de una tragedia ꢁnal  
El actor y el guión  
A ello, se agregaba el sentido místico que Henderson atribuyó  
a su misión. Reconociendo su incapacidad personal, entendió que  
su nombramiento sólo podía signiꢗcar que había sido especial-  
mente seleccionado por la Providencia para preservar la paz entre  
Alemania y Gran Bretaña.  
Cabe abordar dos cuestiones: ¿Porque se eligió este actor? y  
cuál era el guion que debía desempeñar? Sobre el nombramiento  
¿
de Henderson, cabe indicar:  
a) Desde principios de 1936, el Foreign Oꢀce era consciente  
de la necesidad de retirar al Embajador en Berlín, Sir Eric  
Phipps, crítico del régimen nazi.  
b) En el contexto de la transición del Primer Ministro Stanley  
Baldwin a Neville Chamberlain, la elección de Henderson  
fue decidida por el Secretario General, Robert Vansittart, y  
el Ministro de Asuntos Exteriores, Anthony Eden.  
c) Vansittart defendió a Henderson, pues era diplomático; un  
embajador de carrera parecía mejor que una designación  
política. Además, había tratado con líderes autoritarios y,  
como había servido en la periferia europea, no pertenecía a  
la tradición pro-francesa que dominaba el Foreign Oꢀce.  
d) Los otros diplomáticos candidatos se identiꢗcaban con la  
política de apaciguamiento.  
Ello, plantea la segunda cuestión: Henderson fue elegido para  
desempeñar el guion del apaciguamiento. Aunque se asocia a Ne-  
ville Chamberlain (1937-1939), el apaciguamiento comenzó con  
los gobiernos de Ramsay MacDonald y Stanley Baldwin, y busca-  
ba ahorrar el costo humano de una guerra y realizar cortes en los  
presupuestos militares, para enfrentar la crisis económica.  
19  
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op cit., p. 44.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 153  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
A ello, se añadían algunas convicciones: (a) El desinterés por  
Europa Central; la diplomacia británica se articulaba en torno a la  
Europa Occidental y particularmente de Francia; (b) Había cierta  
comprensión antes las demandas de Alemania. Aunque el Trata-  
do de Versalles había organizado a Europa en torno al principio  
de las nacionalidades, los alemanes no habían podido acceder a él;  
en consecuencia, vivían en otros estados (Austria) o constituían  
minorías (Checoslovaquia, Polonia). La opinión ilustrada británi-  
ca, recordando la historia de entendimiento con Alemania, sim-  
patizaba con las aspiraciones germanas.  
2
0
Por ello, la asunción de Adolfo Hitler y su programa revi-  
sionista, fue enfrentado con una política que, aunque postulaba  
la contención por la acción colectiva (Liga de las Naciones), deri-  
vó en contener las ambiciones alemanas e italianas, mediante su  
aceptación parcial.  
Ello, comenzó con las cláusulas militares del Tratado de Ver-  
salles. De manera subrepticia, Alemania reconstituía su fuerza  
militar, lo que era conocido por Francia e Inglaterra. En febrero  
de 1935, ambos países propusieron a Alemania la igualdad de ar-  
mamentos, y garantizar las fronteras en Europa Central.  
La respuesta alemana fue sorpresiva: el 16 de marzo de 1935,  
Hitler restableció el servicio militar obligatorio, creando un ejérci-  
to de medio millón de efectivos. Aunque las advertencias inglesas,  
21  
italianas, francesas, y de la Liga de las Naciones se sucedieron,  
la oferta alemana de un pacto naval al Reino Unido fue acogida,  
y condujo a un acuerdo que suponía el reconocimiento británico  
del ꢗn de las limitaciones militares alemanas, cuyo contenido se  
mantuvo en reserva:  
Mussolini tomó buena nota de la “perꢗdia de Albión”. Se po-  
día jugar al apaciguamiento de Hitler. Por otra parte, la cínica  
actitud de Inglaterra al pasar por alto el Tratado de Versalles  
le incitó a creer que Londres no podía tomar muy a mal que se  
2
0
1
Enero 1933.  
2
Frente de Estresa.  
1
54 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
burlase el Pacto de la Sociedad de las Naciones. El 3 de octubre  
de 1935… sus ejércitos invadieron el antiguo reino montañoso  
de Abisinia. La Sociedad, encabezada por la Gran Bretaña y  
apoyada fríamente por Francia… aprobó prontamente las san-  
ciones. Pero fueron sólo sanciones parciales… No impidieron  
que Mussolini conquistara Etiopía, pero destruyeron la amistad  
de la Italia fascista con Inglaterra y Francia, y condujeron a una  
2
2
rotura del frente de Estresa contra la Alemania nazi .  
La siguiente crisis ocurrió en marzo de 1936 cuando, acusan-  
do la aprobación del Pacto de Asistencia franco-soviético, Hitler  
denunció el Tratado de Locarno, y reocupó el territorio situado  
al oeste del Rin, desmilitarizado desde 1918. Aunque advertido  
por su embajador, el sorprendido gobierno francés recurrió al go-  
bierno británico, encontrando indiferencia. La opinión pública  
entendía que las tropas alemanas estaban entrando en su propio  
país. Anthony Eden informó a la Cámara de los Comunes: “La  
ocupación de la zona del Rin por la Reichswehr representa un  
duro golpe a la inviolabilidad de los tratados. Afortunadamente  
añadió- no tenemos razón alguna para suponer que la acción ale-  
23  
mana amenace hostilidades”.  
Este era el guion de la trama de Henderson desde su arribo a  
Berlín, el 1º de mayo de 1937. Y el era conscience: “Personally I  
have always felt that the psychological moment for allied resis-  
tance to Nazism was March 1935 […] by 1937 all hope or possibili-  
2
4
ty of stopping Germany except by force […] had gone”.  
Primer acto: 1937 el acercamiento anglo-alemán  
En su viaje desde Argentina, Henderson leyó Mi Lucha, y se  
reunió con funcionarios del Foreign Oꢀce (redactó sus propias  
instrucciones). Igualmente, tuvo una entrevista con Chamber-  
2
2
2
2
3
4
Shirer William. Auge y caída del III Reich, Luis de Caralt, Barcelona, 1962, p. 328.  
Ibidem, p. 333.  
Henderson Neville. Water under the Bridges, op. cit., p. 209.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 155  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
25  
lain, Primer Ministro presentido. Los archivos personales de  
Henderson desaparecieron, y en los Chamberlain la reunión no  
aparece.  
El encuentro trajo una diꢗcultad anexa; Henderson se vio  
como un enviado directo del Primer Ministro en Alemania, cuya  
tarea era mejorar las relaciones anglo-alemanas, reanudando la tra-  
dición interrumpida a principios del siglo XX. Como corolario,  
2
6
el embajador se orientó por instrucciones del Primer Ministro.  
Los desentendimientos antecedieron el viaje a Berlín. El 22 de  
abril, en una cena en Windsor, Henderson comentó las relacio-  
nes anglo-alemanas, generando la crítica del Jefe de Gabinete del  
Ministro Eden. Desde su llegada a Berlín fue indiscreto, adoptó  
decisiones inconsultas y divergió con sus instrucciones.  
En un memorándum a su superior, Orme Sargent, el 10 de  
mayo de 1937, esbozó una visión sobre la relación bilateral, que  
se apartaba de la ortodoxia. Recordaba que mientras el Reino  
Unido era geográꢗcamente excéntrico a Europa, Alemania estaba  
en el centro del continente, por lo cual el choque de intereses era  
marginal. Además, la amistad anglo-alemana tenía benéꢗcas con-  
secuencias en Asia, Medio Oriente, y Mediterráneo, frente a las  
apetencias rusas e italianas (visión del geopolítico anglo-alemán  
Joseph Chamberlain).  
Por ello, entendía que Inglaterra no debía acompañar la polí-  
tica francesa de acercamiento a los países de la Pequeña Entente  
(
Checoslovaquia, Rumania y Yugoeslavia), sino acercarse a Ale-  
mania. Creía que Gran Bretaña no debía oponerse al predominio  
económico y político de Alemania en Europa Central y Oriental.  
La alternativa era blufear (oponerse sin actuar), o volver a 1914.  
Este memorándum que causó molestia, se acompañó de va-  
rias indiscreciones. A las semanas de llegar a Berlín, Henderson  
escribió al Alto Comisionado de Australia en Londres, sobre las  
relaciones anglo-alemanas. Conforme al embajador, Austria iba a  
integrarse al Reich, pese al Tratado de Versalles, y lo mismo iba  
2
5
6
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, p. 7.  
Ibidem, p. 8.  
2
1
56 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
a ocurrir con los Sudetes. Austria y Checoslovaquia no eran si-  
tuaciones que merecieran que el Imperio Británico arriesgara la  
paz. “To leave large blocks of Germans outside Germany and on  
Germany’s very frontiers is merely to invite the rising of another  
Hitler”.27  
Otra indiscreción tuvo lugar durante la entrevista del 24 de  
mayo de 1937 con Hermann Goering, de quien llegaría a ser ami-  
go. El informe de la entrevista fue criticado por el Ministro Eden,  
puesto que Henderson no sólo no había contestado la declaración  
de Goering sobre una política británica anti-alemana, sino tam-  
bién porque reconoció haber dicho que Eric Phipps había sido in-  
sensible a las preocupaciones alemanas, rompiendo la regla que los  
embajadores no criticaban a sus predecesores.  
La situación se agravó cuando el Foreign Oꢀce tomó conoci-  
miento, gracias al embajador francés André Francois-Poncet, que  
Henderson había aceptado la invitación para asistir al Congreso  
Nazi, en Núremberg, en septiembre. Como apuntó Vansittart, un  
embajadornodebíatomarunadecisióntanimportantesinconsulta  
previa, y tampoco debía anunciarla primero a un colega extranjero.  
La explicación de Henderson (dado que estaba acreditado pa-  
recía conveniente la asistencia), agravó el malentendido. El mis-  
mo mes de junio, y aprovechando la autorización de Chamber-  
lain para cometer indiscreciones calculadas, Henderson apoyó  
la idea de una unión austro-alemana ante el Ministro austríaco  
en Berlín, Stefan Tauschitz. Nuevamente, el Foreign Oꢀce se  
enteró de un acto de su embajador por una Cancillería extran-  
jera. Eden le escribió el 22 de junio, indicando que los austríacos  
lo acusaban de haber dicho que “Austria era tan alemana como  
Alemania”, y agregó estar seguro que Henderson no podría ha-  
ber dicho esas palabras alejadas de la política británica. El 28 de  
junio, Henderson aceptó que había descrito a los austríacos como  
alemanes”, justiꢗcándose en que el Canciller Dollfuss había usa-  
do esa misma expresión. Agregó haber dicho que si Austria por  
propia voluntad se reunía a Alemania, no veía razones éticas para  
desconocer ese derecho.  
2
7
Henderson Neville. Water under the Bridges, op. cit., p. 220.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 157  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
La siguiente indiscreción fue conocida a través del embajador  
estadounidense en Berlín, William Dodd, sorprendido por las de-  
claraciones de Henderson en favor de una alianza anglo-alemana.  
El 1º de junio de 1937, Henderson realizó un discurso ante  
la Deutsche-Englische Gessellschaꢂ, donde –ante un público que  
comprendía jerarcas nazis- aꢗrmó que mucha gente en Inglaterra  
tenía una errada concepción sobre el régimen nazi, destacando el  
experimento social que se estaba realizando en Alemania, y for-  
mulando la esperanza que su país pudiera demostrar ser un ami-  
go importante de Alemania. El discurso consternó a los políticos  
británicos, y obligó al gobierno a defenderlo en la Cámara de los  
Comunes. La molestia del Foreign Oꢀce se acrecentó, cuando se  
recibió otro despacho de Henderson (5 de julio), donde repetía los  
argumentos a Sargent.  
El 14 de julio, Henderson escribió a Maxwell Garnett, fun-  
cionario de la Liga de las Naciones, arguyendo que, a menos que  
todos los estados europeos fueran miembros de esta, no obtendría  
resultados. Henderson recordaba que la unidad alemana era in-  
evitable, y que Alemania tenía derecho a fronteras nacionales. To-  
dos criticaron este nuevo error:  
ꢕis kind of thing cannot go on. Sir N. Henderson seems to  
have failed to grasp the responsibilities of his position. It seems  
incredible that he should have sent us a copy of the letter like  
this without apparently realizing what he has done... In 35 years’  
experience I cannot recall such a series of incidents created by an  
Ambassador - and in so short a while. He is exceeding his func-  
tions and exceeding them lightheartedly. Henderson, concluded  
Vansittart, was misrepresenting British policy to the Germans,  
and the Foreign Oꢀce would have to look at this series of inci-  
2
8
dents ‘ and try and ꢗnd means for improving his judgement’.  
2
8
Neville Peter. “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 73.  
1
58 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
La asistencia de Henderson al Congreso Nazi (10-11 de sep-  
tiembre de 1937), y sus comentarios sobre el movimiento juvenil  
fueron vistos como aprobación a la ideología nazi. Durante la vi-  
sita y por segunda vez desde su llegada, Henderson pudo entre-  
vistarse con Adolfo Hitler de quien destacó la racionalidad, y su  
especial interés en alcanzar un acuerdo anglo-alemán, que incluía  
un arreglo sobre las colonias alemanas perdidas en 1918. Hitler es-  
taba complacido con la asistencia de embajadores occidentales a  
29  
Núremberg y elogió a Henderson.  
También se entrevistó con otros líderes del partido y profundi-  
zó su visión sobre las “almas” del nazismo: el ala dura representada  
por Joseph Goebbels, Heinrich Himmler, y Joachim Von Rib-  
bentrop, y el grupo más moderado, cuyos exponentes eran Her-  
mann Goering y Rudolf Hess, a los que Henderson agregaba el es-  
tablishment diplomático y algunos generales. Este razonamiento  
ignoraba que Hitler era el más extremista de todos.  
En noviembre de 1937, Henderson pudo ejecutar un gran  
avance. Luego de la postergación de la visita a Londres del Minis-  
tro Alemán de Relaciones Exteriores, Konstantin Von Neurath, el  
Presidente del Consejo de los Lores Edward Halifax, viajó a Berlín,  
invitado por Herman Goering. La visita fue ilustrativa de los des-  
acuerdos entre Henderson y el Foreign Oꢀce, la difícil relación en-  
tre Henderson y la prensa británica, y el vínculo con Chamberlain.  
Inicialmente, Henderson dudaba de la visita; sin embargo, sus  
dudas desaparecieron en una entrevista con el Primer Ministro el  
2
8 de octubre de 1937. Chamberlain veía el viaje como una opor-  
tunidad para establecer contactos de alto nivel con el liderazgo  
nazi, a través de una diplomacia presidencial; el Primer Ministro  
3
0
divergía del Foreign Oꢀce. Halifax se encontró con Hitler.  
29  
En junio de 1937, el primer ministro de Canadá, William Lyon Mackenzie King,  
visitó Berlín. Durante la misma visita, le dijo a Henderson que Hitler había dicho que  
a todos les caía bien y sentía que tenía una buena comprensión de los problemas alema-  
nes, un comentario que alimentó la vanidad de Henderson. Sin embargo, Hitler llamó  
a Henderson “el hombre del clavel” (una referencia al clavel rojo que Henderson siem-  
pre usaba) y lo despreciaba, encontrando que tenía modales demasiado soꢗsticados.  
3
0
También con Neurath, Goering y Goebbels.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 159  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
El 19 de noviembre mantuvieron una larga conversación, y en  
el largo y secreto memorándum que sobre ella redactó la Oꢗci-  
na de Asuntos Exteriores emergieron tres puntos: Chamberlain  
estaba de lo más ansioso por un entendimiento con Alemania  
y por recibir propuestas de conversaciones entre los dos países  
en un nivel ministerial; la Gran Bretaña quería un entendimien-  
to general en Europa, en pago del cual estaba dispuesta a hacer  
concesiones a Hitler en cuanto a colonias y a la Europa del Este;  
Hitler, por el contrario, no estaba interesado, de momento, por  
ninguna clase de acuerdo anglo-alemán. Teniendo en cuenta el  
resultado más bien negativo de la entrevista, fue sorprendente  
para los alemanes que los británicos parecieren estar animados  
por lo poco que se obtuvo.31  
La entrevista satisꢗzo a Henderson preocupado por la dimen-  
sión moral de la política exterior británica. La visita también re-  
levó su conꢛictiva relación con la prensa británica, donde su po-  
sición no era fácil: que ante las autoridades alemanas (Goebbels),  
tenía que explicar que la democracia británica no podía controlar  
la prensa, mientras advertía a las autoridades británicas que sus in-  
tentos para mejorar las relaciones anglo-alemanas eran afectados  
32  
por los periódicos. En esta ocasión, Chamberlain estuvo de su  
33  
parte, aunque el Foreign Oꢀce no. Asimismo, desde mediados  
de 1937, su salud fue afectada por el cáncer. El 21 de junio, escri-  
bió a Eden, indicándole que sentía que algo andaba mal. El Minis-  
tro le respondió en términos solícitos.  
Henderson esperaba que la visita de Halifax se expresaría en  
un acercamiento entre Inglaterra y Alemania, articulado en torno  
3
1
Shirer William, op. cit., p. 342.  
El 14 de noviembre ꢁe Evening Standard publicó un artículo sobre el viaje de Ha-  
32  
lifax, aludiendo a un acuerdo por el cual Alemania obtendría “vía libre” en Europa  
Central, a cambio de renunciar a sus pretensiones coloniales. Henderson sugirió pos-  
tergar la visita, una exageración, pues los periódicos más importantes, como  e T i -  
mes, habían publicado artículos favoreciendo el entendimiento anglo-alemán.  
3
3
Chamberlain recomendó mantener la visita y, junto con pedir apoyo a la prensa  
ꢁ e T i m e s y ꢁe Daily Telegraph), ordenó a su Secretario de Prensa desautorizar  e  
Evening Standard ante el Agregado de Prensa de la embajada alemana.  
(
1
60 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
a las colonias alemanas, y el armamento. Ello, no ocurrió, debido  
a los cambios incubados en 1937. En 1938, Alemania renovó su  
agresiva acción exterior, y su primera fase fue la unión con Aus-  
tria: el Anchluss.  
Segundo acto: El Anchluss  
Desde antes de asumir el cargo, Hitler había expuesto sus in-  
tenciones hacia su país de origen; quería que Austria se integrara a  
Alemania. En julio de 1934, un complot nazi asesinó al Canciller  
Engelbert Dollfuss, provocando la respuesta italiana que lo forzó  
3
4
a desautorizar a los golpistas.  
Las presiones sobre el nuevo Canciller austríaco Kurt von  
Schuschnigg, culminaron en el “Acuerdo de Caballeros” (1936),  
por el cual Austria se reconoció como estado alemán, liberó a los  
conspiradores de 1934 y permitió que nazis ingresaran al gobier-  
no de Viena.  
El “Acuerdo de Caballeros” fue consecuencia del acercamiento  
ítalo-alemán, debido a las sanciones impuestas a Roma. Ello, y el  
distanciamiento con Mussolini, privó a Austria del apoyo italia-  
no, favoreciendo las presiones alemanas, cuyo primer extremo fue  
la entrevista entre Hitler y Schuschnigg, el 12 de febrero de 1938,  
donde los austríacos fueron obligados a aceptar un ultimátum.  
La crisis sorprendió a la diplomacia británica. En enero de  
1
938, Eden y Chamberlain instruyeron a Henderson buscar un  
entendimiento con Alemania sobre la cuestión colonial. Con-  
secuentemente, el embajador se entrevistó con Neurath el 26 de  
enero; el alemán se negó a negociar la cuestión colonial, y advirtió  
que no toleraría interferencia en las relaciones austro-alemanas.  
Luego de la entrevista, Henderson fue llamado a Londres. Su  
regreso a Berlín, el 4 de febrero de 1938, coincidió con la crisis por  
el cese del Ministro de Defensa alemán, Werner von Blomberg,  
reemplazado por el propio Hitler. El cambio se extendió al Co-  
3
4
Al desaparecer Austria-Hungría, el 12 de noviembre de 1918 la Asamblea Nacio-  
nal Provisoria de Austria declaró que Austria integraba la República Alemana. La so-  
licitud fue acogida por la Asamblea de Weimar. Sin embargo, la Conferencia de Paz  
negó la autodeterminación a los austro-alemanes.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 161  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
mandante en Jefe del Ejército, Werner von Fritsch, a otros genera-  
les, y a la Wilhelmstrasse:  
Hitler himself took over command of the German armed  
forces and became supreme War Lord, with General Keitel, a  
serving soldier and a gentleman, performing most of Blomberg’s  
executive functions, but under the direct nominal supervision  
of the Führer.35  
Henderson percibió los efectos psicológicos del cambio. Los  
cambios tuvieron dos efectos inmediatos sobre Henderson: la en-  
trevista con Hitler se postergó para el 3 de marzo y Neurath, fue  
reemplazado por el embajador en Londres, Ribbentrop, quien se  
transformó en un enconado enemigo:  
ꢕe replacement of Neurath by Ribbentrop was a major di-  
saster… I should like to make it clear here that I have no person-  
al quarrel with Herr von Ribbentrop… But from the beginning  
I felt that his vanity, his resentments, and his misconceptions of  
England and English mentality were a serious bar to any pros-  
pect of a better understanding between the two countries; and  
at the end I realized that, as far as lay in his power, no one had  
done more than he did to precipitate the war. For that, there is  
3
6
no hell in Dante’s Inferno bad enough for Ribbentrop.  
La relación con Ribbentrop, diꢗcultó el trabajo de Henderson,  
pues el Ministro no sólo bloqueó su escaso acceso a Hitler, sino  
que lo desacreditó ante él y sus colegas del gobierno.  
La entrevista Henderson-Hitler comenzó con una larga inter-  
vención del embajador, quien se reꢗrió a la necesidad de acordar el  
desarme europeo, las colonias, y Europa Central (Austria y Che-  
coslovaquia), donde, advirtió, los recientes hechos habían genera-  
do preocupación.37  
35  
36  
37  
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 107.  
Ibidem, p. 109.  
Ibidem, p. 114.  
1
62 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
Su respuesta se inició con una nueva crítica a la prensa británi-  
3
8
ca. Sobre las colonias Hitler no pareció interesado y expuso una  
posición similar sobre el desarme.  
Ello, contrastó con su obsesión sobre Europa Central donde,  
indicó, no toleraría interferencias de terceros, recordando la in-  
justicia que se había hecho a millones de alemanes con derecho a  
la autodeterminación. Estaba convencido que el pueblo austríaco  
estaba ganado a las ideas nazis, y el gobierno Schuschnigg contaba  
con el apoyo del 15% del electorado. Austria debía poder elegir, y  
la obstrucción de Francia e Inglaterra impedía un acuerdo.  
Henderson denegó este obstruccionismo; sin embargo, Hitler  
y Ribbentrop recordaron que había defendido el Anschluss, con  
lo que el embajador se enfrentó a sus propias opiniones. Hender-  
son indicó que, a título personal, había expresado ideas que no es-  
taban de acuerdo con las visiones del gobierno británico.  
Mientras, la crisis austríaca se agravó, cuando Schuschnigg de-  
cidió consultar a la población para saber si quería conservar la in-  
dependencia. La idea –que algunos atribuyen al Ministro francés  
en Viena- fue hecha pública el 9 de marzo; el plebiscito se realiza-  
ría el 13.  
El anuncio causó sorpresa en el mundo, rechazo en Italia (que  
se desentendió), e indignación en Alemania, que demandó el re-  
emplazo de Schuschnigg por el líder nazi Arthur Seiyss-Inquart, y  
dispuso el ingreso de tropas a Austria para el 12 de marzo.  
Mientras estos hechos tenían lugar, Henderson entró en con-  
ꢛicto con el Foreign Oꢀce. El Ministro británico en Viena, Mi-  
chael Palairet, había apoyado la convocatoria al plebiscito, consi-  
derándola un riesgo asumible. Ello, había sido compartido por el  
asumido Ministro de Relaciones Exteriores, Edward Halifax.39  
Sin embargo, el 11 de marzo, Henderson argumentó que, aunque  
el método alemán era indefendible, convocar al plebiscito era pre-  
cipitado e imprudente. El mismo día, se reunió con el Ministro  
3
8
9
Su promesa de hacer llegar un documento no fue cumplida.  
3
Durante un encuentro con Ribbentrop Halifax dijo que parecía difícil decirle al Je-  
fe de un Estado que no podía convocar a un plebiscito.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 163  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
austriaco y expresó que, aunque simpatizaba con Schuschnigg,  
creía que el plebiscito era una provocación.  
El 12 de marzo, envió otro telegrama a Londres indicando  
haberse entrevistado con Goering, quien aseguró que las tropas  
alemanas que entraban a Austria, se retirarían cuando la situación  
se estabilizara. Agregó que Goering había dicho, y él había con-  
cordado, que Schuschnigg había cometido una locura.  
Halifax reprendió al embajador, indicándole que la entrevista  
había disminuido la fuerza de la protesta que debía hacer. Hen-  
derson se defendió: “I ꢗnally said to Goering that “even suppos-  
ing the Austrian Chancellor has been unwise, that is no excuse  
4
0
for Germany to be a bully”.  
La posición de Henderson no difería de lo que decidiría el Fo-  
reign Oꢀce. Cuando Viena pidió apoyo (11 de marzo), Londres  
señaló no poder asumir la responsabilidad de aconsejar un curso de  
acción, que expondría a Austria a peligros contra los cuales Inglate-  
rra no podría protegerla. En ese contexto, la imprudencia de Hen-  
derson abría la posibilidad que se pensara que el Reino Unido apro-  
baba el Anschluss, cuando lo que ocurría era que no podía oponerse.  
Tercer Acto: La incorporación de los Sudetes  
41  
La actitud británica ante el Anschluss, afectó el acercamien-  
to anglo-alemán pues los alemanes habían conꢗrmado dos ideas:  
(
1) Inglaterra no entendía la urgencia de la unidad alemana y, (2)  
Alcanzar esa unidad requería la fuerza.  
Cambiar esta perspectiva era urgente, sobre todo después que,  
en su discurso ante el Reichstag el 18 de marzo de 1938, Hitler  
había aludido a diez millones de alemanes que debían su regresar  
a la Patria: “In the years between 1933 y 1938 it was a common  
question to hear, “What does Hitler really want?” It had always  
been answered… in the same sense: ꢗrst, Austria, then the Sude-  
4
0
1
Ibidem, p. 126.  
4
El gobierno austríaco dictó una Ley Constitucional Federal que reconocía a Aus-  
tria como parte del Reich y convocaba un plebiscito el 10 de abril. El gobierno alemán  
dictó una “Ley alemana sobre el regreso de Austria al Estado alemán”, convocando un  
plebiscito el mismo día. Con más del 99% de aprobación, Austria dejó de existir.  
1
64 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
ten Lands; and aꢙer that, the liquidation of Memel, the Corridor  
and Danzig”.42  
Henderson consideraba que los Sudetes era una oportunidad  
para que Inglaterra hiciera entender a Alemania que un acuerdo  
4
3
hacía innecesaria la fuerza. Ello, condenaba a Checoslovaquia  
a un destino similar a Austria. Para Henderson: “[…] unless the  
Sudetes can be made into willing citizens of Czechoslovakia it is  
useless to try to force them to remain unwilling there. It may be  
hard for the Czechs, just as it was hard for the Austria which be  
created aꢙer the war to exist as a practicable entity”.44  
En esta etapa, Henderson esperaba que la diplomacia británica  
alentara un cambio constitucional en Checoslovaquia, transfor-  
mándola en un estado federal de nacionalidades, que permitiera  
que los alemanes desearan permanecer bajo jurisdicción checoslo-  
vaca. Si Inglaterra lograba esto –pese a las reticencias de Praga,  
Francia y la Unión Soviética– demostraría a Alemania el valor de la  
negociación, permitiéndole abordar otros temas, como el desarme.  
Esta posición no estaba alejada de las visiones del Foreign Oꢀ-  
ce (desde 1937, Inglaterra trataba de convencer a las autoridades  
checas de hacer concesiones a los alemanes), de Chamberlain  
(
convencido que el Reino Unido no podía impedir que los checos  
fueran dominados) y del representante británico en Praga, Basil  
Newton.  
El problema de Halifax era que el gobierno británico no desea-  
ba que los alemanes advirtieran su falta de voluntad para respal-  
dar a su aliada francesa. Francia estaba comprometida con Che-  
coslovaquia; pero los franceses buscaban evitar verse obligados a  
honrar ese compromiso, y consiguieron implicar a los británicos.  
4
4
2
3
Idem, p. 130.  
Checoslovaquia había emergido como Estado unitario en 1918 y se fundaba en la  
unión de los checos –habitantes de Bohemia y Moravia- súbditos de Austria, y los es-  
lovacos, súbditos de Hungría. Incluía minorías alemana, polaca, ucraniana y húnga-  
ra. Se había orientado a relaciones privilegiadas con Francia, y con la Unión Soviética.  
Londres no tenía un compromiso formal con Praga.  
4
4
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 128.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 165  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Así, ambos países se involucraron en obligar a los checos a hacer  
concesiones a los Sudetes.  
Londres abandonó su tradicional desinterés en Europa Cen-  
tral. En el verano de 1938 Gran Bretaña tuvo la iniciativa, y el go-  
45  
bierno de Praga fue insensible a sus esfuerzos.  
En este contexto, Henderson aportaba cuatro especiꢗcida-  
des: no creía que Alemania abordara rápidamente los Sudetes;  
además, pensaba que involucrar a la Unión Soviética era inconve-  
niente. Asimismo, suponía que con cambios internos en Checo-  
4
6
slovaquia la cuestión podía no plantearse. Por último, advertía  
que la integridad checoslovaca debía preservarse, pues la pobla-  
ción no era germana.  
Por ello, en su entrevista con Goering el 16 de abril, Hender-  
son mantuvo la incertidumbre sobre la política británica. Goering  
abordó la división de Checoslovaquia entre Alemania, Polonia y  
Hungría, pero Henderson le advirtió que era posible que la agre-  
sión tuviera consecuencias graves.  
Aunque Henderson pensaba que Alemania no estaba prepara-  
da para la guerra en 1938, creía en la justicia del reclamo alemán.  
Además, era escéptico sobre la capacidad del gobierno checo para  
mantener a los alemanes dentro del país, y entrevió una solución  
que involucrara una forma de devolución: “On the broadest mor-  
al grounds it was thus, diꢀcult to justify oꢜand the refusal of  
the right of self-determination to the 2.750.000 Sudetens living  
in solid blocks just across Germany’s border”.47  
45  
El 23 de marzo de 1938, Halifax ordenó a Newton informar a los checos que las  
obligaciones inglesas eran sólo las de un miembro de la Sociedad de las Naciones con  
otro miembro; al mismo tiempo, le pedía expresar que Inglaterra había llegado a la  
conclusión que era incapaz de asumir cualquier compromiso más directo y deꢗniti-  
vo. Chamberlain ratiꢗcó esta posición en la Cámara de los Comunes, el 24 de marzo  
(
Ibidem, p. 136).  
4
6
El 16 de marzo de 1938, Henderson reiteró a Halifax que los intereses británicos y  
la moral requerían insistir en la igualdad para la minoría alemana. Reunido con Vo-  
jtech Mastny, ministro checo en Berlín, elogió el tratamiento checo de sus minorías,  
pero advirtió que tenía problemas con sus nacionalidades (checos, eslovacos, magia-  
res, alemanes, polacos y ucranianos). Henderson sugirió transformarse en un estado  
federal, y propuso que Praga reorientara su política sobre el eje Praga-Berlín-París.  
4
7
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p.131.  
1
66 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
La tensión se acrecentó el ꢗn de semana del 20-21 de mayo de  
1
938, cuando el gobierno checo, respondiendo a rumores sobre un  
ataque alemán, ordenó una movilización parcial. Henderson estu-  
vo involucrado, pues esos días parte importante del personal diplo-  
mático salió de vacaciones, lo que se relacionó con la decisión checa.  
Henderson creía que los rumores eran falsos, como conꢗrma-  
ron sus agregados en la frontera. Para su sorpresa, periódicos in-  
gleses insistieron en que había habido una amenaza, y que Francia,  
con el respaldo del Reino Unido, había defendido Checoslovaquia.  
Además, Halifax le instruyó reiterar a Ribbentrop la adverten-  
cia que si Alemania recurría a la fuerza el resultado era imprevisi-  
ble, y no estaba garantizado que Inglaterra permaneciera neutral.  
El 21 de mayo, Henderson tuvo dos tormentosas entrevistas con  
Ribbentrop, donde el ministro acusó al embajador de violar el  
protocolo, y ordenó no entregar información militar a la emba-  
jada británica. Además, tuvo que dar explicaciones a alemanes y  
a franceses, debido a la confusión entre las vacaciones de su perso-  
nal y el rumor.  
La crisis fue interpretada diferentemente por Henderson y por  
el Foreign Oꢀce. Para el embajador, fue una maniobra del Presi-  
dente Benes que irritó a Hitler, que no debía repetirse; para Lon-  
dres fue un intento de agresión alemana disuadido por la ꢗrmeza  
4
8
del embajador y del gobierno.  
Los archivos alemanes –descubiertos en 1945- muestran que  
49  
Henderson tuvo razón. El 21 de mayo el Jefe de la OKW, plan-  
teó a Hitler que el Anschluss obligaba a ajustar la Directiva del  
5
0
Plan “Verde”, que no preveía un ataque a Checoslovaquia. Sin  
embargo, el 30 de mayo Hitler aprobó una nueva Directiva en la  
que señalaba que había decidido “aplastar” Checoslovaquia por  
una acción militar, y ꢗjaba como límite el 1º de octubre de 1938.5  
1
4
8
El 28 y 29 de abril de 1938 había habido conversaciones anglo-francesas sobre  
Checoslovaquia.  
4
9
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.  
5
0
Plan de Operaciones contra Checoslovaquia.  
51  
Benoist-Méchin André. Histoire de lꢃarmée allemande, Tomo II, Robert Laꢘont,  
966, p. 440.  
1
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 167  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Entre mayo y septiembre de 1938, Henderson tuvo motivos de  
preocupación. No pudo deshacer el malentendido de la crisis de  
mayo. Al mismo tiempo, perseveraba en su opinión que ni el go-  
bierno, ni la población alemana querían entrar en guerra. Además,  
se radicalizó. Ante todo, respecto de las autoridades checoslova-  
cas; la movilización lo convenció de la irresponsabilidad del Pre-  
sidente Benes. Henderson defendió la necesidad de las presiones  
para recordar que la solución al problema de los Sudetes interesa-  
ba a Europa, pero estaba en Checoslovaquia. Ello, era acuciante  
pues Henderson seguía creyendo que la posición británica debía  
determinarse moralmente, reconociendo la demanda alemana.  
Inglaterra debía promover el principio defendido en 1914.  
El empeño en la autodeterminación de los Sudetes, le hizo  
perder de vista los derechos de los checoslovacos, particularmente  
cuando fue evidente, el verano de 1938, que la crisis se extendía a  
otras minorías nacionales. Henderson era consciente del irreden-  
tismo polaco sobre Teschen y húngaro sobre Rutenia, pero ignoró  
que ambos eran consecuencia del separatismo alemán.  
Conservar Checoslovaquia parecía imposible; Henderson evo-  
lucionó hacia la restitución de los Sudetes, acompañada de una ga-  
rantía a una Checoslovaquia amputada.  
Henderson no era anti-checo, sin embargo, su obsesión lo hizo  
criticar los planes checos de autonomía, y a presionar por un rápi-  
52  
do informe de la Misión Runciman, idealmente antes del Con-  
greso Nazi.  
Durante el verano, Henderson reforzó sus redes; la primera  
con su colega en Praga, Basil Newton. La segunda con el emba-  
jador de Francia, André François-Poncet, y el embajador de Italia,  
Bernardo Attolico, para alejar la amenaza de la guerra, propiciada  
por el partido “extremista” alemán, y garantizar la incorporación  
pacíꢗca de los Sudetes a Alemania. Ello era heterodoxo, aún para  
el heterodoxo Henderson.  
52  
A ꢗnes de julio de 1938, el gobierno británico envió a Lord Walter Runciman a  
mediar entre el gobierno de Praga y el Partido Alemán de los Sudetes, de Konrad  
Henlein. La misión presionó por concesiones a la minoría alemana, pero concluyó  
que la solución era la cesión de los Sudetes a Alemania. El informe fue entregado a me-  
diados de septiembre de 1938.  
1
68 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
Henderson reconocía que las relaciones con Ribbentrop y con  
53  
parte de la Cancillería alemana empeoraban. El Jefe del Depar-  
tamento Político Ernst Woermann se negó a remitir directamen-  
te a Hitler un mensaje personal de Chamberlain, solicitando pa-  
sar por Ribbentrop. Igualmente, en una entrevista personal, el 1º  
de septiembre de 1938, Henderson advirtió a Ribbentrop sobre la  
probabilidad que Inglaterra se involucrara, si Francia entraba en  
guerra con Alemania.  
Por ello, se acercó al Secretario de Estado de Asuntos Exterio-  
res, Ernst von Weizsäcker, con quien llegó a compartir el concep-  
to de una “disolución química” de Checoslovaquia –a partir de  
los reclamos internos- frente a la “disolución mecánica” –la gue-  
rra- preconizada por Ribbentrop. Henderson nunca entendió la  
diferencia con su contertulio; el embajador entendía que la auto-  
determinación conservaba el Imperio Británico, el Secretario de  
Estado la utilizaba para expandir su país.  
Además, Henderson era indiscreto: en junio de 1938, reꢗrió  
a Weizsäcker una iniciativa británica secreta, cuando los checos  
fueron advertidos que serían abandonados, si no hacían concesio-  
nes. Henderson pensó que Weizsäcker, a quien consideraba anti-  
nazi, no transmitiría la indiscreción a Ribbentrop. Sin embargo,  
lo hizo y Ribbentrop, que la consideró un ejemplo de hipocresía,  
la informó a Hitler.  
En el mismo período, Henderson tuvo oportunidad de acer-  
5
4
carse a otros miembros de la naciente oposición alemana, con-  
trarios a que Alemania entrara en guerra. Sin embargo, invocando  
el principio de no intervención, y el hecho que la oposición no se  
oponía a la incorporación de los Sudetes, sino solo a la alternativa  
bélica, Henderson hizo lo posible para impedir todo contacto del  
53  
Cuando el gobierno británico despachó la Misión Runciman, Ribbentrop ins-  
truyó a Weizsäcker quejarse a Henderson, pues el anuncio se había hecho antes que  
el Gobierno alemán hubiera sido informado. Henderson consideró inútil la queja,  
pues el gobierno alemán había aꢗrmado que no inꢛuía en el Partido Alemán de los  
Sudetes.  
5
4
Casi todos estos valerosos seres perseverarían en su idea hasta el día en que, cogidos  
y torturados, fueron ahorcados, decapitados al hacha, o simplemente asesinados por  
las S.S. (Shirer, op. cit., p. 417).  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 169  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
grupo con Inglaterra: “El primer emisario de los conspiradores,  
Edwald von Kleist… llegó a Londres el 18 de agosto. El embaja-  
dor en Berlín, Henderson… previno al Foreign Oꢀce que no sería  
55  
prudente recibir a Kleist oꢗcialmente”.  
5
6
Según Henderson, la oposición era inexistente. Septiembre  
de 1938 fue el mes más importante para Henderson. Se inició  
cuando asistió al Congreso Nazi, acompañado por un guardaes-  
paldas de las S.S., con quien cayó en sus habituales indiscreciones,  
reportadas a las autoridades alemanas, y recogidas por un corres-  
ponsal británico.57  
Al mismo tiempo, tuvo una nueva diferencia con el Foreign  
Oꢀce; el 6 de septiembre, Halifax le pidió entrevistarse con Hit-  
ler para advertirle que, en caso de un ataque a Checoslovaquia, In-  
glaterra intervendría, debido a que, si Francia entraba en guerra,  
no podía permitir su derrota. Henderson se opuso, pues conduci-  
ría a Hitler a una mayor agresividad. Ante la insistencia, advirtió  
el 10 de septiembre sobre la inoportunidad de ejecutarla.  
Para justiꢗcarse, Henderson analizó el discurso de cierre del  
Congreso, cuando Hitler exigió al Presidente Benes aceptar la  
reunión de los Sudetes a Alemania, o invadiría Checoeslovaquia.  
Henderson informó que Hitler “impulsado por la megalomanía,  
inspirado por la fuerza militar que ha acumulado... puede haber  
58  
cruzado la frontera hacia la locura”. No obstante, advirtió que te-  
nía una “fe sublime en su propia misión y la de Alemania en el mun-  
59  
do”, agregando no creer que Hitler quisiera toda Checoslovaquia.  
Halifax aceptó que no advirtiera a Hitler, a condición que rea-  
lizara estas advertencias a otras autoridades; Henderson cumplió  
esta instrucción, siendo especialmente locuaz con ex–funciona-  
rios y oponentes al gobierno.  
5
5
Shirer William. Auge y caída del III Reich, Tomo II, Luis de Caralt, Barcelona,  
962, p. 424.  
1
5
5
5
6
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 71.  
Particularmente su aversión a los checoslovacos.  
7
8
Ascher Abraham. Was Hitler a Riddle? Western Democracies and National Socia-  
lism, Stanford University Press, Palo Alto, 2012, p. 73.  
59  
Ibid.  
1
70 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
La segunda cuestión se reꢗrió al “Plan Z”, que involucraba el  
viaje de Chamberlain a Alemania para arreglar con Hitler el des-  
tino de los Sudetes. Henderson tomó conocimiento del mismo  
durante su participación en la reunión de gabinete en Londres, el  
3
0 de agosto de 1938.  
Originalmente, Chamberlain visitaría Alemania durante el  
Congreso Nazi. Sin embargo, Henderson planteó la inconvenien-  
cia de la fecha. Por ello, se pospuso hasta el regreso de Henderson  
a Berlín el 13 de septiembre, acordándose que la visita tendría lu-  
gar el 15 a Berchtesgaden.  
Ello, signiꢗcó alejarse de la oposición alemana; las recomenda-  
ciones conciliatorias de Henderson, y su negativa a contactos con  
el gobierno británico, debilitaron a quienes se oponían a Hitler.  
Henderson jugó en rol menor en las entrevistas entre Hitler  
y Chamberlain, debido a que este último se hizo acompañar por  
William Strang, su superior en Londres. Sin embargo, pudo blo-  
quear la presencia de Ribbentrop en Berchtesgaden donde, desde  
un primer momento, Chamberlain concedió a Alemania la ce-  
sión de los Sudetes, sujeto a la aprobación de su gobierno. Aunque  
Chamberlain expresaba una opinión, cambió la política británica.  
A cambio, Hitler prometió no tomar medidas militares hasta una  
6
0
nueva entrevista.  
Chamberlain regresó a Londres, obtuvo la autorización de su  
gabinete y programó una segunda visita a Hitler, para el 22 de sep-  
tiembre en Godesberg. En el intertanto, Londres y París obliga-  
ron al gobierno checo a entregar los territorios donde los alemanes  
excedían el 65 por 100 de la población.  
El entusiasmo de Henderson lo hizo cuestionar las instruccio-  
nes de advertir el traslado de tropas alemanas a la frontera checa.  
No había que molestar a Hitler.  
En Godesberg, Chamberlain inició la conversación indicando  
que británicos y franceses habían acordado la cesión de la mayoría  
6
0
Ello, no impedía medidas diplomáticas. El 21 de septiembre, a instigación de Ale-  
mania, Polonia y Hungría pidieron la realización de plebiscitos en los territorios  
habitados por sus nacionales. Además, milicias de Partido Alemán de los Sudetes co-  
menzaron a ocupar ciudades fronterizas checas.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 171  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
de los Sudetes (aunque habría plebiscitos donde la mayoría alema-  
na era menor al 65%).  
Sin embargo, Hitler rechazó la oferta, e invocando los recla-  
mos húngaros y polacos, insistió que los Sudetes debían ser ocupa-  
dos antes del 26 de septiembre, aunque luego aceptó postergar la  
fecha para el 1º de octubre. Chamberlain aceptó trasladar el nue-  
61  
vo planteamiento al gabinete británico. Pese a este revés, Hen-  
derson creía que sin los viajes del Primer Ministro la guerra habría  
estallado.  
No era esta la opinión de todo el gobierno. Por primera vez,  
Chamberlain enfrentó oposición, entre ellos Halifax, que apoyó  
la movilización checa. Ni el gabinete, ni Francia adhirieron al  
planteamiento de Godesberg. Chamberlain dirigió una carta a  
Hitler con un enviado personal, Horace Wilson.  
El 26 de septiembre, Henderson acompañó a Wilson a un en-  
cuentro con Hitler y Ribbentrop. La traducción de la carta donde  
Chamberlain explicaba la disposición checa a aceptar cesiones de  
territorio, pero rechazaba los términos de Godesberg, fue respon-  
dida por Hitler advirtiendo que negociaría sólo después que Che-  
coslovaquia aceptara la ocupación de los Sudetes, a partir del 1º de  
octubre de 1938. Henderson intervino indicando que el gobierno  
británico vería que los checos entregaran el territorio.  
Esa tarde Hitler habló al Parlamento, agradeció a Chamber-  
lain y repitió la alternativa: o Benes aceptaba la cesión de los Sude-  
tes para el 1º de octubre, o habría guerra.  
La tensión de Henderson se expresó en hiperactividad. El 26  
de septiembre indicó al Foreign Oꢀce que, si el gobierno británi-  
co contemplaba la opción bélica para apoyar al gobierno checoslo-  
vaco, Wilson debía ser autorizado para dejar esto claro a Hitler.  
El mismo 26, tuvo una entrevista con Goering, quien le ad-  
virtió que si llegaba la guerra y Rusia honraba su alianza con los  
checos, sería atacada por Japón. También dijo que Polonia y Yu-  
goslavia se pondrían del lado de Alemania.  
61  
En medio de la reunión, se informó de la movilización checa.  
1
72 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
El 27 de septiembre, las posibilidades de la paz eran débiles. En  
un telegrama, Henderson advirtió que si los checos no aceptaban  
el plan alemán a las 14.00 del 28 de septiembre, Hitler ordena-  
ría la movilización general. Igualmente, visitó al Ministro Checo,  
para solicitarle no involucrar al mundo en una tragedia.  
El mismo 27, Horace Wilson visito a Hitler y advirtió que si  
Alemania atacaba Checoslovaquia, y obligaba a Francia a cumplir  
su compromiso, el gobierno británico apoyaría a su aliada.  
El 28 de septiembre Henderson se encontró con Weizsäcker  
quien indicó que los checos debían aceptar la demanda de retirada  
de los Sudetes antes del 1º de octubre.  
El mismo día planteó la idea de contactos directos entre  
checos y alemanes, lo que suponía abandonar la mediación an-  
glo-francesa. Al mismo tiempo, Halifax le informó sobre el plan  
de Chamberlain de volar directamente a Berlín. Halifax tam-  
bién estaba dispuesto a permitir que tropas alemanas entraran  
en los Sudetes.  
Henderson trabajó estrechamente con su colega francés; cuan-  
do se encontraron el 28 de septiembre, Francois-Poncet iba a en-  
trevistarse con Hitler. Henderson le instó a dejarle claro que los  
checos no podrían rechazar el plan de Halifax, sin perder el apoyo  
francés. Él mismo estaba pidiendo una entrevista para transmitir  
la oferta de Chamberlain de venir a Berlín.  
Aunque sus planteamientos fueron rechazados por el Foreign  
Oꢀce, Henderson sugirió que Stanley Bruce, Alto Comisionado  
de Australia en Londres, fuera enviado a Alemania como plenipo-  
tenciario británico. Entonces, recibió noticias que Hitler invitaba  
a Chamberlain a encontrarse en Múnich.62  
La Conferencia de Múnich el 29 de septiembre, dio a los ale-  
manes lo que habían pedido en Godesberg. Los Sudetes serían  
62  
El origen lejano de la Conferencia se encontraba en la idea de una Checoslovaquia  
amputada de los Sudetes, con frontera garantizada por Francia, Inglaterra, Alemania  
e Italia. El origen inmediato fue una carta de Hitler a Chamberlain del 27 de septiem-  
bre y contestada por éste el 28 en la mañana, donde se hablaba de una conferencia in-  
ternacional. A ello, se agregó la oferta italiana transmitida a Hitler el 28 a mediodía.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 173  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
ocupados del 1º al 10 de octubre. Una Comisión Internacional  
determinaría las condiciones de la evacuación y la frontera germa-  
63  
no-checa. La solución a las minorías polaca y húngara, conlle-  
varía una garantía multilateral a las fronteras de Checoslovaquia.  
Henderson participó de la alegría general por el resultado de la  
Conferencia, enviando una carta a Chamberlain: “Millions of  
mothers will be blessing your name tonight for having saved their  
sons from the horrors of war. Oceans of ink will ꢛow hereaꢙer in  
6
4
criticism”. Múnich debía ser considerado un último intento para  
salvar al mundo de la guerra. Ello, fue compartido por Halifax,  
para quien fue un negocio miserable, pero el menor de dos ma-  
les.65 Henderson participó en la Comisión Internacional; a me-  
diados de octubre debió trasladarse a Londres, donde se le diag-  
nosticó cáncer a la garganta.  
Entre-Acto: Ausencia y nuevos errores  
6
6
La enfermedad retuvo a Henderson hasta febrero de 1939 .  
Antes de operarse, Henderson solicitó ser trasladado; Su solicitud  
fue denegada. En su ausencia, la embajada estuvo a cargo del Con-  
sejero George Ogilvie-Forbes, contrario al apaciguamiento que  
cambio el sesgo de la información de la información al Foreign  
Oꢀce. Ogilvie-Forbes no creía que Hitler persiguiera sólo reivin-  
dicar la autodeterminación para los alemanes, sino alterar la ba-  
lanza de poder mundial. Predijo que Alemania buscaría la guerra,  
y que esta estallaría en 1939.  
63  
En la tarde del 1º de octubre, el gobierno polaco reclamó a Praga la restitución de  
Teschen. Su ocupación comenzó el 2 de octubre.  
6
4
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 173.  
La oleada favorable a Múnich representó la cima de la estrategia del apaciguamien-  
65  
to. Sin embargo, en los círculos gobernantes de Occidente se abría paso la crítica, per-  
soniꢗcada en Winston Churchill. Hemos encajado una derrota total y absoluta… Nos  
encontramos en el seno de una catástrofe de una amplitud sin igual (Shirer, op. cit., p.  
4
71). Hitler también quedó insatisfecho. ꢁe Munich settlement thus deprived Hitler  
of the great satisfaction … of giving his army a little experience, of appearing himself in  
the role of conquering hero, and of wreaking vengeance on Benes and the Czechs (Hen-  
derson, 1940, 180).  
6
6
Ibidem, p. 176.  
1
74 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
67  
La “noche de los cristales rotos” (Kristalnacht) motivó otra  
diferencia. Henderson desconsideraba los elementos raciales de la  
política nazi; por el contrario, Ogilvie-Forbes denunció el antise-  
mitismo, y el sufrimiento de la comunidad judía.  
On 13 November 1938 Ogilvie-Forbes wrote to Halifax, I  
can ꢗnd no words strong enough in condemnation of the dis-  
gusting treatment of innocent people and the civilized world is  
faced with [the] appalling sight of 500,000 people about to rot  
away in starvation. ꢕis angry dispatch is contrasted with Hen-  
derson’s amazingly ill-timed suggestion to Halifax, the day aꢙer  
the Kristallnacht [9 November] that the time was now ripe for a  
6
8
comprehensive oꢘer to return erstwhile German colonies.  
Henderson también habría sugerido al embajador alemán en  
el Reino Unido, Herbert von Dirksen que, para evitar efectos en  
la opinión pública británica, la persecución a los judíos se realizara  
ordenadamente. Informando el discurso de Hitler al Reichstag, el  
3
0 de enero de 1939, Ogilvie-Forbes advirtió que el exterminio de  
los judíos era cuestión de tiempo. El 13 de febrero de 1939, Hen-  
69  
derson volvió a Berlín.  
Las autoridades alemanas lo recibieron calurosamente. Weiszä-  
cker le informó que su reputación había crecido en Múnich, pues  
se consideraba que había logrado persuadir a Hitler, y evitar la  
guerra.  
Henderson retomó sus tareas con perspectivas previas a Mú-  
nich. Veía desafíos, pero creía que ningún problema sería tan di-  
fícil como el que había enfrentado: “I was personally inclined to  
think that Hitler, following the line of least resistance, would be-  
6
7
El 7 de noviembre de 1938 el Consejero de la embajada alemana en París, Ernst von  
Rath, fue asesinado por Herschel Grynszpan, nacido en Hannover, hijo de judíos po-  
lacos. El gobierno alemán organizó la primera persecución generalizada de judíos en  
Alemania, la noche del 9 al 10 de noviembre.  
6
8
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der, op. cit., p. 246.  
6
9
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 189-191.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 175  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
gin with Memel. Poland had shared in the spoils of Czechoslova-  
kia… Polish relations with Germany appeared, therefore, on the  
70  
surface to be comparatively good”.  
El 18 de febrero informó que Hitler no contemplaba ningu-  
na aventura, agregando que los rumores (Londres había recibido  
alertas sobre aventuras alemanas) eran infundados. Posteriormen-  
te, agregó que, incorporado plenamente al concierto mundial,  
Hitler tendería a la paz, pero excluido se haría agresivo, recordan-  
do su opinión sobre las “alas” del nazismo.  
El 6 de marzo de 1939, insistió. En un largo despacho, criticó  
las conclusiones de Ogilvie-Forbes, y atacó a los periódicos britá-  
nicos por la cobertura de la Kristalnacht, aludiendo a la necesi-  
dad de imponer censura para evitar una guerra. Además, elogió a  
Hitler, recordando que la responsabilidad por la humillación a los  
checos era de Benes y, aunque consideró repugnante la Kristalna-  
cht, le pareció comprensible el temor de las autoridades alemanas.  
Fue una comunicación sesgada, errada e inoportuna. Seis días  
después -15/16 de marzo de 1939- Hitler ocupaba Praga; alenta-  
da por Alemania, Eslovaquia se separó de Checoslovaquia, lo que  
permitió al gobierno alemán multiplicar las presiones sobre Praga  
hasta que, luego de una carta del Presidente checo, Emile Hacha,  
solicitando la protección de Hitler, las tropas alemanas entraron  
en territorio checoslovaco, proclamándose los Protectorados de  
Bohemia y Moravia, y de Eslovaquia. Hungría ocupó Rutenia.  
Checoslovaquia desapareció.71  
El impacto en el Reino Unido fue enorme. La opinión pública  
se impuso a Chamberlain, quien acusó una traición a la conꢗan-  
za y, luego de mostrar la falsedad de los argumentos alemanes.72  
El discurso signiꢗcó el ꢗn de la política de apaciguamiento, ha-  
ciendo inviable cualquier futura negociación. Henderson pareció  
comprenderlo así.  
7
0
1
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 190.  
Una semana más tarde, Alemania obtuvo de Lituania la cesión de la villa alemana  
7
de Memel. Con ello, la superꢗcie de Alemania aumentó a 635.215 kilómetros cuadra-  
dos y su población a 86,6 millones.  
7
2
Benoist-Méchin André. Histoire de lꢃarmée allemande, Tomo I, op. cit., p. 722.  
1
76 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
As I telegraphed on the following day to Lord Halifax, “ꢕe  
annexation of Bohemia and Moravia constitutes a wrong which  
will be always calling for redress, and though it may have aꢘord-  
ed Hitler and Ribbentrop a facile triumph, it would be sad not  
to believe that in the end it will prove a costly error… His Majes-  
ty’s Government will doubtless consider what attitude to adopt  
toward a Government which has itself incapable of observing  
73  
an agreement not six months old.  
Agregó que los protectorados iban al encuentro de la identidad  
racial. El 18 de marzo, entregó a Weiszäcker una Nota de Protesta  
anglo-francesa, siendo advertido que Alemania revisaría su políti-  
ca hacia Inglaterra, y regresó a Londres, llamado en consultas.  
Acto ꢁnal: Danzig  
No sólo Henderson se interrogaba. Sus críticos creían que se  
equivocaba al informar, y que su actitud en Berlín era timorata.  
Además, parecía nervioso, y su enfermedad lo limitaba. Además,  
había una dimensión simbólica: Henderson representaba la polí-  
tica de apaciguamiento, que había sido revertida; pero mientras  
estuviera en Berlín ni los alemanes ni otros países creerían en  
dicho cambio. Por ello, se propusieron candidatos como Archie  
Clark-Kerr y Horace Seymour:  
ꢕe ostensible motive of my recall to London was to report  
but I leꢙ Berlin feeling that I might well never return there.  
It would have been natural, and possibly more politic, to have  
withdrawn me altogether. I represented a policy of attempting  
to seek a modus vivendi with the Government of Hitler. ꢕat  
policy had been wrecked by Hitler’s act of piracy on the Ides of  
March, and in ordinary circumstances it would have been more  
normal to appoint another ambassador in my place. But events  
were moving rapidly, and His Majesty’s Government presum-  
74  
ably preferred not to swap horses in the middle of the stream.  
7
3
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 223.  
Ibidem, p. 224.  
74  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 177  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Sin embargo, Henderson fue apoyado por quienes aún creían  
en el apaciguamiento y defendían su permanencia por sus relacio-  
nes con otros embajadores y autoridades. Asimismo, los críticos  
creían necesario mantener un embajador en Berlín mientras se  
implementaba la nueva política. Y se reconocía que ningún em-  
bajador podría hacer cambiar la perspectiva de Hitler o de la opi-  
nión alemana. Por último, no había una embajada adecuada para  
enviarlo.  
Para todos era evidente que los procedimientos debían cam-  
biar; la política hacia Alemania debía ser conducida desde Lon-  
dres. En ello coincidían el Foreign Oꢀce y el Primer Ministro,  
cuya conꢗanza en Henderson se había atenuado desde Múnich.  
En octubre de 1938, el Agregado de Prensa de la Embajada ale-  
mana se encontró con el Jefe de Prensa de Chamberlain quien le  
pidió que:  
[…] in all future moves it was important that all major ques-  
tions should be dealt with direct, thus bypassing the Foreign  
Oꢀce and also Sir Nevile Henderson, since it has unfortunate-  
ly become apparent that the latter was not completely reliable  
when forwarding communications. Furthermore the Foreign  
Oꢀce would always be brought in by Henderson, and thus  
there was the risk of causing all kinds of obstruction and unde-  
sirable publicity.75  
Henderson volvió a Berlín el 24 de abril de 1939, en medio de  
la tensión entre Alemania y Polonia que, desde octubre de 1938,76  
7
5
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 258.  
El 24 de octubre de 1938, Ribbentrop entregó una nota al embajador polaco, Josef  
76  
Lipski, proponiendo el regreso de Danzig a Alemania; el establecimiento de una auto-  
pista y una vía férrea alemana extraterritorial que uniera Alemania y Prusia Oriental;  
y el reconocimiento de fronteras. El 19 de noviembre, el gobierno de Polonia recha-  
zó las propuestas, lo que se conꢗrmó en la entrevista de Hitler con el Ministro pola-  
co de Asuntos Exteriores, Josef Beck, el 5 de enero de 1939. El 24 de noviembre de  
1
938, Hitler modiꢗcó la Directiva del Plan Blanco, ordenando incorporar un ataque  
a Danzig. Paralelamente, las autoridades nazis de la ciudad, con apoyo popular, ini-  
ciaron acciones para reintegrar Alemania.  
1
78 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
sufría la presión de Berlín, a propósito de Danzig y del corredor  
polaco. Esta era otra herencia del orden de Versalles, que había  
puesto a la ciudad alemana de Danzig bajo control de la Sociedad  
de las Naciones, dando a Polonia acceso a su puerto. Igualmente,  
había creado un corredor territorial que otorgaba a Polonia acceso  
al Báltico, y separaba Prusia Oriental de Alemania. Desde 1919,  
ello fue rechazado por Alemania, determinando conꢛictivas rela-  
ciones germano-polacas.  
Hitler innovó; se acercó a Polonia y suscribió un Pacto de  
7
7
Amistad (1934), que determinó un nuevo clima bilateral. Hen-  
derson creía que el planteamiento alemán era moralmente válido,  
pues Danzig y el Corredor eran parte de Alemania hasta 1918.  
Además, tenía poca simpatía a los polacos (como a los checos);  
en su visión, era inaceptable que Polonia arrastrara a Inglaterra a  
una guerra. Su preocupación era acuciante porque Varsovia había  
dejado claro que combatiría.  
Henderson creía posible un acuerdo, y deseaba que Polonia  
buscara negociar con Alemania. Como en los Sudetes, se defendía  
de ser pro-alemán, agregando que, aunque Alemania era una ame-  
naza permanente, Polonia lo era como aliado. Por ello, insistía en  
la necesidad de concesiones polacas.78  
Henderson ignoraba que la ocupación de Bohemia y Moravia  
había cambiado la política exterior alemana. Este cambio había  
transformado la política británica, dirigida a construir un bloque  
para disuadir a Alemania. El 29 de marzo de 1939, Halifax ha-  
bía advertido la necesidad de garantizar a Polonia y Rumania, lo  
que condujo a una garantía unilateral inglesa a Polonia el 31 de  
79  
marzo, perfeccionada por un Tratado de Asistencia anglo-pola-  
7
7
7
8
Benoist-Méchin André. Histoire de lꢃarmée allemande, Tomo I, op. cit., p. 797.  
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 285.  
7
9
Le 31 mars, le Premier Ministre annonce à la Chambre des Communes: Dans  
le cas dꢖune action quelconque, mettant nettement en danger lꢖindépendance polo-  
naise et à laquelle le Gouvernement polonais estimerait de son intérêt vital de résis-  
ter avec ses forces nationales, le Gouvernement de Sa Majesté se considérerait comme  
tenu de soutenir immédiatement, par tous les moyens, le Gouvernement polonais”  
(
Benoist-Méchin, T. 2, 787)”. La iniciativa británica comprendía también a la Unión  
Soviética, pero la negativa polaca hizo abortar el proyecto.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 179  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
co, anunciado el 6 de abril. Ello, provocó que Hitler denunciara el  
Pacto de 1934 (28 de abril), y ꢗjara como fecha límite para atacar  
Polonia, el 1º de septiembre de 1939.  
Al ignorar estos cambios, Henderson seguía creyendo en la  
revisión pacíꢗca del Tratado de Versalles. Defendía que no ha-  
bría paz en Europa sin que Danzig regresara a Alemania, pues los  
polacos no podían conservar una región alemana de 400.000 ha-  
bitantes. Su moralismo lo llevaba a advertir que no aceptar el re-  
clamo alemán, transformaría a Inglaterra en peón de una política  
polaca revanchista.  
Henderson veía la garantía como una espada de doble ꢗlo: In-  
glaterra podía advertir a los alemanes sobre el peligro de una agre-  
sión a Polonia, pero al mismo tiempo podía exigir a los polacos  
concesiones territoriales. Ello, era plausible porque estaba en una  
posición más fuerte que respecto de Checoslovaquia, donde no  
había habido garantía. En ese contexto, Henderson buscaba indu-  
cir al Foreign Oꢀce a desalentar la intransigencia polaca.  
Sin embargo, estaba aislado. El Foreign Oꢀce criticó que la  
embajada en Berlín usara sobre Danzig, el mismo lenguaje de  
Checoslovaquia, argumentando que el embajador estaba fallando  
en su deber de hacer que Hitler sopesara seriamente la garantía  
británica.  
Los colegas extranjeros también eran críticos. A ꢗnes de abril  
de 1939, el embajador francés, Robert Coulondre, reportaba que  
Henderson le había dicho que la demanda alemana era justiꢗcada,  
y que no había querido volver a Alemania. Coulondre concluía,80  
Henderson repetía su conducta de 1938.  
Mientras el gobierno británico ꢗjaba como prioridad prevenir  
la hegemonía alemana, la de Henderson era evitar la guerra. La  
diferencia se hizo patente en mayo de 1939, cuando Henderson  
multiplicó las comunicaciones donde se refería a sus entrevistas  
con autoridades alemanas, indicando que Hitler quería tener  
buenas relaciones con Inglaterra, por poco que ésta abandonara  
8
0
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson, 1937- Design or Blun-  
der”, op. cit., p. 287.  
1
80 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
la política de cerco. Reiteraba que el reclamo alemán era justo, y  
prevenía contra el Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia.  
Henderson no veía que cualquier concesión suponía el primer  
paso para la subordinación de Polonia.  
Ese mes hubo rumores de un ataque sorpresivo a Danzig, y  
81  
Halifax instruyó a Henderson advertir a los generales Keitel y  
8
2
Halder; Henderson rehusó ejecutar la orden. Ante la insistencia,  
y dado que los generales rehusaron encontrarlo, propuso que la  
instrucción fuera dirigida en una clave que los alemanes conocie-  
ran. A diferencia de Checoslovaquia, el Foreign Oꢀce mantenía  
un estrecho control sobre el embajador.  
También criticó a la prensa británica por incitar al conꢛicto; el  
de mayo citó al periódico Volkischer Beobachter donde se acusaba  
5
a los británicos de estimular a la prensa polaca en su sentimiento  
anti-alemán. Y mantuvo una visión anti polaca. El 6 de mayo, re-  
ꢗriéndose a una entrevista con Goering, alabó la propuesta alema-  
na de un corredor este-oeste que se superpusiera al corredor pola-  
co, lo que fue criticado en el Foreign Oꢀce. Seguía distinguiendo  
entre “extremistas” y “moderados” en el gobierno alemán, mien-  
tras el gobierno británico veía a Hitler como el más extremista.  
Además, siguió siendo indiscreto. En otra entrevista con  
Goering (8 de junio) advirtió que Gran Bretaña iría a la guerra  
si Alemania atacaba Polonia, pero agregó –a título personal- que  
Chamberlain daría una respuesta amistosa si Alemania abando-  
naba su actitud agresiva, reconociendo que Danzig era una ciudad  
alemana. Igualmente, ignoró el reconocimiento de Goering sobre  
la personalidad de Hitler.83  
Mantuvo la intensidad de sus comunicaciones, a medida que  
aumentaba su preocupación por la imposibilidad de un acuerdo.  
Entendía que el plazo sería ꢗnes de agosto de 1939, porque el ata-  
que alemán antecedería el Congreso Nazi.  
81  
Jefe del Estado mayor Conjunto (OKW).  
8
8
2
3
Jefe del Estado Mayor del Ejército (OKH).  
Durante la conversación, Henderson dijo que en Inglaterra se creía que Ribben-  
trop era el enemigo número uno del Imperio; Goering reconoció que ni él ni Ribben-  
trop podían inꢛuir en Hitler.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 181  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Aunque coincidió con el Foreign Oꢀce en la importancia de  
la alianza soviética para respaldar a Polonia, su intervención fue  
desafortunada. Al desaconsejar que la delegación anglo-francesa  
cruzara territorio alemán, obligó al viaje por mar, demorando su  
llegada, lo que fue interpretado políticamente.  
A principios de julio, Henderson viajó a Londres para con-  
sultas médicas. La ausencia de mejoría acentuó su depresión. No  
obstante, el 8 de agosto todavía creía que Hitler no había decidi-  
8
4
do la guerra. Ello, pues Weiszäcker le había reiterado que la cri-  
sis no era tan peligrosa como 1938. Sin embargo, a mediados de  
agosto, el embajador italiano le hizo llegar las actas de la reunión  
Hitler-Ribbentrop-Ciano, donde los alemanes indicaron su vo-  
luntad de conquistar Polonia. Henderson no dio importancia a  
la información.  
Ese mismo mes, argumentó que el rearme británico debía  
ser secreto, pues publicitarlo alentaría la creencia que Inglaterra  
planeaba la guerra. Londres no estuvo de acuerdo. Las negocia-  
85  
ciones entre Alemania y la Unión Soviética lo sorprendieron y  
debieron haberlo conꢗrmado en la voluntad alemana. Ello, fue  
conꢗrmado por el anuncio británico de convertir en tratado la  
garantía británica.  
Coetáneamente, incrementó su actividad usando un discurso  
emocional. El 18 de agosto, propuso a Halifax una comunicación  
directa del Primer Ministro a Hitler, que le fuera entregada por  
un enviado especial. El 20 de agosto, alarmado por la moviliza-  
8
6
ción alemana, reiteró su sugerencia.  
El 22 de agosto, Chamberlain escribió una carta a Hitler in-  
sistiendo en la determinación de cumplir sus compromisos con  
Polonia, su voluntad de discutir los temas pendientes entre Ale-  
mania y Polonia, si se creaba una atmósfera adecuada, y su deseo  
de establecer conversaciones directas. El Foreign Oꢀce instruyó a  
Henderson entregarla.  
84  
85  
86  
En junio, el Plan Blanco ya había sido completado.  
6 de julio-23 de agosto de 1939.  
Creía que el ataque alemán comenzaría el 25 de agosto; estaba ꢗjado para el 26.  
2
1
82 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
El 23 de agosto en la mañana Henderson fue trasladado a Ber-  
8
7
chtesgaden, donde entregó la carta a Hitler y expresó el deseo de  
una salida a la crisis. Hitler acusó que la garantía británica había  
reforzado la obstinación polaca y favorecido el maltrato a la mi-  
8
8
noría alemana. La conversación terminó con la promesa de una  
respuesta.89  
A las 18.00horas, en un nuevo encuentro, Hitler transmitió  
su respuesta. Luego de repetir que Alemania estaba dispuesta a  
un arreglo con Polonia, y criticar Versalles, acusó a Inglaterra de  
amenazar a Alemania y, anunció la movilización general. Luego, la  
conversación giró a la responsabilidad; Hitler insistiendo en que la  
garantía británica lo había obligado a entenderse con Rusia, y Hen-  
derson insistiendo en las conversaciones: “He preferred war, he  
said, when he was ꢗꢙy to when he was ꢗꢙy-ꢗve or sixty… My last  
remark to him was that I could only deduce from his language that  
9
0
my mission to Germany had failed and that I bitterly regretted it”.  
Mientras Henderson regresaba a Berlín, el acorazado Schleswig-  
Holstein llegaba a Danzig y el Senado de la Ciudad nombraba al  
Jefe Nazi, Albert Forster, Jefe de Estado, medida rechazada por  
Polonia. Al mismo tiempo, Alemania y otros países movilizaban,  
e Inglaterra aprobó una ley de poderes de emergencia con carácter  
preventivo y defensivo.  
Esto último hizo pensar a Hitler que Inglaterra estaba blu-  
feando. Por ello, el 24 de agosto regresó a Berlín, y citó nuevamen-  
te a Henderson.9  
1
El 25 de agosto, en un estilo tranquilo, Hitler transmitió dos  
propuestas: un arreglo sobre Danzig y el corredor era urgente;  
además, estaba dispuesto a concluir una alianza con el Imperio  
Británico, para garantizar su existencia, después que la crisis ter-  
8
8
7
8
Henderson había adelantado el texto a la Whilhelmstrasse, para traducirlo.  
Expresó que los refugiados alemanes procedentes de Polonia alcanzaban las  
1
8
00.000 personas.  
9
Benoist-Méchin André. Histoire de lꢃarmée allemande, Tomo II, op. cit., p. 929-932.  
Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 270.  
Paralelamente, se sucedían los incidentes en frontera, mientras comandos alema-  
9
0
91  
nes entraban a Polonia para ayudar a los evacuados, y recoger información.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 183  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
minara. Sugirió que Henderson viajara a Londres para transmitir  
9
2
sus propuestas. Henderson advirtió que la propuesta alemana  
no contemplaba un arreglo pacíꢗco. Sin embargo, aceptó volar a  
Londres, el 26 de agosto.93  
El Foreign Oꢀce se indignó por la oferta de Hitler, pero arre-  
gló que el embajador asistiera a una reunión del gabinete, donde  
propuso que Inglaterra apoyara conversaciones germano-polacas;  
9
4
el gabinete estuvo de acuerdo.  
Hitler quería que un plenipotenciario polaco fuera a Berlín y  
Henderson instó a su colega polaco a reunirse con Hitler. El Mi-  
nistro británico en Varsovia, Howard Kennard, obtuvo que el  
Canciller polaco autorizara la gestión la mañana del 28 de agosto.  
9
5
Henderson regresó a Berlín y volvió a la Cancillería . La no-  
9
6
che del 28 de agosto, la conversación fue amable; Hitler pareció  
preparado a aceptar la propuesta de una garantía internacional a  
Polonia, y conversaciones directas con Varsovia, y se comprome-  
tió a responder. Henderson reiteró que Alemania tenía que ele-  
gir: podía tener amistad con Gran Bretaña, o guerra con Polonia,  
Gran Bretaña y Francia. Si optaba por la fuerza, la guerra sería in-  
evitable.97  
9
2
Estas eran: Alemania estaba dispuesta a concluir una alianza con Inglaterra; Ingla-  
terra debía ayudar a Alemania a recuperar Danzig y el corredor; luego, Alemania ga-  
rantizaría las fronteras polacas; se buscaría un acuerdo sobre las colonias; la minoría  
alemana en Polonia tendría trato garantizado; Alemania se comprometía a defender  
el Imperio Británico.  
9
3
Antes que Henderson volara a Londres, Hitler supo del Tratado anglo-polaco de  
Asistencia Mutua, del 25 de agosto de 1939. Ello, motivó la reanudación de la movi-  
lización alemana, suspendida a las 19.30horas, cuando Mussolini advirtió que Italia  
optaría por la neutralidad.  
9
4
El Encargado de Negocios británico remitió una Nota, señalando que su gobier-  
no estudiaba la propuesta alemana, y que Henderson regresaría la tarde del 27, con  
la respuesta.  
9
5
El 27 de agosto se anunció la suspensión del Congreso Nazi, y entró en vigencia el  
racionamiento de alimentos.  
9
6
La respuesta británica valoraba la oferta alemana de amistad hacia Inglaterra, ad-  
vertía que el compromiso con Polonia se mantenía, abogaba por conversaciones direc-  
tas con Polonia e insistía en detener las movilizaciones (Benoist-Méchin. Histoire de  
lꢃarmée allemande, Tomo II, op. cit., p.998-2000).  
9
7
Henderson fue instruido de no mencionar un pacto anglo-alemán.  
1
84 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
A su regreso, Henderson escribió a Halifax, repitiendo con-  
ceptos como la moderación del reclamo alemán, la necesidad de  
demandar concesiones a Polonia, y la conveniencia que Beck, via-  
jara a Berlín.  
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8
El 29 de agosto en la tarde, Hitler le entregó su respuesta ale-  
mana, aceptando la propuesta británica, agregando que esperaba  
un plenipotenciario polaco el 30 de agosto. Como Henderson  
recibió la respuesta alemana el 29 a las 19.15horas, ello era impo-  
sible. La discusión se hizo violenta, cuando Henderson caliꢗcó  
la petición alemana como “ultimátum”, y sugirió que Alemania  
entregara las propuestas al embajador polaco. Hitler rechazó esta  
alternativa.  
De regreso a la embajada, Henderson informó a Londres, des-  
tacando que Hitler había aceptado la oferta inglesa y que la paz de-  
pendía de las propuestas alemanas y del plenipotenciario polaco.  
Henderson se entrevistó con el embajador polaco, informán-  
dole la conversación con Hitler y pidiéndole que Polonia nom-  
brara un representante. Luego se encontró con los embajadores de  
Francia y de Italia, para que presionaran a Varsovia. Mantuvo sus  
ilusiones, aunque Halifax respondió que no era razonable esperar  
que se acreditara un representante en corto plazo. Entonces, des-  
cubrió el engaño.  
El 30 de agosto, Ribbentrop citó a Henderson a las 23.30horas.  
Henderson inició el encuentro repitiendo la sugerencia que Ale-  
mania transmitiera sus propuestas al embajador polaco. Ribben-  
trop rechazó la sugestión y ambos elevaron el tono hasta perder los  
9
9
estribos y, ante el estupor del intérprete, casi llegar a las manos.  
Recobrada la calma, el Ministro leyó rápidamente las propues-  
tas,1 de manera que Henderson no pudo seguirlo. Cuando Hen-  
00  
9
9
8
9
Ese día Polonia anunció la movilización general.  
Paul Schmidt asistió como testigo pues la reunión se realizó en alemán. Una im-  
prudencia de Henderson.  
100  
Incluían el regreso inmediato de Danzig a Alemania, mientras Polonia conservaría  
el puerto de Gydnia; un plebiscito, dentro de doce meses, supervisado por una delega-  
ción internacional, decidiría el destino del corredor; luego una comisión internacio-  
nal examinaría los reclamos de las minorías alemana y polaca.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 185  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
derson pidió que se le entregara el texto, Ribbentrop rehusó pues  
el plazo para el arribo del plenipotenciario polaco había expirado.  
Henderson recordó que la demanda alemana era un ultimátum,  
y acusó una violación del protocolo; no lograba entender que la  
decisión de la guerra ya había sido tomada. Alemania atacaría a  
Polonia, Polonia no aceptaba que su plenipotenciario fuera inti-  
midado, como los checos… e Inglaterra no estaba dispuesta a pre-  
101  
sionar a Polonia.  
El 31 de agosto, mientras el embajador polaco intentaba una  
última gestión ante Ribbentrop, Henderson se reunió con Goe-  
ring quien le entregó las propuestas.  
El 1º de septiembre, comenzó el ataque a Polonia, que progresó  
rápidamente.Sorprendido,Hendersonrespaldólaversiónalemana:  
[…] han tenido lugar combates en Danzig. Hitler ha dado la  
orden de rechazar a los polacos detrás de la línea de delimita-  
ción y ordenado a Goering que destruya las fuerzas aéreas pola-  
cas estacionadas a lo largo de la frontera… He conseguido estos  
informes de Goering en persona. Hitler pedirá probablemente  
102  
verme… en un último esfuerzo por salvar la paz.  
Ello no ocurrió, y en la tarde, Henderson transmitió una  
nueva idea:  
Me siento en el deber de expresar, por muy tenue que sea la  
esperanza, la convicción de que quizás nos quede una oportu-  
nidad para salvar la paz. Sería necesario que el mariscal Smi-  
gly-Rydz se declare dispuesto a presentarse inmediatamente en  
Alemania, a título de soldado y plenipotenciario, para discutir el  
103  
conjunto del problema con el mariscal Goering.  
No era esta la posición gubernamental. En la tarde del 1º de  
septiembre, Henderson y el embajador francés solicitaron ser re-  
cibidos conjuntamente. La Whilhelmstrasse rechazó la petición  
1
01Schmidt ofreció leer lentamente las propuestas en inglés para que Henderson to-  
mara nota, pero que éste no reaccionó.  
1
02  
Shirer William (1962): Auge y caída del III Reich, Tomo I, op. cit., p. 654.  
Ibidem, p. 655.  
103  
1
86 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
y recibió sólo a Henderson a las 21.45 horas. En una breve entre-  
vista, Henderson entregó una nota que advertía que  
[…] a menos que el Gobierno alemán no esté dispuesto a dar  
al Gobierno de Su Majestad garantías satisfactorias de que ha  
suspendido toda acción agresiva contra Polonia y que se halle,  
además, preparado para retirar en seguida sus fuerzas del territo-  
rio polaco, el Gobierno de Su Majestad cumplirá sin vacilación  
sus obligaciones con Polonia.1  
04  
Sin embargo, Henderson expresó su disposición a esperar una  
respuesta, sin indicar plazo. Con ello, limitó el alcance del gesto e  
incidió en esta conducta. El 2 de septiembre, respondiendo a una  
consulta del embajador italiano, Henderson señaló que la Nota  
no era un ultimátum, sino una advertencia. Con ello, conꢗrmó al  
gobierno alemán el bluf inglés.  
Ello, no era cierto. En la tarde del 2 de septiembre Inglaterra  
decidió cumplir su compromiso con Polonia. Esa noche, el Fo-  
reign Oꢀce remitió dos mensajes a Henderson ordenándole pe-  
dir audiencia para las 09.00 horas del 3 de septiembre, y entregar  
una comunicación que, evocando la nota del 1º de septiembre,  
añadía que no había habido respuesta y que los ataques a Polonia  
habían continuado: “En consecuencia, tengo el honor de hacerle  
saber que si hoy día tres de septiembre, a lo más tardar a las once  
horas de la mañana… el Gobierno alemán no ofrece seguridades  
satisfactorias… se declarará el estado de guerra entre los dos países  
105  
a partir de dicha hora”.  
Ribbentrop encargó a Schmidt recibirla. A la hora prevista,  
Henderson se encontró con Schmidt, leyó en voz alta la nota,  
expresó su pesar por las circunstancias del encuentro, y se retiró.  
Vencido el plazo, Ribbentrop citó a Henderson y le entregó una  
declaración que repetía los argumentos alemanes, y culminaba  
acusando al gobierno británico de predicar la destrucción del pue-  
blo alemán. La entrevista fue cordial; Henderson advirtió que la  
1
04  
Ibidem, p. 656.  
Ibidem, p. 667.  
105  
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Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
historia juzgaría de qué parte estaba el peso de las responsabilida-  
des y Ribbentrop respondió que la historia ya había aportado la  
prueba de los hechos: “His last remark to me was that he wished  
me well personally, to which I could only reply that I deeply re-  
gretted the failure of all my eꢘorts for peace but that I bore no  
106  
grudge against the German people”.  
Henderson y su personal viajaron por tren a Rotterdam, lle-  
gando a Londres el 7 de septiembre.107  
Regreso y muerte  
Al retornar, Henderson solicitó otra embajada, lo que fue ne-  
gado. Escribió Fracaso de una misión: Berlín 1937–1939, donde  
elogió a Goering, y criticó a Ribbentrop. Murió de cáncer el 30  
de diciembre de 1942. Durante sus últimos meses de vida escribió  
Water Under the Bridges, publicada en 1945.  
Reꢂexiones ꢁnales  
Parcialmente considerada, la carrera de Neville Henderson fue  
paradojal. En 1937, era un diplomático de carrera apreciado por  
sus superiores, y promovido al más importante cargo en la diplo-  
macia británica. Dos años después, estaba aislado y era impopular.  
Posteriormente, ha sido muy criticado.  
La diꢗcultad de las críticas ha sido considerar su tiempo en  
Berlín fuera de contexto, y su comportamiento como una sorpre-  
sa. Y ello no fue así.  
Henderson era conocido. Desde antes de Belgrado se sabía que  
era propenso a ponerse del lado del gobierno ante el que estaba  
acreditado, a discutir sus instrucciones, a obnubilarse ante las per-  
sonalidades autoritarias, y a cometer indiscreciones.  
Henderson integró la última generación de diplomáticos bri-  
tánicos que dirigió el mundo desde sus embajadas y consulados,  
tomando decisiones que olvidaban veriꢗcar con el Foreign Oꢀce,  
ignorando a sus superiores, o informándoles a posteriori. Esta des-  
1
06Henderson Neville. Failure of a Mission. Berlin 1937-1939, op. cit., p. 300.  
Ibidem, p. 308.  
107  
1
88 Eꢁ ꢂꢃꢄꢅꢆꢇꢈꢉ ꢅꢉꢁ ꢈꢊꢄꢅꢊꢆꢃꢄ (Dꢉꢂꢋꢉꢄꢌꢍꢆꢊꢂ ꢅꢉ ꢍꢄ ꢉꢈꢎꢊꢏꢊꢅꢇꢆ ꢎꢆꢐꢌꢑꢄꢐꢒꢇ) /  
Raúl Andrés Sanhueza Carvajal  
centralización no afectó al poder imperial gracias al reclutamiento  
diplomático entre personas que compartían una misma visión del  
mundo, y se comportaban como procónsules, porque sus decisio-  
nes reꢛejaban las que tomaría el gobierno. Ninguna otra potencia  
podía llevar a cabo una política exterior que otorgara este margen  
de maniobra, porque sus diplomáticos eran diversos.  
Este mundo sufrió un golpe durante la Primera Guerra Mun-  
dial, pero no desapareció. Desde 1945, se trasladó a países subde-  
sarrollados y se instaló en los organismos internacionales.  
Además, Henderson actuó en el marco de una política. De-  
fendió el apaciguamiento para evitar la guerra entre Alemania y  
Gran Bretaña. Además, intentó llegar a un acomodamiento con  
un régimen gansteril y, como idealista creyó en las posiciones mo-  
rales en las Relaciones Internacionales.  
Sin embargo, su acción es indefendible. Su evaluación del na-  
zismo, y de la política exterior alemana fue errada. Creyó en la mo-  
deración de Goering, tuvo razón al criticar a Ribbentrop, pero es-  
tuvo dispuesto a dejarse llevar por la “moderación” de Weizsacker.  
Por ello, el fracaso de su misión fue también el naufragio de  
una forma de diplomacia incapaz de entender el mundo.  
Entre 1937 y 1938, Henderson falló en la segunda parte de su  
deꢗnición de un diplomático –no supo transmitir a su país la ver-  
dad de Alemania-; luego a ese error añadió la equivocación en la  
primera parte –no pudo transmitir a Alemania la verdad de Ingla-  
terra-. Su fracaso fue total.  
Fuentes  
Ascher Abraham (2012): Was Hitler a Riddle? Western Democracies  
and National Socialism, Stanford University Press, Palo Alto.  
Benoist-Méchin André (1966): Histoire de l’armée allemande,  
Robert Laꢘont (2 Tomos).  
Dodds Klaus (2002): Pink Ice: Britain and the South Atlantic  
Empire, I.B.Tauris, Londres.  
Muuchꢖ xíimbal Caminemos juntos 189  
Año 5 / Número 10 / ene-jul 2020 / pp. 141-189  
Henderson Neville (1940): Failure of a Mission. Berlin 1937-1939,  
Putnam’s Sons, Nueva York.  
Henderson Neville (1945): Water under the Bridges, Holder&  
Stoughton, Londres.  
Neville Peter (1998): ꢁe diplomacy of Sir Neville Henderson  
1
937-9. PhD thesis. ꢕe Open University.  
Neville Peter: “ꢕe Appointment of Sir Neville Henderson,  
1
937- Design or Blunder”, Journal of Contemporary History,  
Vol. 33, No. 4 (Oct., 1998), pp. 609-619.  
Neville Peter (1999): Appeasing Hitler: ꢁe Diplomacy of Sir Nevi-  
le Henderson, 1937–39, Palgrave Macmillan, Londres.  
Shirer William (1962): Auge y caída del III Reich, Luis de Caralt,  
Barcelona (2 Tomos).