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La resistencia palestina:
una imagen de feminismo
en Medio Oriente
Elena Montserrat García López *
Resumen
E
l texto establece las premisas del Movimiento Feminista In-
ternacional y la manera en que éstas se insertan en el contexto
del movimiento por la autodeterminación de Palestina haciendo
un recuento del papel de la mujer palestina en la resistencia a la
ocupación por parte del Estado de Israel. Del mismo modo, des-
dibuja los estereotipos proyectados desde Occidente en los cuales
se vislumbra a Medio Oriente como una región que se opone a la
promoción y representación del feminismo en su agenda social y
política, con el objetivo de llegar a un punto de encuentro entre
el feminismo como movimiento y la lucha por la independencia
Palestina.
Palabras clave
Feminismo, Palestina, Medio Oriente, Mujeres, Islam.
Fecha de recepción: Fecha de aceptación:
septiembre 2018 enero 2019
e Palestinian resistance. An image of feminism
in the Middle East
* Alumna de séptimo semestre de Relaciones Internacionales en la Universidad La Salle
Ciudad de México. Sus áreas de interés son sobre Medio Oriente y Cooperación Inter-
nacional. Correo: montselg8@gmail.com. Tutor revisor: Mtra. Miriam González López.
mglopez@colmex.mx
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Key words
Feminism, Palestine, Middle East, Women, Islam.
Final submission: Acceptance:
September 2018 January 2019
Abstract:
e text establishes the International Feminist Movement’s premises and
the way they are inserted in the context of the Palestinian self-determi-
nation movement, making a recount of the role palestinian women had
had in the resistance of the Israeli occupation. In the same way, fades away
the stereotypes presented from the West in which Middle East is seen as
a region that opposes the promotion and representation of feminism in
its social and cultural agenda, in order to get to a meeting point between
feminism as a movement and the ght for Palestine’s independence.
Introducción
La cuestión palestina
1
ha tomado fuerza conforme la sociedad
evoluciona y han sido los jóvenes quienes han buscado nuevas for-
mas y mayores espacios de representación, así como de resistencia
a la ocupación israelí, tanto en el ámbito territorial como en el
ideológico y cultural.
La mujer palestina ha jugado un rol primordial en la compo-
sición de la nueva lucha por la autodeterminación de Palestina,
toda vez que son ellas quienes viven una opresión dual. Por una
parte la estructura patriarcal y machista que impera en la cultura
árabe-islámica y, por otra, la ocupación israelí.
Insertar los principios del movimiento feminista en el con-
texto de Medio Oriente es complicado, mas no imposible. Si se
considera como punto de partida el cuestionamiento de cómo el
movimiento feminista se relaciona con la causa palestina, es im-
portante apuntar que el primero busca hacer conciencia y tomar
acciones con respecto a la opresión, dominación y explotación de
1
La cuestión palestina como objeto de estudio fue abordado por Edward Said, quien
la describe como la experiencia de ocupación y desalojo vivida por los palestinos co-
mo un problema de larga duración con un estatus incierto. Edward Said, La Cuestión
Palestina. México: Debate, 2013. 116-160. Edición en PDF.
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la cual las mujeres han sido objeto; mientras que la causa Palestina
se enfoca en la concientización y lucha por eliminar la ocupación
que Israel mantiene sobre el territorio palestino y la dominación
física e ideológica sobre la población palestina.
El movimiento feminista internacional, que cuenta con ele-
mentos particulares de la sociedad occidental, ha adoptado luchas
con características similares a las que él mismo rescata, principal-
mente aquellas que buscan la emancipación y la libertad, como
la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, en especí co
aquella enfocada al sector femenino. Es por ello, que el movimien-
to feminista internacional ha fallado en observar los elementos
que distinguen a la lucha por la autodeterminación de Palestina
para adoptarla como propia, debido a un proceso de alteridad en
el que Medio Oriente es visto como “el otro”, es decir, que es di-
ferente, no civilizado, no democrático, además de ser considera-
do como una región con ictiva y que, al contrario de los ideales
feministas, reprime la libertad de las mujeres, aun cuando ambas
luchas comparten valores, ideales y maneras de representación.
El objetivo principal del texto es analizar la forma en que se
podría incluir la lucha por la autodeterminación de Palestina
como un elemento que debe defender el Movimiento Feminista
Internacional. Para ello, es necesario tomar bases teóricas desde
las cuales se expliquen ambos movimientos.
Por un lado, debemos destacar fragmentos de la Teoría Femi-
nista, de la cual se desprende la corriente del feminismo poscolo-
nial, que critica al movimiento feminista internacional por inten-
tar universalizar el feminismo liberal, dejando fuera otras formas
de dominación que viven las mujeres en el denominado ‘tercer
mundo’ por cuestiones históricas y culturales. De la misma for-
ma, deben rescatarse elementos del feminismo liberal, buscando
entender la razón por la cual el movimiento en comento ha falla-
do al no reconocer la causa Palestina como una lucha con la que
comparte elementos y formas de resistencia.
La teoría feminista, estudiada desde occidente, propone un
marco de trabajo y valores uni cados, considera al género como
un ordenador social que interactúa con otras categorías como cla-
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se, etnia, edad, preferencia sexual, identidad, relaciones estructu-
rales entre individuos, entre grupos y entre la sociedad como un
todo. Asimismo, se recupera una perspectiva actual y poco con-
vencional para obtener un panorama más amplio: los estudios de
género, donde se determina la existencia de elementos socialmen-
te asociados tanto a la masculinidad como a la feminidad, que es-
tablecen una barrera entre un género y otro, lo cual alimenta los
sentimientos discriminatorios y opresores entre lo que se relaciona
con la masculinidad como un género que se asocia con el poder,
la racionalidad, la fuerza, el valor, la independencia y lo público;
mientras que la feminidad es asociada con lo emocional, lo débil,
dependiente, protector y lo privado.
Por otro lado, para comprender la subsistencia del con icto en-
tre Israel y Palestina, así como la relación que éste tiene con el fe-
minismo, se debe observar la imagen orientalista del mismo para
romper los estereotipos presentados desde Occidente respecto al
con icto. Entendido el Orientalismo como un “modo de relacio-
narse con Oriente basado en el lugar especial que este ocupa en la
experiencia de Europa Occidental”,
2
partiendo del supuesto que
la relación entre Occidente y Oriente es una relación basada en
la lucha por el poder y un proceso de dominación-subordinación.
De tal forma, el orientalismo se relaciona con el feminismo desde
el punto en el que éste último, al estar vinculado con una serie de
valores occidentales, rechaza de manera categórica cualquier pro-
ceso que se suscite en Medio Oriente, haciendo a un lado el im-
portante trabajo que las mujeres, como grupo social organizado,
han realizado en el desarrollo del con icto con Israel.
La distribución del texto consta de cuatro apartados, partien-
do desde el desarrollo del con icto entre Israel y Palestina bajo
una visión feminista, tomando en cuenta el rol que las mujeres
han jugado a lo largo del con icto, así como las formas de resisten-
cia que las mujeres palestinas utilizan en la lucha por la autodeter-
minación de su pueblo. En segundo término, se presenta una des-
cripción de los avances feministas en la agenda política palestina.
2
Edward Said. Orientalismo. (México: Debolsillo, 2016). 19.
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En tercer lugar, se realiza un análisis del uso del islam como arma
de lucha de la mujer palestina, para así llegar al último apartado
en el que se hace un recuento de los movimientos feministas lleva-
dos a cabo en Medio Oriente.
I El rol de la mujer palestina en el confl icto con Israel
La dinámica de ocupación israelí sobre el territorio palestino res-
ponde a una serie de eventos históricos clave que explican la actual
relación entre ambas naciones.
Desde nales del siglo XIX, el Movimiento Sionista Interna-
cional, fundado por eodor Herzl en 1897, impulsó una oleada
de migrantes judíos hacia Palestina, en donde ya habitaban más
de medio millón de personas.
3
Para 1917, a poco tiempo de cul-
minar la Primera Guerra Mundial, la población judía que había
huido de Europa y Rusia sumaba el 10% de los habitantes en Pa-
lestina.
4
En ese mismo año, James Balfour, Ministro Británico de
Relaciones Internacionales, rma la Declaración Balfour, en la
cual se otorga el apoyo formal del gobierno británico para el “esta-
blecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palesti-
na”.
5
Palestina pasó a estar bajo Mandato Británico tras la Primera
Guerra Mundial, por lo que, contando con el apoyo de la potencia
colonizadora en la región, los líderes sionistas buscaban sustentar
su proyecto para crear un Estado judío en Palestina, aun cuando
se había acordado que éste podría surgir en el futuro “pero solo
después de que los judíos se convirtieran en mayoría”.
6
A diferencia de los procesos de descolonización de otros países
de la región en los cuales la población originaria expulsó a sus colo-
nizadores, en Palestina no solo se contaba únicamente con dos acto-
res involucrados, también intervino la población creciente de judíos
3
María de Lourdes Sierra Kobeh. “La centralidad de Palestina en los estudios sobre
Medio Oriente en México”, en Moisés Garduño, Pensar Palestina desde el Sur Global.
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2017. p. 43
4
Ibid, p. 43.
5
Ibid, p. 42
6
Ibid, p. 44
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sionistas que buscaba la creación de un Estado-Nación en el mismo
sitio donde los árabes-palestinos habían habitado por siglos. Gran
Bretaña decidió someter el caso a la Asamblea General de la Organi-
zación de Naciones Unidas y retirase del territorio, dejando conse-
cuencias económicas, políticas y sociales que derivarían en un con-
icto que se convertiría en el talón de Aquiles de la paz en la región.
En un contexto de 70 años de ocupación sobre el territorio
que corresponde a Palestina por derecho internacional, según lo
estipulan instrumentos jurídicos internacionales como son reso-
luciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de
las cuales destacan el Plan de Partición de 1948, con la cual se re-
conoce internacionalmente al Estado de Israel, la resolución 242
que puso un alto al con icto árabe-israelí de 1967, la resolución
3236 de 1974 que a rma el derecho a la libre determinación del
pueblo palestino; así como tratados internacionales, donde se
destacan los Acuerdos de Oslo de 1994, que establecen el doble
reconocimiento entre el Estado de Israel y la Organización para
la Liberación de Palestina (OLP), y la intención de llegar a una
solución pací ca con la mediación de Estados Unidos mediante la
conformación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Todas
ellas siguen aún en papel, mas no en la práctica, debido una falta
de voluntad política de hacerlas realidad.
7
La formación y posterior reconocimiento del Estado de Israel
por la comunidad internacional dio pie a la ocupación de los te-
rritorios palestinos, resultado de una política de limpieza étnica
basada en la represalia tomada en contra de los ataques palestinos.
La práctica de limpieza étnica se de ne, según Drazen Petro-
vic, como “una política de nida por un grupo particular de per-
sonas para eliminar sistemáticamente de un territorio dado a otro
grupo de personas por razones de su origen nacional, étnico o reli-
gioso”,
8
considerado como una grave infracción de la Convención
de Ginebra de 1949 y los protocolos adicionales de 1977.
9
7
José Abú uevedo, “La cuestión palestina: identidad nacional y acción colectiva”
(Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2002), 164.
8
Ilan Pappé. La limpieza étnica de Palestina. Barcelona: Crítica, 2006, p. 19.
9
Ibid, p. 19.
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A esta de nición se le suman dos elementos, uno de ellos resca-
tado por el Departamento de Estado de Estados Unidos: la erra-
dicación, por todos los medios disponibles, de la historia de una
región; y el otro elemento presentado por la Comisión de Dere-
chos Humanos de la ONU en uno de sus informes: el dominio
étnico en un área étnicamente variada y la posterior repoblación
de las viviendas restantes con miembros de otro grupo étnico.
10
De esta forma el Estado de Israel, incluso antes de su conforma-
ción, llevó a cabo una política que buscaba la eliminación del pue-
blo palestino. Puso en marcha una serie de leyes que negaban la
identidad de los palestinos, quienes, a pesar de ser mayoría en un
comienzo, se convirtieron en minoría y, por lo tanto, en un grupo
vulnerable. Aquellos que no abandonaron sus hogares, o bien, no
fueron expulsados de ellos y permanecieron dentro de las fronte-
ras correspondientes a Palestina, se enfrentaron a un colonialismo
interno.
11
La limpieza étnica tuvo un efecto importante en la demografía
palestina. El encarcelamiento o asesinato de los hombres en edad
militar, dejó una población de mujeres, niños y ancianos, que re-
con guró los roles de la familia árabe tradicional. La mujer fue
desde ese momento, la encargada de buscar un nuevo hogar, forjar
los cimientos de una nueva generación de palestinos y crió a los
próximos defensores del pueblo.
Para el derecho internacional, un territorio ocupado se reco-
noce como tal “cuando se encuentra colocado bajo la autoridad
del ejército enemigo”,
12
y debe cumplir con una serie de elementos
para ser considerada una ocupación legal y ordenada, tales como:
la ocupación debe ser de manera temporal, la potencia ocupante
debe respetar las leyes vigentes en el territorio ocupado y debe to-
mar medidas para restablecer el orden público y la seguridad, se
prohíben los traslados en masa dirigidos por la potencia ocupante,
10
Ibid, p. 21.
11
José Abú uevedo, “La cuestión palestina: identidad nacional y acción colectiva”.
12
Comité Internacional de la Cruz Roja. “La ocupación y el derecho interna-
cional humanitario”. 2004. https://www.icrc.org/spa/resources/documents/
misc/63xknp.htm. [Consulta 20 Noviembre 2018].
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así como los tratos crueles, con scar propiedades y tomar repre-
salias en contra de la población del territorio ocupado, además la
potencia ocupante debe respetar los bienes culturales.
13
En el caso especí co de Palestina, se habla de una ocupación
ilegal de los territorios palestinos por parte de Israel. La ocupación
de Israel sobre Cisjordania y Gaza suponía ser provisional, pero ha
tomado forma de permanencia. Dejó de ser una ocupación que
derivó de un con icto armado para convertirse en una ocupación
territorial que responde a intereses tanto políticos como económi-
cos. “Israel no se anexionó formalmente todos los territorios, pero
emprendió una política anexionista guiada por la imposición de
la fuerza, la administración de su población, y la rentabilización
económica de sus recursos humanos y materiales”.
14
La política expansionista israelí se enfrentó a un problema que
no tenía previsto en un principio: la negativa de la población au-
tóctona para abandonar sus hogares y la formación de campos de
refugiados en territorios palestinos e israelíes. Para hacer frente a
esta cuestión, Israel diseñó una red de unidades habitacionales ex-
clusivas para israelíes, subsidiadas por el gobierno, las cuales pudie-
ran integrar físicamente los territorios ocupados con el Estado de
Israel, sin tener que incorporar a la población palestina al Estado
y dotarlos de derechos como la nacionalidad y ciudadanía, con lo
cual que se perdería la pureza de un Estado nacional judío.
15
De tal
forma, con el establecimiento de comunidades judías inmersas en
una zona palestina, los enfrentamientos entre ambos grupos no se
hicieron esperar, debido a que algunos servicios como transporte,
luz eléctrica y agua potable son exclusivos de los colonos israelíes.
La ocupación supone la negación por parte del gobierno israelí
para la libre representación y la identidad nacional de Palestina,
abriendo paso a la inconformidad y a la búsqueda de formas de
manifestación en contra del régimen opresor. La ocupación ha
congelado la lucha de clases y la desigualdad social en Palestina,
13
Ibid.
14
José Abú uevedo, op cit.
15
Ibid.
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dejando a un lado cualquier tipo de distinción bajo la reivindica-
ción común de deshacerse del ocupante y liberar la patria.
16
La re-
sistencia se convirtió en el objetivo último en común de todos los
palestinos.
El cambio en las condiciones de vida de los palestinos por la
ocupación de los territorios provocó la resistencia, incluso arma-
da, de las mujeres, de donde se desprenden los movimientos de
resistencia palestina conocidos como Intifadas. Para 1987 estalló
la primera Intifada, donde por primer vez la juventud palestina
con un sentimiento de hartazgo y desesperanza se convirtió en la
nueva milicia palestina, armada únicamente con piedras y un sen-
timiento de lucha que los impulsaba a manifestar su desconten-
to presentando, no solo al gobierno opresor sino a la comunidad
internacional, la imagen de un pueblo que se levanta y lucha, un
pueblo que no cede, un pueblo vivo.
El con icto entre Israel y Palestina ha encontrado nuevos retos
a partir de la construcción del muro de separación en 2002, con
el cual Israel reforzó su control sobre el territorio palestino, auna-
do a la colocación de checkpoints en los cruces fronterizos entre las
zonas controladas por la ANP y las controladas por el gobierno
israelí, afectando principalmente a la región de la Franja de Gaza,
que se encuentra bajo bloqueo desde 2006.
Para 2011, Medio Oriente vivió un fenómeno sin precedentes.
La Primavera Árabe, denominada así por Occidente, se de ne
como una serie de movimientos sociales promovidos por jóvenes
en diversos países del norte de África y del resto de la región como
Siria, Yemen y Palestina, con la intención de protestar en contra de
gobiernos autoritarios y la falta de oportunidades laborales. Dicho
movimiento tuvo un impacto en los jóvenes palestinos quienes
encontraron en las redes sociales una forma nueva de resistencia
y representación del con icto con Israel. De la misma manera, las
mujeres ingresaron a la dinámica de lucha social activa, como par-
tícipes y líderes del movimiento, principalmente mujeres jóvenes.
16
Sofía Arjonilla, La Mujer Palestina en Gaza. Madrid: Ediciones del Oriente y del
Mediterráneo, 2001. 27.
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El rol de la mujer ha evolucionado a la par del con icto, la lu-
cha por la autodeterminación de Palestina no sería la misma sin
el papel activo de la mujer. Aun cuando hoy en día las mujeres
contemporáneas comparten trinchera con los hombres palestinos,
es innegable la importancia que han tenido las mujeres adultas y
ancianas, quienes enfrentaron el con icto desde sus inicios cuan-
do la mujer contaba con la enorme responsabilidad de mantener y
perpetuar la cultura y la tradición a través de la cocina, el bordado,
la música, la ideología y la religión.
II Las mujeres palestinas como agentes de cambio político
La OLP fue fundada en 1964 con el apoyo de la Liga Árabe, cons-
tituyendo una institución solida que representara a los palestinos
e hiciera frente a Israel dentro y fuera del territorio ocupado. Pero
desde décadas previas al surgimiento de la OLP comenzaron a
organizarse grupos de la sociedad civil en palestina que buscaban
cubrir las necesidades de la población tanto en los territorios ocu-
pados como en los campos de refugiados.
Las mujeres fueron las primeras en incursionar en la confor-
mación de grupos de ayuda humanitaria, comedores y centros de
atención a necesitados a través de la formación de fundaciones y
comités que años más tarde se convertirían en organizaciones gu-
bernamentales o de la sociedad civil.
Uno de los primeros grupos en surgir fue la Unión de Mujeres
Palestinas (UMP) en 1921, la cual organizaba protestas en con-
tra del Mandato Británico, la Declaración Balfour y los inicios del
colonialismo sionista.
17
En 1926 la UMP llevó a cabo el primer
Congreso de la Mujer Palestina en Jerusalén, con la intención de
establecer un eje rector nacionalista en contra de la colonización
judía y la apropiación de tierras. En 1944 tomó la denominación
de Unión de Mujeres Árabes Palestinas (UMAP).
18
Para 1970 la
17
Misleh, Soraya. “Entre armas y poesías, la lucha de las mujeres palestinas”. 14 de
marzo de 2017. https://litci.org/es/menu/mundo/medio-oriente/palestina/entre-ar-
mas-y-poesias-la-lucha-de-las-mujeres-palestinas/ [Consulta 04 de enero de 2019].
18
Barreñada, Isaías. “Mujeres palestinas, Protagonismo y relegación”. 2001. http://
www.mediterraneas.org/IMG/pdf/barrenyada.pdf [Consulta 04 de enero de 2019].
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UMAP pasaría a formar parte de la OLP bajo el nombre “Unión
General de Mujeres Palestinas” (UGMP)
19
llevando a las organi-
zaciones de mujeres a alcanzar un nivel político que estaba única-
mente destinado para los hombres, logrando, a su vez, visibilizar
dentro del sistema gubernamental palestino las necesidades de las
mujeres como consecuencia del con icto y dentro de sus hogares.
Las mujeres que incursionaron en la movilización social y polí-
tica lograron crear conciencia en la sociedad palestina de la impor-
tancia de eliminar los estereotipos de género por un objetivo de
mayor trascendencia que supera cualquier división social para lu-
char como un frente único de resistencia. Así se demostró durante
las intifadas de 1987, 2000 y 2015, donde se incorporaron mujeres
palestinas en la lucha activa, rompiendo roles de género previa-
mente establecidos por la sociedad, y se vieron obligadas a salir del
ámbito privado para penetrar en el público desde un papel pro-
tagónico, demostrando gran capacidad de acción y organización.
Durante las negociaciones de paz promovidas por Estados
Unidos como mediador en la primera mitad de la década de los
90’s, fueron invitadas tres mujeres palestinas destacadas en el ám-
bito político, Hanan Ashrawi, Zahira Kama y Suad Ameri,
20
lo
cual fue un gran logro para la representación de las mujeres en la
esfera internacional. En 1994 se rman los Acuerdos de Oslo, de
los cuales surge la ANP como el brazo gubernamental del futuro
Estado de Palestina, así como un Congreso Palestino. No fue has-
ta 1996 que se organizaron las primeras elecciones en Palestina,
dejando un saldo de 9 mujeres electas como representantes.
21
Para llevar a cabo un plan de gobierno y comenzar a darle for-
ma al proyecto del Estado palestino, se desarrollaron dos leyes que
son tomadas como ley fundamental. La primera es la Ley Básica
y la segunda la Ley Electoral, ambos instrumentos jurídicos han
19
Erika Aguilar. “Bilmusharika nastatiu y Banat al-Balad: ¿estrategias para el empo-
deramiento político de las palestinas?”, en Muuch Xiimbal Caminemos juntos – Re-
vista de Investigación y Estudios Internacionales, mayo de 2015 (Número 0). México:
De La Salle Ediciones, 2015, p. 164
20
Ibidem
21
Ibid, p. 165.
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sido reformados al paso de los años, pero la falta de voluntad de-
mocrática ha frenado el avance del proceso electoral, de tal forma
que las últimas elecciones fueron llevadas a cabo en 2006, donde
fueron electas 17 mujeres de 132 escaños gracias a una reforma en
2005 para establecer un sistema de cuotas.
22
Las modi caciones
a la Ley Electoral fueron el resultado de la presión ejercida por las
mujeres dentro y fuera del territorio, además de ser bené cas para
el aparato gubernamental al proyectar una imagen de equidad y
modernidad.
23
Las mujeres palestinas están participando en la estructura po-
lítica al ser votantes y votadas, a pesar que “los puestos que han
llegado a desempeñar siguen siendo aquellos típicamente iden-
ti cados como “que haceres” femeninos, a saber: Ministerios de
asuntos de la mujer, Ministerios de la infancia, Ministerios de
asistencia a necesitados, etc.”
24
De tal forma que la inserción de las mujeres palestinas en el es-
cenario político ha sido lenta al no haber logrado obtener el poder
político ni la representación su ciente dentro de la administra-
ción de la ANP que su implicación en la lucha activa les ha hecho
merecedoras,
25
tomando en consideración que este fenómeno no
es exclusivo de la región ni de la cultura árabe.
III El Islam como arma de lucha de la mujer palestina
El Islam es una de las tres religiones monoteístas y una de las re-
ligiones con mayor número de adeptos, con 1.6 mil millones de
seguidores en 2010, convirtiéndose en la segunda religión más
grande después del Cristianismo.
26
El norte de África y el sur de
Asia son los principales países con mayoría musulmana que, a su
22
Ibid. P. 167.
23
Ibidem.
24
Ibid, p. 169.
25
Sofía Arjonilla, La Mujer Palestina en Gaza. P. 45.
26
Pew Research Center. “World’s Muslim population more widespread than you
might think”. 31 de junio de 2017. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2017/
01/31/worlds-muslim-population-more-widespread-than-you-might-think/. [Con-
sulta 20 Noviembre 2018].
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vez, se relaciona con la mayoría árabe de la región, entendiéndose
árabe y musulmán como dos conceptos diferentes. Musulmán se
de ne como aquella persona que practica el Islam mientras que
el árabe es aquella persona que se identi ca con factores étnicos y
lingüísticos, de tal forma que no todos los árabes son musulmanes
ni todos los musulmanes son árabes.
Desde una visión orientalista, el Islam es comúnmente relacio-
nado con un lugar lejano, ajeno y diferente al contexto de Occi-
dente en donde impera una mayoría cristiana. Por ello, las muje-
res pertenecientes a otras clases sociales, mujeres procedentes de
culturas no occidentales y mujeres migrantes son consideradas
sumisas y defensoras de un modo de vida patriarcal.
27
Para occi-
dente, por lo tanto, es inconcebible la inserción del feminismo en
la cultura árabe-islámica, tomando como argumento políticas im-
pulsadas por gobiernos autoritarios y ortodoxos, como son Irán
y Arabia Saudita, quienes utilizan una interpretación estricta del
Corán y la sharía para imponer el uso del velo islámico, permitir
la poligamia o continuar con la costumbre de la dote, por mencio-
nar algunos ejemplos.
A la política anexionista, de ocupación y bloqueo del territorio
palestino llevada a cabo por Israel habría que adicionarle la opre-
sión ideológica y violencia psicológica que vive la sociedad palesti-
na por parte del gobierno israelí, quien se ha encargado de borrar
todo rastro y representación de la cultura palestina. Es por ello que
tras la primera intifada, los y las palestinas tuvieron que buscar
nuevas formas de representar su palestinidad, tomando al Islam
como arma de protesta pública y fuente de identidad cultural del
pueblo palestino. Si Israel y, por consiguiente, Estados Unidos y
sus aliados en Occidente, tomaban al Islam como una amenaza, se-
ría el Islam el que serviría de estandarte de resistencia en contra de
Israel, percibido como “la encarnación de la degradación moral”.
28
27
Vuelta, María Pardo. “Feminismo, islam y occidente. La polémica del velo”, ht-
tps://www.academia.edu/15915327/FEMINISMO_ISLAM_Y_OCCIDEN-
TE?auto=download [Consulta 20 Noviembre 2018].
28
Sofía Arjonilla. Op. cit., p. 44.
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La compatibilidad del Islam con la lucha Palestina fue im-
pulsada principalmente por mujeres, quienes desde su trinchera
buscaban hacer frente al enemigo con recursos ideológicos, resca-
tando las raíces de un pueblo que la ocupación trataba de borrar
y recuperar la importancia histórica del territorio palestino para
todos los musulmanes en el mundo.
La mujer musulmana-palestina se ha encontrado con un
reto al intentar promover su lucha a través del Islam desde una
perspectiva feminista. Debido a una cuestión de alteridad, que
implica el vislumbrar desde el movimiento feminista interna-
cional a la mujer árabe-musulmana como un ser sumiso que es
feliz en un contexto patriarcal, el cual ella misma alimenta, por
lo que debe ser rescatada de la opresión en la que se encuentra
y ser liberada. Razón por la cual, “las opiniones patriarcales no
son válidas desde el punto de vista del feminismo tradicional”
29
dejando fuera a la mujer musulmana del movimiento feminista
internacional.
El papel de la religión en la sociedad es el de favorecer el de-
sarrollo individual del espíritu. Uno de los valores primordiales
en cualquier democracia es el de la laicidad, ligado al derecho de
decidir libremente las convicciones éticas y la religión que mejor
le convenga a cada persona, donde a través de su propio criterio lo-
gre analizar una herencia religiosa y decidir libremente cuáles son
sus creencias.
30
De tal forma, al excluir al Islam del movimiento
feminista se priva de la libertad a las mujeres de desarrollar plena-
mente su fe y a su vez participar activamente en la esfera pública y
privada en la defensa de la equidad de género. Para avanzar hacia
un feminismo que establezca una comunicación horizontal entre
todas las mujeres es necesario el reconocimiento de las luchas de
todos los grupos de mujeres independientemente de su grupo ét-
nico, religión o nacionalidad.
31
29
Vuelta, María Pardo. Op. cit.
30
Ibid.
31
Ibid.
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IV Movimientos feministas en Medio Oriente
Medio Oriente, para la teoría feminista, entra dentro del supuesto
del feminismo poscolonial, situándose en un contexto geográ co
cuya característica es haber sido colonizado; en el caso de Palesti-
na, por Gran Bretaña y posteriormente inmerso en una dinámica
de neocolonialismo impulsado por Israel. Además, reconoce que
el feminismo tradicional-liberal tiende a construir a las mujeres
no occidentales como víctimas, ignorantes y atadas a la tradición.
Por lo tanto, el feminismo poscolonial se concentra en romper la
representación de las mujeres tercermundistas por parte de las fe-
ministas occidentales y crear espacios para “escuchar las voces si-
lenciadas” de las mujeres no occidentales.
32
Las mujeres en Medio Oriente, independientemente de su
grupo étnico y la religión que practiquen, han luchado a través del
tiempo por formar una verdadera resistencia que hace frente a la
cultura machista que impera en sus respectivas sociedades. En el
caso palestino, enfrenta una dominación dual, el machismo de la
sociedad árabe-islámica y la ocupación Israelí, en la que no úni-
camente ha servido como enfermera de las víctimas del con icto
o de incubadora del futuro de Palestina, sino también ha parti-
cipado activamente orquestando los movimientos de resistencia
popular, contribuyendo a la resistencia de un pueblo, ya sea desde
el sitio que ocupa en la sociedad o desde el lugar que ella misma se
ha otorgado.
33
Irán es uno de los países con mayores restricciones en cuanto a
la conducta y la moral de la mujer musulmana. A inicios de 2018,
decenas de mujeres enfrentaron al gobierno de Teherán, con la
intención de protestar en contra de la obligatoriedad del uso del
32
Marianne Marchand. “Género y Relaciones Internacionales.» En Introducción a
las Relaciones Internacionales: América Latina y la política global”, de omas Legler
et. al. (México: Oxford University Press, 2013). pp. 62-73.
33
El-Kurd, Mohammed. “Palestinian women: An untold history of leadership and re-
sistance”. Al Jazeera, 25 de octubre de 2018. https://www.aljazeera.com/indepth/opi-
nion/palestinian-women-untold-history-leadership-resistance-181025114751545.
html?fbclid=IwAR3Ow03du774Vb8ztTpR2fl_w0Rzpi8EE9kWUByzBh2g-
dxDsQb01ZisMOGA. [Consulta 20 Noviembre 2018].
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velo islámico. A pesar de ser una protesta que lleva más de 40 años
en marcha, este movimiento ha ido tomando fuerza y las mujeres
iraníes han dejado de tener miedo de la autoridad que regula la
moral de las mujeres, obteniendo como resultado a casi 30 muje-
res arrestadas por el hecho de exhibirse en público con la cabeza
descubierta y el velo en una estaca.
34
Incluso mujeres con la cabeza
cubierta con un velo se unieron a la lucha por el derecho de sus
compañeras a la libre autodeterminación personal.
Por otro lado, Arabia Saudita, cuyo régimen político es una
monarquía absoluta, es el país árabe más ortodoxo respecto a la
interpretación y ejecución del Islam. Razón por la cual, el femi-
nismo pareciera ser un fenómeno totalmente ajeno y opuesto a
los valores tradicionales de la sociedad saudí. A pesar de ello, las
mujeres saudís han encontrado la manera de dar pequeños pasos
hacia una sociedad equitativa que permita mayores libertades a la
mujer, sin dejar de lado los valores tradicionales que las han forja-
do. A mediados de 2018, después de décadas, las mujeres saudís
lograron un avance histórico en su relación con la sociedad, al per-
mitírseles conducir y obtener una licencia para ello. Esta reforma
podría ser insigni cante para la mujer occidental, quien toda su
vida ha sido capaz de tomar, literalmente, el volante y dirigir su
vida, mas no para la mujer saudí.
La historia de la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD) es, en cierta medida, similar a Palestina; un territorio
ocupado por una potencia que desconoce el derecho internacio-
nal promoviendo una política anexionista que oprime a un pue-
blo y le restringe el derecho de autodeterminación, obligando a la
población autóctona a abandonar el territorio para migrar hacia
campos de refugiados en países vecinos. En este contexto encon-
tramos a Aminatu Haidar, defensora marroquí de los derechos
del pueblo saharaui.
34
Kamali, Saeed. “Tehran hijab protest: Iranian police arrest 29 women.” e g u a r -
dian, 02 de febrero de 2018. https://www.theguardian.com/world/2018/feb/02/te-
hran-hijab-protest-iranian-police-arrest-29-women. [Consulta 20 Noviembre 2018].
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Nacida en el territorio perteneciente a la RASD, pero ocupado
por Marruecos, fue expulsada y tuvo que renunciar a su nacionali-
dad marroquí. Fue encarcelada en dos ocasiones por formar parte
de los movimientos separatistas y promover la lucha política acti-
va. Mientras se encontraba privada de la libertad, Haidar inició
una huelga de hambre, a la vez que fue torturada y sufrió de tratos
crueles durante su detención. Al salir, sus acciones fueron reco-
nocidas como un mensaje de paz. Ella asegura que es “un deber
como todo saharaui luchar para que se respeten sus derechos”
35
y
recibió diversos premios que la convierten en una imagen de lucha
reconocida internacionalmente por su valentía al atravesar una se-
rie de atrocidades y violación de derechos humanos.
Siguiendo la misma línea, Palestina ha sido testigo de un sin-
número de detenciones y arrestos arbitrarios a lo largo de la histo-
ria de la ocupación. Ahed Tamimi es una joven palestina, quien,
con tan sólo 17 años de edad es imagen de la resistencia feminista
por la causa palestina. Ahed fue detenida a nales de 2017 y sen-
tenciada en marzo de 2018 a cumplir una condena privativa de la
libertad por abofetear a un elemento del ejército israelí después de
que éste disparara contra su primo con balas de goma. Acusada de
12 cargos, entre ellos incitación a la violencia, Ahed cumplió una
sentencia de 8 meses.
36
Ahed no es la primera ni la última menor de edad detenida
por el gobierno israelí,“cada año entre 500 y 700 niños palesti-
nos de Cisjordania son arrestados e interrogados por las fuerzas
israelíes, antes de ser juzgados en juicios militares”.
37
A pesar de su
corta edad y de formar parte de una generación que no conoció ni
35
Calvo, Erena. “Haidar, el ‘milagro’ saharaui”. El Mundo, 15 de noviem-
bre de 2009. http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/15/internacio-
nal/1258320816.html. [Consulta 20 Noviembre 2018].
36
BBC News Mundo. “Liberan a Ahed Tamimi, la adolescente palestina que abofe-
teó a un soldado de Israel”. 29 de julio de 2018. https://www.bbc.com/mundo/noti-
cias-internacional-44997938. [Consulta 20 Noviembre 2018].
37
Borrero, Darcy. “Ahed Tamimi, rebelde con causa”. Desinformémonos, 08 de agosto de 2018 .
https://desinformemonos.org/ahed-tamimi-rebelde-causa/?fbclid=IwAR26tg-
F8MxT8nS7ExHqFaXuhJ3Ma7E3uoXIf-ygjuPETnUoLcl8K1WO-M6k. [Con-
sulta 20 Noviembre 2018].
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la primera ni la segunda intifada, Ahed como joven reconoce la
importancia de la resistencia y la preservación de la imagen pales-
tina, estableciendo que todo palestino desde que nace, su existen-
cia misma representa una resistencia de cierta manera.
38
Los textos occidentales presentan a la mujer en Medio Orien-
te de manera insultante, sin autoridad, sin educación, oprimida,
incluso, como terrorista bajo los colores del orientalismo.
39
Al
considerar que la mujer ha jugado un rol protagónico en la lucha
por sus derechos civiles, sociales, políticos, cada grupo de mujeres
elige las luchas que mejor se acomodan a los intereses personales
y colectivos, con el n de consumar una lucha por un objetivo
que trasciende todas las fronteras y que uni ca el movimiento fe-
minista en Medio Oriente, que es el de hacer frente a la opresión
que representa Occidente como potencia ocupante de forma eco-
nómica, política, cultural e ideológica sobre los países de mayoría
árabe. De tal manera, los movimientos feministas impulsados
por mujeres árabes-musulmanas ponen en relieve que su situación
no mejorará hasta que exista un cambio general de la sociedad.
40
Refl exiones fi nales
El feminismo en Medio Oriente existe y es más parecido al femi-
nismo liberal de lo que se pudiera pensar, a pesar de existir varia-
ciones en las luchas que persigue y en los recursos disponibles que
utilizan las mujeres árabes-musulmanas para formar un verdadero
contingente femenino que resista la opresión por parte del sistema
patriarcal y de Occidente.
La causa palestina comparte elementos con el movimiento fe-
minista, siendo que éste busca la emancipación de un grupo de
personas que históricamente se ha visto vulnerado por el sistema
que las puso ahí en primer lugar. La causa palestina busca acabar
38
France 24. “Ahed Tamimi: Todo palestino resiste a la ocupación desde su naci-
miento.” 19 de septiembre de 2018. https://www.france24.com/es/20180919-entre-
vista-ahed-tamimi-palestina-israel. [Consulta 20 Noviembre 2018].
39
El-Kurd, Mohammed. Op. cit.
40
Sofía Arjonilla. Op. cit. 116.
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con el enemigo en común, independientemente del género, edad y
religión, acabando con la ocupación bajo la que el gobierno israelí
ha sometido al pueblo palestino, privándolo de los derechos hu-
manos más básicos. De la misma forma, el movimiento feminista
en Medio Oriente enfrenta a un sistema patriarcal, que no especí-
camente deriva del Islam y su interpretación, sino de la opresión
que viven los países de mayoría árabe-islámica por parte de las ins-
tituciones Occidentales.
Es así que el movimiento por la autodeterminación de pales-
tina se encuentra directamente relacionado a la lucha feminista
en Medio Oriente, aunque debido a una dinámica orientalista, la
falta de valores democráticos, como la utilización del Islam como
arma ideológica y la participación activa en la lucha contra Israel,
la cuestión palestina no puede ser observada ni rescatada por el
Movimiento Feminista Internacional, toda vez que éste se identi-
ca únicamente con luchas que afectan a una sociedad inmersa en
un contexto democrático occidental.
El Movimiento Feminista Internacional asegura ser una co-
munidad de mujeres y hombres que luchan unidos por alcanzar
una verdadera equidad de género, rompiendo el sistema patriarcal
que frena el pleno desarrollo de las mujeres desde un enfoque plu-
ral y global, pero ¿realmente cumple con la pluralidad y la globali-
dad?, parecería que el movimiento feminista en Medio Oriente ha
superado en integración y pluralidad a aquel que se autodenomina
Internacional.
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