Logos / Año LI / Número 141 / jul-dic 2023 / pp. 185-202
193
223). Ella permite transformar la experiencia cotidiana a partir de series ana-
lógicas y principios que residen más alto en la razón, y que “nos son también
naturales, de igual modo que aquellos según los cuales aprehende el enten-
dimiento la naturaleza empírica” (KU AA 05: 191, trad. p. 223). De este mo-
do, uno siente en esta capacidad de la imaginación cierta libertad respecto de
la ley de asociación, según la cual el sujeto recibe el material de la naturale-
za en la experiencia. Este material, amén de la imaginación, “puede ser ree-
laborado por nosotros con vistas a algo totalmente distinto, a saber, aquello
que supera la naturaleza” (KU AA 05: 191, trad. p. 223). A estas representacio-
nes de la imaginación Kant las llama ideas porque tienden hacia algo que ya-
ce “fuera del límite de la experiencia” (KU AA 05: 192, trad. p. 223) y porque
buscan, así, aproximarse a una presentación de los conceptos de razón —por
consiguiente, se trataría de ideas racionales—. Esto les da la apariencia de una
realidad objetiva al mismo tiempo que, en cuanto intuiciones internas, nin-
gún concepto puede serles enteramente adecuado. De este modo, cuando un
poeta propone hacer sensibles ideas racionales de seres invisibles, cuya expe-
riencia es imposible, lo hace a partir de la potencia de la imaginación. De he-
cho, cuando una representación de la imaginación de un concepto, como por
ejemplo un ser invisible, “da por sí sola ocasión de pensar tanto como nun-
ca podría ser comprehendido en un concepto determinado” (KU AA 05: 195,
trad. p. 223), entonces la imaginación pone en movimiento a la facultad de
las ideas de la razón para pensar “más de lo que en ella puede ser aprehendi-
do y puesto en claro” (KU AA 05: 195, trad. p. 223). Lo bello, en la medida que
es pensado a partir de un juicio reexionante que alcanza el fundamento de
la facultad del conocimiento —el juego libre de las facultades—, es símbolo de
las ideas de razón, puesto que la imaginación libre dispone de la potencia ne-
cesaria para remitirse a aquello que excede la experiencia posible y constitu-
ye las ideas de razón.
A las formas que no constituyen la presentación misma de un concepto dado, si-
no que sólo expresan, como representaciones laterales de la imaginación, las conse-
cuencias enlazadas a él y el parentesco suyo con otros conceptos, se las denomina
atributos (estéticos) de un objeto, cuyo concepto, como idea de la razón, no pue-
de ser presentado adecuadamente. Así, el águila de Júpiter con el rayo entre las
garras es un atributo del poderoso rey del cielo, y el pavo real, de la | espléndida
reina celestial. No representan, como los atributos lógicos, lo que hay en nuestros
conceptos de la sublimidad y majestad de la creación, sino otra cosa, que da a la
imaginación motivo para extenderse sobre una multitud de representaciones em-
parentadas, las cuales hacen pensar más de lo que se puede expresar en un concep-
to determinado mediante palabra; y dan una Idea estética, que le sirve a aquella