Logos / Año XLIX / Número 136 / ene-jun 2021 / pp. 135-158
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El ser humano es “la criatura predestinada a la realidad” (Zambrano, 2007,
p. 141; cito: M-119) porque cumple su ser a través de ella. La realidad hay que
entenderla como un lugar de encuentro en el que el ser humano se revela a sí
mismo y se conoce.
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Armar que el ser del hombre se cumple a través de la rea-
lidad, supone que éste nace de modo inacabado y que su realización se da en el
tiempo que es el ambiente de la vida humana.
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Debido a esta constitución on-
tológica precaria e indigente, como sugiere en “De la necesidad y de la esperan-
za” (M-12), el ser humano está necesitado de “ganarse el ser a través de la vida”
porque su ser está “en vía de hacerse” (Zambrano, 2007, p. 123). Si fuese de otro
modo, la educación misma no sería necesaria, “pues si el hombre naciese co-
mo los demás seres vivientes que con él comparten este planeta, siendo ya lo
que tiene que ser sin más que ir creciendo, desarrollándose por obra y gracia de
la madre naturaleza, la educación no sería ni necesaria ni posible” (Zambrano,
2007, p. 150; cito: M-128).
Hay que entender que la situación entre el ser y la realidad se expresa co-
mo esfuerzo sostenido del ser humano de real-izarse, esto es, hacerse real, pues:
“Realidad y ser se conjugan: el hombre hace ser a la realidad [...]. Y al elevar
la realidad hasta el ser, el hombre va realizando, va haciendo real, llenando de
realidad su ser y de sustancia su vida” (Zambrano, 2007, p. 153; cito: M-119). Es-
to quiere decir que, en el momento inicial de una vida humana, ese ser está de-
sustanciado y sólo gracias al tiempo puede ir ganando realidad. Pero, al mismo
tiempo, es como si la realidad no pudiera llegar a constituirse como tal, sin la
acción humana que es trascendencia y libertad. Si la vida humana está inacaba-
da, también la realidad está incompleta, incumplida y abierta.
La raíz compartida entre losofía y educación es la responsabilidad con la
realidad. A juicio de nuestra autora, la responsabilidad del ser humano con la
realidad apunta a la dimensión ética, íntimamente ligada con la capacidad hu-
mana de decidir, pensar y actuar, es decir, con la libertad. Aceptar la realidad co-
mo algo con lo que nos encontramos y que está ya ahí antes de percibirlo, eso
es la responsabilidad a la que se reere Zambrano. Aceptarla, sin embargo, es
resignación sólo en un primer momento, saber del ser humano que tiene que
tratar con “lo otro”, que le resiste y es su contravoluntad;
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mas responsabili-
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En La confesión: género literario, Zambrano escribe lo siguiente: “Y es que al encontrar la realidad
nos encontramos a nosotros mismos, entramos en ella y sin suponer nada parecido a ninguna
identicación mística, lo cierto es que cuando entramos en esa realidad descubierta nos reve-
lamos a nosotros mismos” (Revilla, 2009, 105).
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En el primer capítulo de Persona y democracia, se desarrolla a profundidad la idea de que el tiem-
po es el medio característico de la vida humana, en él acontece y se realiza, por lo que no es po-
sible concebir la acción humana fuera del tiempo (Zambrano, 1988b, 11-25).
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“Realidad es ‘la contravoluntad’ ha dicho Ortega y Gasset, es decir, lo que me circunda y resis-